Un rezo en el nombre del fútbol

Suenan las campanas llamando a la misa, la gente de a pocos se va arremolinando para hacer grupo y buscar sus asientos en la capilla. En el camino la charla se hace antagónica, unos quieren aferrarse al deseo insensato, que a pesar de todo, nos queda resto para afrontar estas eliminatorias tan ingratas; Otros quieren echar todo al bolso del olvido y sentarse en la vereda del espectador de triunfos ajenos; Mientras, unos cuantos, son mas metódicos y asumen que podremos ganar o perder, pero que mas importante será la actitud que asuman todos en la cancha y fuera de ella. Todos al cruzar la puerta del templo han quedado en silencio, fijando la mirada al púlpito, disimulan sus expresiones, porque ha empezado la ceremonia cristiana.

Perú, se juega la chance, primero contra Venezuela y luego contra Argentina, con un equipo remendado, a falta de figuras estelares, con castigos, dizque ejemplares, cuando en la práctica, solo resultan antifaces para ocultar a los verdaderos culpables. El “Loco” Vargas, que ha quedado como mayor referente, ha marcado con fastidio, que se sienten solos y jugarán contra Venezuela, pero también contra la gente y los periodistas. Siente que todos esperan que Perú pierda para avasallarlos, pero subraya, que la única forma de callar a todos es ganando a Venezuela. Con esto nos refleja su actitud en la previa, pero nos deja dudas respecto a los demás, que solo se quejan del hincha y su apatía ante esta convocatoria. Será una tarea harto complicada contagiar al resto y de cara al primer partido, logren asumir una actitud que muestre un Perú distinto.

Los Venezolanos están en Lima y lo primero que declaran, es que vienen por los tres puntos, no pasa por su cabeza perder, de pronto lo consigan y no será precisamente una mera casualidad. Esto no pasaba años atrás, en que veíamos a los ‘venecos’ como conejillo de indias o el comodín para acumular puntos. Pero aunque nos duela, hoy esa cenicienta del fútbol sudamericano es una realidad distinta y cruda para nosotros, una señal que todos avanzaron y nosotros nos quedamos estancados en el fango hediondo de nuestros problemas, dejando que los ineptos hambrientos de poder, sigan sentados en sus tronos, saboreando placeres y abundancias, a costa de los hinchas que a pesar de todo y en el nombre del fútbol, seguimos rebuscando en los bolsillos, alguna moneda que sin desearlo, sigue alimentando sus angurrientos deseos.

En esta coyuntura dividida de encontronazos emocionales, cabe ponerse a meditar y mucho, en lo pobre que se encuentra nuestra autoestima futbolística. Estas fechas eliminatorias, vienen justas, para resarcir un presente o echar a rodar la misma bola de nieve que nos dejan los continuos fracasos: Llegar a los mismos diagnósticos y seguir en el mismo hoyo. Nos viene justo el balón de las circunstancias, es nuestra casa y es aquí donde realmente se verá de que madera estamos hechos, muchas veces, cuando peor estuvimos, las cosas salieron favorables, será pues una ocasión, para que aquellos que despotricaron contra los sancionados y pidieron renovación, se sienten en la grada y aprieten los dientes para que sus deseos se cumplan. Será también la oportunidad de sacarnos la venda de los ojos y asumir de una vez por todas, nuestra endeble realidad o cambiar la historia por completo, aunque se sientan arcadas de tan solo pensarlo.

Después vendrá Argentina, pero esa es otra historia. Viene con una constelación de figuras relevantes, flamantes campeones olímpicos, que siempre salieron airosos visitando Lima. En el fondo, quizás resulte mas cuerdo o realista si se quiere, mirar con incertidumbre ese encuentro asumiendo que somos un equipo liviano y frágil, aunque todo puede pasar en el fútbol. Por ello, en aquel banco de la iglesia, rezaré en silencio para pedir una ayuda divina, para lograr lo que resulta imposible, pero es nuestro máximo deseo. Al salir de la iglesia, algunos comentan que los hinchas irán al monumental, para alentar a la bicolor, es verdad, pero muchos ocultarán asolapadamente, ese travieso deseo de mirar a Messi, Riquelme, Tevez y al “Kun” Agüero en vivo y en directo. Confieso que dentro de ellos estoy incluido y en el nombre del buen fútbol, la verdad que no me arrepiento.

2 comentarios:

  1. "En el fondo, quizás resulte mas cuerdo o realista si se quiere, mirar con incertidumbre ese encuentro asumiendo que somos un equipo liviano y frágil, aunque todo puede pasar en el fútbol. Por ello, en aquel banco de la iglesia, rezaré en silencio para pedir una ayuda divina, para lograr lo que resulta imposible, pero es nuestro máximo deseo."

    Apelar a la gracia divina no me parece que sea lo más adecuado...la realidad dicta otra cosa, en todo caso me sorprende que también consideres que esta es la última oportunidad...¿estás seguro de eso no?...porque eso de la última oportunidad lo escucho siempre y seguro para los próximos partidos se repetirá lo mismo.
    ¿Con los sancionados ganaríamos?...explícame entonces porque Perú está último, ¿acaso no estuvieron?
    Sigue rezando, es un sano ejercicio
    Saludos

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  2. Amigo, esta es una simple metáfora asociada a una circunstancia vivencial en un día de misa, de este seudo escritor, solo eso. Soy muy conciente que Dios, no mete su mano en estas cosas, así de simple.

    En esta eliminatoria, estos dos partidos resultan una prueba de fuego y posiblemente deban ser los últimos para dejar de jugar con la calculadora en mano. Apelando a nuestra realidad, con estos jugadores o con los sancionados, se me antoja pensar que los resultados pueden ser los mismos, pero que el fondo del asunto huele a podredumbre desde hace rato y lo peor de todo es que tenemos los resultados con los mismos diagnósticos en la mano, pero no se hace nada. El que ganemos o perdamos no nos garantiza un cambio sincero.

    Ustedes los periodistas, son los llamados a hacer causa común y generar conciencia para un cambio estructural, a fondo con unificación de criterios. Los hinchas estamos cansados de leer y escuchar a los mismos personajes –salvo honrosas excepciones- decir un día que nuestro fútbol no vale un centavo y cuando la gitanería pinta un triunfo efímero, sean los mismos que se suban al carro del triunfalismo barato.

    Pero por si acaso y en el nombre del fútbol voy a seguir rezando a ver si algún día cambia todo
    Gracias x visitarme

    LIBRANO

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