Partido durísimo,
difícil para ambos, primero porque Uruguay sin Suarez, es consciente que es huérfano arriba y Cavani solo de punta, es
una lanza tirada al azar para ver si incrusta algún pecho rival. Argentina,
sabedor que tiene más fútbol y la garantía que puede desnivelar en la
individual, apegado al discutible estilo tan manoseado, se jugó tomar la
iniciativa, jugando el balón pegado al piso buscando abrirse paso en un cerco
de piernas y rostros rabiosos que cerraban cada avance. Pero este Uruguay,
ordenado y férreo en la marca, impuso carácter, para hacerse sentir y marcar su
terreno, mientras Argentina porfiando más de la cuenta y estrellando sus
intentos en los cuerpos de los muchachos de Tabárez, que cortaban el juego, a
la buena o a la mala y sin sonrojarse. Messi corrido del área por la rudeza de
la marca, dejaba espacios para que los demás asuman protagonismo y fue Pastore
el que se fue convirtiendo en figura descollante.
Clásico del Río
de la Plata, clásico de los mates y las historias. Se había hablado tanto del
estilo y de que Argentina es solo Messi, se había ninguneado a Uruguay por su
carencia de fútbol, pero en la cancha había por un lado, a un equipo uruguayo defendiendo
y atacando en bloque, sólido, seguro y
decidido a no abrir la puerta ni para saber quien toca y por el otro un puñado
de nombres argentinos, que no encontraban forma de romper la cerradura. La
abrumadora posesión del balón no fue garantía de encontrar la llave del
partido, por ello la intensidad del juego se hizo un concierto de brincos y
roces, con Godín rascando y afirmando presencia, Mascherano pasado de
revoluciones y con un Messi que se vio obligado a guapear cuando los sorbos
aislados de jerarquía, no brindaban los espacios para jugar libre.
Y fue Pastore que
regaló una genialidad iniciando el segundo tiempo, se sacó de encima un rival
con un amague impensable, fuera de contexto, para el cabezazo del 'Kun' Aguero tras el centro desde la derecha
de Pablo Zabaleta. Un golazo de 9, de puro macho, zambullendo su humanidad por
entre los defensores uruguayos, a desmedro de lastimarse el hombro. Esta fue la
diferencia en el marcador, porque en la cancha Uruguay lo emparejó a punta de
huevos, metiendo, entregando todo y arriesgando la contra argentina que no
estuvo fina en la conclusión. La entrada de Tevés fue una suma más a los
nombres, aunque el “Apache” entró enchufado. A pesar del gol en contra Uruguay
la tuvo, hasta dos veces, para empatarlo y ganarlo, si no fuera por las manos
del “Chiquito” Romero y la poca fortuna de Rolan, que no es lo mismo que
Forlan, lastimosamente para los uruguayos.
Argentina
adoleció en el comienzo de una falta de movimientos tácticos oportunos para
romper el esquema defensivo uruguayo y requería de un Messi más metido en campo
contrario y no pidiéndole el balón a Mascherano. Se perdió la sorpresa y
Uruguay se vio gigante por momentos, golpeando con ataques fulminantes
aprovechando las dudas que tiene la zaga
argentina cuando retrocede. El partido cambia cuando Messi se adelanta y
Pastore se consolida en la cancha. Trepar por las bandas era la consigna,
Zabaleta se la puso al “Kun” y vacunó con raza en la jugada crucial del
partido. La sombra del partido contra Paraguay se paseaba por el arco del
“Chiquito”, pudo ser otro empate, estaba para cualquiera, uno lo liquidaba o el
otro lo parchaba.
Fue un clásico durísimo,
Argentina lo tuvo que aguantar con el equipo metido atrás y pidiendo la hora.
Uruguay no claudicó nunca, se fue encima con todo lo que le quedaba en los bolsillos
y solo el pitazo final les pudo frenar el ímpetu y la vehemencia. El resultado
ha dejado al equipo de Martino -que se fue expulsado- acomodando la idea de
pasar a cuartos y a Uruguay que deberá vérselas con Paraguay, en un partido
donde el fútbol bien jugado estará ausente y los dientes apretados será la
etiqueta visible. El Clásico del Río de la Plata esta vez se lo llevó
Argentina, pero no se puede dejar de admitir, que fue KUN mucha dificultad.
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