EL DÍA DE SAN PEDRO


Excitante, conmovedor y altamente electrizante. Los peruanos hemos vivido en una semana momentos extremadamente opuestos, pasando de la consternación a la algarabía en una cuestión de horas. Perú está en semifinales de la Copa América por la ronda trágica de los penales, una instancia en la cual se anidan nuestros más afligidos recuerdos y frente a un respetable Uruguay más hecho para estos avatares del fútbol. Fueron instantes supremos que nos hicieron sacudir el corazón y elevar nuestra adrenalina al tope cuando Gallese atajó el disparo de Suarez y cuando el “Oreja” Flores le pega al centro y el balón pasa a un centímetro del pie de Muslera desatando un desfogue de emociones. Otra vez los astros alineados y el abrazo del alma de un país reconciliado en el perdón y la indulgencia en el nombre del fútbol.

Después de la debacle del 5-0 el análisis realista lo define como un Brasil perfecto y Perú anómalo e insólito. Los expertos lo reducen como un accidente del fútbol y parte del juego, algo difícil de entender para el común denominador. En el Arena Fonte Nova de Salvador, Perú tenía un desafío para recuperar el amor propio y curar una herida, con la consabida razón que una derrota sería una motivación de demolición mediática  pero también convencido del ofrecimiento para que se haga victoria nuestra gratitud.

Uruguay un rival durísimo al que debía hacerse una contrapresión evitando las posesiones largas y los cambios de frente. Gareca propuso un esquema conservador con un 4-2-3-1 de resistencia donde Zambrano fue el baluarte y Paolo aguantando arriba. Carrillo y Flores de medios externos tomando la salida uruguaya y el arranque de Suarez y Cavani. Asumir los riesgos solo cuando se den las condiciones. Uruguay desde su 4-4-2 mostrando su dominio por la capacidad y categoría de sus hombres. Perú decidido al aguante y resistencia consumada pero con nobleza para no claudicar temprano.

Perú no llegó a inquietar con claridad. Más preocupado en defender para después existir. Uruguay lo tuvo a merced. Primero Suarez adelantado, luego Cavani que se la devora debajo del arco. El Pistolero anota y Sampaio lo anula por Nández detectado en leve ventaja. En el 2T fue lo increíble para Uruguay y oportunísimo para Perú. Otra vez Suarez y un gran gol de Cavani que fueron cobradas por el VAR en posiciones de adelanto detectado en milímetros por la tecnología. Un tema controversial con fallas aún, pero que finalmente cumple con el reparto escrupuloso de justicia. Esta vez nos tocó a nosotros y perjudicó a Uruguay. Sin el VAR otra historia estaríamos contando otro tipo de lágrimas podríamos estar secando.

Mantener el cero costó un Perú. Uruguay tiró toda la artillería al corazón del área donde Zambrano y Abram se batieron con pundonor. Este puede que sea el mejor partido de Trauco y Advíncula, se taparon bien los extremos y se pudo desbordar mejor por el lado izquierdo. Paolo siempre es una preocupación arriba. No se pudo jugar bien y sigue siendo materia pendiente. Cueva y Yotun siguen imprecisos siendo los llamados a ser los más claros. Seguimos siendo predecibles y cuesta hacernos verticales. Seguimos distantes del equipo que nos seducía hace un año.

Las imágenes del júbilo en el vestuario son conmovedoras y dejan escapar alguna lágrima traviesa. Los rostros de satisfacción quebrantan la imagen del llanto desconsolado de Suarez, el goleador de élite que erró en el lugar y momento menos adecuado. El pistolero gastó su bala de plata y asumió su culpa sumido en un desgarrador dolor que hizo conmover hasta los más duros de corazón.

Te negaron más de mil veces Pedro. Te escupieron y vapulearon los mal llamados hinchas que confunden los sentimientos despertados y el mecanismo de expresión para sacar la peor versión del ser humano. La pasión por el fútbol puede convertirse en obsesión y nublar el comportamiento racional. Algunos creen que la selección no es la representación deportiva de su país, sino que es parte de su inversión personal y asumen el derecho de criticar con mordacidad una derrota y a subirse al tren victorioso con total desparpajo. Pero el fútbol es tan generoso que siempre brinda una revancha y un desagravio para quien tuvo un error propio de ser humano, pero también una indulgencia para los recalcitrantes que lo miran con el hígado, viven exiliados de sentimiento y desviados del corazón. Era el día especial para el resarcimiento, era tu día, el día de San Pedro.






LA CORTE DEL REY ARTURO


Lo vuelve a hacer Chile, otra vez en la instancia antipática de los penales que muchas veces no representa lo que se muestra en el verde. La roja sigue su camino en busca del tricampeonato en la Copa América. El conjunto mapochino que salió algún escalón debajo de una contundente Colombia, hizo un partido tácticamente prodigioso. Tiene a la mayoría de la generación que forjó Sampaoli quien estableció un juego con mucha intensidad y de asociación extrema, que así como generaba 5 goles podía recibir 4 a cambio. Hoy Rueda le ha agregado una dosis de pausa a ese vértigo que asumía la roja y trabaja para manejar los tiempos, haciéndose un equipo calculador, estratégicamente correcto y colectivamente muy solidario.

Colombia llegaba como el mejor equipo de la fase de grupos, estadísticamente correcto, con su valla invicta y un juego asociado con automatismos que le permiten neutralizar y ser muy contundente arriba desde la creatividad de James y la explosión de Martínez y Zapata, que tranquilamente le otorgaban a Radamel Falcao el papel de suplente de lujo. Chile pasó la etapa sin ser contundente pero vislumbraba la seguridad de su propuesta ceñida al orden defensivo y la dinámica de su medio campo que para su orgullo propio, es uno de los mejores de esta Copa América. Aranguiz, Pulgar y Vidal superaron al tridente de Cuadrado, Barrios y Uribe, aislando a James por los extremos y un excelente trabajo de bloqueo de los laterales cafeteros.


Al margen del lienzo que posee en su cuerpo con sus innumerables tatuajes y su peculiar corte de cabello de guerrero mohicano, Arturo Vidal tiene una personalidad a prueba de balas. Tiene una relación de amor y odio con la gente. Pueden acusarlo de cualquier aspaviento y de su ególatra actitud para considerarse el mejor en su puesto, pero cuando se mete al verde, solo queda espacio para la admiración. Su falta de velocidad la suple con su perfecta ubicación para siempre estar en el lugar justo y la exquisitez técnica por su instinto natural para la recuperación y la descarga justa además del carácter y actitud para pisar el área rival. Es uno de los mejores asistidores del mundo y para Chile su mejor referente. Al “Rey” Arturo dámelo siempre.

En esta Copa América los ojos están puesto en Messi, James, Everton, Suarez o Cavani, pero si hay un jugador que lejos merece algún reconocimiento especial es Charles Aranguiz. Un técnico vestido de jugador, con una lectura especial del juego, un tiempista que sabe cuándo ser agresivo en la recuperación, cuando guardar la calma y en qué momento tomar los riesgos que exige una jugada. Siempre bien perfilado y anticipando el pensamiento ajeno, movimientos exactos para dirigir, distribuir que no se ruboriza si debe barrerse abajo para cortar una jugada. Jugador completo y parte de esa camada chilena que ya va llegando a la treintena de años, llenos de experiencia y calidad infinita.

Colombia que se mostró compacto y contundente, tuvo que claudicar resignado a los chispazos de James y someterse a un Chile que jugó mejor, triangulando con el balón al piso y los frecuentes cambios de frente. Un partido de alto voltaje digno de una Copa América por su intensidad. El VAR inesperado protagonista le quitó dos goles a la roja y el 0-0 llevó a las instancias que los chilenos conocen con gloria incluida.

Chile nuevamente el de tiro perfecto desde los 12 pasos. Colombia fue eficaz hasta el último penal en que Zapata deja su lugar a Tesillo. El disparo del zaguero del León mexicano se fue afuera. Alexis Sánchez con una gran sonrisa de confianza ejecutó con tranquilidad y compro el pase de la roja a semifinales. Esta vez el café colombiano no pudo saborearse con gusto, esta vez le tocó un Tesillo muy amargo y sucumbir ante la corte del Rey Arturo.



ASADO Y VINO TINTO


Argentina está en semifinales y lo ha logrado desde el vestuario, con una predisposición a logar que la solidaridad prevalezca por encima de la figuración. No fue fácil Venezuela –hace un rato que no lo es- porque cada vez se siente más atrevido y seguro de su capacidad colectiva. Ha tenido que poner mucha determinación el equipo de Sacaloni, demasiado sudor y temperamento, pierna fuerte, aunque con poco fútbol. Fue un partido con un Messi más terrenal dando pie para que prevalezca lo colectivo. Se le hace difícil a Leo jugar como sabe, siempre encuentra poblado su camino y no trasciende, pero siempre es una preocupación que libera otros espacios. Lo que para sus oportunistas detractores puede sonar a decepción, para los jóvenes que hoy forman la nueva albiceleste, es una razón especial para que desarrollen su capacidad por la generación de un natural estado de necesidad.

Juntar al Kun con Lautaro ha sido un respiro para Scaloni. El 9 le ofrece frescura y arremetida, siempre va adelante y por ahí tira un lujo delicioso como el primer gol de taco que abrió el marcador. Hasta antes de Paredes, la figura de Mascherano era insustituible y los rezos para que el tiempo se detenga eran masivos. Leandro Paredes está logrando cada día que el “masche” sea un lindo recuerdo y se va consolidando como titular inamovible. Anticipa exacto y corta el juego con una gran lectura. Lo Celso brinda más opciones de creación y el aporte de Foyth ha sido una grata realidad como De Paul y Acuña cuando les toca estar. Son los nombres de una nueva propuesta que empieza a priorizar el colectivo pero sin obviar que los históricos aparezcan en su momento oportuno, pero sin que deba ser la única expectativa que genere la ilusión.

Venezuela se ha ido de la Copa América pero ha dejado su tarjeta de presentación. Las eliminatorias serán su prueba de graduación y no sorprendería que luche una plaza con cualquier selección. Cada vez sorprende menos esa posibilidad. Dudamel fijó su idea de juego en la posesión del balón para garantizar opciones y neutralizar a un equipo argentino que había sido intermitente. No pensó encontrar un equipo con bandera independiente, sin preocuparse de rodear a Messi y más bien sumándolo al colectivo para dar una mano. Se vio a un equipo argentino comprometido, enérgico, resuelto y hasta luchador. Hizo un partido jugando más con la cabeza que el corazón, inteligente y estratégicamente lo asumió como un real partido de copa.

El Maracaná no pudo ver a Messi en su esplendor y el propio Leo lo reconoce no estar haciendo una buena Copa América. Todos esperan que ante Brasil sea la gran oportunidad. Argentina está en formación e independientemente de cómo le vaya, de aquí en adelante parece haber encontrado el camino y los hombres adecuados para el resurgimiento. Este pase a semifinales revierte momentáneamente la baja actuación que ha tenido la albiceleste., pero no ha sido por un incógnito Messi, tampoco por un Agüero opuesto al que complace al Pep cada semana en el City, por un intermitente Otamendi y mucho menos por un Di María más cerca de ser un “fideo” light. Se puede decir que se va cerrando un ciclo y la base que sustenta el recambio está en los nuevos nombres, a quienes les faltaba ese cachito de seguridad para brindar lo suyo y no depender de lo ajeno.

Se viene el clásico del Atlántico y un choque de poderes en una final adelantada, con un Brasil que por momentos es fulgurante y contundente versus una Argentina que va enderezando su camino. El fútbol en estas instancias tiende a ser demasiado voluble en su predicción, se juega más al límite y las propuestas son extremadamente tácticas. Brasil resulta un par de escalones arriba, pero los partidos hay que jugarlos. Argentina deja de lado su Messi dependencia y propone ser un equipo sólido antes que un grupo de amigos condescendientes.



EN EL NOMBRE DE JESÚS

Bendito Futbol, tú que nos regalas estos partidos tan vibrantes, intensos, con las revoluciones a mil con un epílogo digno de película de terror. El poderío de un Brasil que contra Perú hizo un partido perfecto, sin fallas ni fisuras y con eficacia al 100% versus un Paraguay digno, con toda su raza y estigma guaraní, con esos huevos de siempre que lo hacen respetable así se presente a luchar descalzo, tan solo con una lanza y un pañuelo amarrado en la cabeza. 

Lo de Paraguay es digno de un estudio científico y tema para los amantes de las estadísticas que priorizan los datos por sobre los rendimientos. En todas las Copas América que se han jugado, los guaraníes solo han ganado un solo partido de los 20 disputados. Sin embargo, en todo ese trayecto han disputado 2 semifinales y una final, nada menos. Ahora pasaron a cuartos con solo dos puntos, teniendo que desempacar las maletas de retorno y prácticamente se metieron por la ventana.  Y estuvieron a punto de generar otra debacle. Los torcedores brasileños vieron al fantasma del mundial 2014 pasearse por el estadio Arena do Gremio y desaparecer por entre las gradas silbando bajito.

Es natural dejarse llevar por el último partido. En teoría un equipo que mete 5 goles debería repetir el plato o al menos ganar con la misma contundencia. Pero cada partido es totalmente distinto, otra historia, otros actores, otro capítulo. El futbol es como la vida misma, donde la convicción resulta fundamental para lograr objetivos y en ello están incluidos los errores. Paraguay en los 90 fue una muralla inexpugnable sin fisuras defensivas, Brasil hizo lo técnicamente correcto, pero lo forzadamente imperfecto. Un Paraguay eficiente y un Brasil ineficaz hicieron un partido de un solo lado, jugado al límite y con rasgos de heroísmo.

Este Paraguay es un equipo en construcción. La llegada del “Toto” Berizzo -Un Bielsista consumado- ha sido oportuna. El DT y su perfil bajo esconden a un guerrero y sobreviviente que ha desafiado pruebas dificultosas. Enfrentó con valentía una lucha al cáncer de próstata y le ganó el partido. Su personalidad calza con el espíritu guaraní que tiene impregnado el espíritu batallador y defender en el fútbol está en su ADN. En este poco tiempo Berizzo ha logrado un sistema defensivo compacto y agresivo, pero la materia pendiente está cuando debe hacerse vertical y pasar al ataque sin perder el orden. Por ello hizo partidos memorables ante Argentina y Brasil, pero no fue igual contra Qatar y Colombia donde buscó ser protagonista.

Un partido con mucho ritmo e intensidad física genera desgaste y difícilmente puede sostenerse, menos ante Brasil, que tiene muchas variantes ofensivas y hoy cuenta con un jugador tan desequilibrante como Everton que rompe líneas desde la individualidad. Paraguay puso los pies bien puestos a tierra y sabedor que era complicado ganarlo, lo fue llevando hacia su conveniencia, ayudado también por la fortuna. Fernandez sacó dos goles cantados, el palo le dijo no a una jugada superlativa de William. Everton, Coutinho y De Jesús se la devoraron en la puerta. El balón regresaba a campo guaraní pero el reloj bajó a la cancha para ser la pulga en la oreja del equipo de Tité. 

La encrucijada de la definición por penales pone a prueba el temple para soportar el nerviosismo que recorre el cuerpo y hace temblar las piernas. El tiro de los doce pasos es una dosis de sufrimiento adicional que acelera a mil las pulsaciones en cada ejecución. El capitán Gustavo Gomez el emblema guaraní y Derlis González la joya paraguaya, erraron sus disparos. Firmino en Brasil pagó caro su afrenta a la cara de desprecio ante Perú. La última oportunidad quedó en los pies de Gabriel Jesús, que definió con mucha categoría y logró que la “Canarinha” deje en el camino a un corajudo conjunto Paraguayo que no pudo repetir la historia del 2011 y 2015.

Brasil ya está en semifinales y deberá disputar su acceso a la final en el estadio Mineirao, de Belo Horizonte, el mismo lugar y la misma instancia del Mundial 2014 donde fue humillada por 7-1 ante Alemania. El fútbol es generoso, pero a veces y solo a veces tiende a ser también travieso con la historia. Desde aquella vez Brasil viene curando una herida y ganar esta Copa América sería el bálsamo perfecto. La torcida brasileña tiene confianza en el equipo de Tité, pero para que ese recuerdo nefasto no se traiga al presente renuevan su fe, en el nombre de (Gabriel) Jesus.




RECUPERACIÓN MENTAL


Ganar era una posibilidad vinculada a la ilusión y a un deseo mental como la fantasía de llevarnos la Copa América. Empatar era una posibilidad real, perder también, pero jamás de esta manera, tan indecorosa y dolorosa que nos ha caído como una estocada en el orgullo. Cada uno de los cinco goles han sido puñaladas que nos fueron rasgando el alma sumiéndonos en una lenta agonía, hasta matarnos de dolor en una tarde fatídica. 

Es difícil encontrar explicaciones válidas cuando el resultado lapidario es una bofetada al mea culpa que asume Gareca como responsable directo. El planteo inicial táctico de un repetido 4-2-3-1 con Paolo de 9 y Farfán como 2da punta, buscó la presión alta y distraer la generacion de juego de Brasil que coaccionado por su gente buscó ser vertical con Firmino de 9, Gabriel Jesús y el veloz Everton.

El fútbol genera circunstancias que inducen al error involuntario. Nadie sale a perder menos a buscar la desgracia. Ante Brasil se puede someter la superioridad pero no cometer errores garrafales. Es como meterse a la jaula del León, se te cierra la puerta y te das cuenta que te olvidaste las llaves afuera. 

El inicio con dinámica solo duró 10 minutos. Error de posición genera la ventaja brasileña de balón parado. Cuando la mente empezaba a ponerse en alerta, llega la fatalidad vestida de groseria para Gallese, que sólo lo pueden entender los que alguna vez se pararon bajo los tres maderos. Exceso de confianza, negligencia o simple pánico escénico, vaya uno a saber. En menos de media hora remontar 3 goles ante Brasil ya es una acción titánica y tremendamente arriesgada.

El resto sólo es consecuencia de lo que generó la tormenta, dolor, desolacion y daños colaterales. Nadie se acordará del penal atajado por Gallese, porque nos ubicamos más en el efecto pero no en la causa. Es más fácil tirar leña al fuego sin ningún tipo de remordimiento. Hoy piden la cabeza de Gareca los mismos que lo enaltecieron y pusieron en el atril de nuevo redentor del fútbol peruano.

Duele mucho este papelón, nos remueve las tripas por la humillación. Pero antes de tirar la puerta pisemos suelo firme. Suponemos tener un gran equipo por los jugadores que tenemos y el ir a Rusia nos cascabeleo la memoria, pues no fue un factor de superioridad sino de causalidad. Esfuerzo si, pero tambien se alinearon los astros. A varios les ha pasado factura su actual momento y a Gareca le cuesta dejar de ser paternalista, prefiere apostar por seguir en su zona de confort. 

Quizás sea la hora de la toma de decisiones, pero tiene que ver con una voluntad de cambio. Lo radical y extremista sólo ocasiona fisuras y desgaste de tipo emocional. Gareca es el que sabe mejor que nadie lo que debe hacer. A los hinchas sólo nos toca renovar la confianza y hacer que este golpazo nos haga más fuertes. La fuerza de recuperación mental está en hacer consciente lo inconsciente. 
VAMOS PERÚ!!



EN ESTADO ARMANI

“Sabemos que no llegamos en el mejor momento… la Selección está atravesando un proceso de recambio y no somos candidatos” palabras de Messi antes de empezar la Copa América, En ese momento parecía que solo intentaba bajarle los decibeles a la presión que siempre ejerce el pueblo argentino a su selección. Quizás porque esos 26 años de sequía han logrado un grado de coerción mediática primero en sus dirigentes que no pueden sostener una idea de proceso de largo plazo y también en los jugadores y los técnicos que han pasado rasgando prestigios y nombres propios.

Y las palabras de Messi tienen concordancia con lo que tiene claro Menotti, el Director de Selecciones Nacionales, que asegura que Argentina debe priorizar la idea de juego para sacarse el estigma de tantos años sin títulos, pues esa exigencia los obliga a pensar en ganar antes que en jugar. "La Selección es un equipo en construcción. El objetivo es armar un equipo para competir en las eliminatorias del Mundial de Qatar. Y hay que ser más prudentes, si nos creemos que por tener a Messi somos candidatos, sería un error".

Esta coincidencia tiene un común denominador, el raciocinio, algo que no es virtud de la mayoría de los argentinos que exigen resultados inmediatos y demandan el respeto a un prestigio ganado con la última copa mundial con su tótem Maradona. Todo cambio generacional debe darse de forma gradual, es un proceso estructurado, hacerlo de forma radical, para acallar bocas, solo engendra improvisación destinado al fracaso inmediato. Hoy está Scaloni como DT que viene a ser el médico recién recibido que debe hacer funciones de gerente de la Clínica de las Angustias. Jugadores super valorados que no dan la talla y siempre colocando a Messi como el chivo expiatorio ante su pueblo oprimido por tanto intento y poca realización.

Colombia había dado el cachetazo de realidad y Paraguay era la prueba de fuego. Fuera el Kun y el Fideo, Scaloni pautea a De Paul, Lo Celso, Paredes, y Lautaro Martínez como entorno para encontrar el mejor juego de Messi. Más allá que se esmera a cuentagotas, que tire un clavel y le devuelvan una tuna, para Leo la selección no es un hábitat placentero, pareciera jugar al destajo, camina y solo explota cuando su radar se lo ordena. Siempre rodeado de rivales no encuentra los socios que dibujen un rombo como se acostumbró a hacerlo fuera de ese país que defiende y que no le recompensa nada.

Paraguay sin ser un equipazo, hizo el partido a su modo. Berizzo argentino y ahora su DT se jacta de ello: "Cerramos caminos, la posición de Messi, no dejamos que corra y lo neutralizamos, interpretamos bien cómo rodearlo, y a sus compañeros no les dejamos armar”. Hizo parecer a Argentina un equipo de novatos con un jugador invitado que quería abandonar la fiesta. Y Argentina se va acostumbrando a la angustia. Almirón hace una corrida memorable con Casco y Paredes de pajes, saca de la raya una puñalada que se clava en la yugular. Caras de susto, miedo y tinieblas. Armani hace un cagazo que merecía la roja como para sepultar el cadáver. Poco y nada por remontar. Paraguay bailando la canción de moda y Argentina sufriendo con una botella de Fernet.

Esta vez le toco a la Argentina. El dichoso VAR, cambió un corner en penal, la tecnología se puso la albiceleste y dejó q Messi ajuste la emoción. El vuelto tuvo a Otamendi en otra negligencia. Penal paraguayo que Derliz lo perdió cuando Armani le abrió los ojos y lo hechizó, pasando de villano a héroe del partido. El empate final no deja mucho para el análisis del juego, si para lo que le toca al equipo gaucho. Debe enfrentarse a Qatar, que como anda el equipo de Scaloni, no sorprendería si lo supera con todo el prestigio que dicen defender y aliados con el mejor jugador del mundo.

De alguna manera hay que entender que este nuevo equipo argentino está cimentando sus bases, debe tener más kilometraje para su ensamble y lograr una idea de juego sin depender de lo que Messi haga o deje de hacer. Va a requerir el compromiso y protagonismo de sus nuevos nombres para revertir este presente. Por ahora es un equipo que se encuentra en estado Armani.



FLORES DE BARRIO


La pandilla va en busca de su mejor exponente. Apuran el paso, se van pasando el balón, cruzan la calle y después de sacarle la vuelta a dos semáforos llegan a la casa. El más robusto lanza el grito: “Edisoooonnn…” y todos le hacen el corillo. El chico con cara de buenito saca la mano asintiendo que ya baja sin mediar palabra. Los chicos bajan a la vieja canchita de cemento, cuyos arcos de metal lucen oxidados por efectos del tiempo y la desidia. Es el lugar donde Edison a quien le dicen “orejas” ha desplegado su alegría, corriendo por los cerros de Collique y aprendiendo a valorar el amor por el fútbol en compañía de sus amigos entrañables.


Hoy figura de nuestra selección, Edison Flores, el engreído de Gareca estaba incómodo en la banca. Pero el fútbol es generoso y te da revanchas. Le tocó entrar en un momento en que Perú requería cerrar el partido contra Bolivia. Farfán aprovecha una contra imponiendo el músculo y habilita a Flores que pica como una tromba, en ese instante entra en un “Deja Vu” recordando sus días de travesuras en su Collique querido. Mete un freno espectacular que hace pasar dos defensas y saca al arquero de su lugar. Se perfila para su zurda, la pisa, la enseña pero no la suelta, amaga con lisura soltando un globito delicioso y el balón casi sonriendo besa la red haciendo explotar a un país entero. Un gol de esquina, de barrio y de palomilla callejero.

Bolivia no es igual que Venezuela, pero tiene una forma de jugar que siempre nos ha complicado más de la cuenta. Chumacero su mejor valor recarga su juego por izquierda y es quien mejor habilita a Martins. Por ello Gareca puso alguien con mejor lectura táctica. Polo por Gonzales variando de un 4-3-1-2 a un 4-2-3-1 que al principio no encontraba precisión para la profundidad, había dominio territorial pero sin imaginación. Se presionaba muy arriba asumiendo el riesgo que en el retroceso quedemos descompensados. Se neutralizaba pero se dejaba de jugar. La fatalidad nos toca la puerta temprano con un penal otorgado por el VAR. Lo más adecuado era empatarlo y mucho mejor que termine el primer tiempo.

Paolo tantas veces Paolo. Siempre determinante en situaciones claves. Cueva que aún no hace un partido redondo le puso el pase perfecto y en su arremetida Guerrero pareció recordar que en ese mismo Maracaná, el Rey Pelé hizo sus mejores goles. Hace una jugada de super crack, a velocidad supera la defensa y se la toca sutilmente a Lampe para abrirse un poco y pasar por detrás definiendo como los dioses. Era el empate que ayudaba a recuperar la confianza y avizorar un futuro incierto cuando ya no tengamos con nosotros a nuestro Paolo Guerrero. El puto amo del gol.
   
Si siempre reclamamos la falta de jerarquía hoy Paolo y la “Foquita” firmaron el acuerdo de hacer felices a todos. En el 2T fue muy distinto Perú, pudo ser más claro en los ataques, su paciencia no se hizo pasividad. Variantes de juego donde Guerrero y Farfán fueron determinantes. Impusieron su categoría haciendo que lo individual sume al colectivo donde seguimos en deuda. Paolo desde la izquierda le pone un centro al “10 de la calle” y como en el  Lokomotiv ruso conecta un cabezazo inatajable para el 2-1. Una actuación destacada de este par que cada día imaginariamente queremos inyectarles 20 años más de vigencia. Otro valor importante hoy fue Tapia y su capacidad para devorarse la cancha imponiendo toda su personalidad y contagiando al resto.

Aunque esta Bolivia haya sido muy distinta a la del 1T ante Brasil y tenga muchas limitaciones, es virtud de Gareca las prioridades que decide. Este triunfo reconforta en al ánimo, pero tampoco debe esconder la basurita debajo de la alfombra. Nos falta recuperar ese “punch” que nos hacía pensar que podíamos competir de igual contra cualquiera. Es cuestión de seguir confiando que el equipo va a crecer, necesita esa evolución. Brasil puede que sea local y la bestia de siempre, pero el fútbol ha cambiado tanto que ya no resulta loco pensar solo en no perder, se puede lograr algo mas, porque no?

El epílogo de este triunfo está en el rostro del “oreja” Flores celebrando ese tercer gol, que lo gritó con el alma, con la rabia contenida por sentirse importante y por todo lo que se le reprochó por el gol fallado ante Venezuela. Como decía el gran Daniel Peredo:“Paren las orejas, cuando aparece Flores, pasan cosas”.




ORGULLO URUGUAYO


Fue por el 2009 en un viaje a Montevideo Uruguay, conociendo el mítico Estadio Centenario, después de dar un paseo por el Museo del Fútbol y mirar tantas imágenes de la historia uruguaya de todos los tiempos que, tuve una charla amena con Ariel, un tipazo bárbaro que trabajaba en el local y que hacía las veces de un instruido guía que contaba detalles adicionales que no se conocen mucho sobre el estadio, el Museo y la historia misma de ese país.

- ¿Cómo es posible que, siendo un país tan pequeño, tengan tanta historia de triunfos a nivel mundial? Le pregunté intrigado y en medio de la charla, después que me había nombrado varios jugadores y equipos peruanos que conocía de memoria y que pudo ver jugar en el propio Centenario.

-Yyyyy, la respuesta tiene tres partes ¿vio? Al menos es como sho lo siento -Me respondió abriendo los ojos y tomándose los bigotes con sus dedos

-Pero estimo que debe existir una razón muy concreta para que ello suceda- Expresé con curiosidad. Ariel me miró fijamente y mostrándome su mano levantó el pulgar.

-Primero tiene que ver la genética, al ser un país chico venimos de una estirpe muy competitiva y triunfadora en el fútbol, eso se ha dado por generaciones.
Segundo -levantando su dedo índice- la Cultura, acá se nace pateando una pelota, los nenes juegan fútbol todos los días, mas donde hay pobreza y no existe otras distracciones, los padres muchas veces prefieren que los pibes jueguen al futbol antes que ir a la escuela. El fútbol lo es todo y todos viven en torno al fútbol.
Finalmente, la pasión amigo -Me dijo tomándose el dedo mayor con la otra mano y mirando al infinito- sin pasión no seriamos lo que somos y a ello le sumamos que hay muchas categorías en los nenes y uno puede ver en el finde a miles de chicos jugando, moviendo a familias enteras, son dos mil partidos por semana… Imaginesé, casi medio millón de personas involucradas, ¿de la nada tampoco es eh?... Me miraba sin dejar de sonreir.

Cuando salí de allí, me quedé pensando y analizando las imágenes del Museo. Al año siguiente Uruguay perdió contra Alemania el tercer puesto del Mundial de Sudáfrica 2010, llegando más lejos que Argentina y Brasil. Cuando el “loco” Abreu declaró con mucha bronca "Es nuestra forma de ser y cómo somos como grupo" las palabras de Ariel cobraron sentido. Uruguay siempre es protagonista de cualquier torneo de selecciones y candidato al título, no importa como llegue ni como juegue, siempre tiene ese particular plus adherido a su ADN futbolístico que le garantiza pelear en lo más alto con mucha convicción. Tiene los hombres adecuados que se renuevan para emprender cualquier pelea y en distinto entorno de dificultad.

En esta Copa América 2019, Uruguay en el debut arrasó a Ecuador, lo maniató y zarandeó ayudado por una justa expulsión para jugar con un hombre demás gran parte del partido, pero no es justificación. El equipo del Maestro Tabárez, hizo parecer a Ecuador insignificante, nunca aflojó en ninguna parte del partido, incluso cuando iba 4-0 en el marcador mantuvo siempre el hambre de buscar la red contraria con potencia, verticalidad y ráfagas de buen fútbol.

Uruguay hoy posee alternativas en banca para distinta necesidad, Torreira, Stuani, Valverde, De Arrascueta, Pereiro y la inclusión de Nico Lodeiro para ser la alternativa perfecta de Suarez y Cavani en sus paredes de 30 mts. Atrás Godín va educando a un joven Gimenez para suplirlo en el futuro y Nandez que es la mejor expresión de la raza y temperamento uruguayo. Esto recién comienza, pero el conjunto charrúa ya dio muestras de su protagonismo consumado. Una goleada contundente que Tabárez lo apacigua con una cubeta de humildad “El dulce es bueno pero estropea los dientes”.

Recordaba las reflexiones de Ariel cuando nos despedimos en la puerta del viejo Centenario y su frase final que lo dijo con mucho orgullo y que le dan crédito a lo que uno puede admirar cada vez que la celeste salta al gramado: “Los uruguayos nacemos gritando gol y respiramos fútbol, es nuestra razón de ser, de vivir y sobrevivir”



UN CAFÉ BIEN AMARGO


Un debut amargo para Argentina, tan amargo como el mate y contrario al sabroso café colombiano. Si se mira desde el resultado el 2-0 hace presumir una superioridad en el verde que no fue tan marcado. Colombia es hoy por hoy no un equipo solamente, es un plantel con jugadores de nivel competitivo y que ya mostró sus credenciales de candidato. Argentina en cambio, presenta un equipo renovado, nuevos nombres y el debut de un DT joven y que aún no da visos de ser el realmente idóneo para dirigir a una selección con un entorno tan complejo.

Para Argentina tener a Messi le brinda una categoría especial, pero ello le resulta más para los rivales que para su propia gente y aquellos que viven en una eterna comparación esperando cualquier traspiés para soltar toda su antipatía encubierta. Es cierto que Leo en su selección no logra los picos de rendimiento que en el Barcelona, pero no es el único. Agüero es un 9 brillante en el City y referente de Guardiola, pero tampoco da la talla en este equipo, donde le cuesta asociarse y generar el desequilibrio. Di Maria figura del PSG, flojísimo y pasa desapercibido. Otamendi no es el central de lujo que se requiere al fondo y los recién llegados les va a costar suplir a los nombres en función y rendimiento. Pero siempre será Leo el que reciba los palos.

Colombia ha hecho un cambio estructural en su juego, tiene que ver con la idea de Queiroz, que basado en su potencia muscular imprime precisión, orden e intensidad para jugar, coordinación para presionar enérgicamente y solidez defensiva para avanzar con su 4-3-3 clásico y colectivamente hoy posee mejores jugadores que Argentina. Es un plantel que no tiene suplentes, pues cualquiera que ingresa lo hace mejor que el anterior. La albiceleste en cambio postula un 4-4-2 desprolijo que le cuesta lograr que sus piezas logren el engranaje en la elaboración, se hace demasiado dubitativo y previsible. Entonces las miradas van para Messi, que sin espacios y con tres hombres que le hacen la marca zonal y con relevos, lo desconectan, no encuentra la sociedad, se aísla y se hace más terrenal. La magia no aparece y el rival se devora la imaginación ajena. Leo tiene una forma de jugar, ha crecido en un entorno netamente europeo, donde las licencias y respeto a la integridad es otra. Cuadrado pudo irse antes por una falta a Leo y quizás la historia cambiaba, pero en Sudamérica le cuesta a cualquier figura estelar ser el mismo de siempre.

Tampoco se puede lapidar a Argentina por un partido. Un resultado que se define en el tramo final, en su mejor momento y cuando más cerca estaba de imponer condiciones en el arco de Ospina. James hace un cambió de frente con precisión y Roger Martínez impone el músculo para la diagonal y suelta un bombazo que se clavó como daga filuda en la confianza gaucha que hasta allí, latía con ganas para irse con un mejor resultado. A sufrir cuesta arriba y cuando trataba de esfumar los fantasmas Colombia le dio el cachetazo de realidad, con la triangulación de Lerma, Martinez y la “bestia” Zapata que culminó una contra infernal para terminar de pisotear el orgullo argentino.

Argentina muestra ser un equipo en formación que le va a llevar tiempo consolidar. Colombia en cambio ya tiene una identidad de juego, su individualidad está marcada y tiene un respaldo colectivo que muestra un equipo sólido, muy fuerte atrás y con un trivote con mucha dinámica. Barrios y Cuadrado repercuten más que Rodríguez y Paredes. Martínez y Zapata en eficacia pesan mucho más que Lo Celso y el “Kun” y James insertado en el colectivo trasciende más que el propio Messi. En una valoración objetiva un mejor plantel siempre termina doblegando a un equipo que basa su poderío en un solo jugador.

Colombia le sirvió a Argentina un café amargo y de paso una exposición vivencial de lo que es un equipo que tiene chapa de campeón. Pero el fútbol es generoso y también de momentos, por eso esperemos tranquilos y sigamos disfrutándolo que esto recién empieza.




PERDIDOS EN UN VAR


Gareca termina la conferencia de prensa con una frase “No me voy conforme con el resultado, pero si con el rendimiento”. Repasando el partido el cuestionamiento radica en la forma y no en el fondo. Esta Venezuela no tiene ninguna similitud con equipos de antaño. Ha trabajado bien la parte física y su renovación constante le da alternativas para sus variantes de juego. Se hace un equipo muy duro y complicado por el orden que impone en sus líneas y la forma de Dudamel para preparar los partidos. Se ha hecho fuerte atrás, trabaja bien la contención y le impone vértigo a la contra. No tiene la jerarquía de otras selecciones pero sigue progresando a grandes pasos.

El “Tigre” es consciente que Yotun y Cueva no recuperan aun su nivel. Carrillo no ha vuelto a ser el mismo del Mundial. La “culebra” pareciera estar cambiando de piel y su veneno haber perdido su poder letal. Por ello se entiende la formación de Gareca y el 4-3-2-1 nominal con rotación al 4-3-3 o 4-4-2 sin balón. “Canchita” Gonzales por Flores como aporte de Tapia y Yotun para priorizar el orden. Farfán en la función de ser el enlace para dejar que Paolo aguante en el frente. La cautela como síntoma de precaución y evitar sorpresas desagradables. Esperar en  tres cuartos de cancha, algo no inusual en el equipo, pero las circunstancias lo ameritaban. Perú parecía visitante y Venezuela el local.

En este tipo de partidos un gol inicial cambia el ritmo y condiciona cualquier planteamiento original. Con la vinotinto como protagonista Perú encuentra el gol en definición deliciosa de “canchita” Gonzales, pero que Roldan nos hizo tragar nueva saliva, cuando decide anularlo por un fino adelanto, luego de verificarlo en el VAR. El partido fue parejo y la impaciencia acompaño al equipo de camino al camarín. Un 2T con mejores variantes. Flores sin estar 10 puntos resulta más acoplado al grupo y suma en la elaboración. El ingreso de Polo fue una apuesta de Gareca para el desborde y no pasó de un regular intento. Carrillo jugó el epílogo sin tiempo de mostrar demasiado. Se reclama la actitud del DT pero es el que conoce de primera mano el estado físico, técnico y mental de sus jugadores.

El partido pudo definirse en forma contundente. Primero fue el VAR para anular el cabezazo de Farfan por un ligero adelanto de Trauco y luego la milagrosa mano de Fariñez -el joven portento de arquero que de seguro esta Copa América será su trampolín a Europa- luego que Flores se la había encontrado a dos metros de su arco. No se pudo hacer un partido bueno pero quizás uno que puede denominarse como correcto y al final el resultado no se ajusta a lo que sucedió en el verde. Perú tuvo los méritos para ganarlo, pero jugó como para solo empatarlo. No es malo el resultado si se gana el próximo partido, pero sobre todo se recupera el nivel de los que marcan el orden y el equilibrio del equipo.

El VAR es una herramienta tecnológica que se ha impuesto como ayuda para los jueces a impartir justicia. Hoy resulta negativo para los que prefieren que el margen de error sea parte de la fiesta del futbol y otro sector opina que brinda la seguridad que ningún cobro tenga visos de ilegalidad. Pero de una u otra manera –como hoy a los peruanos- va a generar una obligación a mantener contenido el grito y congelar la celebración, hasta que el árbitro corrobore que nuestra alegría tiene fundamento válido. Si es a nuestro favor –como en el Mundial- de seguro nos quedaremos callados, pero si es en contra nuestra  –como el de hoy- nuestra bronca tendrá una motivación cuestionable.

Hoy en el Arena do Gremio de Porto Alegre, Perú pudo ganarle a Venezuela en condiciones normales de apreciación del árbitro, pero tuvimos que mordernos los labios de impotencia dos veces y devolver el grito a la garganta por orden de la tecnología. Un empate que nos ha dejado a todos los peruanos con un trago desabrido en la boca y perdidos en un VAR.


LA CASA SE RESPETA


Se subió el telón para esta Copa América 2019 y el anfitrión Brasil, vivió en carne propia la presión de su propia gente. La imagen del final de los primeros 45’ con el Morumbí retumbando no en aplausos pero si en rechiflas, eran un mensaje directo a cada jugador que abandonaba la cancha después de una primera parte donde las buenas intenciones se estrellaron contra un planteo defensivo natural de una Bolivia que apeló a todos sus recursos para no verse vulnerable.

Quién sabe si por la cabeza de los torcedores, la inoperancia en el marcador, le traía recuerdos aciagos del 2014, una herida curada pero no cicatrizada del todo y que ante circunstancias azarosas las vuelve a sentir en carne viva. Esa coerción ejercida por la “torcida” representa el reclamo de un país futbolero que desea a toda costa ganar esta copa, para que sirva de ofrenda por ese dolor vivido.


















El “Scratch” tiene un plantel rico en potencialidades y una diversidad de opciones para facilitar las decisiones de Tite. Un primer tiempo flojo como la propia inauguración. Los ataques veloces por bandas con Neres y Richarlison no encontraron un buen enganche. En el replanteo se buscó generar mejor los espacios y romper las dos líneas de cuatro que hizo Bolivia. Un acierto radicó en sacar fuera del área a Firmino y tirarlo por bandas para que Coutinho despliegue su juego en libertad, esa que pareciera no tener en el Barca. La no presencia de Neymar le quita explosión al ataque, Tité suple aquello con la versatilidad de sus medios para que siempre haya uno o dos jugadores libres y generen espacios. Su trivote defensivo no está en su mejor momento pero lo suple con variantes posicionales que lo hacen mas compacto en sus líneas.

Brasil es como esa fiera salvaje que adormita su flojera y se despanzurra por su hábitat doméstico, pero basta que algún atrevido intruso le pise la cola o lo despierte con intencionalidad malsana, para ser capaz de levantarse de súbito y en su enojo despedace la humanidad del fisgón de un solo zarpazo.  La impaciencia de la “Torcida” en la tribuna, era la llamada de alerta para el equipo entendiera el mensaje. Primero se hizo notar quien no debía. Pitana recurre al VAR (novedad en este torneo) y Coutinho abre el marcador. Después un desborde de Firmino que el azulgrana conecta de oportunísimo testarazo (atención Perú). Desde allí el trámite se hizo manejable. El ingreso de Evertón fue oportuno para que nos regale un tremendo pedazo de gol. Al mejor estilo de Neymar hizo una diagonal fulminante y la puso lejos del portero Lampe. GOLAZO!!

No fue un partido de luces con sabor y sandunga, una Bolivia demasiado cautelosa que va a extrañar y sentirse huérfana cuando ya no juegue Martins y un Brasil que al final cerró un marcador que dejó no contentos a todos pero si tranquilos. Brasil siempre empieza caminando y acelera según las circunstancias, hasta que logra arrollar sin contemplaciones. Normalmente cuando vemos este tipo de partidos, hacemos conjeturas sin medir la jerarquía que posee el equipo brasileño. Dejemos este partido en el archivo, hay que esperar que nuestra selección brinde una muestra de rebeldía y supere este momento de oscilación entre lo que logramos como grupo y lo que nos está costando recuperar como equipo. A seguir alentando.


UN CAFÉ REPARADOR

Colombia vino de visita, lo hicimos pasar a la sala y lo invitamos a departir una amistosa reunión. La charla placentera se fue haciendo altisonante conforme las bromas fueron subiendo de tono y la irreverencia de la visita tocó las fibras sensibles de nuestra tolerancia. Caímos en el juego irónico de las palabras mal intencionadas de este vecino petulante y decidimos echarlo a la calle no sin antes dejarnos una frase de tres segundos: “Te has creído demasiado grande, cuando en realidad siempre has sido un chico que quiere crecer demasiado rápido”.

Colombia se ha convertido en duro escollo para Perú. Los cafeteros mantienen hace buen tiempo una estructura de juego que no ha cambiado en su esencia, solo sus intérpretes. Nuestra selección siente que juega contra un espejo, sus movimientos se hacen predecibles, se siente superada en el control del juego y termina cayendo en la impotencia que lleva a la fricción. Confunde la velocidad con el apresuramiento y el ritmo en un peligroso descarrilamiento emocional.

Perder siempre molesta, así sea amistosos, más por la forma que por el resultado. Los partidos de ensayo sirven para armonizar el funcionamiento del equipo, se priorizan los aspectos tácticos, el afinamiento del esquema y rodaje del posible equipo titular. El resultado siempre es una consecuencia. Pero cuando las cosas se salen de control, una expulsión idiota, seguido de un gol visitante y un devenir de vacilaciones que llevan al colapso generando un marcador humillante, es mejor bajar un cambio, reparar el pensamiento y hacer un replanteo reflexivo alejado de apasionamientos.

Es típico en los hinchas a nivel mundial -no es patrimonio peruano- que asocien de manera afiebrada los resultados inmediatos y saquen su bola de cristal con su predicción futurista. Hace menos de un año este mismo equipo de Gareca ofrecía actuaciones ilusorias en Europa y dejaba en el hincha la utópica sensación de poder ganar la Copa América. De pronto se crearon demasiadas expectativas en esta selección y por ello ese mismo hincha que salía por plazas y calles soltando su emocionado y orgulloso patriotismo, después de los últimos partidos y este testarazo colocho, cambió sus buenas vibras por dudas y no confía siquiera en pasar la primera ronda.

Perú no ha vuelto a ser el equipo con dinámica, de salida limpia, posesión y buena circulación del balón. Que sabía ser vertical y profundo para generar situaciones de gol y podía enfrentar a cualquiera. Hoy se ha vuelto demasiado previsible y tiene dificultad para amalgamar ese automatismo por el cual Gareca encontró alternativas de juego. La razón está en la individualidad. Nuestros mejores referentes no pasan por un buen momento en sus clubes. Para una justa competitiva de esta índole, los automatismos requieren de todos los jugadores 10 puntos. Antes que beligerante en su actuar Perú necesita recuperar su identidad para jugar.

El tema defensivo tan cuestionado, no se resuelve por reprochar las parejas de centrales, sí por las variantes posicionales para neutralizar al rival desde su campo propio. Fuera Hurtado, no es descabellado pensar que Ballon vaya a ser más protagonista de lo que pensamos. Nuestra mejor virtud fue el juego colectivo y el virtuosismo (el conocido “Chocolate”), regresar a ello con argumentos ofensivos es la prueba para Gareca. Recuperar algo que parece adormitado es la premisa, pero gran parte de ello radica en mantener seguridad atrás y las ideas en orden en el mediocampo.

Los amistosos previos a la Copa América dejaron un margen a la duda, pero es hora de confiar, no hay de otra, tirar nombres nuevos en esta hora resultan monedas al pozo de los deseos. Es momento de elevar las banderas del optimismo, no somos potencia solo por haber ido al Mundial, tampoco los peores por perder partidos de ensayo y mucho menos poseemos un plantel que genere envidias ajenas. Seamos conscientes de lo que tenemos y valemos, salgamos a competir, que fue un objetivo logrado y dejemos que la historia se escriba paso a paso y no cayendo en ese juego perverso de las predicciones oportunistas. A seguir alentando. Vamos PERÚ!!.



UN CRISTIANO DE TODAS LAS NACIONES


El día que la UEFA decidió crear la Liga de Naciones para darle una categoría más competitiva a las fechas FIFA quitándole el carácter de “amistoso” aprovechando la pausa entre el final del Mundial y las eliminatorias rumbo a la Eurocopa, eligió también que en su primera versión, la final del torneo se daría en Portugal en el Estadio Dragao, donde suele jugar el Porto. Pero nunca pensaron que tamaña decisión tendría una feliz coincidencia para el propio anfitrión, que en base a una excelente campaña dio la vuelta olímpica y fue la copa  número 32 para un futbolista nacido para ganar y criado entre trofeos: CRISTIANO RONALDO. Así con mayúsculas.

Después de una semifinal electrizante Holanda había dejado atrás a Francia y la poderosa Inglaterra, mientras que Portugal llegó a la final del torneo tras derrotar a Suiza por 3-1 con un “Hat-Trick” y una actuación memorable de Cristiano Ronaldo. Una final con mucha expectativa por el resurgir de una renovada selección holandesa y un derroche de juventud que deja para la imaginación el futuro del futbol del viejo continente. Buscaba reivindicarse tras quedarse fuera del Mundial 2018 y la Euro 2016. Portugal por su parte viene constituyéndose en una fuerza competitiva en Europa que suma a su palmarés su segundo cetro continental en menos de 3 años.

Cristiano Ronaldo es uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos, para muchos es el mejor del mundo por encima de Lionel Messi, en su disputa mediática. CR7 es un ganador sin discusión, el portugués ha demostrado a lo largo de su carrera ser un jugador completo y un goleador especial. En el área es un “animal del gol”. Posee una mentalidad de hierro que lo ayuda a sentirse siempre mejor que el resto y logra demostrarlo en hechos reales. Algo que se confunde con el ego, pero que compone su personalidad que rompe las barreras de lo habitualmente correcto. Portugal guarda en su baúl estadístico un antes y un después de CR7.

Portugal ganó el duelo a Holanda 1-0 siendo la figura Gonçalo Guedes quien anotó el único tanto y aunque en esta final CR7 no gravitó tanto por la marca superlativa que le impuso el notable central Virgil van Dijk, con quien disputa junto a Messi el premio para el Balón de Oro, igual al final festejó con una alegría inusitada. Estaba en casa, con su gente, recordando quizás con melancólico regodeo aquella final de la Euro del 2016 que no jugó ante Francia por lesión y lo dejó con un sabor agridulce. Esta vez dio la vuelta olímpica bañado en euforia, sintiéndose absoluta e inmensamente consagrado. Para eso se mentaliza y se esfuerza física y psicológicamente cada minuto de su existencia, para ser un ganador y triunfador. Una leyenda.

Mientras en Sudamérica seguimos con los partidos amistosos, en Europa le dieron un valor agregado, un nivel competitivo que en la práctica mide fuerzas reales de las potencias futbolísticas del viejo continente. Agrupados en Ligas por niveles y de acuerdo a su ranking mundial, este torneo que nació sin muchas expectativas, ha terminado siendo una real competición. Esta vez lo ganó Portugal y en su propia casa, celebrando como si hubiera ganado un Mundial. Lo merecía el equipo luso que se ha superado a sí mismo y lo merecía también Cristiano Ronaldo, un predestinado para el triunfo y alguien para quien los títulos son su razón de ser y existir. Quien sabe cuántos años más le quede a este monstruo victorioso en el fútbol. Por ahora disfruta de este nuevo galardón y de ser un Cristiano de todas la Naciones.




UNA CUESTIÓN DE CONFIANZA


Una nueva Copa América y otra vez se vuelven a encender los faroles del entusiasmo post mundialista. Perú integra el Grupo A junto a Brasil, Bolivia y Venezuela. El 15 de junio en Porto Alegre es el debut frente a una Venezuela que ya no es la misma de antes –ninguna selección lo es- y será un escollo difícil de superar. El primer partido resulta clave para presupuestar la estancia larga en Brasil.


La lista final de Gareca tiene nombres que no tienen discusión y otros que despiertan el debate frecuente en el hincha y el periodismo que asume discordancias que obedecen más a gustos personales o comparaciones antojadizas que a un análisis técnico consecuente. El tema Pizarro rompió los cristales del equilibrio emocional. Primero Gareca que en su afán de reforzar su decisión de convocatoria, expuso una autoexclusión de Claudio y la respuesta del “bombardero” fue un misil que terminó por destruir –lo que quedaba- cualquier escondida intención de invitación. El “Tigre” en su afán de mantener su diplomático discurso en ritmo de milonga, se excedió en la motivación y recibió un cachetazo irrespetuoso con letra y música de Reggaeton.

El retorno de Zambrano tiene un mensaje claro de Gareca, atrás requiere un hombre de carácter, ese que le ha jugado en contra del central y que se espera los años hayan hecho mella en su personalidad, no por nada se hizo el viaje hasta Suiza a observarlo. Finalmente el “Tigre” terminó brindándole una oportunidad al “Leon” para compartir el mismo hábitat futbolístico. Lo de Aquino tiene un inoportuno fundamento médico y Ramos solo es la “sombra” del mundialista. Se quedaron fuera Joel Sánchez y Da Silva al igual que Arias y Cartagena, que en teoría pudieron ser  interesantes recambios. Gareca siempre ha priorizado el grupo, por encima de los nombres, en el tiempo lo ha fortalecido con jugadores que han sabido suplir las ausencias y prevalecer el plantel por encima de un equipo.

En el análisis de los últimos partidos jugados por la selección, se ha visto un desequilibrio entre líneas y desfases para mantener el ritmo de juego. La constancia de Gareca para vigorizar el estilo que postula y el respeto a la identidad, desde una salida pulcra, triangulaciones con mucha dinámica para buscar el control del juego y la descarga vertical lo hicieron demasiado predecible, algo que los rivales le tomaron la mano y le complicaron poder jugar bien -no bonito que es diferente- haciéndose difícil ganar con propiedad que siempre es importante, sobre todo a equipos que tienen similitud en características técnicas y sistemas de juego.

De cara a la Copa América Gareca busca priorizar en la selección un cambio estructural en el juego. Para ello se nutre de jugadores de mucha versatilidad, entiéndase esta cualidad a la capacidad de adaptación con rapidez y facilidad a distintas funciones que el futbol moderno exige. Polo y Hurtado que pueden ser cuestionados cumplen con ese requisito al igual que Carrillo, Cueva o Flores que en su polifuncionalidad son útiles para los enroques. De los nuevos “Canchita” Gonzales ha resultado una grata alternativa, no solo brinda desborde en banda, hoy es más dúctil y ha sumado una vocación defensiva con salida prolija. A ello hay que sumarle las variantes que Gareca intenta aplicar al sistema para que los movimientos posicionales no perjudiquen el esquema táctico, mejorar la sincronización cuando la presión alta genera descompensaciones en el retroceso, controlar el vértigo y que la paciencia no se convierta en una peligrosa pasividad.

Costa Rica ha sido el primer ensayo que deja una satisfacción equilibrada. Buena por el resultado ante un rival que fue exigente y tranquilizante por la seriedad como fue asumido el encuentro de manera colectiva aunque se hayan visto altibajos propios de estos partidos amistosos. Ofensivamente aplicados con mucha dinámica en el arranque y defensivamente laboriosos con una pareja de centrales Araujo – Abram que ha traído consigo el punche y pegada argentina. Tapia respaldado por un Gonzales sorprendente y Ruidiaz en su mejor versión con la selección. Cueva arropado por Gareca nos regaló una pintura de gol, a desmedro de la cintura del central tico y que por esta noche lo ponemos en un cuadro en la sala de la casa.

Se viene Colombia, rival con más fuste y que es nuestra imagen y semejanza contra quien siempre se nos hizo complicado hacerle buen juego. Es el último ensayo antes del viaje a Brasil y tomando la cautela del caso debe asumirse con la misma seriedad. Gareca desde la convocatoria ha dado muestras de seguridad en su criterio, dejemos que el “Tigre” siga haciendo su trabajo, siempre hay cosas para corregir, su crédito aún tiene saldo a favor y por ahora todo resulta siendo una cuestión de confianza.