EN LINEAS GENERALES

Nuestra selección ha culminado su etapa preparatoria, sellando un empate a cero con Suecia y cerrando la puerta de la sala de ensayos. Ahora solo queda reposar el cansancio, adormitar los pensamientos y acomodar las valijas para partir a Rusia. Ha llegado el momento de empezar a cumplir el sueño aletargado por 36 años en las entrañas del deseo peruano de disputar una Copa del Mundo.
 
Gareca a estas alturas y con un record de imbatibilidad en el maletín, ha obtenido muchas conclusiones, sobre todo en capacidades de rendimiento. Esta Suecia, es lo más parecido a lo que encontraremos en los partidos del Mundial. Rivales físicos, muy ordenados y durísimos de entrar. Ya deben tenernos mapeados y con estrategias para frenar nuestras virtudes y atacar nuestras debilidades. La presencia de Paolo Guerrero, si bien es cierto es un bálsamo para el pueblo peruano, para Gareca, es un plus adicional, pero muy lejos de ser el nombre estelar, se ha trabajado –y mucho-  en el tema colectivo, respetando desde todos los ángulos, al plantel, proteger al grupo por encima de fomentar algún ego gratuito y aislado.

Con Paolo se gana presencia en área ajena, en los momentos que el equipo se hace largo. Si bien hemos ganado en dinámica, hay mejoras pendientes en el retroceso, para no estar descompensados. Gareca más que un dilema con Farfán, Carrillo, Cueva o Flores, tiene nuevas variantes según el esquema que decida. Con Cueva y Flores se tiene el control del balón, con Carrillo y la “Foquita” se gana en potencia por los extremos, algo que ayuda el trabajo de Paolo para enfrentar defensas duras. Lo importante se ha visto con los cambios efectuados, el equipo siempre mantuvo el mismo orden y funcionamiento. Algo rescatable del trabajo de Gareca.

En estos encuentros de ensayo, la medición no solo abarca los rendimientos individuales. Hay una evaluación de movimientos tácticos, posicionamientos, planteos defensivos y ofensivos. La horizontalidad del juego cuando el rival se hace difícil de entrar y la verticalidad con los cambios de ritmo, para buscar la sorpresa. En ello Gareca ha encontrado variantes para jugar de acuerdo al rival. Se ha mejorado muchísimo en la recuperación del balón, una falencia recurrente de selecciones en la historia. Se ha potenciado el estilo de juego y la identidad, con dinámica y precisión, para hacer el equipo corto con el toque elegante, pero muy fiero para hacer la presión alta. Es visible el compromiso del plantel, para hacerse muy solidario.

Los errores son parte del riesgo que se toman, hay repuntes físicos y técnicos, pero debe entenderse que cada partido es totalmente distinto de otro. No por el simple hecho que se juegue maravillosamente y se gane en partidos de ensayo, será la garantía de buen rendimiento posterior. Los partidos del mundial son otra cosa, se juegan con otra intensidad, por ello hay que verlos desde otra óptica. Las revoluciones son distintas y la adrenalina suele jugar en contra.

La frase “Están pasando cosas” se hace tan cierta. Las volvemos a recordar y siguen pareciendo increíbles. Para el hincha peruano, este recorrido ha tenido una cadena de sucesos, que lo han hecho evolucionar en su factor emocional. Ha reconciliado su confianza y fortalecido su ilusión, en cada lugar del mundo, en cada estadio, cantando el himno de manera conmovedora y convirtiendo su aliento incondicional, en un soporte vehemente de fidelidad descomedida.

Empieza el mundial para Perú, una gran oportunidad para trascender. Es verdad que nos gana la emoción y somos reacios a la mesura. Pero hemos esperado tanto para este momento. Va llegando la hora de disfrutarlo. Los peruanos ya tenemos el corazón en Rusia y solo nos queda retribuirle nuestra confianza a esta selección que ha logrado fundirnos en  unión, fe y esperanza. El rendimiento del equipo invita a soñar. La seguridad de Gareca en este nuevo jugador peruano, son la mejor garantía. En líneas generales.

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