Argentina pide la mano de D10s

Era el mediodía y el Diego salía de la ducha, el celular de última generación timbró y al otro lado una voz le decía que hablaba con Grondona, el astro muy pícaro para estas cosas, de inmediato pensó, deben ser los boludos de Tinelli que me quieren cargar, y poniéndose en posición de “canchero” le aplicó la respuesta inmediata:

-Vamos chicos, díganme donde está la camarita- y se echó a reir
-No es ninguna cámara Diego, soy Julio Grondona y tengo una buena noticia para vos-
-¿En serio?... vamos dale Julio y decime de que se trata-
-Bueno a partir de este momento sos el nuevo entrenador de la Selección Argentina, estarás con Bilardo, si te podés venir mas tarde a Puerto Madero para conversarlo y hacerlo oficial-
-La que lo parió!!!- Vociferó el D10s dejando caer la toalla y el celular al piso, pegando un grito con el puño cerrado, como cuando anotaba uno de sus gloriosos goles.

Han pasado 11 largos años desde aquel 25 de Octubre del 97, cuando en un clásico contra River, el D10s del fútbol junto a Ñol Solano en el equipo, jugó su último partido a nivel profesional y decidió allí mismo colgar los botines de la manera más irreverente y muy propio a su estilo. Hoy regresa a la cancha, esta vez para ser la cabeza del cuerpo técnico que dirigirá a la selección argentina, pero más allá de estar en capacidad de hacerlo bien, el D10s cumple un sueño, le brinda un cachito de favor, la coyuntura futbolística de su país, el apasionamiento de un pueblo que respira fútbol por sus poros y que lo tiene como un tótem, al que idolatran y perdonan todo. Pesa también el hecho, de que un equipo con tantos nombres de nivel superlativo, mas que un entrenador consagrado, de pronto hoy esté urgido, de un baño interno de motivación y compromiso.

“Hay que volver a lo de siempre, a querer la camiseta, a hacerles entender a los jugadores que la camiseta se transpira, que eso es lo más importante, que no se puede cambiar dinero por gloria, eso lo entienden y hay que recalcarlo, entrenarlo y recordarlo cada mañana”

Ha sido el primer mensaje del D10s y tiene sentido, porque últimamente se hace más visible que los jugadores importantes, suelen actuar de manera superlativa en sus clubes y declinar cuando se enfundan la camiseta de su país y en ello tiene mucho que ver el vil dinero, que corrompe conciencias y valores. Quien sabe y aquel argumento del nacionalismo y el amor a la patria de los futbolistas, se vayan esfumando cada día, conforme van aumentando sus cuentas bancarias.

Por un instante visualizo el primer partido oficial el D10s dirigiendo a la selección Argentina, cuando el “Pelusa” ingrese al camarín los rostros de Riquelme, Tevez, Messi, Agüero, serán distintos, en lugar de darle la mano, lo van aplaudir. Ni que pensar cuando el equipo salga a la cancha, el Monumental abarrotado de punta a punta, donde no cabe un alma, desatará el grito desaforado y religioso ante su ídolo máximo, cuando todas las gargantas desencadenen el MARADOOOO... MARADOOOO.......MARADOOOO... de seguro que el equipo se sentirá respaldado, que el ánimo de la gente será distinto y que hasta el rival se sentirá opacado. Y es que aunque a veces suene desatinado, solo el D10s puede generar esta parafernalia insensata en un pueblo argentino, 100% futbolero y que hoy mas que nunca requiere un nuevo aire.

Algunos dirán que es una bufonada y quien realmente va a dirigir es Bilardo y el D10s solo va a poner la cara, y puede ser cierto, me hubiera gustado Bianchi como uno y al D10s de motivador, pero conociendo como es el Diego, eso era difícil que aceptara. Lo que sí es seguro y como siempre sucede en el fútbol, si el equipo camina y gana, Maradona tendrá mas halagos a su haber y aparecerán muchos que se subirán al bus del oportunismo, pero si tampoco sirve la motivación, será un fracaso mas del D10s, en su intrascendente carrera de DT, una raya mas al tigre, para quien fue el mejor del mundo dentro de la cancha y que hoy se lanza a una aventura difícil fuera de ella.

Justo cuando se apresta a cumplir 48 años y pronto a ser abuelo, Argentina le ha pedido una mano al D10s, para que revierta su presente, quizás para quien ya le ha visto la cara a la muerte, y se acerca a la media vida, esto solo sea un partido mas, puede que logre ganarlo o el destino escribirá, que a un día de su cumpleaños, volvió a morir un poco en el intento.

Que la paz sea con el mundial

Somos los últimos y era de esperarse. Aquellas ráfagas de ilusión que estuvieron matizadas con una capa delgada de actitud diferente en la fecha pasada, hoy solo resultan falaces respuestas a una realidad que duele pero se hace más cierta. Como cierta se va haciendo la profecía, que ir al mundial, para los peruanos, ya es una cruel y odiosa utopía.

Allá arriba, en La Paz, donde el aire es escaso, este equipo peruano necesitado de un soplo milagroso, se encontró con la sorpresa de encontrar su balón de oxígeno con un agujero que le empezó hacer perder aire demasiado pronto. El orgullo y la sangre en el ojo no explotaban aún cuando el segundo testarazo de Botero aniquilaba las fuerzas por completo y si faltaba el aire en esos instantes, este gol estaba terminando por ahogar las pretensiones de este grupo, que se fue cargado a Bolivia con demasiadas mochilas de responsabilidades asumidas por su misma gente, que olvidando un presente ineludible, se hizo de pancartas y alegorías ufanas, propias de nuestra mala costumbre de construirnos castillos en el aire.

Chemo hablaba de agruparse atrás y manejar la situación con perfil de humildad, esto parecería lo ideal, pero por lo visto ante Bolivia, seguimos igual, cada vez que vamos de visita, nos vacunan demasiado temprano, cuando el orden va tomando forma y los jugadores empiezan a tomar posiciones, el marcador ya tiene un dígito en contra y desde allí los planes y los deseos se convierten en ansias y estos a su vez devienen en apresuramiento y por consiguiente la angustia termina por propiciar los errores, que tienen consecuencia fatal.

No podemos asumirle la derrota a nombres que estuvieron o faltaron, la fatalidad de perder hombres en el camino se está haciendo moneda corriente y en ese ínterin, mas por necesidad que por capacidad, se sueltan al ruedo, jugadores que no tienen el kilometraje a nivel de selección que les brinde la capacidad de plantarse con personalidad en situaciones difíciles. Para este partido Zambrano y Chavez (por ejemlo) era su primera vez en la altura. A 3,600 mts, hay que saber correr lo necesario y la administración de energías es una valiosa arma, pero ésta se obtiene con muchos partidos de elite que brindan ese plus llamado experiencia.

No es hora de ponerse mas tristes de lo que ya estábamos, quizás resulte duro para los que aferrados a la nostalgia de la épica carrera del “Loco” Vargas, se hicieron la idea de que ir a La Paz, era un periplo simple y que todo era cuestión de actitud. De esto último quizás no existan quejas mayores, pero lo que se viene es mucho mas duro, Paraguay, luego Brasil de visita, con los antecedentes que llevamos a cuestas, podríamos asegurar que en casa ajena solo nos atrevemos a tocar el timbre, porque nos tiemblan las piernas, cuando el dueño de casa nos hace pasar a la sala.

La buena estrella blanquiazul

Quien lo diría, este Alianza hace unas semanas, era un enfermo con diagnóstico de pronóstico reservado. Se mantenía con vida, gracias al respirador de su esperanza y la fe de su gente que seguía saltando en el ‘comando sur’. El Dr. Richard Paez, para salvarle la vida, decidió inyectarle directo a la vena, una gran dosis de actitud, compromiso y trabajo, que fueron haciendo efecto, conforme crecían sus deseos de recuperarse. Hoy aparece renovado y jovial, aferrado a sus ansias de vivir entre alegrías y festejos. Ya no tiene esa mirada perdida en la incertidumbre, ni ese rostro apesadumbrado que conjugaba su crisis mental de no tener un horizonte y que se estaba dejando ganar por el cáncer de la mediocridad.

Hoy este Alianza es diferente, el punto de quiebre, se inició con esa buena racha, que contagió a los peruanos de un espíritu diferente para manejar la adversidad, de crecerse ante la dificultad y asumir con entereza las pruebas que el fútbol suele poner en juego a sus protagonistas, para que puedan demostrar de que están hechos.

El fútbol de hoy maneja nuevos códigos y uno de ellos, quizás el mas importante es la actitud. El equipo de Paez ha llegado a entender que debe entrar al campo y asumir el control del balón con decisión, sea de local o de visita, quizás allí parte el principio de ese nuevo estilo blanquiazul, de ir al frente con el vértigo de sus laterales, la fuerza y la técnica de sus volantes y la agresividad de sus atacantes. El dominio inicial de Alianza sorprendió a Cristal, lo hamaqueó de su parsimonia, lo sacó de sitio y provocaron errores de la defensa rimense que facilitaron los goles de Sidney Faiffer y Wilmer Aguirre. El descuento de Cristal llegó cuando el telón del primer acto estaba cerrando una actuación pareja de Alianza y una tardía reacción celeste.

Si bien es cierto la figura de Johnnier Montaño destacó por su fuerza y la habilidad e inteligencia para crear peligro continuo. Fue nuevamente el “zorrito” Aguirre el que marcó diferencias y fue la pesadilla para la zaga rimense, marcando el desequilibrio con su velocidad endiablada y esta vez nuevamente haciéndose presente en el marcador, aunque con una manita de fortuna. Cuando se tenía que asegurar el partido, le puso su cuota de sacrificio que el ‘comando su’r valoró con una salva de aplausos al final del partido. Gratificante resulta como el juvenil Aldo Corzo se va consolidando, nuevamente demostró su empuje y ese talante que lo hace diferente, ojalá que siga ese camino ascendente, porque la selección necesita sangre joven por esa banda y sobre todo con ese conchudo actuar, que se hace tan necesario para partidos transcendentes.

Este Alianza hoy camina con paso seguro, en menos de un mes, se ha tumbado a los más difíciles escollos que podía tener en su camino y ello ha levantado su optimismo, le ha cargado las baterías a su ilusión y ha empezado a pensar en grande. Este Alianza que empezó a resurgir de entre los escombros, hoy tiene traje nuevo y cercano al mes de los milagros, se alista para ir a la iglesia y agradecer por este presente que lo ha dejado honorable y ya le presentó sus credenciales a los que estuvieron lejos de sus ojos para que lo tengan en cuenta, cuando se trate de pelear un lugar entre los elegidos.

El hincha de pecho blanquiazul, hoy tiene marcada su sonrisa y no es para menos, pero ruega en silencio que esta buena estrella siga alumbrando su camino, tanta desazón le ha agujereado el alma, pero aún tiene entero el corazón, aquel que resistió los momentos amargos, con entereza y que guarda un lugar abierto para el festejo y la alegría.

La vuelta en U de Alianza

Ahora que las aguas están mas calmas, se puede discernir con el pensamiento aquello que era imposible, debido a la efervescencia que había dejado nuestra bicolor contra Argentina y que cargó mas de la cuenta, los ánimos para el clásico mas esperado del año. Ese que enfrentaba al cómodo Universitario, sentado en platea y a la espera de alcanzar el boleto que lo embarque al tren de la fama y a un Alianza, cargado de urgencias, con la pinta de enfermo en proceso de recuperación, pero entero para visitar al compadre, ese que entre dientes le puede apretar la mano como saludo, pero que si por el fuera, hace rato le hubiera quitado el respirador para que se ahogue en segunda.

Si algo superlativo tiene el fútbol peruano, son sus hinchas. Pueden estar vapuleados o en la cola del furgón, pero cuando le toca vestirse de efervescencia, sacude sus miedos y llena la tribuna de gargantas y hace del fútbol un festejo, un baile desenfrenado que contagia los corazones de todo un pueblo, hambriento de triunfos y algarabías, que a punta de emociones intenta remendar algo su gastado traje de conformismo barato. Ese hincha que lleva dibujado un color de camiseta distinta en el alma, pero que esta vez reventó el Monumental, para vibrar en cada segundo, en una oda de pasión desenfrenada.

Hoy mas que nunca suena fuerte aquello de que la revancha es un plato que se digiere mejor estando frió. Alianza llegaba magullado en el orgullo, pero con los ojos llenos de desquite y apelando quebrar el maleficio que marcaba a este vehículo llamado sentimiento y evitar se siga desbarrancando. Su conductor apelaba a seguir el carril de la disciplina y el trabajo serio, era entonces la hora de decidirse a ser osados en terreno fangoso y hartamente peligroso, era la hora de asumir una decisión extrema y dar la vuelta en U, para salvarse del abismo o dejarse morir con los ojos abiertos.

Si algo tiene Páez es que es un hombre de convicciones. Sin importarle lo que diga el DNI, se la jugó entero por el debut de Jackson Reyes y apostar de nuevo por Aldo Corzo, si resaltamos de nuestra selección, el talante de los jóvenes, esta vez tampoco defraudaron y nuestro fútbol le regala una sonrisa a este presente de caras nuevas. Páez, brindó su mejor orgullo: Ricardo David, su hijo que hizo su mejor partido desde la llegada y contagió a un Montaño que apareció solo en ráfagas pero substanciales. Mientras que en tienda crema, solo Candelo estaba vestido para la fiesta y apuró sus mejores artes de danzante, pero otra vez quedó desamparado ante la inoperancia de Neyra y la insuficiencia de Hurtado, que encontró en Diego Martinez una puerta sellada a sus deseos.

En esta lucha de estilos diferentes de sentir el fútbol, Alianza mas allá de haber ganado los tres puntos, ha recompuesto el espíritu, ha sanado una herida abierta que se estaba empezando a convertir en tumor canceroso, uno muy serio que lo podía matar lentamente. El peligro ha pasado por el momento, ha ganado un partido importante, nada menos que a su compadre, en su casa, con su gente, en una morada forastera y de paso le ha servido para acercarse a ese anhelado sétimo puesto, que es su ambición más cercana.

También ganó el hincha. El crema y el blanquiazul, que olvidándose de la violencia, cambió las piedras y los palos, por globos y cánticos eternos, para hacer sentir su más escondido sentimiento por sus colores. Un final justo y un ganador merecido, que más podemos pedirle al fútbol.

Un toque de locura para la tranquilidad

La gente apura el paso para llegar al estadio y sus rostros van cambiando conforme se acercan a su ubicación. Me he despedido de mi amigo argentino en la puerta y cada uno ha ido a buscar su asiento, no lo noté tan presuntuoso como otras veces. Las olas van creando el ambiente y a mi costado ha llegado el “Chorri” Palacios, que recibe el saludo cariñoso de los hinchas. Los equipos ya están en la cancha y mis amigos acompañantes, me dicen que al otro lado nuestro, están los padres de Johan Fano, se les ve sonrientes. Delante de nosotros están un grupo de argentinos que soportan la chacota de los hinchas. Ya no hay mas tiempo de saludar a tantos amigos del fútbol, es la hora de concentrarse y hacer fuerza. El pitazo inicial da comienzo a la fiesta.


Para ganarle a Argentina, mas allá de apostar por el factor individual, era necesario, poner mucha fibra, ser solidarios, y sumar voluntades como equipo. Esa actitud, tan reclamada, estuvo presente desde el vamos y vaya que si. En la ausencia de jerarquía en ofensiva, el morder los tobillos y soplarle en la oreja al rival, no era una debilidad, sino una necesidad. La premisa estaba centrada en cortar el circuito creativo albiceleste y había que sudar mas de la cuenta. Desde allí, se vio un partido parejo.

Dicen que la necesidad, crea riesgo y ello deviene en responsabilidad y madurez. Este Perú de rostros ausentes y de cara lavada, apostaba por jugadores sin cartel pero comprometidos en la entrega. Ahora libre de sus figuras de andar irresponsable, se paraba en la cancha, mirando de frente a los ojos del rival y desdeñándole sus pergaminos. Quien sabe si jugaban los sancionados, la oportunidad de Zambrano o Chavez hubiera demorado mas de la cuenta. Bendita hora entonces porque el defensor fue la figura descollante, jugando para 8 puntos y el atacante no desentonó ni arrugó nunca. Si muchos temían en lo que pudieran hacer Messi, Riquelme o el “Kun” Agüero, estos chicos al igual que Vargas, Torres y el “Cholo” Fano, se robaron el corazón del hincha.

Al final del primer tiempo, el “Chorri” sonríe y nos contesta el saludo, está tranquilo como ésta gente, que espera un segundo tiempo con la misma entrega. Los padres de Fano, frotan sus manos, cuando el pitazo nos devuelve a nuestros asientos. En esta hora hay otro vértigo y la disposición es diferente. Empiezan por asomar las figuras argentinas, Gago se pone el overol y atrás el “Pupi” Zanetti demuestra que es como el vino –tremendo jugador- mas bueno cuando mas añejo. Messi insinúa sus arranques endemoniados, pero siempre hay una pierna blanquiroja que somete sus arrebatos. Las dudas nos asaltan, cuando el “Chemo” arriesga en la apuesta por ganar la banda y manda a Salas, para subir a Vargas para generar riesgo. Al “loco” le viene mejor cuando arranca desde atrás y se complica cuando intenta hacer de enganche.

El partido se está extinguiendo y la gente, no siente reproches por el resultado. Pero el riesgo es un arma de doble filo. Riquelme abre para Gago y éste le gana la posición a Salas, saca un remate buscapié y Cambiasso nos deja a todos mudos. Los argentinos que están delante nuestro, se abrazan entre si y en sus ojos hay una mirada cómplice, por sentir que le están hurtando la suerte a la justicia. Es un cachetazo cruel, que en el final de un excelente partido, nos está dejando con un sabor amargo en la boca y un trago de impotencia, difícil de pasar. Aunque seguimos alentando, algunos se van refunfuñando su mala suerte. Miro al “Chorri” cuando abandona el estadio, resignado a que la suerte está echada o quizás para evitar el tumulto de la gente en la salida.

Pero esta historia no podía ser tan injusta. No para este equipo peruano que intenta reconciliar la ilusión con su gente, con su pueblo. Debía aparecer un héroe, alguien que marque el camino y saque sus poderes en el nombre de la grandeza, aunque esto sonara a chifladura. Y es que los sueños mas inverosímiles, tienen un toque de locura. El “Loco” Juan Vargas, recupera un balón en defensa y desde allí crea la jugada. Recibe el encargo y arremete como un gladiador entre camisetas albicelestes, cruza la media cancha frente a nuestros ojos, Bataglia lo sigue en la pelea cuerpo a cuerpo, el “loco” a punta de una potencia descomunal, ha metido la doble tracción y el argentino ha quedado relegado, llega al fondo y saca el sablazo al corazón del área donde el “Cholo” Fano lanza su humanidad y hace explotar los corazones de todo un pueblo, en un grito eufórico como nunca antes se había escuchado y que estaba guardado muy adentro del alma.

El partido ha terminado y abajo en la cancha, todos están abrazados. Al costado los padres de Fano, secan sus lágrimas por la emoción y los amigos del “Chorri” comentan que vio el gol pero en la puerta de salida. Mi garganta está destrozada y de seguro van a pasar unos días para recuperar el habla normal. Acompañando a esta multitud de rostros felices, que abandona este monumental que apaga sus luces, uno piensa que este resultado no es para emocionarse tanto, pero si para disfrutarlo, no tanto por el marcador sino por la forma como se ha logrado, con esa actitud y entrega qua ha contagiado a todos los peruanos.

Mi amigo argentino, me abraza en la puerta y me dice muy apasionado

-Che, pero que pedazo de jugador es ese Varguitas eh?-
-Espectacular el “loquito- Le digo y sonríe cuando escucha mi voz aguardentosa
-Que pasó papá?... como habrás gritado ese gol no?
-Claro que si hermano- le respondo
-Ha sido el gol que nos ha regalado la justicia, por lo que pusieron los jugadores y esta gente, Ha sido el gol de la tranquilidad que necesitábamos todos los peruanos.

Un brindis oportuno con vino tinto

En estas horas de necesidades anímicas, el hincha, el que siempre alistaba sus ganas y olvidaba sus ingratos tormentos, el que llenaba la tribuna para desgañitarse sin esperar recompensas, no tenía muchas ganas de asistir a la fiesta. Tenía la ropa tendida en la cama, pero dudaba mucho de que su cuerpo lo lleve donde su corazón y su mente no tenían sintonía. Eran esos momentos en que las dudas, eran mas grandes que los deseos y la intranquilidad manejaba de manera cruel su estado de ánimo.

Pero ese ambiente hostil y cargado de incertidumbre, no amilanó a esos pocos hinchas, que fueron llegando en sus autos último modelo, con la calefacción prendida o los que arribaron a pie y haciendo escala en los paraderos de la indigencia. A la hora del inicio de esta fiesta, la concurrencia era escasa y variopinta, empezaban a calentar sus manos, ante el frío y el aire humedecido que envolvía sus nervios. Ni aún cuando la música empezó a sonar marcó algún entusiasmo, había un rasgo de temor confeso en la tribuna y allá abajo se veía un equipo de rostros desconocidos, que apuraba las manecillas del reloj de la impaciencia, para empezar a romper esta indiferencia que se confundía con la casi imperceptible llovizna de este crudo invierno limeño.

Cuando iniciamos la eliminatoria, nos jactábamos de contar con delanteros de jerarquía y jugadores de primer nivel en europa, quizás para un estrato social diferente, ello debió ser en la práctica nuestra mejor arma. Pero la realidad nos dio el cachetazo infeliz de ver transformar sus mentalidades y entonces el orgullo nacional o el amor a la camiseta se volvieron simples quimeras que desencadenaron en este presente desabrido. El equipo ayer fue diferente, no se pareció a ninguno de los anteriores presentados por el Chemo, con un Rainer Torres de notable desempeño y Paolo de la Haza, como barrera en la contención, por fin se vio la recuperación del balón que era ajeno a nuestra selección. A falta de delanteros de cartel, Johan Fano y Piero Alva fueron un dechado de ganas y empeño, con un trajinar generoso que incluyó a un novel Chavez, que aunque no encontraba por momentos su ubicación, dejó abierta la puerta de las expectativas a su crecimiento.

Venezuela vino demasiada cargada de emblemas prestados, fue atrevida para mirar con lástima ajena a los nuestros, pero respetando demasiado a la historia, terminó siendo lo que siempre fueron, solo un equipo de mucha entrega y nobleza en su juego. Por ello Perú generó innumerables ocasiones de cara al gol, el buen pie de Solano funcionó hasta donde alcanzó el combustible, pero fue el desborde por las bandas, una constante de Piero Alva y que a la larga se viera recompensado en una actuación relevante. Minuto 38 y en un momento clave, una jugada llena de picardía en la que participa el recogebolas, entrega el balón rápido a Prado para cobrar el lateral, el “Zorrito” encara a Rey, aguanta la marca llanera y la clava arriba ante la salida del portero, en un gol de buena factura, que hizo explosionar las gargantas dormidas de estos pocos hinchas que ya estaban impacientando sus temores.

En general el equipo metió todo el partido y se vio otra actitud, en el fondo valiosa labor de Zambrano, aunque mostrando novatos errores en la marca, acompaño bien a Rodríguez que ya quedó fuera del próximo partido. Pero si hay alguien que es el emblema de este equipo se llama: Juan Vargas, el “loco” es el referente distinto, con un físico impresionante, Europa lo ha devuelto maduro, aprendió a leer los partidos y desde allí medir las revoluciones para manejar los tiempos, fue prolijo en las subidas y determinante en la marca. Su accionar contagia de fervor al resto y es el soporte de la banda izquierda. Lamentablemente, seguimos adoleciendo de un marcador derecho de similares características, para darle categoría al fondo y crear el vértigo en las subidas.

El marcador pudo ser mas amplio, igual hubiera servido para lograr renovar el espíritu deteriorado, es un triunfo que levanta los ánimos pero resulta muy poco aún para sentirnos tranquilos. Esa misma gente que salió sonriente de Ate, que fue fiel en los momentos aciagos, tiene otra disposición de cara al partido contra Argentina, aunque es conciente que será una historia diferente, de mucha más exigencia y que puede magullar su ilusión, en el fondo esperaba un buen resultado para comprar su boleto y subirse al tren del optimismo, consecuencia de una forma de sentir el fútbol, que tiene el hincha peruano, cada vez que salta a la cancha el equipo de todos.

La asfixiante presión Guaraní

El empate ha dejado en el marcador una igualdad de puntos, pero dentro de este Monumental cargado de efervescencia, hay un olor medio extraño de tranquilidad. Y es que se le hizo demasiado complicado a Argentina, salir a jugarse un partido que se sabía sería muy trabado, friccionado y cargado de una presión ajena de su propia gente, que exigía un resultado a sus figuras, con demasiados pergaminos encima, pero que en la cancha estuvieron a punto de morir ahogados por la asfixiante presión guaraní

Este Paraguay es quizás, de los mejores exponentes del fútbol total en Sudamérica, con una defensa sólida y un contraataque que hace daño, realiza un pressing intenso, total de toda la cancha, que desespera las voluntades del rival, buscando que se atragante con su propio aliento. Se parece a esos males cancerígenos que empiezan a distribuir sus microbios por el cuerpo y van primero, minando las piernas, para hacer débiles los órganos vitales, hasta dejarlo totalmente indefenso. Es de esos equipos que muestran un físico privilegiado, que no dejan espacios libres y le respiran la nuca al rival los 90 minutos de juego.

En ningún cálculo estaba que en la primera jugada a fondo paraguaya, Nelson Haedo Valdéz, obligue a Gabriel Heinze, a que lo toque la fatalidad y sin quererlo siquiera, haga cómplice al “Pato” Abbondanzieri, con un autogol que dejaba perpleja la tribuna, ponía adelante a los guaraníes en el marcador y excluía del partido al portero ante una seria lesión. Después vino la intranquilidad, el deseo de revertir todo a cualquier precio, ello contagia a Tévez, que en una jugada dividida se gana la roja y acrecienta mucho mas las dudas que ya estaban regadas en toda la cancha. De allí para adelante se vio el mismo panorama, Messí, Riquelme y el debutante Di María presionados, Argentina sin encontrar el camino y un Paraguay como dueño absoluto del lugar.

Para el segundo se vino el “Kun” Agüero, ganando en agresividad, pero con un hombre menos, el marcador en contra y camisetas albirrojas por toda la cancha que no paraban de correr y morder, era difícil. Había que frotar la lámpara. Tuvo que aparecer el genio: Lionel Messí, el distinto, el único que podia zafarse de esta marca asfixiante. Toma el balón la pega a su botin izquierdo para eludir rivales, cede en cortada al “Kun” Agüero que doblega la muralla Paraguaya. Una tremenda jugada individual y que era la única forma de encontrar esa igualdad que pudo cambiar la historia en cualquier momento y para cualquier bando, pero que al final, ha dejado a un Paraguay tranquilo de su trabajo consistente y prolijo, pero a una Argentina con demasiada sangre en el ojo.

Basile justifica la igualdad, asumiendo que salvaron un partido conflictivo, que les pasó de todo y que les queda resto para revertirlo en el próximo partido contra nuestra bicolor, no contará con Tévez, pero tiene una baraja muy favorable. De seguro que los albicelestes vendrán a lavarse la cara a Lima. Pedir que nuestra selección haga la misma presentación que la Parguaya, está tan distante de la realidad y quizás lo único que nos asemeje a ellos sean los colores de la camiseta. Aunque esto es fútbol, señores y cualquier cosa puede pasar.

Un rezo en el nombre del fútbol

Suenan las campanas llamando a la misa, la gente de a pocos se va arremolinando para hacer grupo y buscar sus asientos en la capilla. En el camino la charla se hace antagónica, unos quieren aferrarse al deseo insensato, que a pesar de todo, nos queda resto para afrontar estas eliminatorias tan ingratas; Otros quieren echar todo al bolso del olvido y sentarse en la vereda del espectador de triunfos ajenos; Mientras, unos cuantos, son mas metódicos y asumen que podremos ganar o perder, pero que mas importante será la actitud que asuman todos en la cancha y fuera de ella. Todos al cruzar la puerta del templo han quedado en silencio, fijando la mirada al púlpito, disimulan sus expresiones, porque ha empezado la ceremonia cristiana.

Perú, se juega la chance, primero contra Venezuela y luego contra Argentina, con un equipo remendado, a falta de figuras estelares, con castigos, dizque ejemplares, cuando en la práctica, solo resultan antifaces para ocultar a los verdaderos culpables. El “Loco” Vargas, que ha quedado como mayor referente, ha marcado con fastidio, que se sienten solos y jugarán contra Venezuela, pero también contra la gente y los periodistas. Siente que todos esperan que Perú pierda para avasallarlos, pero subraya, que la única forma de callar a todos es ganando a Venezuela. Con esto nos refleja su actitud en la previa, pero nos deja dudas respecto a los demás, que solo se quejan del hincha y su apatía ante esta convocatoria. Será una tarea harto complicada contagiar al resto y de cara al primer partido, logren asumir una actitud que muestre un Perú distinto.

Los Venezolanos están en Lima y lo primero que declaran, es que vienen por los tres puntos, no pasa por su cabeza perder, de pronto lo consigan y no será precisamente una mera casualidad. Esto no pasaba años atrás, en que veíamos a los ‘venecos’ como conejillo de indias o el comodín para acumular puntos. Pero aunque nos duela, hoy esa cenicienta del fútbol sudamericano es una realidad distinta y cruda para nosotros, una señal que todos avanzaron y nosotros nos quedamos estancados en el fango hediondo de nuestros problemas, dejando que los ineptos hambrientos de poder, sigan sentados en sus tronos, saboreando placeres y abundancias, a costa de los hinchas que a pesar de todo y en el nombre del fútbol, seguimos rebuscando en los bolsillos, alguna moneda que sin desearlo, sigue alimentando sus angurrientos deseos.

En esta coyuntura dividida de encontronazos emocionales, cabe ponerse a meditar y mucho, en lo pobre que se encuentra nuestra autoestima futbolística. Estas fechas eliminatorias, vienen justas, para resarcir un presente o echar a rodar la misma bola de nieve que nos dejan los continuos fracasos: Llegar a los mismos diagnósticos y seguir en el mismo hoyo. Nos viene justo el balón de las circunstancias, es nuestra casa y es aquí donde realmente se verá de que madera estamos hechos, muchas veces, cuando peor estuvimos, las cosas salieron favorables, será pues una ocasión, para que aquellos que despotricaron contra los sancionados y pidieron renovación, se sienten en la grada y aprieten los dientes para que sus deseos se cumplan. Será también la oportunidad de sacarnos la venda de los ojos y asumir de una vez por todas, nuestra endeble realidad o cambiar la historia por completo, aunque se sientan arcadas de tan solo pensarlo.

Después vendrá Argentina, pero esa es otra historia. Viene con una constelación de figuras relevantes, flamantes campeones olímpicos, que siempre salieron airosos visitando Lima. En el fondo, quizás resulte mas cuerdo o realista si se quiere, mirar con incertidumbre ese encuentro asumiendo que somos un equipo liviano y frágil, aunque todo puede pasar en el fútbol. Por ello, en aquel banco de la iglesia, rezaré en silencio para pedir una ayuda divina, para lograr lo que resulta imposible, pero es nuestro máximo deseo. Al salir de la iglesia, algunos comentan que los hinchas irán al monumental, para alentar a la bicolor, es verdad, pero muchos ocultarán asolapadamente, ese travieso deseo de mirar a Messi, Riquelme, Tevez y al “Kun” Agüero en vivo y en directo. Confieso que dentro de ellos estoy incluido y en el nombre del buen fútbol, la verdad que no me arrepiento.

El baile es en el piso de abajo

Después de haber hecho una pausa involuntaria, retornamos a escribir en el blog. Agradezco de verdad, a esas llamadas preocupadas que echaban de menos nuestros pensamientos futboleros y que han seguido los posteos con singular avidez.

Nos metemos a la cancha, nos encontrarnos con este clausura, que ya va definiendo sus principales protagonistas. Con la San Martín y Cristal encaramados en el lugar de privilegio, en esa cima donde solo persisten, los que quieren encumbrarse en la gloria. Con un Boys que aporrea la voluntad de sus atribulados hinchas, que cada día ven mas cerca, el trágico deceso de su equipo, que agoniza, abrazado a la intransigente necesidad de vivir entre torpezas dirigenciales y el ardor de su gente que le da fuerzas para no cerrar los ojos.

Aún falta jugarse mucho en este clausura, si nada cambia como hasta ahora, el próximo monarca, podría visualizarse entre San Martin, Cristal y quien sabe Cienciano. La “U” se parece al galán que conquistó a la chica mas linda del barrio y ha perdido el interés de hablar de matrimonio, como que se siente muy seguro de su amor y eso lo tranquiliza. Mientras “Kukin” anda resurgiendo en las alturas con el Ancash, el “torito” Meza Cuadra repunta al Galvez. Pero esto es fútbol y todavía peruano, por ello tan impredecible como gitano, con mucha mas razón, nos invita a consolidar la idea que nada está dicho y hoy, solo estemos haciendo meras especulaciones.

Es preocupante y enfermizo lo de Alianza, con un plantel apreciable, una prédica salomónica de su estratega, no encuentra la salida para llegar, a la puerta que conduce al piso de arriba, donde están los mejores, donde está la sala principal, donde la música que se toca, invita al baile generoso. No se siente a gusto en el piso de abajo, donde solo se habla de infelicidades y se comparten las angustias. No es merecedor de su realidad, pero la vive y le cuesta en demasía revertirla. Hoy ya no sale a jugar con alegría, para divertir a su pueblo, hoy sale a la cancha, prendido a un rezo, que se hace obsesión y que castiga sus arrebatos con alevosa continuidad. Sufre el hincha blanquiazul en la tribuna y no resigna su presente, en la cancha, no hay fútbol solo es un baile apagado y taciturno.

Esta paralización obligada por las eliminatorias, dejará que cada equipo se recueste a pensar en su futuro, a recargar las ganas de meterse al baile. Esta última fecha, ha demostrado, que al margen que los del piso de arriba, tengan una batalla individual para demostrar quien hace mejores piruetas en la pista, el verdadero baile, el de los sueños imposibles, el de la resistencia a no desmayar, se va a realizar en el piso de abajo, allí donde se quedarán los que no encuentren oído a la música y saldrán airosos los que empiecen a danzar un poco con la ilusión y también con su capacidad personal y de grupo aplicado.



Una lágrima crema que derramó el vaso

Debemos empezar diciendo lo mismo con lo que terminamos el artículo anterior. Una cosa es nuestro torneo doméstico, ese que resulta tan paupérrimo y al mismo tiempo nos llena los bolsillos de ilusiones efímeras y cansadas, pero otra es la justa internacional, allí donde más que un escudo de club tatuado al pecho, se tiene que levar la categoría para marcar la talla y hacerse grande representando a su patria. Y es que resulta película conocida, ese estreno de nuestros equipos peruanos en torneos internacionales, siempre la misma historia, eliminados en el primer round con golpe directo a las ilusiones maltrechas.

Universitario, ha terminado de empacar en Quito la maleta de las esperanzas rotas y regresa con el mismo rostro desencajado con el que partió de Lima. El rival ya había mostrado en el partido de vuelta que solo era de esos equipos sin argumentos consistentes de estructura y se esperaba que de local salga como una tromba a despedazar a este equipo crema que salió ultradefensivo. Pero el partido no demostró ello, por el contrario se vio a un Deportivo Quito que jugó a cerrar las brechas que mostró en Lima y fue, eso si, un cuadro sólido en defensa. Sus laterales Corozo y Nazareno volvieron a ganar los laterales y fue donde se empezaron a generar el poder ofensivo que fue dejando el balón en campo crema.

Con Candelo sin encontrar socios, la “U” solo quedó a merced de lo que pueda generar Hurtado y un “malingas” Jimenez que por enésima ves pone sobre el tapete su endeble razón para estar desde el arranque. Mientras Donoso y sobre todo el conocido Saritama por el lado ecuatoriano fueron creciendo en cada minuto, era de esperarse entonces que los goles furan cayendo en saco crema, primero por una tontera para el penal de Araujo y después el “gato” Fernandez que se devoró un tiro libre que se le coló para decretar un 2-0 que hacía más difícil remar contra corriente.

Después a la “U” solo le quedaron ansias y mucho ímpetu, pero que lejanos aquellos días cuando, se ufanaba de ser un equipo copero y que remontaba los resultados cuan más difíciles, esta vez solo un autogol en el epílogo, creo esa extraña como taciturna sensación, pero sin ningún argumento concreto solo era una cuestión de apelar a la diosa fortuna. Alli quedaron los pensamientos y se apagaron con el pitazo final que cerró la persiana a otra decepcionante participación peruana.

Ahora de regreso, Careca va a tener que hilar fino, el torneo doméstico no sonríe la tienda crema, tiene que resolver primero sus asuntos con el “bidón” Neyra, él se siente el hijo predilecto del DT y entonces sus malacrianzas han vuelto a golpearle su endeble personalidad. Careca lo puso en un pedestal y será el mismo el que lo baje de su nube, menudo problema interno que ya empieza a mostrar una cara nada buena para lo que le resta del clausura. Definitivamente que esta eliminación ha sido la gota de lágrima que rebasó la paciencia y la ilusión, ahora solo queda apuntar donde mejor le fue, o sea en nuestro informal como indigente campeonato local, porque en el nivel internacional, demostró demasiadas carencias.

Tema, el clausura y sus protagonistas

Esta fecha del clausura será perpetuada, no por los buenos partidos, tampoco por los buenos arbitrajes o desempeño de los equipos. Esta fecha, será recordada por esas situaciones que deja el fútbol, nuestro fútbol y sus protagonistas, a veces tan vapuleados como ensalzados, pero son ellos los que han sido factores de resultados que hoy nos dejan un panorama distinto al apertura, con los grandes mirándose la cara de asombro y los chicos subiendo la cuesta, con una sonrisa complaciente. Es esta nuestra realidad futbolera, que muestra una tabla de posiciones inédita, aun cuando sea muy temprano para sorprenderse con líderes efímeros y referentes con realidades desastrosas.

Abre el tema: “Kukin” Flores. Quien lo diría y pareciera que la altura de Huaraz le sienta bien. Como si se jugara una revancha personal contra la “U”, corrió todo lo que nadie pensó y jugó como la gente siempre le pidió. Amagando en corto, frenando con la pausa justa y lanzando esos pases envenenados que guardan esa zurda prodigiosa, que nunca acompañaron sus disímiles actitudes, pero que alcanzó hasta para celebrar un gol en el arco del ya veterano Ibañez. Despues de mucho tiempo vimos el “Kukin” que encandiló antaño, aunque ya el tiempo se ha llevado muchos años y vigor de su cuerpo, resulta grato volver a verlo en ese nivel, ojala no haya sido solo flor de un día.

Sigue el tema: Germán Carty. Acariciando la base cuatro, pareciera que los años son solo una cuestión de look, porque corre como hace diez años y por momentos nadie creería que tiene los años de un ex jugador. Tuvo a mal traer a la defensa crema, bullidor y encarador, generando siempre peligro pero sin dejar de ser el Carty impredecible de siempre, ese delantero que anotaba las mas difíciles, para marrar las que solo estaban para soplarlas debajo del arco. Pudo ser el héroe de la noche, pero se devoró un gol increíble que el propio Alzamendi justificó, incluso comparándolo con si mismo. Tremendo beneficio para el buen Germán.

Sigue el “Vagón” Hurtado. Nadie duda de sus cualidades que lo hicieron figura importante en tienda crema. Ese arranque de locomotora, imparable y letal alguna vez tendría su noche negra. Que manera de errar goles, parecía otro, contagiado de esa dejadez que hoy presume la “U” como mejor cartel. Muy temprano pudo cambiar la historia a favor de los merengues, pero estaba tan errático, que si se encontraba un balón en la puerta del arco desguarnecido y en la línea de gol, de seguro que no la embocaba. Cosas de goleadores o simplemente se le acabó la gasolina.


Sigue el tema: Donny Neyra. Es más fuerte el rumor que sus poses de estrella, ya colmaron la paciencia de Careca y al parecer el romance llegó a su fin. No estuvo en la cancha y al parecer tampoco irá a Quito, en su lugar salió Mayer Candelo, no trascendió tanto en el partido, pero regaló un tremendo golazo, que no sirvió para calmar la rabia de los hinchas, pero al menos salvar del papelón a este flojo quipo crema.

Cierra el tema: El “Checho” Ibarra. Ese delantero de los modales amables y la técnica rudimentaria, pero que siempre está en el lugar exacto para embocarla. Aquel argentino que vino un día a probar suerte y hoy es goleador histórico con casi 200 dianas en su haber y un abultado curriculum de goles con distintas camisetas. El rival era el enemigo vestido de rojo y en una de esas jugadas imprecisas –propias de su característica- domina un balón con parte del hombro, se saca la marca rival con toque sutil, acomoda su perfil y lanza una “chalaca” media extraña y a su estilo, el balón hace una parábola y se va a colar al palo contrario de Cisneros. Tremendo golazo que levantó la gente de sus asientos, era el gol de su vida del “Checho”. Pero tuvo que pitar el árbitro y anular inmensa jugada, argumentando una mano inexistente. Los hinchas gritaron de todo, el “Checho se volvió loco. Vaya lío, señor árbitro, si a veces yerran en jugadas mas visibles, ante tremendo golazo, si esta vez, se hubiera hecho de la vista gorda, todos lo hubieran aplaudido de pie y con pañuelos blancos.

Sin altura para las circunstancias

Estamos retornando para ver y hablar de fútbol. Este torneo Clausura 2008, debiera estar por la tercera fecha, sin embargo los equipos imposibilitados de arrancar en la primera, lo hicieron en la segunda, por ello en ésta última fecha, el que no se hayan jugado dos partidos, ya pinta un campeonato confuso. El caso de la “U” quizás sea razonable, no así resulta la postergación del Alianza –Boys por un tema ajeno al fútbol y que en resumen ha dejado al César Vallejo como único líder, pero mucho mas por ganancia eventual que por un mérito individual.

En estas circunstancias Universitario, quitándose los trastes domésticos, ha salido al verde con su flamante distintivo de campeón, que en nombre de la patria debía defender el orgullo, a costa de un rival conocido como peligroso: El Deportivo Quito, que ya anteriormente ha dejado huella de aguafiestas. Si hay algo que distingue hoy en día al fútbol ecuatoriano, es su biotipo, han entendido que la corpulencia, no será nada vistosa, pero es una diferencia física que ayuda, sobre todo cuando se encaran partidos de alto rigor y de visita.

Por ello se ha visto un equipo ecuatoriano, simple, prescrito y hasta mezquino, pero nada del otro mundo. La “U” ha lucido como todos los equipos peruanos, cuando llegan a estas instancias de competencia: Timoratos, enclenques y demasiados predecibles a la hora de pisar campo contrario. Se esperaba ver a Neyra, jugar como lo hace contra rivales locales, pero solo se cansó de recriminarle a sus compañeros lo que el mismo no pudo arreglar con algún argumento sólido, para justificar sus poses de estrella. “Malingas” Jiménez sigue siendo resistido y pocos entienden la terquedad de Careca para seguir manteniéndolo de titular. El “Vagón” Hurtado, sin alguien que lo alimente, muere de inanición o de cansancio tempranero. Candelo, se quedó estirando las piernas, nunca lo llamaron.

Este resultado en el papel es lapidario, aunque el mismo Careca trate de infundir ilusiones compartidas en sus jugadores. La altura del Atahualpa, de Quito será un escollo demasiado difícil, aunque nada está dicho al respecto. Si la lógica es nuestro calmante en estas horas de tensión y el raciocinio es nuestro termómetro para esta fiebre calenturienta, el aviso dice que algo no anda bien, pero cuesta reconocerlo. Hay que esperar el resultado del examen, aunque el diagnóstico preliminar, dice que es de carácter reservado.

Está claro, una cosa es el torneo local y otra la internacional, se pueden alimentar ansias y soñar despiertos, pero el fútbol es una cuestión de momentos y por lo que se ha visto, hasta el mas optimista ha empezado a ver nubarrones en el camino que le resta a ésta “U” que regaló una ofrenda a su hinchada y hoy le grita a la cara su desconfianza. La desazón que ha dejado este empate, deja bajar desde la tribuna una voz vestida de suspicacia, que le dice muy bajito en el oído, que a veces, la clasificación se pierde de local y no de visitante.

Que la paz sea con usted compadre

Los clásicos no se juegan, se ganan. Esa es la doctrina de esos fervientes devotos, que se visten de emociones y reparten sus velas de éxtasis, cada vez que hay una camiseta crema frente a otra blanquiazul. Es que pueden ser diferentes las circunstancias o distintos los ánimos, pero cada vez que se juega un clásico, el hincha revive de entre su realidad y se contagia de esa palpitación agitada que lo incentiva, para fragmentar la grada con sus saltos y reventar los pulmones con sus cánticos. Alianza y Universitario, salieron tomados de la mano y enarbolando una bandera blanca por la paz. Un mensaje a la tribuna, que intentaba pinchar las conciencias de esos malos hinchas, que habían escrito con sangre, las hojas de ese libro llamado fanatismo, a veces insano, a veces tan incomprendido o mal utilizado por aquellos que confunden la pasión del fútbol, con la violencia y el pandillaje delincuencial.

El cielo no se quiso perder de esta tarde y abrió su ventana para dejar salir un solcito invernal que empezaba a calentar los ánimos y pintar emociones en este matute, que debía ser el fortín donde cayeran las grandezas cremas y revivan las almas blanquiazules. Un clásico así sea por la paz, por la pobreza del mundo o los animales en extinción, se juega a mil por hora, con los dientes apretados, con la cara seria y la sangre caliente.

Un inicio con emociones repartidas, con vértigo y demasiada tensión. La “U” era el que tenía el carro nuevo, de paquete, estaba asentando el motor y no quería arriesgar a pisar el acelerador a fondo, menos en una pista ajena a sus confianzas. Alianza era el necesitado de puntos, que son su medicina, porque es el enfermo que está en terapia de recuperación, pero depende en demasía de su actitud para seguir viviendo, su médico de cabecera, Venezolano él, ya ha brindado su diagnóstico y este, era el inicio de otras tres pruebas cruciales, que lograrán volverlo a la vida o enterrar sus ilusiones junto a su paciente.

Viendo el despliegue del “Toñito” Gonzales y la solvencia del “Goyo” Bernales, en bando crema, nos preguntábamos que diablos hacía Cevasco en la selección. Viendo la alegría de Manco, comprobamos, que Páez recuperó al chiquilín al darle minutos y mucha confianza. En su partido de despedida antes de enrolarse al PSV holandés, mostró el nivel que siempre le quisimos ver, ese desequilibrio que marca su gambeta endiablada que esperamos regrese consolidada del viejo continente. Viendo la parsimonia de Montaño, comprobamos que juega a placer y brinda su clase a cuentagotas, no se entienden los motivos, pero el colombiano, con Alianza, viene acumulando varias facturas pendientes.

La parte final fue igual de intensa, vibrante, con harta adrenalina en el verde y mucho éxtasis en la tribuna. Minuto 30', “Toñito” Gonzales –para coronar una gran actuación- se viste de genio y habilita de manera perfecta, para que Neyra, a punta de musculatura y ganas, le gane el duelo a Salazar batiendo a Bologna con puntillazo letal que festejó socarronamente. La respuesta vino rápida y de Montaño que se animó a dar un poquito mas, para meterse al partido, habilitación por izquierda, centro de Fernandez que cruza el cielo crema, el “Zorrito” Aguirre, aparece como un fantasma, vestido de bombero y con toque sutil descoloca al “Gato” Fernandez, apagando el incendio que amenazaba chamuscar matute.

Si algo dejó al final este clásico, ha sido la responsabilidad de ambas escuadras, para asumir cada uno jugar entregados a no dejarse vencer. La actitud de cada jugador para disputar cada balón como si fuera el último. Quizás mirando la tabla, Alianza sea el mas afectado y ello se ha visto reflejado en esos rostros adustos de sus hinchas a la salida del coloso victoriano. La “U” se fue silbando bajito, muy tranquilo, encendió la radio del auto nuevo y solo apuró el acelerador para llegar temprano a casa.

Un clásico por la armonía, para brindar un mensaje que el fútbol no debe engendrar violencia. Un clásico que repartió emociones, puntos, gritos y euforia. Un clásico por la paz, esa paz que se desearon al final los “compadres”, aunque cada uno se haya ido con distintos ánimos, distintos destinos, pero un mismo sentimiento que es el fútbol.

La fiesta con sabor a merengue

Que importa si ayer mismo, el ánimo estaba por los suelos y tu ilusión de hincha, solo era un puñado de remendadas esperanzas que acompañaban tu devoción, por esa camiseta que lleva la insignia de tu patria. Que importa lo que diga hoy, la otra mitad de corazones con sangre blanquiazul, que se agazapan entre sus desventuras y esconden su desazón ante tu desbordante alegría. Que importa si el tiempo se hizo largo, para brindarte la revancha de complacer a la mitad de un pueblo hambriento de triunfos y algarabías contenidas. Que importa si en este torneo tan nuestro y lleno de extravíos futbolísticos, hayas resultado siendo un ciego privilegiado con ver la luz de la grandeza. No importa nada, cuando se ha tenido apretujado el corazón y hoy amaneciste con la garganta reventada de tanto gritar tu nombre en el estadio.

Anoche el monumental fue un santuario, que se vio atiborrado de creyentes corazones teñidos de crema. Héctor Hurtado, aquel colombiano que llegó con el apelativo de “Vagón y que en un tiempo le achacaban fama de “vagoneta”, hoy es el abanderado de esta mística religiosa que caló en el grupo y que a menudo demostraron en singulares celebraciones. "La 'U' todo lo puede en Cristo que lo fortalece" rezaba la pancarta que apaciguó la euforia de los feligreses que formaron un espectáculo descomunal en la tribuna. Una frase que pinta de cuerpo entero mucho de lo que ha sido este grupo, que se fue entregando a la fe inquebrantable de sus virtudes y a la fortaleza para poder hacerle frente a sus defectos.

Este torneo apertura 2008, ha sido crema con toda justicia, porque aparte de ser el mejor de los equipos (como reza su canto tribunero), consiguió ser un buen conjunto, confiando sus posibilidades al buen “ojo de tigre” de Ricardo Careca, cuyo mayor mérito resalta el haber hecho de un equipo remendado, un grupo solidario, que concibe la disciplina táctica como un culto al fútbol, para creer y demostrar que si es posible jugar bien y ganar, por ello su desdoble dinámico siempre fue notorio y si muchos extrañaban a Candelo, la figura de Neyra ocupó su lugar y siempre estuvo para generar ese vértigo que contagiaba a la tribuna y que lo hizo obtener ventaja ante sus rivales. En un entorno mediocre en que se maneja nuestra realidad futbolera, esta oferta que ofrece Universitario, está como para tomarla en cuenta.

Que bien que le hace al fútbol, estos partidos de ida y vuelta en que el balón se pasea por los dos arcos y mantiene en vilo las expectativas. Neyra hace la pausa y habilita al “vagón” Hurtado que se hace locomotora y arrollando la defensa del rojo, cruza la estocada y hace explosionar el recinto de Ate, en un grito que se escuchó por todo Lima. Desde allí el monumental se convirtió en un loquerío, en una fiesta de alegrías desbordadas y efervescencia a flor de piel. El fierrazo de Neyra lleva esa suerte de campeón para que Araujo –el hijo pródigo- la clave de cabeza para el segundo. El descuento de Vasallo solo sirve para la estadística, porque cuando Careca decide hacer entrar a Mayer Candelo, la tribuna reventó de placer y le hicieron sitio en el verde, como si fuera una pista de baile. Quedó confirmado que el colombiano tiene un romance con la trinchera y la placa de ídolo crema pegada en la fachada del monumental.

Y como para ponerle la cereza al pastel, viene ese penal inventado por Hurtado, como otras veces Neyra se acomoda para la ejecución, mas de la tribuna baja un bramido descomunal pidiendo a Candelo, el colombiano, con ese caminar cancino y desgarbado, se acerca para hacerle caso a la trinchera. Aquí es cuando se ven los verdaderos jugadores de calidad, esos que tienen los genitales bien puestos y que tienen jerarquía. Mayer se acomoda y con una pasmosa sangre fría le hace un “Globito” a Cisneros, un sensacional golazo que sentenció el partido y logró que el monumental se viniera abajo. Allí mismo empezó el baile desenfrenado, la locura generalizada y esa efervescencia desatada que embargó los corazones cremas.

Para resaltar quedó una noche memorable del “Toñito” Gonzales que entendió que él podía jugar, sin querer asemejarse al “puma” Carranza. La solvencia en los tres maderos del “gato” Fernández, que nos demuestra ser una placentera realidad. La figura descollante de un Neyra made in Careca, fundamental en cada resultado. La experiencia al servicio de los demás del “negro” Galván, los pulmones de los “todo terrenos” Rainer y Miguel Torres y sobre todo la mística religiosa y la explosión de un desequilibrante “vagón” Hurtado. Pero no se puede ser mezquino con los mas jóvenes, Rabanal, Balta e incluso hasta del mismo “malingas” aunque aún tenga cuentas pendientes con el gol.

Celebra hoy crema de corazón, los honestos del alma futbolera te saludan con hidalguía porque tuvieron que pasar 6 largos años para que nuevamente pongas tu nombre en el pedestal de la gloria acariciada, por ello el destino te brindó con justicia, una linda fiesta con sabor a merengue.

Triunfo hispano y del fútbol moderno

Domingo sin clásico, razón obligada para concentrar la atención y las ganas alrededor de una suculenta parrilla con los amigos, para ver la final de esta eurocopa que mas allá de darnos mas de una sorpresa, ha dejado una estela de nuevos aires para el fútbol actual, donde los equipos y los resultados han dejado de ser demasiado predecibles y las distancias se hayan hecho muy cortas.

El carbón ya esta en su punto y los equipos a la cancha. Los comentarios preliminares son de rigor, esta Alemania no tiene cara de disputar una final y es que siempre arma equipos para ganar partidos y campeonatos, mas que para brindar un buen juego, lo suyo es el resultado, a desmedro que a veces sus jugadores parezcan témpanos de hielo y el equipo en si parezca una aplanadora intimidante. España por historia nunca ha tenido el toque sudamericano ni la técnica brasilera, mas bien siempre se caracterizó por atropellar su furia incontenible en sus intentos por buscar el resultado, porque no encontraba el equilibrio entre la fuerza y la habilidad, pero en su torneo están los mejores exponentes de esta parte del continente y ello debe haber sido una buena forma de aprender la lección.

La realidad le dio el cachetazo oportuno y percibió que es un país europeo, pero de idioma distinto y como hace siglos, zarpó en su barca de las encrucijadas para buscar nuevos aires futbolísticos, hoy muestra un juego mas bien vistoso, uniendo el talento y la destreza de sus jugadores, acomodando un estilo que asemeja esa sangre latina que alimenta y comparte su entorno, hoy en que el fútbol moderno predomina el estado físico superlativo y la disciplina táctica como dogma para lograr buenos resultados, el hecho de jugar bien y como consecuencia lograr el triunfo, viene a ser una buena causa para apostar por el uso de la inteligencia y el buen fútbol.

Alemania empezó ajustando, España se fue acomodando y copando la cancha, manejando los tiempos y apoderándose del balón, para ello su mediocampo fue fundamental, Iniesta, de gran labor, pero especialmente, Marco Senna –la sangre sudamericana y el primer brasileño en ganar la Eurocopa- unidos a ellos estaba Fábregas –que remplazaba al lesionado Villa- delante de ellos el Xavi Hernández y Silva, atrevidos para el desplante hacia Ballack y Cia. Tocando y rotando para evitar la marca teutona, dejando arriba al “Niño” Torres para el desequilibrio en avanzada. Era momento de acompañar la carne en el asador con un buen vino.

Aquel testarazo de Torres que pegó en el poste, fue la clarinada de alerta, pues a los 33’ el Xavi Hernández habilita magistralmente al atacante del Liverpool, cuando parecía que Phillipe Lahm tenía controlada la jugada, el español da tres trancos y gana la posición, cuando sale Lehmann se va muy rápido al suelo y el 9 define a lo torero, con un puntillazo preciso y sutil que fue a clavarse en el corazón acelerado de una Alemania, hasta ese momento muy errática. El “niño” Torres celebra a plaza llena y se empezaba a escribir esta historia que ya llevaba 44 años sin escribirse una línea.

El carbón se fue extinguiendo, como esta Alemania, que no encontraba espacios libres y entonces España asumió el control del juego. Ante la ausencia de ideas el partido se fue haciendo de un solo lado y el marcador resultaba insuficiente para describir lo que pasaba en el verde. Así llegó el final y el triunfo de gran magnitud para esta España que apostó por el fútbol bien jugado, un poco asemejando ese toque sudamericano, la fuerza europea y creando esa ilusión eterna que también se puede ganar con una dosis de alegría.

Esta eurocopa nos ha dejado muchos nombres en deuda, también que en el fútbol moderno prima un estado físico superlativo y una disciplina táctica exigente, el objetivo es el resultado a desmedro que vaya en contra del hincha que en la tribuna pide espectáculo. Para los amantes del buen fútbol, quizás resulte romántico o hasta cursi que en el nombre de la modernidad, el fútbol y algunos equipos se parezcan a un juego de Play Statión, donde los técnicos se convierten en titiriteros virtuales de sus jugadores y las habilidades individuales de estos, estén supeditadas a la destreza del manejo de un control de mando electrónico. En ese juego me siento como el bisoño oponente, que solo quiere divertirse un poco mas de la cuenta.

De fútbol y emociones estamos hechos

Hoy si tenemos ganas para hablar de fútbol. Porque temprano por la eurocopa, Alemania había sacudido sus temores confiados, ante una atrevida Turquía y en el epílogo de un duro encuentro, aseguró estar presente en su sexta final. Entonces quedaba meterse de lleno a la cocina de nuestro torneo doméstico y preparar los aderezos para un partido especial, esos que requieren mucho condimento y que paladea el hincha cuando en juego hay mas que tres puntos. Esta vez el premio se duplicaba y encontraba a Universitario encaramado en la cima y a un Cristal que a despecho de su realidad, se jugaba la vida misma y sus anhelos eran como esa carnecita fresca que la metemos al asador para cocinarla toda, sin que pierda su aroma ni mixtura.

Ni el frío y la persistente llovizna, fueron impedimento, para que el hincha se olvide del reciente sinsabor que le ha dejado la bicolor, como un escozor en la lengua, que duele cada vez que toca algo picante como el mal recuerdo de Uruguay. Ese hincha partió con sus banderas al José Díaz, unos iban cantando sones de victoria y los otros apeando su confianza a la fuerza de sus deseos. Un marco espectacular en las tribunas, hacían presagiar una noche de fútbol, por un lado Universitario tenía al frente al rival mas duro, el escollo mas difícil, por el otro, Cristal quería pisarle el píe, mirándolo fijamente a los ojos. Que importaba entonces la lluvia, el frío o la cancha sintética, si total los peruanos olvidamos muy rápido y era la hora de dejar la garganta en la grada.

Minuto 8, Donny Neyra, se para frente al balón, cuando toma carrera parece que le va a pegar un fierrazo, pero cuando su botín llega a tocarlo, echa el cuerpo adelante y le sale un tiro perfecto, con fuerza, con viada, la pelota cruza el cielo celeste y se va a clavar arriba, donde Heredia solo se hace un ovillo de impotencia. Un golazo espectacular que hizo explosionar la trinchera y ponerse de pié hasta al hincha mas celeste. Neyra con la selección nunca ejecutó un tiro libre, porque Solano era el dueño del balón, después de ver este pedazo de gol, pasaron por la cabeza tantas cosas, ahora lejanas, ahora distintas. La respuesta celeste fue vertiginosa, tuvo el mismo nombre pero otro apellido, el “jotita” Donny Sanchez emparejó un partido que desde ese momento se hizo de ida y vuelta, trajinado, con mucha fibra y temperamento. Careca manda temprano a Duarte al vestuario como duro castigo a la falla y Lobatón crece en tienda rimense. Pero otra vez Neyra, se escabulle por derecha, tocando con sutileza, encuentra a Rainer Torres quien deja solo al 'Vagón' Hurtado para el 2-1.

El complemento fue de matices relevantes por ambos bandos. Cristal empujando y porfiando por la paridad y la “U” soltando ráfagas de buen fútbol, “Malingas” haciendo honor al mote, se pierde la ventaja de manera grosera y Neyra se “devora” la mas fácil en la puerta del arco. Cuando el reloj ya marcaba el final, el 'Gato' Fernández, saca una mano milagrosa que ahoga el gol en la garganta de Ximénez. Allí se quedó el marcador, con una trinchera saltando y bailando de alegría, porque está a tres puntos de bañarse de gloria, están acá muy cerca, en Matute, donde lo espera un Alianza recuperado y que viene en alza. El festejo en casa ajena no viene siendo una utopía, tampoco un espejismo, aunque deba esperar un traspié de Cristal en Huancayo. El hincha crema, ese que anoche calentó el ambiente y llenó la tribuna de euforia, ya puso a helar la champaña, porque presiente que este fin de semana, puede volver a vivir la vuelta olímpica del 99, aunque Alianza podría ser el final de su racha o la víctima de sus deseos atrevidos.

Cristal y sus hinchas se fueron masticando su bronca y reclamando justicia. En la cancha dejó la piel y a desmedro del resultado, hay razones para sentir que la igualdad pudo ser lo mejor, pero la realidad le enrostra que ya perdió el tren que lleva al título, ahora debe comprar boletos con nuevas fechas y quizás no llegue a tiempo al destino. Estos partidos así de vibrantes y llenos de expectativa, como que se vuelven un antídoto efectivo ante ese virus tóxico llamado fútbol peruano y nos hacen perder la memoria por un instante, acaso y a nombre de colores propios tatuados en el corazón, pero tan efectivos que ya estamos esperando con ansias un nuevo clásico, con la misma ilusión y esperanza como esperaremos próximamente un nuevo partido de nuestra selección. Así somos por el fútbol y de eso estamos hechos.

Crónica de un desastre anunciado

Estoy sentado en el cemento de este mítico y célebre Centenario, con mi banderita bicolor en la mano, que asemeja una flama de confianza, estoy a la espera que la blanquirroja salga al verde, para que cuando me mire a la cara, me vea gritarle mi aliento con los dientes apretados y con el puño cerrado, aunque siento que ese grito, se pierde en la inmensidad de este coloso uruguayo o quizás porque los oídos indiferentes de estos jugadores, no quieren escucharme y solo atinan a mirar nerviosos como empieza a retumbar el estadio.

Ha empezado el partido y un extraño escozor recorre mi sangre, abajo hay un equipo de camisetas rojiblancas que empiezan a ordenarse y al otro lado un equipo celeste que poco a poco veo brillar mas de la cuenta. No hemos pasado los 10 minutos y un pase al vacío encuentra a Rodríguez y Forlan a contracara, el delantero del Atlético de Madrid le gana a la ingenuidad del peruano y le pega de manera sutil para hacer una parábola perfecta que supera a Butrón. El frío Centenario estalla como un bombazo y yo solo atino a esconder mi banderita bicolor entre tanto bullicio, empiezo a sentir un extraño presentimiento que me hiela la sangre.

Veo un equipo peruano de andar pausado y actitud temerosa, este Uruguay no es un gran equipo, pero empieza a ponerle raza a sus acciones y de a pocos va tomando las riendas, Guerrero nos demuestra que es lo mejor que tenemos y Vargas empuja con todo, Ñol, dice a gritos que no está para jugar los 90’, Mariño se va enredando con sus ganas de querer hacerlo todo y sigo sin entender que hace Cevasco en el campo, acaso y si se trate de escoger, resulte mas útil un Neyra para que al menos le pegue de afuera. Perez y Gonzales se anticipan y ganan las divididas, Lugano es un paredón y para entonces se ve de un lado a un Uruguay decidido y a un Perú ausente de categoría. Llega la jugada confusa y un penal discutido que el árbitro y Forlan inclinan la cancha, veo la cartulina roja a Paolo y ahora si que mi temor se hace desconfianza, tiemblo y me tomo el rostro, he perdido mi banderita bicolor, en señal de incertidumbre. Cuando Vargas deja el campo, me doy cuenta que ha quedado un equipo esmirriado, sin cuerpo ni sentimiento.

Para el resto del partido, no dejo de estar quieto, presiento que algo malo va a ocurrir. Jugada simple de rigor, esta vez Forlan le gana a Villalta y con testarazo débil hace explotar nuevamente el Centenario. Es el comienzo del fin, quiero irme de allí, pero algo mas fuerte que mis ganas hacen que recoja mi banderita bicolor para volver a sentarme en la grada, algunas lágrimas contenidas humedecen mis mejillas, aprieto los dientes y estoicamente miro como una y otra vez la furia celeste, se ensaña contra mi pesadumbre, uno a uno le va haciendo trizas a mi ilusión y en silencio, he terminado pidiendo piedad para este desastre que me deteriora el espíritu.

Resulta fácil en esta hora, despotricar y lanzar toda nuestra furia contra este equipo peruano, sin alma, que ha terminado entregado a su verdugo y se encuentra desangrado y moribundo, quizás muchos estén deseando bajar a la cancha para seguir pateándole en la cara, quien sabe son esos mismos peruanos moralistas que hoy están pidiendo a los sancionados, después que exigieron hasta que les dieran cadena perpetua. Quizás el "Chemo" haya pagado el derecho de piso y eso sea un argumento estúpido o inteligente, porque no ha renunciado, vaya uno a saber por cuantos miles de verdes razones contractuales. Quizás la renuncia de Juvenal Silva solo sea una gota en este desierto de torpezas dirigenciales. Talvez la razón de esta debacle no esté en estos jugadores, sino en el pobre entorno en que nos manejamos y del que a veces nos sentimos tan presuntuosos, como ese orgullo insensato que nos llena los bolsillos de satisfacción, cuando algún peruano se va a jugar por algún equipo sin nombre y en un país anónimo para el fútbol.

Algunas voces dirán que se vayan todos y que traigamos al mejor DT del mundo, hasta quizás sugieran nombres, pero esta no será la primera ni la última vez que nos pase esto, porque siempre llegamos a los mismos diagnósticos, pero la bola sigue rodando, se cambiarán jugadores, de técnico y hasta de camiseta, pero los de cuello y corbata seguirán en sus mismos lugares. Aún no ha terminado la eliminatoria, pero ya nos quedamos prácticamente fuera de otro mundial, a partir de mañana seremos la piñata de la fiesta, la carne de cañón para los otros que lucharán por llegar a Sudáfrica 2010, mientras los peruanos, una vez mas lo veremos por TV.

Esa es la realidad, dolorosa y fatal, pero tan nuestra, que nos ha hecho cómplices de su desidia y como que ya nos acostumbramos a dormir junto a ella.

Punto suspensivo, pronostico reservado

Es mas tranquilo escribir cuando la sangre ha bajado su efervescencia y las revoluciones están volviendo a su nivel, cuando la calentura se hace llevadera y las ansias empiezan a desatarnos las manos de tanta angustia contenida. Cada peruano que se vistió de bicolor y decidió ir al monumental lo hizo creyendo cerradamente que mucho de lo que pasaría en el verde, tendría luz divina, porque los antecedentes pintaban mas para el desastre que para la victoria, pero el hincha peruano tiene arraigado en el alma ese ancestral proverbio andino del “mas me pegas, mas te quiero”, por eso a pesar de la coyuntura nada favorable, muchos fueron a darle aliento a esta blanquirroja, a sabiendas que podían pasar momentos ingratos.

Pero no es un factor de confianza y tampoco de fe, es solo de coherencia y de realidad, tenemos un equipo livianito que no mete miedo y no cuenta con muchos jugadores de jerarquía, ello estuviera solventado con una buena disposición táctica, pero hasta en ello estamos en desventaja. Del partido contra Colombia solo queda ese segundo tiempo, donde se vio las ganas y el espíritu del grupo, que se pudo ganar el partido, es verdad pero aquella atajada de Butron ante el disparo de Bustos, pudo ser la puñalada que nos hubiera dejado sin aliento. Tuvimos varias para embocarla y el pitazo final nos encontró arrinconando al rival, con un Perú atrevido y una Colombia temerosa.

Este empate deja el sinsabor que se pudo hacer mas, que la suerte no quiso regalarnos una sonrisa y nos fuimos masticando esas mismas ansias con que llegamos al monumental, las caras tristes de algunos eran contrastables con las de ese hincha corajudo que gritó hasta el final y que finalmente fue lo mejor de la noche, una noche que nos ha dejado con un punto insignificante de cara a lo que resta en la eliminatoria, aún queda mucho trecho y el consuelo que podremos mejorar en el camino, esa premisa está latente, pero que se nos venga la noche también, por eso este punto nos ha dejado con la sensación que se puede hacer algo mas, aunque contra Uruguay el pronóstico es demasiado reservado.

Estamos sentados en las gradas del Centenario, para esperar que este equipo peruano no se deje matar tan rápido, es muy dificil la misión, por lo pronto estamos esperando que salgan al verde y demuestren su capacidad, Estamos levantando una banderita peruana, que en esta inmensidad de este tremendo estadio, es como una vela que ilumina nuestras ilusiones un poco deterioradas y endebles, pero que su llama se va haciendo mas grande conforme pasan las horas.

VAMOS PERU!!

Desnudez de sentimientos futboleros

Alisté lo que quedaba de la tarde para sentarme a ver el Perú – México, que lejos de nuestros ojos y muy cerca de ese sentimiento masoquista que llevamos los peruanos dentro, se aprestaba a hacernos sentir nuevamente esa ilusión que se prende y se apaga, con descarada persistencia, porque por mas que la esperanza sea un cristal roto que ya no tenga remedio, cada vez que la blanquirroja sale al campo, cada corazón peruano, se llena de nuevas expectativas y entusiasmo. Dicen que nunca aprendemos la lección, que hemos nacido para sufrir con nuestro fútbol, que los que vivimos hoy nuestra realidad futbolera ya nos hemos acostumbrado a esta situación y tenemos un pacto de amor y odio para con nuestra selección, un pacto, que esta vez sufrió una nueva fractura en su integridad sentimental.

No habían pasado ni 10’ de juego y ya México nos había encajado dos goles y en el primer cuarto de hora el marcador reflejaba un 3-0 contundente y lapidario. Me imaginaba dentro de la cancha y sentía ofuscación por la forma como se estaba perdiendo, pero mas frustrante era ver el rostro del “Chemo”, taciturno, impávido y sin un atisbo de culpabilidad por un grupo sin alma y decisión, desde la formación ya era un equipo entregado, el marcador solo era fiel reflejo de la improvisación, mandar en solitario a Rainer Torres para hacer la del genio defensivo, a sabiendas que lo mejor de los aztecas, es el desdoblamiento de sus hombres de avanzada, era una osadía irresponsable, no se entiende como pueden estar en una selección jugadores de categoría insignificante, como Hernández o el mismo Villalta, amén de Salas que sigue demostrando que no es de fiar, pero quisimos entender el pensamiento del “Chemo” y nos dijimos: Bueno es un ensayo hay que saber con quienes se cuenta, de pronto no interese mucho el resultado y si, el funcionamiento del grupo y el accionar de algunos jugadores, vamos a evaluar su poder de reacción. No acabamos con la idea y nos cayó el cuarto gol, pudieron venir otros tres, gracias a Dios los mexicanos sacaron el pie del acelerador y Forsyth salvó varias.

Mirar como los mexicanos jugando a media máquina, pasaban a cada rato al frente y ganaban las espaldas descubiertas de nuestros defensores, era desesperante, ni un asomo de reacción y voluntad para ordenarse. Para el segundo ya se vio otra disposición, también otros hombres, la banda izquierda es de Vargas sin discusión, después del “Loco” la verdad no tenemos a nadie (tiene tarjeta amarilla) por derecha es nuestro talón de Aquiles, los rivales se recuestan por ese lado y la verdad que es la puerta abierta que no nos cubre de la avalancha. Quizás este ensayo más allá del resultado catastrófico nos deje algunos chispazos de Mariño, la garra de Paolo, la fuerza de Vargas y el toque de Solano, paramos de contar y para afrontar el resto de la eliminatoria, resulta muy precario. No vale hablar de los sancionados, pero como se van hacer de necesarios e imprescindibles.

Solo quedan algunos días para jugar contra Colombia y después Uruguay, con lo visto hasta hoy, solo quedaría pasar todas las mañanas por la iglesia, hoy sentimos con justa razón mucha rabia y desesperanza, pero a veces la gitanería de nuestros futbolistas le ha dado la vuelta a las circunstancias mas adversas, esta vez no sería la primera, porque confiar en argumentos netamente futbolísticos, la verdad que no hay de donde sacar tela para parchar la bandera, tenemos un hoyo muy visible y ningún optimista se atrevería a pronosticar una buena actuación contra Colombia, a menos que los cafeteros jueguen un partido para 3 puntos y ello mas está unido a los buenos deseos, al azar y al misterio, que a la propia capacidad de conjunto y también individual del equipo de todos.

Lo mas seguro es que los hinchas vayan al estadio con su estampita bajo el brazo y que el aliento se haga visible hasta con estos antecedentes, así somos los peruanos prendemos nuestra velita y nos aferramos a la utopía que nuestro fútbol logre con resultados borrar de un plumazo toda la pobredumbre dirigencial que hoy existe y nos sigue haciendo tanto daño. Ellos estarán agazapados a mirar desde el balcón que la catástrofe prosiga, para salir muy orondos por la mañana a decir un secreto que se cocina a voces: El Chemo, no va más, como si con eso se solucionara la incapacidad que viene matando nuestro futuro en forma de balón.