Lo vuelve a hacer Chile, otra vez
en la instancia antipática de los penales que muchas veces no representa lo que
se muestra en el verde. La roja sigue su camino en busca del tricampeonato en
la Copa América. El conjunto mapochino que salió algún escalón debajo de una
contundente Colombia, hizo un partido tácticamente prodigioso. Tiene a la
mayoría de la generación que forjó Sampaoli quien estableció un juego con mucha
intensidad y de asociación extrema, que así como generaba 5 goles podía recibir
4 a cambio. Hoy Rueda le ha agregado una dosis de pausa a ese vértigo que asumía
la roja y trabaja para manejar los tiempos, haciéndose un equipo calculador, estratégicamente
correcto y colectivamente muy solidario.
Colombia llegaba como el mejor
equipo de la fase de grupos, estadísticamente correcto, con su valla invicta y
un juego asociado con automatismos que le permiten neutralizar y ser muy
contundente arriba desde la creatividad de James y la explosión de Martínez y
Zapata, que tranquilamente le otorgaban a Radamel Falcao el papel de suplente
de lujo. Chile pasó la etapa sin ser contundente pero vislumbraba la seguridad de
su propuesta ceñida al orden defensivo y la dinámica de su medio campo que para
su orgullo propio, es uno de los mejores de esta Copa América. Aranguiz, Pulgar
y Vidal superaron al tridente de Cuadrado, Barrios y Uribe, aislando a James
por los extremos y un excelente trabajo de bloqueo de los laterales cafeteros.
Al margen del lienzo que posee en
su cuerpo con sus innumerables tatuajes y su peculiar corte de cabello de
guerrero mohicano, Arturo Vidal tiene una personalidad a prueba de balas. Tiene
una relación de amor y odio con la gente. Pueden acusarlo de cualquier
aspaviento y de su ególatra actitud para considerarse el mejor en su puesto, pero
cuando se mete al verde, solo queda espacio para la admiración. Su falta de velocidad
la suple con su perfecta ubicación para siempre estar en el lugar justo y la
exquisitez técnica por su instinto natural para la recuperación y la descarga justa
además del carácter y actitud para pisar el área rival. Es uno de los mejores asistidores
del mundo y para Chile su mejor referente. Al “Rey” Arturo dámelo siempre.
En esta Copa América los ojos
están puesto en Messi, James, Everton, Suarez o Cavani, pero si hay un jugador
que lejos merece algún reconocimiento especial es Charles Aranguiz. Un técnico vestido
de jugador, con una lectura especial del juego, un tiempista que sabe cuándo
ser agresivo en la recuperación, cuando guardar la calma y en qué momento tomar
los riesgos que exige una jugada. Siempre bien perfilado y anticipando el
pensamiento ajeno, movimientos exactos para dirigir, distribuir que no se
ruboriza si debe barrerse abajo para cortar una jugada. Jugador completo y parte
de esa camada chilena que ya va llegando a la treintena de años, llenos de
experiencia y calidad infinita.
Colombia que se mostró compacto y
contundente, tuvo que claudicar resignado a los chispazos de James y someterse
a un Chile que jugó mejor, triangulando con el balón al piso y los frecuentes
cambios de frente. Un partido de alto voltaje digno de una Copa América por su
intensidad. El VAR inesperado protagonista le quitó dos goles a la roja y el
0-0 llevó a las instancias que los chilenos conocen con gloria incluida.
Chile nuevamente el de tiro
perfecto desde los 12 pasos. Colombia fue eficaz hasta el último penal en que
Zapata deja su lugar a Tesillo. El disparo del zaguero del León mexicano se fue
afuera. Alexis Sánchez con una gran sonrisa de confianza ejecutó con
tranquilidad y compro el pase de la roja a semifinales. Esta vez el café
colombiano no pudo saborearse con gusto, esta vez le tocó un Tesillo muy
amargo y sucumbir ante la corte del Rey Arturo.
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