Portugal y la teoria del ketchup

Antes de llegar al mundial, uno de los grupos más difíciles de pronosticar, era sin duda el G, que tiene a Brasil, Portugal y Costa de Marfil como los candidatos y a Corea de Norte como el equipo a vencer y hacer puntos. Brasil ha empezado como empieza los mundiales, jugando con el motor encendido, pero sin el pie en el acelerador. Ya hizo sus 6 puntos que lo ponen a punto de pasar el umbral de octavos, no ha hecho partidos redondos, pero ha dejado la impresión que sus jugadores se guardan en los bolsillos, mucho por mostrar, porque la experiencia les dice que no vale la pena desgastarse en esta fase y es mas valioso el resultado, con lo justo y necesario

Portugal, vino precedido a luchar el cupo con Brasil. Su equipo no brindaba esperanzas, pero llegaba más envalentonado por tener en sus filas a Cristiano Ronaldo, como un emblema, una marca registrada que le daba un valor agregado a su nivel competitivo. Su primer partido ante Costa de Marfil dejó muchas dudas, Ronaldo más preocupado en las cámaras de TV y su look mundialista. Un empate a cuestas, un punto con olor a dudas y una paridad con más preocupación que alguna ilusión de triunfo inmediato.

Pero Cristiano Ronaldo y todo Portugal no se imaginaron que ante Corea del Norte, esa vieja teoría del kétchup, se haría realidad. La botella con la salsa de tomate, no sale al querer utilizarlo, pero de tanto agitarse, a la hora que afloja la masa sale un chorro, que puede manchar la camisa y hacer pasar un rato desagradable a la hora de comer. Un primer tiempo dificultoso donde Ronaldo solo hacía los gestos para la publicidad. Un gol y al descanso. Entonces un hombre que no tiene de Ronaldo, pero sí de cristiano, y se llama Tiago, se puso el equipo al hombro, generó juego, puso el toque distinto y se vino la avalancha. No fueron uno, ni dos ni tres, fueron 7, como el número de camiseta de Ronaldo, que también jugó fantásticos 25 minutos, marcó un gol pintoresco y Portugal puso una diferencia a favor muy difícil de igualar.

Costa de Marfil, sufrió un golpe anímico cuando Drogba sufrió la lesión del brazo. No se acomodó a jugar sin su referente mayor al 100%. No se reinventó para ser un rival de fuste y Brasil lo superó y lo ha dejado postergado, no está eliminado aún, pero deberá hacer todos los goles que soñó antes de subir al avión y esperar que el mismo Brasil que lo dejó sin ánimos, le haga los mismos goles a Portugal. Algo muy improbable que suceda, ni con la teoría del kétchup.

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