CLASICO ES RECORDARTE

Era ahora Daniel, era hoy, justamente en un clásico, esos donde últimamente de futbol se hablaba poco y se peleaba más. Era ahora Daniel, para que esa gente vestida de blanquiazul se hermanara con la que poblaba su casa, el Monumental, izando banderas merengues y se fundieran en un aplauso intenso, sincero e interminable, como una loa a tu recuerdo, porque debías estar ahí, en la cabina, de 9 o de 10, jugando tu partido de cada semana, transmitiendo emociones como lo decías, como lo sentías. Y ese aplauso fue la muestra del reconocimiento para que nunca permita apagar la voz de quien seguirá presente, cada vez que empiece a rodar el balón y la emoción intente desbordarse.
 
En el verde un nuevo clásico, Universitario mermado de nombres, más comprometido por no perder el orgullo y tratando de suplir las carencias, pugnando por logar un funcionamiento adecuado a la mixtura de temperamentos. Alianza en cambio, de fisonomía distinta, con el título anterior bajo el brazo, buscando apuntalar en el juego, sus nuevos nombres a los ya conocidos que aportan el kilo demás en la balanza de la experiencia, tan vital y necesaria para este tipo de rigor de partidos. Pedro y Pablo en el banco, cada uno exponiendo su trabajo, buscando superar el déficit funcional natural que se genera en el inicio de temporada y que demandan un tiempo prudencial. Pero el hincha que no entiende de sistemas tácticos, ni de funcionamientos colectivos y menos de problemas internos, solo exige resultados y en ello, por ahora no le bastan las explicaciones. “No saben si es justo, solo saben que es cierto”.
 
Un primer tiempo donde la U domina con mucha intensidad, un 4-3-3 con posicionamiento defensivo para achicar espacios, marca agresiva y presión alta, neutralizando al rival lejos de su campo, hiriendo por bandas, donde Alianza sigue siendo endeble. Una defensa a ultranza ante el empuje de la juventud crema. Troglio tiró a Osorio jugándose el cuello y el chico no lo defraudó, desmarcándose siempre, buscando la asociación, cambia el 30 por el 9 en el dorsal y hace el primero, culminando un gran centro del “Chiquitin” Quintero -Aún le faltan horas de vuelo para recuperar su nivel de avión- y tuvo el segundo que el parante le niega para hacer una noche redonda. “Los palos son así, a veces juegan para el delantero y otras para el portero”.
 
Alianza recupera el aliento desde la habilidad de Quevedo y la constancia de Hohberg, falla en el retroceso crema, Schuler queda desairado y el de Alianza culmina en el testarazo que se cuela debajo del poste de Fernández. Una igualdad oportuna pues era el mejor momento de la U que no supo liquidarlo cuando tuvo el control del juego, primero por apresuramiento y otras por las benditas manos de “San Leao” que hicieron que los cremas se fueran al descanso rumiando su ineficacia. “Goles que no haces, goles que te hacen”.
 
El segundo fue distinto. Alianza replantea variantes posicionales para cortar la asociación en medio. Su 4-3-2-1 se hace funcional a un 4-3-3 con mejor rotación del balón, Bengoechea echa mano a su mejor plantel para contrarrestar la dinámica merengue. Hohberg empieza a ser pesadilla para la defensa crema y la figura del partido. Busca la personal y se cuela en el área, Schuler queda sin frenos y se lleva su humanidad. Penal indiscutible que la pegada de Cruzado, deja marcado en la red el desequilibrio íntimo. Pablo encuentra mejores variantes en el banco que Troglio. Primero Costa y después Velarde, le dan respiro a Cruzado que crece en el juego. La U se va quedando sin gasolina y es Vargas que intenta, hacer la del gladiador en solitario, corriendo la banda y lanzado balones espoleados. Pero a estas alturas para la U ya no le bastan solo el pundonor y los huevos de Vargas, hay que jugar bien y ello, sin piernas se hace casi imposible. El tercero cae más por error propio que virtud de un cuestionado Posito, que corre a Balbin y anota de remate mordido.
 
Alianza se lleva el triunfo, pero la sinceridad de Bengoechea, afirma que el marcador resultó demasiado premio. La U pudo asegurar el partido cuando mejor hacía lo trabajado en casa. Pero así como los clásicos no solo hay que jugarlos, sino ganarlos, esta vez el mayor kilometraje íntimo y su replanteamiento apoyado en mejor banca le paso la factura a la juventud merengue, que no supo controlar el vértigo y pago demasiado caro sus errores en defensa. Para Alianza de cara a su trascendental partido de copa ante Boca Juniors, este triunfo le entona el semblante y apuntala en el ánimo. Será otra historia totalmente distinta, con un rival de otro nivel y jerarquía, otra oportunidad para que un equipo peruano demuestre de que está hecho.
 
Quedará en el recuerdo, ese aplauso intenso, vibrante, por la memoria de un amante del futbol, un transmisor de emociones y caballero del análisis acertado. Quedará en la memoria el recuerdo de ese aplauso conmovedor despidiendo a la voz que nos llevó al mundial y que retumbaba en las cuatro tribunas del Monumental. Quedará en las retinas el mensaje de las camisetas blancas que portaban los jugadores de la U y Alianza “Hasta siempre Daniel. Gloria a ti en las alturas".