SAMPALIO ARGENTINO

Argentina vive una hecatombe. Aquel colapso del primer partido con penal fallado incluido de Messi, su emblema futbolístico, lo puso en el abismo de la eliminación. Croacia lo vapuleó ante el mundo con un contundente 3-0 y cada gol fue una puñalada en el ego recurrente de su gente. Pero este desastre tiene un origen visible. No por nada se ha cambiado tanto de técnicos y en tan corto tiempo, que no han permitido culminar un periodo ni del mediano plazo. Imaginamos un vestuario caliente, donde prevalecen los entornos amicales y condescendientes. Un ambiente donde prevalece un desgobierno, más por parte de los que son privilegiados cercanos a Messi, que por propia decisión del capitán argentino. Aquellos que no se ajustan  a los hábitos costumbristas de esa rosca, sencillamente no tienen un lugar que les permita, por lo menos sumar a su selección, futbolísticamente hablando. En ello se incluye al entrenador de turno.
 
Y muy al margen de lo que puedan decir sobre Messi, no pasa por lo que el astro argentino decida que se debe o no hacer, sino por esa devoción extremista de cada técnico que ha intentado rodearlo de jugadores virtuosos, tratando de imitar su rendimiento en el Barcelona. Y nadie se ha puesto a pensar que Leo es un producto de formación netamente del equipo catalán, nunca ha jugado ni sentido el futbol argentino y adicionalmente a ello, es un ser humano con cierto grado de dificultad para manejar las situaciones de presión. Es de esos genios que solo saben expresarse a través de su talento, Pero los argentinos, sometidos a siempre tener un tótem de referencia, han persistido en esa estúpida como antipática comparación con Maradona. 
 
De pronto Messi, sea un jugador de talla limitada y siempre deberá estar rodeado de excelentes jugadores para brillar. En la selección argentina, nunca encontró ese entorno y de ahí habría que partir para generar un análisis más concreto. Y en la opinión mundial, van más allá del raciocinio lógico, pues le asumen responsabilidades que de pronto ni siquiera le correspondan. Le ha pasado tantas veces en situaciones de presión, su carácter esquivo y ermitaño, lo ha hecho desaparecer cuando todos le reclaman que debe asumir ser el mejor del mundo o el salvador de una Argentina, con jugadores sobrevalorados y que ni por atisbo demuestran su real valía a nivel de selección. Pergaminos que él jamás ha pedido que se le concedan y por el cual siempre será juzgado y vilipendiado. 
 
Pero el tema no solo pasa por lo que haga o deje de hacer Messi. Para Sampaoli, que se fue de Chile cuestionado por un problema muy grave de acusación de una actuación dolosa. Le ha costado encontrar un equipo base. Su propuesta ha estado siempre vinculada a preponderar “El equipo de Messi” como una forma de anclar su capacidad al rendimiento de Leo. Hace alarde de dimensión extremista de las habilidades de Messi y sobre ello pretende armarle un entorno. Acaso y entendiendo que Leo requiere que lo acurruquen y lo protejan de todo mal, a costa de no encontrar un funcionamiento básico. Sin una identidad y menos idea de juego. Los cambios constantes de jugadores y sistemas, sobre la marcha, contra el tiempo, no representa un trabajo serio. Es cierto que los jugadores son los protagonistas, pero sin un líder detrás, como dicen los argentinos, todo se hace un quilombo.
 
Croacia tenía en sus planes hacer un buen partido, sostener algún resultado positivo desde su posicionamiento estratégico del 4-2-3-1, relevos para recuperación del balón. Con un nivel superlativo de Modric y Rakitic, para las coberturas y control del juego y un constante martilleo de contra, con un Rebic efectivo y Mandžukić siempre peligroso. Sampaoli muy avezado tiró una línea de tres, tratando de copar el mediocampo. Agüero de punta, Messi y Meza por los lados. Mascherano y Enzo Pérez por el medio buscando que Salvio y Acuña sean alternativas por bandas  La disputa en el medio dejaba a una Croacia que formaba un triángulo quitando espacios estableciendo mayor posesión del balón pero sin lastimar en extremo.
 
Pero estaba escrito que Messi no quería estar en la cancha, que había un fastidio en el ambiente y que la fatalidad le tocaría a Caballero errar en un despeje y le abra la puerta al enemigo. Rebic primero que lo fusila sin piedad, después Modric, en una jugada monumental, remata y anota de forma exquisita y para cerrar Rakitic, ante la pasividad, holgazanería e impotencia de la zaga gaucha, que se arrastraba en el verde, para colocar este 3-0 que llena de angustia y de dudas el pase de este limitado equipo argentino, que ha dejado en manos de terceros su suerte en este mundial.
 
Resulta decepcionante esta Argentina. Quizás sea uno de los peores equipos, en materia de funcionamiento de los últimos tiempos. Así tengan a Messi, el futbol de hoy reclama primero un funcionamiento colectivo, para que salga a relucir la individualidad. Ese desgano, ese nulo compromiso de los que deben asumir su renombre mundial, tan desprestigiado por ahora, le pueden significar un descalabro imposible de remontar y ser el fin de una era. El final de la presencia cuestionada de Messi y los que hacen de su entorno una anarquía. Lejos de ser solo el fin de un ciclo, podría ser el epilogo de una realidad interna para la selección de un país siempre obligado a ganar una copa, que por ahora solo demuestra nivel de participante.
 
Argentina carga hoy una mochila del pasado que le pesa más de la cuenta. La perturbación y la incapacidad del presente, lo hace ser un espanto para mirar el futuro. A Messi, lo van a seguir cuestionando y vapuleando, desde la bobería de la eterna comparación. Leo es un chico que solo quiere jugar al futbol y conseguir logros con su innegable capacidad. Pedirle que sea líder o el salvador solo es una estupidez creada por los que viven a sus expensas. Para que sus ácidos críticos puedan entenderlo, primero deben convivir con un hijo genio en casa. De carácter noble y ermitaño, con rasgos de Asperger. Con una habilidad extraordinaria para desarrollar su talento, pero con una bizantina capacidad para resolver una situación de conflictos o sostener una responsabilidad extrema. A ese genio no le debes exigir nada, solo apoyarlo y disfrutarlo.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario