Costa Rica, a puro dolor

Jorge Luis Pinto, En medio de la tensión del segundo tiempo extra y con el 0 a 0 en el marcador, se acerca a Arjen Robben y lo abraza cariñosamente. Le conversa al oído y le hace un mimo que el veloz delantero holandés, responde con agrado. Uno pretende leerle los labios “Vamos Robben, colabóreme, usted es uno de los mejores del mundo, ya ganó todo, déjenos ganar algo” parece decirle el DT Colombiano a lo que el holandés responde mimoso, en un español perfecto: “Profe, con todo respeto, esto es un mundial y quiero ser campeón, pero me la está haciendo muy difícil”. La imagen de ambos abrazados, bromeando como viejos amigos, dio la vuelta al mundo y dejó una postal para la eternidad. Robben, dijo una gran verdad que puede hacerse realidad, pero acaso y Pinto no es consciente aún de lo que ha ganado, de lo que ha dejado, para un pueblo que vivió enfervorizado lo que nunca en su historia. Desde el más humilde tico, hasta la más alta esfera del gobierno, estuvieron viviendo un sueño, impensado, irreal, pero que los hizo felices hasta que la ingrata realidad que tiene el futbol, los hizo despertar.
 
Holanda, en el lógico pensamiento de los que aún creen en los equipos superiores y los inferiores y la necia potestad de profetizar resultados, en base a las estadísticas, suponían que el conjunto tulipán debía aplastar al equipo de Pinto y pensar en su próximo rival. En el papel y la cancha debió ser así, pero el futbol hoy más que nunca, sigue siendo un cúmulo de circunstancias, de momentos, generados para ganar, pero que no siempre tienen una lógica o la medición de las mismas te garantizan un resultado exacto a lo calculado. Hoy, ya no existe equipo mejor ni peor. Solo uno superior en cada partido, por aprovechar los momentos justos. Cada partido es totalmente diferente de otro. Se ganan partidos por categoría, los que se hacen difíciles y por jerarquía, aquellos confundidos, trabados. Costa Rica es una muestra que en el futbol de hoy, no por ser más grande, se es más poderoso y que en un segundo puede variar la historia de un país, con todo y su leyenda.
 
Cuando un arquero tiene notoriedad en un partido, es porque el rival está generando ocasiones de gol y está respondiendo a las exigencias. Pero cuando un arquero empieza a tener importancia al límite de la proeza y su papel toma un papel protagónico elevando su actuación a la imagen de un titán, estamos hablando, primero que el rival está avasallando su arco y segundo, que el arquero se ha convertido en un superhéroe. Keylor Navas, vino a este mundial, con la misma humildad que su selección. Pero si Costa Rica estaba peleando a puño limpio con Holanda y le había sacado sangre de la nariz, en gran parte se debía a la grandeza de su actuación. No fueron casualidad las felinas atajadas y los arriesgados achiques, amen de los penales atajados, para clasificar a los “ticos”·y estar a punto de dar el batacazo mundialista. Acaso y lo acompañaba a veces la fortuna y los maderos, otras el ojo de halcón que lleva incorporado. Pero Navas tapó todo, hasta lo inimaginable. Parecía que en ese arco no entraría nada.
 
 
Pinto leyó el partido antes de jugarlo. Fue la disciplina táctica, la que lo hizo equilibrado. Holanda usando siempre el contragolpe y teniendo a Arjen Robben, la saeta asesina, poniéndose el equipo al hombro, laborioso y siempre peligroso. Asustando siempre con su fútbol, su zigzagueante amague, su velocidad y desborde. La zaga “tica” quedo pintada de amarillo, ante tanta falta para frenarlo. Holanda lo buscó por todos lados, de todas las formas. Con variantes para abrir la cancha y hacerse vertical. Sneijder, Robben y Van Persie la tuvieron, pero los postes repelían sus remates de gol y Navas era una mole, un muro impenetrable. El tiempo extra fue de infarto, vibrante, por la forma como aguantaba estoicamente Costa Rica. Con garra, con sudor, con una entrega desgarradora, inmolándose todos, conmoviendo al planeta. A Holanda solo le quedaba una forma extrema de liquidarlo y era a través de la pena máxima.
 
En plena taquicardia, cuando se extinguía el tiempo extra y las fuerzas se apagaban. Costa Rica pudo escribir una página inédita en la historia de los mundiales. Ureña frente al arquero Cillessen define mal y la respuesta holandesa, fue un tiro al madero de Sneijder. En la definición de los doce pasos, fue vital Van Gaal cambiando de portero. Entró Tim Krul, un especialista en atajar penales, por Cillessen.
 
Las dos atajadas memorables, clasificaron al equipo tulipán. En los penales Krull, fue la estrella. Navas, solo siguió siendo el superhéroe, sin recompensa.
 
Encomiable, conmovedor y sufrido. Así fue este tremendo partido donde el equipo tricolor, entregó el alma, el sufrimiento y mucho corazón. El equipo de Pinto, terminó de pie, con la cabeza en alto, con el orgullo encendido y contagiando su espíritu luchador. Será difícil que se vuelva a repetir tamaña actuación. Costa Rica se ha ido del mundial, pero todo el planeta en forma de balón, se identificó con la humildad de este equipo, con sus jugadores, con su técnico. Los “ticos” nos enseñaron que por proezas como esta, seguimos amando el fútbol, será porque se valoran más en el alma y nos dejan una alegría eterna en el pecho, cuando se logran, a puro dolor.
 

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