Australia es la contraparte, es el equipo a vencer en el grupo, dudamos de sus capacidades y lo ponemos casi como el furgón de cola. Pero nos olvidamos que esto es un mundial, entre un partido y otro hay mucha diferencia. Los rivales más débiles, pueden hacer el partido inaugural jamás imaginado y cambia toda la historia.
Francia es inmensamente superior a Australia, desde todo punto de vista. Pero llevar al marcador esa superioridad no le ha resultado fácil. Se encontró una realidad distinta, logrando una victoria opaca, con ayuda de la tecnología que dejó un sinsabor lejano a su capacidad arrolladora. Dos aspectos tecnológicos certificaron su victoria, primero con el uso del VAR para un penal convertido por Griezmann y después con el ojo de halcón para el tanto definitivo, con rebote de Pogba.
En estos tiempos de
funcionamientos muy estrictos para defender, Australia llevó a su estado de
confort a una Francia que asomaba soltar todo su poderío, pero que se fue
dejando estar. Siempre bien agrupados y obstaculizando el accionar galo, acortando
espacios y trabajando en bloques. Los dirigidos por Mark Van Markwijk, no se arrugaron
ante la categoría de su rival, tuvieron la
posesión en los primeros minutos pero, a falta de recursos, usaron su mejor
arma, la pelota parada. Después de un par de intentos vulneraron el pórtico de Lloris.
Francia, es una de las
favoritas a ganar el Mundial de Rusia, pero su debut no ha sido auspicioso. Los
dirigidos por Deschamps logran su primera victoria en la Copa del Mundo, apelando
a su mayor esfuerzo ante unos australianos que demostraron que en el grupo C no
existen rivales asequibles y les va a costar a todos dar más de sí mismos para
mejorar futbolísticamente, si quieren aspirar al logro de objetivos mayores.
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