Se sacó la Ospina

El futbol tiene cosas increíbles e inverosímiles, que sacan de contexto toda la lógica que acompaña una disposición previa dibujada en una pizarra y ejecutada en la cancha. Una individualidad, un error grosero, una ocasión desperdiciada o un gol insospechado en contra, cambia todo, rompe esquemas, tira abajo las estadísticas y se dan resultados impensados. Se puede ser superior en la cancha durante los 90 minutos, pero si no se pone en la red todo lo que se genera, el rival supera su propia adversidad, se hace fuerte y en una sola jugada puede cambiar una historia, reafirmando aquello de que la justicia en el fútbol no existe y que la única forma válida de triunfo, no tiene nada que ver con la ecuanimidad y sí mucho con la efectividad. No basta la eficiencia individual, hace falta la eficacia como equipo.
 
La Colombia de James enfrentaba a la Argentina de Messi, buscando neutralizar el juego, controlar el balón y crear peligro con sus hombres ofensivos. Pero el equipo de Martino salió decidido a terminarlo temprano, se apoderó de la pelota, sumó hombres a los bloques y fue un ataque y defensa marcado. Argentina copando cada centímetro del campo, sin dejar espacio para que Colombia realice tres pases seguidos y ponerlo en estado de confusión. Un primer tiempo con el “Chiquito” Romero de espectador sin una sola llegada, da cuenta que Colombia no pudo jugar, ni siquiera pensar, porque estaba abocado solo a contrarrestar al rival.
 
Y Argentina la tuvo por todos lados, con Messi animoso, tratando de superar la marca escalonada y con un Di María intentando superar un flojo rendimiento. Pastore metiendo miedo en cada arranque y el Kun Agüero que porfiaba. El dominio argentino fue total, Colombia no pasaba del mediocampo, pero el gol que tranquiliza los ímpetus, no llegaba, por ineficacia, por ansias locas y sobre todo porque en el arco colombiano estaba Ospina, el portero, que presentía desde el camarín, que sería la figura del partido. Primero una atropellada de Pastore, después para la atajada doble descomunal, que impidió el gol del “Kun” Agüero y en una reacción extraordinaria desde el suelo sacarle el testarazo de Messi que entraba como una tromba. Cuando ya el partido se extinguía sacó una mano milagrosa a Otamendi. En los penales no tuvo la misma suerte, pero su actuación fue determinante para el  resultado en los 90’ de juego.
 
Argentina desplegó su mejor futbol, oportuno para anticipar el pensamiento cafetero, frescura y vértigo, con mucha intensidad para buscar la posesión y dinámica en todos los frentes, fueron los mejores momentos en toda la copa. Argentina se confirmaba como equipo atacando y Colombia solo defendiendo. La presión gaucha facilitó mantener las líneas perfectas, con Mascherano flotando y el trabajo eficiente de Garay y Otamendi para mantener en campo ajeno al equipo colombiano. Messi empezaba a deslumbrar obligando a Pekerman a sacrificar temprano a Teo Gutiérrez, para reforzar ese lugar donde Leo hacía trizas la dura marca coludida con la permisividad del árbitro mexicano. James solo fue chispazos jugados al Cuadrado.
 
El tiempo se fue volando, Ospina era un gigante y Messi no encontraba la lucidez de sus socios. Pastore y Di María fueron apagando los motores, Colombia tibiamente se acercaba, hubiera sido corolario insensato, que una de las dos llegadas fuera gol, contra las casi 10 claras que intentó Argentina. Y el final del juego se extinguió junto a las intenciones albicelestes, no entraba el balón así se jugaran 120 minutos. Había un muro impasable llamado David Ospina y lo que pasó antes de los penales queda como recuerdo de esas noches imposibles. La mala fortuna frente al arco, se ponía el traje de oportunidad para definirlo desde la sentencia penal de los 12 pasos.
 
Pero el futbol tiene un espacio para la revancha. Teves entró para jugárselas todas y la tuvo casi finalizando el match, pero la historia le tenía guardado algo especial. Los penales son una odiosa manera de definición, sobre todo cuando no delimitan un equilibrio de fuerzas parejas en el juego y solo son una injusta forma de definir un ganador. Messi y James iniciaban la tanda y el final electrizante puso a Carlitos frente a la historia, el mal recuerdo del 2011 quedó olvidado cuando el “Apache” convirtió en alegría la angustia y la tensión argentina, que mantuvo en vilo la clasificación a semis, habiendo hecho los méritos suficientes, pero que esa justicia que se dice no existe en el futbol, hoy apareciera para darle una mano a Teves con su revancha personal y a esta Argentina,  que logró sacarse una Ospina de la garganta.
 
 

 
 
 
 
 
 
 

 

 

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