Todo
comenzó con un bombazo. El pase a Di María para que el “fideo” defina en su
mejor perfil. El Zurdazo fue seco pero hubo rebote. El Lio que la sigue y a la
carrera suelta el botín mágico para inflar el arco de Enyeama aquel arquero que
en el 2010, le impidió con su humanidad y una actuación memorable que se haga
presente en el marcador. El grito de la tribuna fue descomunal, por la
velocidad del arranque argentino, por la justeza de la jugada y por la
definición magistral de Messi, porque otra vez era el que se hacía presente,
con todo el brillo de su talento, para comandar el barco. Comienzo electrizante,
espectacular.
Demasiado
temprano para morir. No duró demasiado la alegría, vaya uno a saber, aun se estaba
saboreando el primer gol argentino y las repeticiones hacían sentir el
saborcito de dulzura en la boca, cuando vino el empate. Contragolpe Nigeriano
agarró en subida al equipo, en plena cuesta, Musa, la pone lejos del
“chiquito”, que fue a destiempo y la igualdad llegaba justo para ponerle más
picante a este inicio vertiginoso. El gol fue un desbarajuste que se tiene de
forma, de base, es la parte neurálgica de la albiceleste, la pata coja de la
mesa. El sistema defensivo, que es un viento tibio y no hace sintonía con el
vendaval del ataque. No son los nombres, es la forma como se defiende, hay un
ataque demoledor que cuando llega al área contraria, deja al desamparo los
espacios y ello para un equipo tan potente de músculo como el Nigeriano resulta fatal si te encuentra desacomodado.
Pero
tener al mejor jugador del mundo, a veces no es un plus, es una bendición. Lo
que jugó Messi hoy es lo que produjo Argentina. Lo que significó Messi hoy,
definitivamente es lo que pesa en este equipo. Es el todo y el complemento, es el mas y el distinto. Quizás quien por ahora lo secunde sea Di María, pues el "hijo del viento" al que solo e falta el gol, pasa por el mejor de sus momentos. Cuando se iba cerrando el primer
acto, vino la obra de arte en escena. Ya lo había avisado antes. Falta contra
el 10 que acomoda para su zurda. El chanfle fue perfecto, exquisito y elegante,
la pelota se fue haciendo una parábola y dibujando un cuadro de colección. El
buen arquero Enyeama no quiso malograr el trance, solo la siguió con los ojos,
la pelota obediente, fue a descansar donde el genio ordenó. Tremendo pedazo de
gol. En el día siguiente del cumple, era la cerecita en la torta. Bajen el
telón.
Inicio
del complemento arrebatador, Argentina al frente y otra vez lo dicho, nula
culminación en ataque y contragolpe fatal. Desconectados al medio y cierre
remendado. Otra vez Musa, como para que lo recuerden en sus sueños, despunta
por el medio y clava el empate, sorpresivo sí, pero muy ajustado a lo que
pasaba en la cancha. No pasaron ni cinco minutos y un bombazo en el corner,
encuentra a Rojo, que tenía pensado cabecear, terminó metiéndola de rodilla,
acaso importaba, era el gol que daba tranquilidad. El que daba la calma para
esperar el tope en octavos con la siempre difícil Suiza. Era el momento para darle
un respiro a Messi y ensayar a tenerlo cerca, pero a jugar con su ausencia. Y
se hizo diferente, todo, se empezaba a jugar a media luz.
Por
ahora sirve este resultado, desde el mejoramiento en el juego, aunque con la
siempre materia pendiente atrás. El curso de cargo, la mochila pesada. Hay un problema serio por resolver. Puede que
con otros equipos y en otras instancias, se juegue diferente. Pero se sigue en
el mismo problema. Lo mejor está en el ataque, es fulminante, pero el recorrido
de Mascherano y Gago se empequeñecen cuando le quedan hectáreas de terreno por
cuidar. Argentina puede hacer cuatro goles, pero fácilmente puede encajar lo
mismo. En su área, en el mano a mano, hay distensión, puede que cuando se
transforme todo lo que se elabora, la basurita se esconda en la alfombra, pero
sigue la duda y crece el rezo para que Messi siga frotando la lámpara.
Hoy
estuvo el Pep Guardiola en butaca, ha gozado con los goles de su hijo putativo,
lo vino a saludar por el cumple y lo ha vuelto a mimar y se ha sentido complacido de volver a sentir de cerca su magia.
Pero Messi aunque parezca a veces que es de otra galaxia, es tan humano como
cualquiera, es un predestinado y genio del futbol, pero a partir de ahora, ya
no hay tiempo para equivocarse, a partir de ahora empieza a jugarse el todo o
nada. Es tiempo que los otros también intenten ser protagonistas. Por ahora
alcanza para zafar y Messi sigue siendo el superhéroe, el que ha hecho todo y ha
dejado desparramada la esperanza argentina por todo el planeta, porque hasta
ahora solo se ha visto, la magia de Lio Messi y los demás. Es difícil, pero ojalá que con solo eso alcance.
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