Bondades y pecados de un clásico

Se ha jugado una nueva edición del clásico, esta vez lejos de la ciudad, lejos de la vista, pero muy cerca del corazón de los que aman una camiseta añeja en el tiempo y vigente por las emociones que siempre despierta. Unos de crema y otros de blanquiazul, todos pendientes de un resultado, esta vez la suerte se fue a la Victoria, pero nos dejó mucho para el análisis.

ACTITUD.- Está dicho que en el fútbol moderno, un equipo que es redundante, se hace previsiblemente frágil y vulnerable, no basta salir a la cancha con el libro de historia bajo el brazo y enseñarle al rival el tatuaje con la garra amenazante, hoy se hace ineludible tener la idea clara, la cabeza fría y el corazón caliente, pero mucho más importante es la actitud, de querer ganar desde el inicio. La “U” salió a esperar en el medio, agrupando hombres y colocando línea de tres atrás, (peligrosa disposición cuando no se trabaja) una idea moderna de Gareca, pero que para nuestros futbolistas, no acostumbrados a la disciplina táctica, termina siendo una daga amenazante. Alianza salió sin Maestri, pero con un sistema agresivo, desde el vamos, Arrué le ganó la iniciativa al clásico rival y a los cinco minutos ya tenía entre sus argumentos, tres llegadas claras a puerta.

EFICIENCIA.- Un equipo que crea situaciones, pero no las concreta, termina alimentando el apetito voraz del rival, lo hace peligroso y prueba de ello es que muy temprano, Alianza embocaba el primero con un gol de buena factura. Ciurlizza –que bien le hace al fútbol su recuperación- destila con gotero un centro al corazón del área y Viza, le gana el vivo a los defensas merengues, le puso la justa, en una media “chalaca” que salió cruzada, lejos de las manos de Fernández, un golazo para empezar la fiesta blanquiazul. Después vino el error de la defensa crema, fortuito, pero error al fin y dentro del área se paga caro, Benavides se la encontró mansita y mató a placer. Mientras la “U” porfiaba por hacer fútbol y se enfrascaba en errores de acoplamiento, de entendimiento que lo hacía chocar contra el ímpetu de sus integrantes, Alianza, con el marcador a favor, controlaba los tiempos y administraba su fútbol mas por inteligencia que por fuerza del rival, que al final de la primera mitad, dejó a los cremas con la sangre en ojo, pero carente de contundencia. Para el final la historia pudo ser diferente si la “U” hacía eficiente la culminación de todo lo que generaba, el tiempo fue su otro rival y Alianza liquidó con un gol de Acosta, a mérito de tremenda habilitación de Manco entre dos rivales.

DECISIÓN.- La era de los “jotitas” nos legó nuevos valores, algunos están incrementando su kilometraje de a pocos, ayer estuvieron Correa y Manco, uno crema, con intermitencias propias de su aún incipiente bagaje, pero Reimond es un predestinado para el fútbol, en los pocos minutos que tiene jugando en primera, destila, esa picardía propia de los nacidos con una estrella, va siendo hora que alguien haga algo y se vaya rápido afuera, de seguro que su formación en Europa - por ejemplo- nos devolvería un jugador de otra dimensión. Lo que si resulta preocupante es la situación de Duarte, quizás el de mejor proyección, en un puesto clave en el fútbol peruano, pero mientras la “U” tenga a Gareca, va a primar su temor a los resultados que a jugársela por un joven que tiene a su corta edad, mucho mas categoría de cualquier extranjero que defiende el área crema. Allí hay un factor de decisión, muchos dicen que a los jóvenes hay que soltarlos despacio, y en esa premisa, vamos a seguir llamando “juvenil” a un jugador que frisa los 24 años y recién tenga un par de partidos en primera. Acaso y el calendario sea el termómetro que indique que es o no hora que salte a la cancha, eso lo define la calidad del jugador no su partida de nacimiento, si no es ahora, cuando podremos saber si solo eran unos buenos proyectos.

INDOLENCIA.- Cada vez mas nos convencemos que nuestras autoridades políticas y futbolísticas, son tan parecidas o clonadas, quizás porque en ambas prima la antojadiza forma de elegirlas, sin un perfil obligatorio y tampoco argumentan una pizca de sentido común y menos criterio para la toma de decisiones. El llevar al partido a Chimbote ha sido por un tema trillado y manoseado llamado SEGURIDAD, ni el Monumental, ni el José Díaz supuestamente cumplían con los requisitos previos, para un encuentro de alto riesgo. El resultado previo al clásico, hizo ver, que quienes tenían que evitar los desmanes de los vándalos disfrazados de hinchas, eran novatos aprendices de policías y el descontrol ha dejado un saldo trágico: Un joven muerto y muchos heridos.
Pero acaso sea injusto decir que el fútbol sea el culpable, de los tiempos violentos que golpean nuestras sociedades y que nuestros jóvenes y niños, tengan la torcida idea que el color de camiseta, los hace antagonistas encarnizados y que entre ellos, la pasión satánica está disfrazada de odio, hacia su propia realidad que los llena de impotencia, de rabia y furia insaciable. Quizás ese iracundo proceder, no los haga darse cuenta que la muerte está sentada a su lado, sonriente, a la espera de brindarles un abrazo mortífero y letal que terminará por quedarse con su propia existencia.

IRRESPONSABILIDAD.- El ser dirigente de fútbol, faculta a cualquier hijo de vecino, tener el poder de un equipo, algunos creen que eso también los hace dueños de la verdad. El directivo Nolli, sale a decir que el arbitraje fue “desastroso” y que hay mano negra contra la “U”. Fano –fiel a su estilo- argumenta que siempre es así –cuando pierden- y que los árbitros juegan en su contra.. Toñito Gonzáles –alguien le engaño que es sucesor del “Puma”- sigue haciéndose expulsar de manera irresponsable y de forma continua, también argumenta que el árbitro es el causante. Pero contrariamente El DT Careca, dice que perdieron en buena lid y que fue por errores propios y falta de actitud. Mayer Candelo –el referente crema dentro del campo- hace la pausa, para reconocer diplomáticamente que perdieron por atributos del rival, pero deja entre líneas la actuación del árbitro.
Todos por la TV vimos que si hubo errores arbitrales, no fueron tan “siniestros” y tampoco, desnivelaron un partido definido desde el inicio, por la actitud blanquiazul. Es que cuando se pierde resulta tan simple echarle la culpa al árbitro, pero personalmente, hubiera querido que ese mismo Nolli, hubiera admitido lo mismo, el día que el árbitro no le cobró tremendo penal a Sawa y le ganaron a mi Muni querido, con los pantalones en la mano. Es que en el fútbol, nuestro fútbol de cada día, es tan fácil salir a declarar sandeces, cuando no se tiene la personalidad de asumir con hidalguía que el rival fue mejor dentro de la cancha.

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