Fue por el 2009 en un
viaje a Montevideo Uruguay, conociendo el mítico Estadio Centenario, después de
dar un paseo por el Museo del Fútbol y mirar tantas imágenes de la historia uruguaya de todos
los tiempos que, tuve una charla amena con Ariel, un tipazo bárbaro que trabajaba en el
local y que hacía las veces de un instruido guía que contaba detalles
adicionales que no se conocen mucho sobre el estadio, el Museo y la historia misma de ese país.
- ¿Cómo es posible que, siendo un
país tan pequeño, tengan tanta historia de triunfos a nivel mundial? Le
pregunté intrigado y en medio de la charla, después que me había nombrado varios jugadores y equipos peruanos que conocía de memoria y que pudo ver jugar en el propio Centenario.
-Yyyyy, la respuesta tiene tres
partes ¿vio? Al menos es como sho lo siento -Me respondió abriendo los ojos
y tomándose los bigotes con sus dedos
-Pero estimo que debe existir una
razón muy concreta para que ello suceda- Expresé con curiosidad. Ariel me
miró fijamente y mostrándome su mano levantó el pulgar.
-Primero tiene que ver la genética,
al ser un país chico venimos de una estirpe muy competitiva y triunfadora en el
fútbol, eso se ha dado por generaciones.
Segundo -levantando su dedo índice- la Cultura, acá se nace pateando una pelota, los nenes juegan fútbol
todos los días, mas donde hay pobreza y no existe otras distracciones, los
padres muchas veces prefieren que los pibes jueguen al futbol antes que ir a la
escuela. El fútbol lo es todo y todos viven en torno al fútbol.
Finalmente, la pasión amigo -Me
dijo tomándose el dedo mayor con la otra mano y mirando al infinito- sin pasión no seriamos lo que somos y a ello
le sumamos que hay muchas categorías en los nenes y uno puede ver en el finde a
miles de chicos jugando, moviendo a familias enteras, son dos mil partidos por
semana… Imaginesé, casi medio millón de personas involucradas, ¿de la nada
tampoco es eh?... Me miraba sin dejar de sonreir.
Cuando salí de allí, me quedé pensando y analizando las imágenes del Museo.
Al año siguiente Uruguay perdió contra Alemania el tercer puesto del Mundial de
Sudáfrica 2010, llegando más lejos que Argentina y Brasil. Cuando el “loco”
Abreu declaró con mucha bronca "Es
nuestra forma de ser y cómo somos como grupo" las palabras de Ariel
cobraron sentido. Uruguay siempre es protagonista de cualquier torneo de
selecciones y candidato al título, no importa como llegue ni como juegue,
siempre tiene ese particular plus adherido a su ADN futbolístico que le
garantiza pelear en lo más alto con mucha convicción. Tiene los hombres
adecuados que se renuevan para emprender cualquier pelea y en distinto entorno
de dificultad.
En esta Copa América 2019, Uruguay en el debut arrasó a Ecuador, lo
maniató y zarandeó ayudado por una justa expulsión para jugar con un hombre
demás gran parte del partido, pero no es justificación. El equipo del Maestro
Tabárez, hizo parecer a Ecuador insignificante, nunca aflojó en ninguna parte
del partido, incluso cuando iba 4-0 en el marcador mantuvo siempre el hambre de
buscar la red contraria con potencia, verticalidad y ráfagas de buen fútbol.
Uruguay hoy posee alternativas en banca para distinta necesidad, Torreira,
Stuani, Valverde, De Arrascueta, Pereiro y la inclusión de Nico Lodeiro para
ser la alternativa perfecta de Suarez y Cavani en sus paredes de 30 mts. Atrás
Godín va educando a un joven Gimenez para suplirlo en el futuro y Nandez que es
la mejor expresión de la raza y temperamento uruguayo. Esto recién comienza,
pero el conjunto charrúa ya dio muestras de su protagonismo consumado. Una
goleada contundente que Tabárez lo apacigua con una cubeta de humildad “El dulce es bueno pero estropea los dientes”.
Recordaba las reflexiones de Ariel cuando nos despedimos en la puerta del
viejo Centenario y su frase final que lo dijo con mucho orgullo y que le dan
crédito a lo que uno puede admirar cada vez que la celeste salta al gramado: “Los uruguayos nacemos gritando gol y
respiramos fútbol, es nuestra razón de ser, de vivir y sobrevivir”
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