Noche de fútbol, una noche loca

La "pichanga" semanal ha terminado y con los buenos amigos, nos sentamos a departir unos tragos y comentar la humillante goleada de Bolivia 6-1 a la Argentina del Diego. Aquel equipo que ante Venezuela, fue un dechado de virtudes y con un Messi mas cerca de ser el sucesor del D10s. Pero esta vez, mordió el polvo de la derrota, en una versión real, de cómo se debe jugar un partido de local, aprovechando todo lo que se tiene a la mano. Bolivia perdió en Colombia, pero guardó a varios titulares, incluidos sus dos goleadores Martins y Botero, porque el objetivo mayor, era ganarle a Argentina. Su disposición, fue ir desde el saque a presionarle la garganta al rival, quitarle el aire y dejar que su cuerpo acostumbrado al oxígeno limpio y puro dejara de circular por sus pulmones y avasallarlo con su fútbol de ataque constante. Lentamente Argentina se fue adormeciendo y escuchaba la cuenta final, hasta quedar noqueado, inerte y a merced de los golpes bolivianos. La cuenta no llegó a 10, porque cuando iban 6, ya había dejado de respirar.

En la TV pasan el Chile-Uruguay. Mas por la vanidad inflamada que por el orgullo mancillado, todos hinchamos por Uruguay, que estuvo a punto de "vengar" nuestra honra, pero el partido se acabó y el cero en los arcos nos dejó con algunos tragos demás y con esa agridulce sensación de que le pudo ir mejor a los platenses. Al final ambos siguen en la pelea de llegar al mundial y cuando todos juntamos nuestros vasos, para el brindis de rigor, nos disponemos a ver a nuestra desahuciada selección, el equipo de todos y el de unos cuantos, según sean las circunstancias.

Perú llegó en un ataúd a Brasil, sin ambiciones, ni responsabilidades y sin ninguna presión, mas que el tan mentado orgullo y el manoseado honor, que solo ha servido de paliativo para digerir el discurso del 'Chemo'. Pero todos quisieron jugar ese partido, solo para estar en el escenario y codearse ante tanta estrella junta, era un lujo que ninguno de nuestros jugadores podían despreciar. Y Brasil salió a divertirse, a regodearse de sus virtudes técnicas y a dar espectáculo para su gente que hacía un carnaval en la tribuna. Perú solo fue una comparsa, un convidado de piedra a este recital de fútbol Brasileño. Mis amigos y yo ya no sufrimos como antes, esta vez no hay nada que perder y solo el temor de avecinar alguna catástrofe de efectos mayores.

Un buen amigo hace una visión empresarial de nuestra realidad y asemeja a Del Solar, con un gerente que se nombra en una compañía, previa evaluación del perfil y al que se le mide su labor en base a resultados y que es el responsable directo, si no hizo las previsiones, para contar con su recurso humano o por aceptar el cargo si no estaba preparado. Muy válido, decimos todos. Solo atino a pensar, que esa analogía podría darse, pero en otro escenario y en otra realidad. En una sociedad como la nuestra, de dirigentes de valores escasos, de clubes informales y formación paupérrima de sus futbolistas, el verdadero motor y motivo que mueve el fútbol, es el dinero. Nadie se hace futbolista, entrenador o se muere por ser dirigente, por el honor, la gloria o por el tan venido a menos "amor a la camiseta". Todos buscan vivir por y para el fútbol. Los Pizarros, Farfan o Guerreros, de tanto convivir en un nivel superlativo, se olvidan sus raíces y miran por encima del hombro a su propio país, porque manejan demasiado dinero y desde niños, jamás les inculcaron esa materia innata llamada IDENTIDAD, a querer su tierra y a defenderla con lo mejor que saben hacer en la vida: Darle a un balón. Por lo pronto hay una buena razón, por la cual el "Chemo" y los dirigentes no renuncien.

Mañana se va Del Solar y viene ¿quien? Oblitas, Rivera, Markarían, Bianchi o Bielsa. Igual se van a encontrar con esta misma realidad, no vale de nada cambiar de nombres, si no se mete la mano hasta el fondo y se hace una reorganización desde las raíces. Mientras nuestro fútbol no anhele y trabaje para lograr verdaderas Sociedades Anónimas Deportivas, con buena infraestructura y solvencia económica, con bases sólidas de formación de sus futbolistas y logren equipos fuertes y competitivos, será difícil que primero, mejore nuestro torneo doméstico y por ende tengamos jugadores de élite a nivel internacional y será difícil que tengamos una selección de competencia. Si buscamos la mas fácil, seguro será el nombre de algún culpable, pero sin un cambio radical, todo lo que hagamos o digamos, no será mas que seguir escondiendo la basura debajo de la alfombra.


El marcador indica 3-0 y los tragos van haciendo efecto, todos miran sus relojes, para que acabe de una vez esta amargura. Mis amigos y yo, hacemos "oles" cuando Perú podía hacer mas de cuatro pases seguidos, en una forma irónica, hiriente quizás, para esconder la vergüenza y rezongar por un presente infausto, pero tan real al fin y al cabo. Cuando suena el pitazo final, todos agradecemos que hayamos salvado el papelón y también que Brasil haya jugado solo para divertirse. Mis amigos y yo apagamos la TV y decidimos escuchar música, un rock de estridencia brutal que nos eleva la pasión, nivela las emociones, nos calienta el espíritu y nos aumenta la efervescencia, de esta noche que va llegando a su fin.

Cuando nos despedimos, cada uno enrumba su camino, todos han prendido sus radios para seguir adormeciendo sus oídos y seguir escuchando buen rock. Todos recuerdan lo divertido que la pasamos, lo agradable que disfrutamos una noche de "pichanga" y tragos. Por hoy, y solo por hoy, nadie quiere seguir pensando, ni hablando de fútbol. Mañana se reinicia el campeonato y fieles a nuestra costumbre, nos olvidaremos rápido de estos momentos desabridos y volveremos a esa misma tribuna, a entonar nuevos cánticos y defender otros colores. Como tantas veces, volveremos a esa misma tribuna, donde un día, nuestra ilusión por la blanquirroja, se quedó colgada y abandonada, como una banderola rasgada y con las letras despintadas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario