No basta con ser Guerreros

El aficionado peruano, aún respiraba el aroma caliente que ha dejado en el ambiente, toda la fiebre Sub 17 que levantó ilusiones y alimentó las ganas de volver al estadio. El motivo de ver a la selección con las figuras relevantes, mas la razón principal de la solidaridad por nuestros hermanos del sur, estimularon en gran medida para que sea una noche vibrante, llena de fútbol y de mucho ensueño. Vaya que lo fue, si de emociones se trata las hubieron de a montones, pero abajo en el verde, tuvimos un comienzo maltrecho y un final de infarto.

Desde la formación inicial el ‘Chemo’ avisaba que ante Colombia -un rival con mas tiempo de trabajo- se estrenaba en Lima, con un esquema novedoso, la de jugar sin enganche, con Solano en primera línea de volantes y con la improvisación de inventarse a Hidalgo y Aguirre para hacer el ida y vuelta por las orillas. Adelante el tamdem que está cantado, con un Pizarro que asumía venir de atrás y Guerrero para lucharlas todas.

En la tribuna la gente esperaba que la defensa con el aporte de Vargas se haga mas sólida y expeditiva, que Jayo sea el ‘pulpo’ de antaño, que Pizarro se entregue mas de lo que hace por sus caballos, que aparezca el buen pié que tiene Solano para beneficio del buen fútbol y que Guerrero siga en ese romance que tiene con los hinchas por su coraje y empeño sin medida.

Pero lo mejor que se ha podido llevar de esta gente que llenó el Monumental, ha sido la actitud, esas ganas de no perder nunca, de no arrugar ante lo adverso y bregar hasta el último minuto, ha tenido el mejor embajador para ello, Paolo Guerrero que si aún no se consolida como ídolo, va camino a serlo, y de los mejores. Aparte de su incansable entrega, tuvo un par de paradas de pelota ante pases de 50 metros con una técnica depurada, está en un nivel superlativo que emociona y contagia, nunca dió un balón por perdido, se las ingenió para generar peligro de manera individual y tuvo su premio mayor, al anotar el empate primero al meterla con todo y repetir la acción en el epílogo de un resultado que pudo generar en la gente, una actitud ácida y diferente.

Pero, es buena la actitud, resultan buenas las ganas de no perder, de meter siempre, pero y ¿Dónde se queda el fútbol?, ¿Dónde se queda nuestra identidad para tratar bien el balón?, anoche, se empezó a jugar pasando de la defensa al ataque de un solo pase y ello mas allá de hacer efectivo el juego, solo constituye una preocupación, de cara a lo que se vienen en las eliminatorias, porque el equipo se vuelve predecible, fácil de marcar, sin Farfán para el desequilibrio, Solano ya no está para los 90’ y Pizarro siendo una incógnita, se hacen esporádicas una buena pared, una triangulación y el remate a puerta, que haga replegar al rival. Jugar al pelotazo al fondo y esperar que Guerrero se rompa el alma contra la defensa, no es lo más viable, la actitud es importante, pero debe ser acompañada de buen fútbol, tenemos talento para ello, tenemos los protagonistas, nos falta el nombre de la película.

Hay que tener calma, el resultado quizás debamos ponerlo en la ventana, a que tome aire un poco, a que solo sirva para la estadística, lo importante está por venir, esperemos que la libreta de apuntes del Chemo, haya subrayado que sin enganche, se hace difícil la cosa, que Solano es vital y aprovechable unos metros adelante, que hay mucho trabajo pendiente en defensa y sobre todo fuera de la cancha, esperar que Pizarro amanezca con el ánimo de un potrillo y urgentemente contratar un médico de cabecera, para que cuide de Paolo Guerrero y no permita que le dé ni siquiera el más mínimo resfrío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario