A Chile le toco
bailar con la más bonita del baile. Pero le salió respondona, se confió
demasiado en su carita de cielo y su mascota de canguro, pasando un susto que
pudo sopesar con un resultado con sabor a goleada pero que más tuvo tinte de
equiparidad. Fueron tres puntos valiosísimos que pone a la Roja de cara a
conseguir dos empates para entrar en octavos.
Este Grupo B
contiene a España y Holanda, los finalistas del último Mundial. Un objetivo
durísimo para Chile que necesitaba arrancar bien y lo hizo, con visos de
goleada cómoda. Se encontró dos goles arriba con mucha facilidad, Sánchez y
Valdivia con un golazo, pero Australia reaccionó y llegó a ponerlo en serios
aprietos.
El equipo de Sampaoli tiene el estilo de arriesgar siempre. Puede golear de inicio como lo pueden vapulear por aventurero. Pero ha hecho prevalecer su buen estado físico para copar la cancha y tener siempre hombres en cada sector. Pero ante Australia el resultado y la diferencia rápida se nubló y Australia encontró por dónde empezar a complicarlo con poco. Así, Cahill descontó sobre el final del PT, sacándole dos cabezas en el salto a un Gary Medel que jugó como zaguero.
En el complemento, Australia fue confianzudo y dispuesto a seguir faltándole el respeto. Le robó la pelota y dentro de sus limitaciones se las arreglaron para complicar de cara al gol. Hasta el final el partido se hizo denso, peleado, imprevisible. Cualquiera que la metiera iba a hacer justicia y, cuando no había más tiempo, Beausejour sentenció el 3-1, sufrido pero no inmerecido.