Se subió el telón para esta
Copa América 2019 y el anfitrión Brasil, vivió en carne propia la presión de su
propia gente. La imagen del final de los primeros 45’ con el Morumbí retumbando
no en aplausos pero si en rechiflas, eran un mensaje directo a cada jugador que
abandonaba la cancha después de una primera parte donde las buenas intenciones
se estrellaron contra un planteo defensivo natural de una Bolivia que apeló a
todos sus recursos para no verse vulnerable.
Quién sabe si por la cabeza de
los torcedores, la inoperancia en el marcador, le traía recuerdos aciagos del
2014, una herida curada pero no cicatrizada del todo y que ante circunstancias azarosas
las vuelve a sentir en carne viva. Esa coerción ejercida por la “torcida” representa
el reclamo de un país futbolero que desea a toda costa ganar esta copa, para que
sirva de ofrenda por ese dolor vivido.
El “Scratch” tiene un plantel
rico en potencialidades y una diversidad de opciones para facilitar las decisiones
de Tite. Un primer tiempo flojo como la propia inauguración. Los ataques
veloces por bandas con Neres y Richarlison no encontraron un buen enganche. En
el replanteo se buscó generar mejor los espacios y romper las dos líneas de
cuatro que hizo Bolivia. Un acierto radicó en sacar fuera del área a Firmino y
tirarlo por bandas para que Coutinho despliegue su juego en libertad, esa que
pareciera no tener en el Barca. La no presencia de Neymar le quita explosión al
ataque, Tité suple aquello con la versatilidad de sus medios para que siempre
haya uno o dos jugadores libres y generen espacios. Su trivote defensivo no está en su mejor momento pero lo suple con variantes posicionales que lo hacen mas compacto en sus líneas.
Brasil es como esa fiera
salvaje que adormita su flojera y se despanzurra por su hábitat doméstico, pero
basta que algún atrevido intruso le pise la cola o lo despierte con intencionalidad
malsana, para ser capaz de levantarse de súbito y en su enojo despedace la
humanidad del fisgón de un solo zarpazo. La impaciencia de la “Torcida” en la tribuna,
era la llamada de alerta para el equipo entendiera el mensaje. Primero se hizo
notar quien no debía. Pitana recurre al VAR (novedad en este torneo) y Coutinho
abre el marcador. Después un desborde de Firmino que el azulgrana conecta de oportunísimo
testarazo (atención Perú). Desde allí el trámite se hizo manejable. El ingreso
de Evertón fue oportuno para que nos regale un tremendo pedazo de gol. Al mejor
estilo de Neymar hizo una diagonal fulminante y la puso lejos del portero Lampe.
GOLAZO!!
No fue un partido de luces con
sabor y sandunga, una Bolivia demasiado cautelosa que va a extrañar y sentirse huérfana
cuando ya no juegue Martins y un Brasil que al final cerró un marcador que dejó
no contentos a todos pero si tranquilos. Brasil siempre empieza caminando y
acelera según las circunstancias, hasta que logra arrollar sin contemplaciones.
Normalmente cuando vemos este tipo de partidos, hacemos conjeturas sin medir la
jerarquía que posee el equipo brasileño. Dejemos este partido en el archivo,
hay que esperar que nuestra selección brinde una muestra de rebeldía y supere
este momento de oscilación entre lo que logramos como grupo y lo que nos está
costando recuperar como equipo. A seguir alentando.
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