TRI...UNFAZO. Por la trascendencia
de romper un record y por la forma como México afrontó este partido. Un equipo
que tuvo una accidentada despedida de solteros, con escandalo incluido y que
llegaba a la justa mundialista, presionado a regresar con algo valioso bajo el
brazo. De alguna manera, para limpiar tamaña afrenta a la hinchada mexicana,
sobre todo a la prensa, que espera con las uñas afiladas, para despedazar a los
jugadores ante los posibles resultados negativos.
Y vaya que respondieron con
creces. Se plantaron ante el gigante alemán, sin ningún tipo de complejos, para
hacer de su debut una demostración que en el futbol de nuestros días, van
quedando lejanos las supremacías, sobre todo esas que se pintan tan solo con la
historia. Ya nada se hace predecible, las rachas están hechas para romperse y
así fue entendido por “El Tri”, que se presentó en la cancha del estadio
Luzhniki con una táctica especial de pressing en todos los sectores del campo, sorprendiendo
al cuadro alemán, acostumbrado al orden y la versatilidad, para imponer su
ritmo. El desconcierto teutón fue lo opuesto al orden mexicano y la intensidad
para someter al campeón vigente, sin ninguna capacidad de reacción.
México hizo una clara
demostración de juego asociado, solidario para hacer los relevos y compacto
para defenderse. Alemania tuvo en su mediocampo, su peor expresión. Maniatado,
sin ideas y desordenados para recomponerse en pleno partido. México con simple
triangulación y movimientos lograba superar esa barrera, encontrando una
defensa teutona frágil, desacomodada y terriblemente insegura. Khedira, Toni
Kroos, tampoco Thomas Müller rindieron en el nivel acostumbrado. Este equipo alemán,
no es el mismo del 214, aunque hoy siete de ellos hayan participado en aquella
final.
Hirving “El Chucky” Lozano fue
el héroe del partido, al anotar el gol del triunfo. En una jugada colectiva, de recuperación
de balón en campo propio y veloz contragolpe. Pases justos y efectivos sembrando
oponentes, para que Lozano, con tiro seco al primer palo de Neuer, decrete
el único gol, que puede cambiar el destino del grupo. Si Alemania por obra de este
resultado no lidera el grupo F, podría chocar en octavos contra Brasil. Repitiéndose
la historia del anterior mundial y del holocausto brasilero del 7-1. Recuerdo
imborrable, como nefasto para los cariocas que reclamarían venganza.
Lo pudo liquidar México, en más
de una oportunidad. También se lo pudieron revertir. Pero el resultado final ya
es histórico. Haber derrotado a un rival de la envergadura de Alemania en un
mundial, acostumbrado a aplastar rivales, es algo que marcará un antes y un después.
De pronto ya es decepcionante y una situación a la que no estaban acostumbrados,
para los alemanes, como lo aceptó su DT Joaquin Löw. Por su parte México superó y ante un gigante,
algo de lo cual siempre se lamentaron, sostener un resultado. Que sea el inicio
de algo bueno, será su única responsabilidad. Hoy tienen motivos para llorar,
pero de muchísima alegría.
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