El baile es en el piso de abajo

Después de haber hecho una pausa involuntaria, retornamos a escribir en el blog. Agradezco de verdad, a esas llamadas preocupadas que echaban de menos nuestros pensamientos futboleros y que han seguido los posteos con singular avidez.

Nos metemos a la cancha, nos encontrarnos con este clausura, que ya va definiendo sus principales protagonistas. Con la San Martín y Cristal encaramados en el lugar de privilegio, en esa cima donde solo persisten, los que quieren encumbrarse en la gloria. Con un Boys que aporrea la voluntad de sus atribulados hinchas, que cada día ven mas cerca, el trágico deceso de su equipo, que agoniza, abrazado a la intransigente necesidad de vivir entre torpezas dirigenciales y el ardor de su gente que le da fuerzas para no cerrar los ojos.

Aún falta jugarse mucho en este clausura, si nada cambia como hasta ahora, el próximo monarca, podría visualizarse entre San Martin, Cristal y quien sabe Cienciano. La “U” se parece al galán que conquistó a la chica mas linda del barrio y ha perdido el interés de hablar de matrimonio, como que se siente muy seguro de su amor y eso lo tranquiliza. Mientras “Kukin” anda resurgiendo en las alturas con el Ancash, el “torito” Meza Cuadra repunta al Galvez. Pero esto es fútbol y todavía peruano, por ello tan impredecible como gitano, con mucha mas razón, nos invita a consolidar la idea que nada está dicho y hoy, solo estemos haciendo meras especulaciones.

Es preocupante y enfermizo lo de Alianza, con un plantel apreciable, una prédica salomónica de su estratega, no encuentra la salida para llegar, a la puerta que conduce al piso de arriba, donde están los mejores, donde está la sala principal, donde la música que se toca, invita al baile generoso. No se siente a gusto en el piso de abajo, donde solo se habla de infelicidades y se comparten las angustias. No es merecedor de su realidad, pero la vive y le cuesta en demasía revertirla. Hoy ya no sale a jugar con alegría, para divertir a su pueblo, hoy sale a la cancha, prendido a un rezo, que se hace obsesión y que castiga sus arrebatos con alevosa continuidad. Sufre el hincha blanquiazul en la tribuna y no resigna su presente, en la cancha, no hay fútbol solo es un baile apagado y taciturno.

Esta paralización obligada por las eliminatorias, dejará que cada equipo se recueste a pensar en su futuro, a recargar las ganas de meterse al baile. Esta última fecha, ha demostrado, que al margen que los del piso de arriba, tengan una batalla individual para demostrar quien hace mejores piruetas en la pista, el verdadero baile, el de los sueños imposibles, el de la resistencia a no desmayar, se va a realizar en el piso de abajo, allí donde se quedarán los que no encuentren oído a la música y saldrán airosos los que empiecen a danzar un poco con la ilusión y también con su capacidad personal y de grupo aplicado.



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