Santificada eliminación

Uno mira el banco de River y distingue al “Cholo” Simeone, vestido impecablemente de pies a cabeza, en sus ojos denota una confianza que transmite seguridad y aplomo. Hace un gesto triunfador cuando se inicia el encuentro. Al otro lado está el “Chino” Rivera, de traje sencillo y miraba titubeante, en sus ojos hay un miedo escondido que trasmite desesperanza, coge su medallita le brinda un rezo y la guarda en su pecho que palpita a mas revoluciones de lo normal.
Uno no deja de comparar esa imagen con las realidades del fútbol Argentino, con esa velocidad y el vértigo que le imponen los jóvenes de River que no paran de correr todo el tiempo y el nuestro, lento, sin ideas, carente de personalidad y dubitativo para pararse en la cancha. Salir al Monumental de River, debe ser una de esas situaciones como cuando nos toca nuestra primera cita con la novia, queremos decirle muchas cosas, las hemos preparado con antelación, pero cuando estamos frente a ella todos nuestros temores escondidos, nos hacen torpes para hablar y sin raciocinio equilibrado para hilvanar nuestras ideas.

Uno mira el banco del Nacional y hay una confianza contagiante. Pelusso conoce a los peruanos, sabe que si aprieta la mano, doblegará cualquier osado intento, por eso luce calmo y sereno, pero da uno la vuelta y nuestra mirada se posan en los ojos preocupados de Franco Navarro, que solo apela a morderse la lengua para no dejarse vencer por la angustia. Uno sigue mirando ambos bancos y se da cuenta que nuestro fútbol sigue tan igual de impredecible como timorato. Un Cienciano con jugadores de talla small, que chocan contra muros uruguayos, solo dan a entender que todo es cuestión de tiempo, para que llegue la debacle.

No hace falta mirar los bancos de Flamengo y del Bolognesi, basta mirar la tribuna brasileña que espera ansiosa que el pequeño e indefenso ciervo -vestido esta noche de blanco- salga al maracaná y se quede asombrado de su magnitud y termine siendo presa fácil. Aunque el “Bolo”
insinúe algún manotazo arriesgado, solo logra que el león, brasilero se confíe demasiado, pero es sabedor que este equipo solo quiere que el reloj corra mejor que un atleta. Solo espera el pitazo final para decirle adiós a una campaña llena de buenas intenciones, pero que a la postre solo quedaron en eso, en el verde no dejó nada para el recuerdo, tan solo a su DT Reynoso, en una nueva pelea con la prensa, como si ellos tuvieran la culpa del equipo endeble que maneja.

Como aquella ves, en el inicio de copa, cuando vino River y la San Martín hizo el partido perfecto, o como el tremendo partido que jugó en la ida Cienciano y se trajo un punto de Brasil, o el partido que jugó Bolognesi contra el mismo Flamengo en la ida, solo fueron espejismos, de esos que tiene a los peruanos tan acostumbrados y nos hace a prendernos de cualquier triunfo efímero, nos alimentamos la esperanza y se habla demasiado de nuestra posibilidades. Una vez mas, el tiempo no tardó en darnos el cachetazo a la realidad –como siempre sucede- y el equipo santo, se fue desmoronando en la esencia misma de su integración como grupo. Cienciano, se fue muriendo ahogado en sus propias limitaciones y Bolognesi, nunca pudo encontrarse consigo mismo, o lo que es peor, ha empezado a despintarse del maquillaje que le impone su técnico, Lo cierto es que la copa se quedó sin equipos peruanos, no hablemos de justicia ni de historias de “pudo ser diferente”. Uno cada uno con su traje consentido asistió a la misa por su propia salud, por su propia vida, pero los ruegos nunca fueron escuchados. Otra vez eliminados y aumentando el número de presentaciones desastrosas de equipos peruanos en Copa Libertadores.

La historia es de nunca acabar, ahora vienen los cuentos hechos en casa, esas fábulas que adormecen los sentidos y que en nuestro torneo doméstico, lo disfrutamos en este apertura inédito, con casi el 60% de los equipos apiñados en la cumbre y que para nuestro nivel resulta “atractivo”. Será que desde el cielo nos han mandado un castigo, por ser devotos de la informalidad?. Será que estamos tan acostumbrados a esto, que nos parece normal ser mediocres o quien sabe y nos satisface santificar la eliminación de nuestros equipos, con la desafortunada premisa que así “nuestro torneo elevará su nivel”. Tremenda mentira que solo los peruanos lo podemos entender y lo que es peor, terminamos creyendo que es parte de nuestra realidad o nuestra cultura futbolística.

De un Cristal irrompible

Demasiada alegría por un empate, suena desatinado, si vemos celebrando al final de los 90’ a este Cristal encaramado en la cima del apertura y que salió al gramado artificial del José Diaz, con mejor promedio estadístico, ante un Alianza, peleado con su gente y sus propias limitaciones de cara al gol y los buenos resultados. Uno mira como celebran los de Cristal y como se van los de Alianza y pareciera que los tres puntos han sido celestes, pero lo que se vio en el verde fue un partido intenso, vibrante por momentos y con dos tiempos marcados para cada equipo y un marcador que fue de lejos un excelente premió a la perseverancia.

Últimamente, cuando Jonnier Montaño entraba a la cancha, no denotaba esa chispa que augure una buena actuación, tampoco en el campo encontraba respuestas para sus ideas que siempre se perdían en la inoperancia de un Benavides, que pareciera haber tocado techo y un Manco, que anda mas preocupado en su peinado y su bolsa de viaje que en bregar por su equipo. Ayer fue distinto, el “potoncito” entró enchufado, desde el inicio se le vio brioso y con otra actitud, pues encontraba una coherencia entre lo que su rapidez mental centellea para ejecutar buenas asistencias y el desequilibrio que genera, cuando suele iniciar el arranque individual. El colombiano tiene una visión panorámica privilegiada del juego. El aporte de Aguirre le cambió la cara a este Alianza carente de fuerza arriba, su rapidez fue un arma letal para meterse entre defensores celestes y crear dudas, la dupla funcionó perfecta he hizo daño muy temprano.

El hincha de pecho blanquiazul, empezó a sentir que se venía una tarde inolvidable, abajo, su Alianza desperdiciaba ocasiones para un marcador abultado y solo esperaba que la luz de Montaño no se apague y la velocidad de Aguirre no decaiga. Pero la segunda parte fue otra historia y se vino la noche. Apagada la magia, Cristal haciendo caso omiso a las voces que lo pintan de “pecho frío”, arremetió con todo y con todos sus argumentos, fue apretando, mordiendo y jaloneando sus ganas. La vehemencia le dio el premio, para irse del nacional, cantando un empate con sabor a proeza, por lo duro y remoto que resultaba y también porque le puso eso que tanto le reclaman.

En el fútbol a veces se debe actuar como en el boxeo, si al rival lo tienes contra las cuerdas, indefenso e inoperante, tienes que noquearlo y liquidar la pelea, porque si no lo haces, puede tomar un segundo aire, recuperar el aliento y en un acto de coraje indomable, te voltee la pelea y termines con la cara contra el piso. Alianza pudo escribir una página distinta y un marcador inimaginable, pero los pies de Aguirre y Montaño se enredaron con su ímpetu, talvéz confiados en que la luz de su magia seguiría encendida, pero no contaron que este Cristal se va haciendo mas fuerte con los impactos y va demostrando que a veces no siempre se jugará bien, pero si se deja el corazón en la cancha, los resultados pueden acompañar y quien sabe sea el punto de partida para que empiece a dejar en el olvido la campaña anterior. Aun falta mucho, por ello esto recién empieza como para ponerles carteles de favoritos a nadie.

El futuro del futbol en una bolsa

El día que Cristal fue con un equipo bisoño al Cusco y le encajaron una goleada, los ojos voltearon al banco donde estaba Oblitas para preguntarle con la mirada esta desproporcionada decisión. Un momentito -habrá dicho el “ciego”- a mi no me miren, se ha tomado una medida drástica y discutible, pero para con los intereses del club (por el cual le pagan) solo ha sido cumplir lo que la Ley indica o en todo caso lo que no nos prohíbe. Esto es un principio jurídico, legal e indiscutible. Si los dedos acusadores, no encuentran culpables en el verde, es fácil deducir que se encuentran mas allá, detrás del escritorio, de cuello y corbata, en la Videna, allí donde firmaron un manual de buenas intenciones, pero que en la práctica, será un libro de fábulas u otra mera forma de seguirle la cuerda al famoso dicho "Hecha la ley, hecha la trampa".

Con la norma que obliga a los equipos profesionales, a incluir jóvenes Sub-20 en una “bolsa de minutos”, se crea el compromiso que deben asumir los clubes para con el futuro de nuestro fútbol. Esto en teoría, suena como campanadas de alegoría, por fin se ha pensado en serio en la sangre joven, que de una vez por todas se le brinda su real dimensión y existe la apuesta para jugársela por los bisoños aspirantes a cracks, sin que tengan obstáculos en su camino. Pero claro eso es la teoría pura, en la práctica el hacer jugar a un Sub-20 por tácita “obligación” no garantiza ninguna ayuda y tampoco que mejore de nivel, pues quien determina su inclusión es el DT, que tiene mas interés en conservar su puesto, originando una rotación desmedida, que puede generar que muchos de ellos solo jueguen algunos minutos en primera, esto mas allá de la foto y el corte de pelo, no dejará marcada ninguna experiencia mayor o válida para su crecimiento futbolístico.

El mismo hecho que cada club tiene la libertad de poner a los jugadores que desee, ya crea vacíos en la regla, pues solo se exige llegar al tope de 1,170 minutos, no importa como ni cuando, tampoco quien o como, solo se trata de pasarle franela a la disposición y al final resulta un saludo a la bandera. La forma en que actuó Cristal estaba dentro de lo previsible, -lo sabían todos- pero causa sorpresa que siendo el club abanderado en materia de promoción de jóvenes haya forzado el espíritu de esta norma, que nació con la debilidad de su imprecisión y con el argumento del beneficio del largo plazo para el fútbol peruano. Esto crea el ambiente propicio para que los demás clubes imiten el gesto, pues ellos, mas que comprometidos se encuentran apremiados para cumplir con la exigencia.

Es cierto que esta intención, tiene visión de futuro, resulta sugerente como apuesta, pero la realidad nos golpea la cara, cuando miramos a los clubes de provincias y en la poca inversión que hacen para la formación de menores, sus presupuestos se hacen agua, contratando jugadores trajinados para lograr mantenerse en primera. De inversión en infraestructura, de apuesta seria, hay muy poco. Quizás mas que imponer poner jugadores jóvenes en una “bolsa de minutos”, sea mas productiva la exigencia mayor, como requisito ineludible, que todo equipo profesional, presente equipos de categoría menores desde Sub-15 hasta Sub-20 y estos sean puestos a prueba en torneos paralelos bien organizados por la FPF y el apoyo de la entidad privada. Que los minutos que puedan enfrentar un chico de 13 o 18 años sea en preliminares de los partidos de primera, mejor si es a estadio lleno, así se va haciendo a punta de experiencia; En lugar de estar en la tribuna, es mejor que comparta los vestuarios, con los llamados consagrados y su kilometraje se vaya incrementando con la práctica y no solo de teoría.

Lógicamente que hay mucho por decir y proyectar sueños locos, pero pisando suelo firme, es posible hacerlo, una disposición generada detrás del escritorio, no basta si primero no se ponen las bases de este andamiaje organizacional del que adolece nuestro fútbol, quizás sean las personas que deban cambiar, o talvez solo sean sus posturas o ideas sólidas y también comprometidas, pero si no hay una apuesta seria por los menores, cualquier disposición, será letra muerta y no ayudará en nada, en la regeneración de nuestro fútbol y seguiremos viendo como se marchita nuestro futuro en forma de balón.