El Tri debió irse
con más ventaja, pero consiguió lo justo en base a su paciencia, para elaborar
juego, para llegar arriba con trepadas de laterales y el empuje del Rafa
Márquez, que sus 35 años, se ha puesto más vigente. Todo parte desde la
posición de Herrera para generar el orden y el acompañamiento de Aguilar, sigue
en el mismo estilo de asegurar el balón, traslado con criterio y sopesar el
genio de Gio Dos Santos y el esfuerzo de Guardado, buscando el oportunismo de
Oribe Peralta.
Una lluvia torrencial azuzaba temores de que impediría el juego. Pero no se notó demasiado en el campo, demostrando su drenaje de alto nivel, que ayudó a los jugadores, pues el aguacero fue inclemente. El empate injusto a cero se estaba haciendo posible, hasta la jugada conjunta que dejó a Dos Santos cara a cara con el portero, su remate mordido lo tomó Oribe Peralta, definiendo un partido en el tramo final, cuando debió haberlo hecho mucho antes, de no ser por los errores arbitrales, que empezaban a dejar dudas y a mascullar entre dientes, el partido de Brasil y su discutido arbitraje.
Mexico se llevó
los tres puntos de manera justa, dejo en el verde la sensación que puede
crecer, aunque no estuvo fino en la definición. Digamos que esta vez al taco le
faltó picante, aunque la enchilada dejo satisfechos con el resultado, pero no
vale confiarse demasiado, el rival aparte de los esporádicos repuntes de Eto’o,
fue una sencilla torta de jamón, que más que calmar el hambre, fue un engaño
para el estómago.