Chemo, riesgos de una odisea peligrosa

Nuestra coyuntura futbolística se asemeja mucho a nuestra sociedad política, pero a veces tiene que ver también con lo místico. Vivimos tiempos en que los peruanos, fieles a nuestra idiosincrasia, nos olvidamos del pasado cercano, y regresamos a tejer sueños e ilusiones. Hoy estamos vistiendo –nuevamente- nuestros rezos y plegarias de túnicas blancas de esperanza. Aferrados a la providencia, aguardamos con devoción infinita, la llegada del nuevo Mesías, el profeta esperado, que deberá salvarnos de la frustración envuelta de pecado, aquel que intentará levantar de entre los muertos a este cadáver, que se ha convertido nuestro fútbol, y en una odisea inverosímil, como espinosa, haga realidad el deseo infinito de cada peruano, que de una vez por todas, nos lleve al Mundial o que muera en el intento.

El cielo apiadado de nuestros ruegos, ha santificado nuestro fútbol y ha puesto su espíritu santo en forma de balón en la cabeza del Chemo del Solar. Antes que salga con su prédica, ya recibió el escupitajo de indiferencia del sector radical de los llamados clubes grandes, la sintonía no es la mejor y resulta un trance trivial a su precario feeling, pero él asumió el reto sabiendo que ello ocurriría. Su primera disertación ha sido de esperanza, de conciliación, pero también de promesas, algunas lejanas otras plausibles. Ha hecho su primer llamado, sus discípulos principales están lejos de la patria, pero muy cerca de su sentido común. La lista inicial podrá ser discutida pero tampoco tenía mucho de donde escoger, está dicho que la base –si no es casi todo el equipo titular- vendrá de afuera, lo que quedaría por mirar de nuestro entorno local, serían aquellos que los puedan acompañar con categoría.

El fútbol es una cuestión de momentos, llama la atención que se incluyan jugadores que no pasan el examen, dejando de lado, algunos que están en un nivel superior. Que el DNI no sea un requisito indispensable, es discutible, cuando se trata de evaluar posibilidades, mucho más si en algunos puestos no hay jugadores rescatables, de nivel. El Chemo maneja la doctrina de verter el aprendizaje de sus tiempos de líder de campo, con ideas claras y una actitud de lucha constante, por eso se puede dilucidar que dentro de los escogidos, mas allá de su momento futbolístico, prime que el talante y perfil coincida con la del técnico, por una cuestión de afinidad a la hora de dictar las indicaciones y estas tengan una buena recepción.

Quizás sea exagerado decir que en 50 años no tendremos los jugadores actuales, de nivel internacional y en los mejores torneos de Europa, es cierto también que la experiencia nos dice, que se ha jugado mejor cuando el DT mas que un entrenador ha sido estratega, quizás, mirando el futuro inmediato sea eso lo único que necesitemos. Que la relación técnico-jugador, es mejor llevadera cuando el DT tiene un nombre propio y ha pisado el césped con renombre, incluso compartido los camarines, es cierto, pero también podría ocasionar que se rompa esa línea delgada que existe entre el trabajo y la amistad. Si algo siempre ha caracterizado al Chemo ha sido la personalidad, desde esa perspectiva, todo lo dicho puede ser beneficioso si es bien aplicado, en todo caso por el bien de nuestro fútbol, es lo que se espera.

Como siempre nos pasa, cada vez que un fracaso futbolístico nos aqueja, solemos mirar al costado a que algún “voluntario” dé un paso al frente, para que revierta todo de momento, que todos se acuesten temprano y a la mañana siguiente nuestro fútbol tenga otra cara, otro presente y otro futuro. Pero nos cuesta aceptar que ello es solo una utopía, dura, crucial, pero tan real y convincente, para todos, menos para nosotros mismos. Mientras no se trabaje en serio desde abajo, con infraestructura adecuada, gente preparada para asumir la gestación de nuevos valores, de manera constante y valedera, cualquiera que se ponga el buzo de la selección será simplemente un inmolado personaje mas, que se sume a nuestra intransigente realidad.

Todos deseamos lo mejor al Chemo, pero la odisea es fatigosamente difícil, ojalá que los resultados sean favorables, pues sometidos a los resultados adversos, cuando el sol no alumbre en la dirección correcta, serán los mismos hinchas que hoy lo vitorean, quienes tomarán las antorchas de la sublevación a la desesperanza y partirán en su búsqueda. Los propios personajes de saco y corbata, que hoy lo respaldan, le darán un beso en la mejilla y en una pérfida actitud lo entregarán a la muchedumbre. Lo arrestarán, lo vapulearán, lo escupirán y finalmente lo colgarán en el madero del tormento de la frustración, escribirán con su sangre inocente, el epitafio de un nuevo fracaso redundado, para echarse a buscar después otro salvador que los libre de sus tormentosos pecados de conformismo y mezquindad.
Nuestro futuro en forma de balón tiene una nueva oportunidad, Dios quiera que esta vez, el elegido sea el verdadero Mesías.


LIBRANO




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