GRACIAS MUCHACHOS!!!

El pitazo final ha sonado. El estadio Olympico Fisth de Sochi, con sus tribunas vestidas de rojo y blanco, deja escapar los canticos y rugidos eufóricos de los peruanos venidos de todo el mundo y se confunden en abrazos que acompañan sus sollozos. Un amasijo de sentimientos encontrados. Un cantico a la algarabía pero también al desconsuelo. Unos se abrazan y ríen, otros descansan su placidez en la mirada fija al horizonte, como queriendo recuperar momentos eclipsados. Algunos no se conocen, pero la magia del fútbol los ha hecho ser de una misma familia. Un panorama conmovedor que hace temblar el alma y quiebra a cualquiera. Resulta imposible poder contener algunas lágrimas que acompañen esa postal. Perú después de 40 años, ha ganado un partido en un mundial y con ello se ha podido romper otra racha, logrando que la despedida sea menos afligida y el regreso a casa no sea con las manos vacías.
 
Abajo en la cancha Christian Cueva se desploma, dejando caer su humanidad acompañado de un llanto inconsolable. El sentimiento de culpa por ese penal fallado ante Dinamarca, que a la postre pudo cambiar la historia de la bicolor en Rusia, lo llena de resentimiento consigo mismo. Seca sus lágrimas que le salen de adentro, con esa camiseta empapada de sudor por todo el esfuerzo compartido con esos compañeros, que se le acercan, que lo abrazan y consuelan, buscando darle ánimos. Siente que será difícil tener que llevar manifiesto ese instante, como una marca indeleble en el alma. Y es que si en algún momento se sintió como un héroe para todos los peruanos, al día siguiente fue el peor de los villanos. 
 
Era importante este partido contra Australia. Más allá del resultado, por cómo se llegaba. Con el ánimo y la desazón de lo injusto que fueron los desenlaces anteriores, la impotencia de no haber podido escribir de otra manera la historia, el susto de Farfán antes de jugar y la expectativa de todos los peruanos que deseaban lavar el alma de alguna manera. Gareca, tan ducho para improvisar formaciones, recurrió al equipo de la eliminatoria. El 4-2-3-1 nominal que inserta a Paolo como el gladiador que se faja arriba en soledad. Ante un equipo tan físico, el juego no se puede hacer estético, pero si funcional. Pero el engranaje costó hacerlo dúctil. Flores y Yotun imprecisos y Tapia que no terminó de recuperarse bien del golpazo. Juego mordido, luchado, sin claridad y con el rival encima siempre.
 
Pero si algo nos teníamos que llevar de este mundial, ha sido los gratos rendimientos de algunos jugadores. André Carrillo. Tantas veces lo decimos, si quisieras André, si quisieras. Este mundial ha sido su escaparate para un mejor futuro. Jugada calcada de eliminatoria. Pelotazo para que Paolo haga la diagonal por izquierda, control perfecto con parsimonia de crack, eleva la mirada y le pone un pase por derecha a Carrillo que sin que caiga al piso, se hamaca y empalma un derechazo monumental que vence Mathew Ryan. GOLAZO. Una alegría inmortal que todos los peruanos celebraron con lágrimas en los ojos, como si fuera la del campeonato mundial. 
 
El epílogo tenía guardado un espacio en la historia para Paolo Guerrero. Tanto tuvo que luchar, tanto tuvo que bregar para poder cumplir su sueño de jugar un mundial. Cueva que no hacia un partido redondo se interna en el área y deja un pase mordido. Y allí, en el área de 9, de goleador, Paolo saca a relucir esa pasta innata de “depredador”. Le gana el vivo al defensa y define incómodo de zurda a un rincón donde el balón entró sonriendo. La celebración, fue con todo el estadio, con todo un país entero. No se podía ir de este mundial sin dejar su sello y firma. El homenaje a su “hermano” Jefferson, fue una conmovedora muestra de retribución al amigo fiel, por el sueño cumplido, aunque no compartido en la despedida. 
 
Pero este triunfo que alegró a todos, a partir de hoy ya resulta anécdota. En el análisis frio y desapasionado, podemos afirmar que hoy nos pasó lo contrario a lo que debió ocurrir ante Dinamarca, que es donde perdimos la clasificación - contra Francia pudo pasar cualquier cosa- Australia nos metió en nuestro campo, no pudimos ser prolijos en el juego, nos salvamos de algunas muy claras, pero en la única que tuvimos, vacunamos. Algo que nos fue esquivo hoy nos tocó, aunque demasiado tarde. Tuvimos la efectividad que nos faltó antes y Gareca demostró su capacidad para recomponer al equipo en momentos adversos. La importancia de tener un plantel antes que un equipo. Echar mano de piezas de recambio y que funcionen de acuerdo a una idea consensuada de juego. Lo importante que ha resultado arriesgar con nuevos chicos que no han defraudado a este nivel de competencia. Nos quedan gratas revelaciones en Santamaría y Aquino que deberán sumarse a un colectivo que no presume de nombres solo de hombres, como el futbol moderno lo exige. 
 
El sueño se ha terminado y es hora de despertar. Más allá de seguir viviendo de este lindo recuerdo mundialista, quedan temas pendientes que no son excluyentes. La selección es la representación de un país y al margen de aquellos que juegan en el extranjero, son los clubes los que aportan sus jugadores, los que están obligados a la formación de menores y es donde se debe trabajar a fondo. Que de una vez por todas, el plan de la FPF de formalizar el futbol domestico se haga realidad y que los clubes peruanos trasciendan a nivel internacional. No siempre vamos a tener el mismo equipo de selección, ni el mismo DT, tampoco los astros se volverán a alinear. Se ha sembrado la semilla para respetar nuestra identidad y para que esta aventura mundialista se repita, será una consecuencia de acciones y de buenas decisiones. Retener a Gareca es el reto inmediato. Sostener este proceso, emularlo en el tiempo y sobre todo seguir en la misma senda es el objetivo. 
 
Nuestra selección se ha ido del mundial con música y algarabía. Tuvieron que pasar 36 años y 4 días con sus noches, para que los peruanos llenen un estadio lejos de la patria y canten el Himno Nacional conmoviendo al mundo entero. Aquella imagen de los jugadores despidiéndose de todo del estadio. Ese paseíllo que hizo el comando técnico para felicitarlos a cada uno y darle su real valía, el apoyo de todos hacia Cueva, ayudándolo a levantarse, el abrazo conjunto que demostró integración de grupo y la gente vibrando en la tribuna, deben ser las imágenes que signifiquen nuestro eterno agradecimiento a los muchachos, al comando técnico y a todos los que están detrás, por tantas cosas vividas. El futbol es tan generoso, que siempre te regala revanchas.
 
ARRIBA PERÚ!!!!.
 

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