El Guerrero y el Seductor

Mientras uno se fue para Europa, con un currículum promisorio bajo el brazo, el otro se fue llevando su álbum de figuritas de los futbolistas de élite que él mas admiraba. Mientras que uno conquistó Alemania en la plenitud de sus frescas primaveras juveniles, a punta de su técnica depurada y su carisma con la red, el otro se marchó de su tierra, dejando a ladinos dirigentes con las manos vacías de dádivas indignas, para afincarse en tierras teutonas, aún con el recuerdo fresco, de sus adolescentes años.

Claudio, el de apellido de conquistador, el que seducía con los goles que elevaban su récord cualitativo, hasta tomar el membrete de “Bombardero de los Andes”, el seductor de la tribuna, que ya empezaba por adorarlo con delirio, se fue haciendo de un nombre consagrado, de una personalidad que traspasó fronteras y del humilde Werder Bremen, hizo el salto gigante al famoso Bayern Munich. Allí empezó su nueva vida y creció su romance con la red, hasta tener intimidad con la fama mundial. Allí empezó a crecer su ego y su fantasiosa realidad, que el dinero y la opulencia, fueron transformando en una conducta alienada y un sentimiento insensible.

Paolo, el chico de modales sosegados, fue su seguidor acompasado, el que vivía bajo su protección y el que le llevaba el maletín deportivo, el que tenía un compromiso de dependencia hasta que alcanzara la mayoría de edad y el kilometraje respectivo. Paolo el “Depredador”, el de juego aguerrido y entrega total, se fue haciendo a una nueva vida europea, y fue tejiendo su propia manta, con que cubrirse del frió alemán: Hasta que un día, el destino le regaló una oportunidad que no dejó pasar en vano. Así fue escribiendo un nombre propio, a pulso, a puro dolor y a costa de dejar la piel en cada jugada de gol. Fue dejando el nido y se fue con su propia maleta a buscar su propio destino.

El fútbol, los ha puesto a vivir distintas realidades. Uno con la conciencia lavada, por juicios insensatos a personajes inefables y el otro con la condena de un pueblo futbolero, que podría estar a sus pies con cada gol que anota, pero que lo maltrata, por dejarse tentar por la ambición y la exuberancia.

Claudio, el seductor de la red, sigue anotando en la cancha y regateando a sus investigadores. Sigue celebrando su buena estrella y regala sonrisas cada vez que se llena la boca de gol. Tiene motivos para estar feliz, aunque aún tenga como materia pendiente, resarcir el desaire hecho a esa razón ineludible, de sentirse mas peruano, cuando entra a una cancha de fútbol y recuperar la identidad para con su patria.

Paolo, el Guerrero de batallas mediáticas y también las que se ganan en la cancha con muchas dosis de intensidad y calentura, hoy tenga sentimientos encontrados por tener por demostrar su amor por la blanquirroja y su gratitud para su otrora protector. Cada día se vuelve importante y valioso, pero aunque ello valga bastante para su club, para lo que nos resta en esta eliminatoria, como que ya resulta demasiado tarde.

El destino en forma de balón, los ha llevado a ser primordiales en el Bremen y el Hamburgo y hoy están a un paso de disputar la final de la copa UEFA. Uno de los dos quedará en el camino y el otro puede alcanzar un galardón trascendental en su carrera. Para Pizarro quizás mas importe el valor monetario del premio por el campeonato y para Guerrero pueda que sea algo con lo cual sueñe cada noche. Para los peruanos ya es un orgullo, aunque hoy suene mezquino, injusto o simplemente inoportuno.

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