La fábula del Rei y el burrito Ascoy

Érase una vez un Rey, que nació con su corona puesta y envuelto en una manta blanquiazul. Era muy joven –demasiado inexperto- decían los sabios, para que ejerza un mandato, porque temían que los vecinos de la comarca, podrían vejarlo en su candidez. Peligraba su futuro en forma de balón y el de un pueblo de pecho carbón, que ya empezaba a idolatrarlo. Nadie osaría a estropearle la vida al soberano hacedor de goles y jugadas fantásticas. que sobre esa nación de íntimos de corazón, empezaba a crecer y hacerse hombre demasiado pronto.

Era el Rey, de apellido Manco, de piernas ágiles y compositor de fantasías. Un Rey que crecía muy rápido, pero no se apuraba por madurar. El entorno lo fue haciendo egoísta y roñoso. Sus consejeros, eran amigos del enemigo y sus verdaderos amigos, se fueron haciendo sus cómplices, su servidumbre y oportunistas del poder. No había crecido aún lo suficiente y ya se creía un Dios, su ego fue engordando tanto como su riqueza material, mas su espíritu era pobre y se envilecía con la lujuria que encontraba en su imperio de fantasía. Fue perdiendo a sus consejeros y sabios, hasta que el escándalo marcó la ira del pueblo. Un buen día, fue desterrado hacia tierras lejanas.

Fue el tiempo y la distancia, los que aconsejaron a Reimond Manco, que debía retornar, con su pueblo y con su gente, para demostrar que había cambiado. Ya no podía regresar a su palacio blanquiazul, porque otros habían ocupado su lugar. Decidió irse por lares norteños. Fue a calar entre gente buena y comida exquisita, un lugar apacible para poder demostrar de que estaba hecho y cuanto había meditado. El pueblo de Chiclayo y el Juan Aurich lo cobijó y Suárez lo hizo su protegido. Conoció a un alegre burrito, llamado Ascoy. Quien también tenía el mismo pasado blanquiazul. El mismo carácter irreverente y hasta la similitud en el juego. Solo que este burrito, era mas adulto, había pasado por varios gobiernos y nunca fue protagonista. Fue una revelación y un prospecto de príncipe, pero fue mas borrico que soberano en sus acciones y se quedó en el tiempo, congelado a su suerte.

Reimond Manco, es un jugador de virtudes brillantes, pero escaso de sabiduría. Acostumbrado a la adulación extrema, tiene el ego mas inflado que sus bolsillos y la vanidad, mas que un defecto, es parte de su vida misma. Cada vez que se echó a jugar, siempre dejó una estela fulgurante de crack en potencia. Pero lo que hacía con sus piernas prodigiosas, las borraba con su lengua ligera y su voluntad frágil. Su paso por Europa, de pronto le puede haber dado potencia muscular y su cuerpo pintarrajeado de tatuajes, le pueden fijar un físico distinto, pero no cambia esa pelea interna contra los que se atrevan a siquiera cuestionar algún error o deficiencia suya. Su majestuosidad no lo permite y parece que nunca conocerá, el significado de la palabra humildad.

Pero el fútbol, es el deporte que nos une y nos divide al mismo tiempo, incluso le da un espacio a la revancha. Manco fue parte de la escuadra roja que debía ir a pelear con su antiguo reino, un lugar en esta Libertadores que se ha puesto caliente. En Matute lo recibieron con silbidos y escupitajos. Mojaron con agua sucia su estima e hicieron de su recuerdo una descalabrada muestra del olvido. Aquella vez, estuvo en la cancha poco tiempo y sintió que su pueblo lo había olvidado por completo. Pero vino el partido de la revancha, en su nueva casa. Y el Rei salió distinto, en su cabeza solo estaban las ganas de vengar su estima y callar las voces a punta de fútbol. Cosa que él sabe hacer muy bien y así se empezó a escribir esta historia.

Los partido de copa, son diferentes y grones y chiclayanos así lo entendieron. El estadio pintado de rojo y Aurich que ponía toda la carne en el asador. Con una defensa mas adelantada para frenar el arranque de Aguirre y devolver la moneda de Matute. Presionar las bandas y buscar el desborde. Pero fue Alianza el que rompió el encanto. El “Zorrito” desborda, mete la puñalada y Sánchez empalma su furia. Muy temprano se abrían las sonrisas blanquiazules. Un ida y vuelta con vértigo por ambos lados. El Rei y el “burrito” Ascoy, se van haciendo importantes. Ciciliano mas libre que nunca y Tejada teniendo a mal traer a Solis y Cia. Alianza entraba al juego, a su estilo y a su forma. Pero ni Sánchez ni Tragodara tenían espacios. Opacado Quinteros, el “negro” Gonzales quedaba siempre desairado. Era el tiempo para que el Rei, se vista de soberano. Primero con una jugada excelente para habilitar a Guizazola que le mete tres dedos y empata el partido. Luego un cachetazo soberbio que dejó otra vez a Guizazola libre para el centro que calzó Tejada y se fue besando el poste. Fernández la pierde en la cara de Morales y se esfuma la chance grone. Otro pase magistral del Rei, hace ganar el corner, que deviene en el frentazo de Tejada que daba vuelta al marcador. Encuentro de trajín intenso y fuerzas parejas. El Rei Manco, ya es figura. Fin del primer acto. Partidazo.

El Rei esperaba su hora. La hora del desagravio personal. Balón bien jugado por Ascoy y Ciciliano la deja para que Manco haga lo que debe y el Rei rencoroso, la clava arriba y explota su ira contenida, increpándole a su pueblo que lo olvidó, su revancha, olvidándose por un instante de su cuna, de su gente y sus recuerdos. Era hora de sentarse y reflexionar que no es buena la ira y menos hace bien la venganza. El Rei se va de la cancha y recibe el saludo del respetable. Ha quedado solo el “Burrito” Ascoy. Alianza ha descontado el marcador con un “Buffalo”, pero nadie lo repara.

Minuto final, Es el epílogo. El “Burrito” Ascoy, ha tomado el balón y no pretende dárselo a nadie. Los defensas aliancistas, van quedando como postes, se interna al área cual cazador intrépido y sigue dejando aplanados a sus cancerberos, que no atinan a frenarlo. Ha llegado a la zona de fuego, donde el enemigo era inexpugnable y suelta el sablazo, que se va a colar allá arriba, donde descansan las angustias de color rojo y la tensa calma del fundo aliancista. Una maravilla de gol y un broche de oro para una noche fantástica. Este Aurich ha dejado huella. Ha sido protagonista con esa forma simple de ser efectivo. Arrollando con lo que tienes y defendiendo hasta con lo que solo te imaginas.

Ha terminado el encuentro y el Rei, suelta un tardío arrepentimiento por celebrar afiebradamente su gol, ante su recordado pueblo. Dijo muchas cosas, pero vale mas lo que sintió cuando marcó en la valla que antes defendía. Esta vez fue sin mayor remordimiento, pero convencido que era lo justo. Mientras el “Burrito” Ascoy, secándose el sudor, empieza a darse cuenta de la tremenda joya que dejó en la cancha. Alianza no ha jugado mal, Aurich jugó demasiado bien. Quien lo diría, Guizasola también tiene un pasado aliancista y anoche también fue figura. De alguna manera, forma parte de esta fábula de aquel Rey Manco y el “Burrito” Ascoy, que tuvieron que esperar una noche de cuento, para sentirse un poco saneados en su estima, un poco recompensados en su orgullo y algo tranquilos del corazón.

MORALEJA
A veces mas recordamos a los hijos, por lo que nos hacen sufrir por ingratos, que por lo que nos puedan alegrar por orgullo o recuerdos gratos.

Corazón de la Victoria

Que tiene este Alianza, para verse compacto, sólido y efectivo. Para sentirse ganador y haberle cambiado la mística y ser distinto al del año pasado. Que tiene este Alianza, que al corazón que le pide su hinchada, hoy le brinde fútbol, arrojo y contundencia. A esa falta de jerarquía que adolecía ante lo adverso, hoy se pinta entero como dueño de su propia capacidad, como un equipo que deja la seguridad, que puede caminar e ir mas lejos.

Será acaso esta nueva camiseta, que emula las cruzadas y sus jugadores se hayan sentido tocados por esa fuerza épica de los tiempos de Reyes y Príncipes. Será quizás esa gente, su gente, la que empuja desde la grada y que lleva a Matute el sabor y la sandunga de un pueblo futbolero o quien sabe que en el fragor de la brega, cuando los equipos pugnaban por agenciarse de los jugadores mas nombrados, Costas se puso al hombro la mochila del discernimiento y tuvo mejor ojo para llevar agua para su molino. Este Alianza es distinto desde que se marchó por tierras gauchas y cortó el hilo telefónico a sus jugadores, los enclaustró en el recinto de la responsabilidad y les dio de beber el agua del compromiso. El regreso los ha devuelto, diferentes, en mentalidad, con un envión distinto, con una energía positiva y avasalladora. Este Alianza, es diferente desde que su propia gente empezó a creer en su propias fortalezas.

Este Alianza, se ha hecho distinto, desde que apostó por la renovación de sus hombres. Dejó de lado la Montaño-dependencia y se hizo mas veloz con Joel Sanchez por izquierda y Tragodara por derecha, dos todo terrenos, que muerden, corren todas las pelotas y tienen fútbol del bueno. Devolvió a un “Zorrito” Aguirre, mas fuerte de la cabeza y mas veloz de pensamiento, con un cambio de ritmo fulminante en los últimos metros y letal cuando encara en el contragolpe. Un Fernández mas entero y con presencia en el área, mas 9 que nunca y amigo del gol. Se fue por el chaco y se trajo al paraguayo Edgar Gonzáles, un paraguayo que juega con cara de perro, que aprieta y descarga con buen panorama. Tremendo jugador y mejor contratación, porque el paragua trasciende, siendo un hombre de marca, de marca registrada, para este nuevo Alianza 2010.

Y la diferencia se vio nuevamente ante Aurich, que venía peligroso, positivo y arrebatado. En la cancha se vio un Alianza que quiso liquidar desde el saque, punzando la espalda de Tejada, con un Quinteros muy cómodo en su nueva ubicación y con un Gonzales prodigioso, maniatando a Ciciliano para no dejarlo pensar. Sin Manco, el desborde no era el fuerte. Sin fuerza arriba, el mediocampo grone fue creciendo y copando la cancha. La tribuna rugía reclamando explotar, en el verde todo parecía que era cuestión de tiempo. Y fue “Zlatan” Fernández, el 9 que apareció en el momento exacto para bajar su humanidad y darle un giro al cuello perfecto, para dejar que el balón bese el parante y el clímax se apodere del comando sur.

El segundo, fue la culminación de lo que anunciaba el “zorrito” Aguirre. Varios arranques desairando a Alvares y Araujo, daban las campanadas. La potencia y el cambio de ritmo de Aguirre se vio en su total dimensión. Llegó hasta el fondo y sacó el centro perfecto que calzó en la volea de Tragodara, cuando el empate estaba más cerca, que esta segunda alegría íntima, que prácticamente liquidaba antes de tiempo el arresto norteño. Manco en ese mismo afán de alimentar su ego a punta de gestos y actitudes, muy lejos de lo que realmente debiera dejar su paso por Europa.

Que tiene este Alianza, el de los números perfectos, el que ha hecho de este arranque copero el sueño hecho realidad, para sentirse más fuerte y sincero con su propia identidad. Hoy juega, corre, gusta y gana. Este Alianza que antes jugaba con el corazón y se quedaba si aire y sin esperanzas, antes de tiempo. Este Alianza, que se encuentra en la palestra internacional, dando que hablar y sintiéndose feliz con su gente y con su identidad, ha pasado por lograr un buen grupo humano, ha tomado en serio su papel y ha dado muestras de ser un buen equipo. Solo el tiempo dirá que no se exageraban los elogios y no se escondía la razón. Solo el tiempo dirá, si este Alianza, es solo una emoción momentánea del corazón. Ese corazón que vibra y se siente feliz, porque es un corazón de la victoria.

Un chino con mejor cabeza

Aquella vez que le preguntaron al “Chino” Rivera a que equipo le gustaría dirigir, él muy seguro y suelto de huesos respondió “A Municipal, porque soy hincha a muerte y porqué no, a la selección”. Aquella vez no era el DT exitoso que llevó a la San Martín a dos Copas Libertadores, tampoco pasaba por su imaginación que a puertas de una eliminatoria mundialista, la gente, los hinchas y hasta los dirigentes oportunistas, le plantearan tomar el buzo de la blanquirroja para salvar su prestigio deformado.

Víctor Rivera siempre fue un tipo callado, humilde y sencillo, cuyo único defecto, quien sabe sea, esa obsesiva forma de trabajar en los entrenamientos y un estudioso de las últimas tendencias del fútbol moderno. Algún día todo ello le tendría que rendir sus frutos. Cristal le puso la valla y el “Chino” aceptó el reto. Y cuando todos hablaban de las contrataciones para este 2010, él nunca puso la queja en la mesa y por el contrario, se puso a trabajar desde el estudio de las fortalezas de su plantel, antes que en los nombres que le sugerían. Siempre con su carácter calmo, la sonrisa a flor de labios y su pizarra imaginaria, donde dibuja su equipo ideal.

Este “Chino” Rivera, ya se muestra con aplomo. Anoche contra la U demostró que lo de la San Martín no fue producto de la casualidad. Que sabe replantear un partido -factor de éxito para un DT- y que su lectura tiene comprensión veloz y su actuar deviene de ello. Recibió un cachetazo con ese bombazo de Vásquez que le dijo a Delgado “al fondo hay sitio”. Perdió a Villarreal y se quedó con diez hombres, soportando el remolino, la avalancha crema que pintaba que la U liquidaba en cualquier momento. Era una insinuación, porque esta U era superior pero no concretaba. Vino la corrida memorable de Danny Sánchez, con un físico de diez puntos, llegó al final y sacó la puñalada mortal que asestó Lobatón para lograr la paridad, injusta hasta ese momento, pero tan real como el mismo silencio crema. Y todo ello finalizando el primer tiempo.

Para Rivera y Cristal, era la hora de reinventarse en desventaja, proponer el toque corto, para evitar que la U agrande la cancha, sellar los costados y proponer ser mas atrevidos arriba. Al frente estaba un avinagrado Reynoso, que tiene a los hombres para correr y meter, para asfixiar la garganta del rival, pero que duda demasiado cuando se encuentra con una contingencia de envergadura. Allí, suele recurrir a la moneda corriente, a lo que proponga la providencia o que una estrella del cielo ilumine a un protegido suyo. Puso a Ramírez, pensando generar fútbol, pero estuvo mas medroso que nunca. Luego sacó a “Toñito” Gonzales –que era figura- y metió a un Piriz, para liquidar por arriba, pero el 9 del “cabezón” está partido y se le nota hasta cuando camina. Un capricho mas de Reynoso?... algún interés adicional?.. quien sabe.

El replanteo de Rivera tiene mas peso, porque pierde a Lobatón y Sanchez, nada menos. No intenta jugarle de igual a la U, pero lo abrió por los costados como filete. Puso a trabajar a Valverde –tremendo partido- y apuesta por Yoshimar Yotún, un talentoso volante improvisado a veces de marcador, que tiene esa conchudez para meterle tres tacazos seguidos al “Fito” Espinoza y comerse la banda izquierda a punta de alegres desenganches. Y si le faltaba un hombre, eso no se notaba porque logró abrir la cancha y que la U se haga largo y partido a la mitad. Hasta que vino esa jugada polémica, pero que se tuvo que decidir en un segundo. Salida fatal de Fernandez, pelota picando, Ximenez la acomoda con el antebrazo y Yotún le mete el sablazo que tiene festejando hasta ahora al extremo celeste.

Esta U se ha quedado sin puntos en el arranque del torneo, pero tiene crédito por su paso copero. Pero al margen que se diga que hubo mano, gol anulado, que fue injusto o cualquier justificación, el resultado ya quedó grabado en la tabla y eso es lo que importa. Es verdad que recién empieza esto, pero de cara al futuro, como que va quedando un hilillo de duda entre la hinchada crema que ayer le enrostró a Reynoso, sus dudas y vacilaciones. Rivera en cambio ha dejado un aire de seguridad, la hinchada celeste respalda este comienzo de números perfectos, pero es prematuro ir haciendo abanicos de victoria.

El fútbol es de momentos y este de Rivera, nos devuelve un DT con temple y que sabe hacer su trabajo. Solo el tiempo dirá, si esa sonrisa que hoy tiene el “chino” se transforme en un galardón mas a su historia. Reynoso tiene la cabeza caliente, Rivera los ojos chinitos de alegría. Los dos se juegan enteros, uno con su propuesta del fútbol total y obsesivo, el otro con ese toque de inteligencia que siempre viene bien. Total, dicen que el fútbol se juega con la cabeza, pero se ejecuta con los pies.