Demasiada desconfianza y poca ilusión

Han pasado un par de días del partido de Perú ante España y recién se empieza a digerir ese bocado insípido que tuvimos que tragarnos, casi a regañadientes, pero tan necesario para alimentar nuestro espíritu futbolero. Son los partidos de ensayo, el termómetro en el cual el corazón del hincha va marcando el nivel de temperatura que percibe sentado en la grada y mirando su horizonte futbolero. Hoy, de cara al afronte de la eliminatoria mundialista de nuestra selección que cada vez tiene mas cerca los partidos frente a Colombia y Uruguay, el panorama no es muy alentador que digamos, tampoco está fuera de la realidad, en parte era lo que se esperaba venir, mas aún cuando el “Chemo” del Solar, sale a declarar muy orondo, que “esto es lo único que tenemos”, suena como que el DT está poniendo el parche a esta herida que ha dejado el escándalo del hotel, propiciado desde su propia actitud flemática, como irresponsable, que aparenta haber dejado que el río se desborde y prime su afán de seguir en el cargo a ultranza, dejando que los involucrados se ahoguen en el mar de las incertidumbres, sin asumir sus culpas y pecados mediáticos. Será que en el fondo, el mayor interés está ligado a conveniencias económicas que involucran a dirigentes ladinos que viven a costa de bolsillos ajenos y que el real espíritu deportivo se ha quedado en los vestuarios.

Si miramos el horizonte de las posibilidades, queda muy poco para el optimismo y si mucho para la desconfianza, el ensayo nos ha dejado mucho que pensar, el once ante España salió ileso en los primeros 20’ por una gracia divina, porque el vendaval rojo fue tan intenso y superior, que sin despeinarse pudo haberse ido tranquilo al descanso con 4 goles a favor, ello por ningún lado nos hubiera sorprendido, era lo que se reflejaba en el campo. Un equipo peruano timorato y falto de sorpresa, sin un cerebro que hilvane juego, con demasiadas ventajas atrás y aferrando sus esperanzas al corajudo esfuerzo en solitario de Paolo Guerrero, que no encontraba respuesta en Chavez y tampoco en Solano que en teoría, debía echarse el equipo al hombro. Si miramos la estadística final que ha dejado como nuestro mejor hombre a Leao Butrón, se deduce que la sacamos barata, mas allá de que los ingresos de Mariño y Rengifo fueran saludables, no se entiende como esté Cevazco, sin siquiera ser titular en su equipo y mucho mas en un partido de esta envergadura.

Se sabía que ante España el partido sería complicado, pues presentaba a un equipo candidato a pelear la Eurocopa y a una selección peruana disminuida en figuras relevantes, pero con hombres dispuestos a lograr mostrarse en un nivel respetable. Pero la realidad nos dio una bofetada, cuando miramos como el jugador del momento en nuestro fútbol: Donny Neyra, demostraba que, una cosa es vivir una racha producto de circunstancias ajenas y otra muy diferente el tener la categoría para pisar un césped extranjero y sentir que el balón le quemaba como sus propias ideas. Ver como el prolijo Xavi Hernández guiaba un grupo aplicado y se divertía con Villa y Silva que vapuleaban a nuestros endebles marcadores de turno, Salas y “Pinza” Hernandez, siempre quedando como postes, un mediocampo que parecía quebrarse ante tanta velocidad y una defensa que no dejaba un espacio para la confianza.

Por eso recordando la frase del “Chemo”, solo cabe cerrar los ojos y aceptar que “es lo único que tenemos”, pero acaso y el consuelo de que haya sido solo un ensayo, nos nuble el discernimiento, no deja de ser mas cuerdo, afirmar que para ganarle a Colombia, se requiere mucho mas que nombres, por eso el partido con México nos puede dar una idea concreta de lo que quiere Del Solar, porque de lo exhibido, ni el mismo lo sabe. De eso estamos seguros.

Una tregua para tomar aliento

La fecha premundialista ha sido la causa de que este apertura, que ya empezaba a calentarse, se haya tenido que sacar de la hornilla y ponerse a enfriar un rato en la mesa. Si retrocedemos en el tiempo podríamos decir que el acercamiento de un partido de nuestra selección generaba expectativa, aunque mucho mas ilusión que esperanza. Esta vez como nunca se ha sentido la paralización del torneo. Y es que las circunstancias se dan en un escenario que dejaba para la vista una sensación distinta, los equipos daban el espectáculo y el hincha ya se había enchufado, la última función había dejado a un Universitario mas líder que nunca y afianzado en su creencia viva de que el título está muy cerca y se puede palpar con los dedos. Aunque haya ensuciado el rostro de su máxima figura: Donny Neyra, con esas actitudes de niño malo, endiosado en el aplauso mediático que vienen dejando sus últimas actuaciones y que le haya valido un cupo en la selección del “Chemo”. Acaso ello mismo haya pasado desapercibido por la buena campaña crema.

El tremendo partidazo que hicieron Cienciano y un sorprendente Aurich, con goles para todos los gustos y emociones repartidas, que marcaron el debut histórico de los Bazalar, padre e hijo jugando juntos. Aunque el tema de la altura cada vez se vuelva mas simple de afrontar, que el mismo actuar de un Cienciano a quien le cuesta hacerse de un sólido estandarte y se muestra como un equipo a veces mezquino y a veces tan contundente, pero siempre tan ligado a pelear la cima, aún a costa de su propia irregularidad, un mal común de nuestros equipos.

Alianza ha resucitado, pero sigue siendo un muerto viviente, solo esperando el final de este amargo y casi trágico apertura que como le pasó a Cristal el año pasado, se estaba haciendo una terrible pesadilla. Ni la calidad de Montaño, tampoco la repatriación de Baylón y Aguirre le marcaron diferencias notables, el barco se ha manejado a la deriva y se ha guiado
mas por la intuición de su sorprendido y cándido DT interino, que un día se levantó y encontró el buzo al pie de la cama, que por su propia capacidad de resolución de los conflictos internos que dejan una estela gris en el cielo de Matute. Quizás esta paralización les sea mas ventajosa a los íntimos, que por ejemplo a un Cristal que se consolida en su fuerza vencedora, que ha recuperado su nombre en esencia y mas allá de las individualidades, el equipo se mira parejo y solo espera hacer “el partido” para sentirse mas seguro de lo que quiere y de lo que apuesta de cara al título.

Esta interrupción no llega bien, no tenía que ser en este momento, porque ya le habíamos encontrado el gusto a la entrada y de pronto nos quitaron el plato de fondo, nos ponen otro menú, uno mas refinado con olor a Buffete, pero nosotros tan afines y famosos por el arte culinario, somos románticos con nuestros gustos y realmente el que estábamos digiriendo era el mismo de siempre, pero esta vez el sabor estaba diferente y mas agradable. No sabemos como afrontarán los equipos este receso, la premisa de no perder el ritmo futbolístico, es la mayor preocupación de todos los DT pero así como existe presión por la pelea que se libra arriba, también hay preocupación con lo que sucede abajo, el Boys ha dejado el sótano a costa del Vallejo que sucumbió en el Miguel Grau, pero ni siquiera el alma del “Caballero de los mares”, puede garantizar que los jugadores rosados puedan estar tranquilos, sin fútbol y sin plata, no se mira buen panorama en el puerto.

Queda la interrogante entonces, cuando se reanude el campeonato, si Universitario será capaz de seguir la racha triunfadora. Si Cristal se consolidará en su juego y consiga ser un equipo sólido en ideas y consecuente con sus argumentos. Si Alianza en la apuesta a destiempo por el nuevo técnico, pueda abotonarse bien la camisa para una presentación digna y conseguir olvidar este sabor amargo de su realidad indeseada. Que los equipos no pierdan el ritmo y nos entreguen un final de campeonato con la misma brillantez con que los encuentra esta parada obligada en el camino, realmente nos genera muchas dudas, tan igual o peores de las que ya nos viene ocasionando la razón de la pausa: La Selección del “Chemo” y su aventura pre-mundialista.

El gordo bello de Careca

Quien lo diría y las cosas que tiene el fútbol, si hace unos meses nomás -algunos días para ser exactos- los adjetivos mas benevolentes eran sinónimos de “inservible” o “innecesario”, claramente prescindible para los técnicos y una piedra en el zapato para la exigente “Trinchera Norte”. Quien lo diría, si aquel muchacho bonachón de físico mofletudo, que asomaba con condiciones para el fútbol, por su técnica sutil y la fuerte pegada, era un cúmulo de errores de comportamiento, amparado por un entorno difícil de sobrellevarlo, las malas amistades le hacían una marca exigente y él era débil de carácter, mas se hablaba de su vida pública turbulenta que de su ascenso como buen futbolista. Su figura rolliza ha sido tema de burlas y exageradas llamadas de atención, como portadas de pública mofa, pero siempre el muchacho, fiel a su estilo, se salía por la tangente y terminaba en el mismo lugar, de donde no lograba despegar.

Pero el fútbol, así como tiene revanchas, brinda oportunidades muy escasas y a menudo no son aprovechadas por aquellos jugadores que tienen una varita mágica en los botines, pero una gran cantidad de materia inservible en el cerebro. El fútbol que brinda espacios y circunstancias, quiso entonces que la desgracia sea una forma de condición para que este regordete moreno con cara de niño travieso, el destino le regaló un espacio, sin que alguien le haga sombra. Mayer Candelo, el cerebro y motor de la “U”, el creador de fútbol, debía alejarse por una seria lesión y se hablaba de sustitutos inmediatos, la urgencia de resultados y sobre todo de buenas actuaciones, puso a Careca en la disyuntiva de replantear el equipo, de cortar cabezas y reorganizar el sistema, se acercó a Donny Neyra -que andaba peleado con la hinchada, que hacía partidos para 5 puntos y a veces había salvado la noche con algún zapatazo que lo salvó a él mismo de la furia en la tribuna- lo miró a los ojos, le extendió la mano y le dijo “usted me sirve, no se vaya aún”. Entonces comenzó un romance extraño, que nadie entendía bien, pero que el argentino, sabía muy adentro que en algún momento, este regordete, le terminaría dando la razón a punta de buenas actuaciones.

Hoy miro a Donny Neyra, hacer una filigrana, seguro de si, habilitando a sus delanteros y ponerlos de cara al gol, lo veo de cuando en vez, ensayar un furibundo “fierrazo” que levanta toda la trinchera, aquella que lo insultaba, que le había puesto la cruz y que últimamente corea su nombre con orgullo. Hoy esa misma trinchera que pedía su salida abrupta, observa a un menos rollizo jugador, que se viene cuajando, porque entendió que el fútbol es demasiado efímero como para darse el lujo de seguir siendo comparsa de su conformismo, que era el tiempo de decirle a la cara a todos los que solo veían en él un buen filón para la noticia frívola, que también sabía jugar al fútbol y que podía convertirse en un icono de esta “U” que sigue en racha, tumbando rivales, aunque aún no sea un buen equipo, pero que en base a sus individualidades, que trabajan bien en el grupo, el camino hacia el título cada vez lo sientan mas cerca.

Quien lo diría, en nuestro entorno futbolero, donde estamos tan escasos de figuras relevantes, un díscolo personaje, que pudo quedarse para siempre, con la etiqueta de promesa, hoy, gracias a una situación fortuita, haya encontrado la oportunidad de ser el referente mayor del equipo de Careca, el jugador que la hinchada sigue con la mirada y que en estos últimos partidos, ha estado incluido en gran parte (por no decir todas) las jugadas de gol de esta “U” que sigue remando en el camino correcto, mas allá de lo que ocurra con los demás rivales directos de este apertura que empieza a teñirse de crema. Aún es temprano para pintarlo de favorito, pero si sigue creciendo como grupo sólido, el título va dejando de ser una utopía.

Quien lo diría, el “gordito de 100 kilos”, el inquieto moreno de mirada traviesa, el que estuvo a punto de irse de la tienda merengue, por presión de la hinchada, hoy es el emblema, el referente y quien para beneplácito de los que añoramos ver aparecer figuras en nuestro fútbol nos parece saludable, mas allá del color de camiseta que le pinte. Algo vio Careca en este gordito, algo le dijo para sus adentros que a falta del genio de la lámpara, tenía muy cerca de este jugador que se viene constituyendo en figura estelar de esta crema. Por el momento el DT argentino se siente tranquilo, porque no tuvo que buscar demasiado para encontrar a su "gordo bello".

Santificada eliminación

Uno mira el banco de River y distingue al “Cholo” Simeone, vestido impecablemente de pies a cabeza, en sus ojos denota una confianza que transmite seguridad y aplomo. Hace un gesto triunfador cuando se inicia el encuentro. Al otro lado está el “Chino” Rivera, de traje sencillo y miraba titubeante, en sus ojos hay un miedo escondido que trasmite desesperanza, coge su medallita le brinda un rezo y la guarda en su pecho que palpita a mas revoluciones de lo normal.
Uno no deja de comparar esa imagen con las realidades del fútbol Argentino, con esa velocidad y el vértigo que le imponen los jóvenes de River que no paran de correr todo el tiempo y el nuestro, lento, sin ideas, carente de personalidad y dubitativo para pararse en la cancha. Salir al Monumental de River, debe ser una de esas situaciones como cuando nos toca nuestra primera cita con la novia, queremos decirle muchas cosas, las hemos preparado con antelación, pero cuando estamos frente a ella todos nuestros temores escondidos, nos hacen torpes para hablar y sin raciocinio equilibrado para hilvanar nuestras ideas.

Uno mira el banco del Nacional y hay una confianza contagiante. Pelusso conoce a los peruanos, sabe que si aprieta la mano, doblegará cualquier osado intento, por eso luce calmo y sereno, pero da uno la vuelta y nuestra mirada se posan en los ojos preocupados de Franco Navarro, que solo apela a morderse la lengua para no dejarse vencer por la angustia. Uno sigue mirando ambos bancos y se da cuenta que nuestro fútbol sigue tan igual de impredecible como timorato. Un Cienciano con jugadores de talla small, que chocan contra muros uruguayos, solo dan a entender que todo es cuestión de tiempo, para que llegue la debacle.

No hace falta mirar los bancos de Flamengo y del Bolognesi, basta mirar la tribuna brasileña que espera ansiosa que el pequeño e indefenso ciervo -vestido esta noche de blanco- salga al maracaná y se quede asombrado de su magnitud y termine siendo presa fácil. Aunque el “Bolo”
insinúe algún manotazo arriesgado, solo logra que el león, brasilero se confíe demasiado, pero es sabedor que este equipo solo quiere que el reloj corra mejor que un atleta. Solo espera el pitazo final para decirle adiós a una campaña llena de buenas intenciones, pero que a la postre solo quedaron en eso, en el verde no dejó nada para el recuerdo, tan solo a su DT Reynoso, en una nueva pelea con la prensa, como si ellos tuvieran la culpa del equipo endeble que maneja.

Como aquella ves, en el inicio de copa, cuando vino River y la San Martín hizo el partido perfecto, o como el tremendo partido que jugó en la ida Cienciano y se trajo un punto de Brasil, o el partido que jugó Bolognesi contra el mismo Flamengo en la ida, solo fueron espejismos, de esos que tiene a los peruanos tan acostumbrados y nos hace a prendernos de cualquier triunfo efímero, nos alimentamos la esperanza y se habla demasiado de nuestra posibilidades. Una vez mas, el tiempo no tardó en darnos el cachetazo a la realidad –como siempre sucede- y el equipo santo, se fue desmoronando en la esencia misma de su integración como grupo. Cienciano, se fue muriendo ahogado en sus propias limitaciones y Bolognesi, nunca pudo encontrarse consigo mismo, o lo que es peor, ha empezado a despintarse del maquillaje que le impone su técnico, Lo cierto es que la copa se quedó sin equipos peruanos, no hablemos de justicia ni de historias de “pudo ser diferente”. Uno cada uno con su traje consentido asistió a la misa por su propia salud, por su propia vida, pero los ruegos nunca fueron escuchados. Otra vez eliminados y aumentando el número de presentaciones desastrosas de equipos peruanos en Copa Libertadores.

La historia es de nunca acabar, ahora vienen los cuentos hechos en casa, esas fábulas que adormecen los sentidos y que en nuestro torneo doméstico, lo disfrutamos en este apertura inédito, con casi el 60% de los equipos apiñados en la cumbre y que para nuestro nivel resulta “atractivo”. Será que desde el cielo nos han mandado un castigo, por ser devotos de la informalidad?. Será que estamos tan acostumbrados a esto, que nos parece normal ser mediocres o quien sabe y nos satisface santificar la eliminación de nuestros equipos, con la desafortunada premisa que así “nuestro torneo elevará su nivel”. Tremenda mentira que solo los peruanos lo podemos entender y lo que es peor, terminamos creyendo que es parte de nuestra realidad o nuestra cultura futbolística.

De un Cristal irrompible

Demasiada alegría por un empate, suena desatinado, si vemos celebrando al final de los 90’ a este Cristal encaramado en la cima del apertura y que salió al gramado artificial del José Diaz, con mejor promedio estadístico, ante un Alianza, peleado con su gente y sus propias limitaciones de cara al gol y los buenos resultados. Uno mira como celebran los de Cristal y como se van los de Alianza y pareciera que los tres puntos han sido celestes, pero lo que se vio en el verde fue un partido intenso, vibrante por momentos y con dos tiempos marcados para cada equipo y un marcador que fue de lejos un excelente premió a la perseverancia.

Últimamente, cuando Jonnier Montaño entraba a la cancha, no denotaba esa chispa que augure una buena actuación, tampoco en el campo encontraba respuestas para sus ideas que siempre se perdían en la inoperancia de un Benavides, que pareciera haber tocado techo y un Manco, que anda mas preocupado en su peinado y su bolsa de viaje que en bregar por su equipo. Ayer fue distinto, el “potoncito” entró enchufado, desde el inicio se le vio brioso y con otra actitud, pues encontraba una coherencia entre lo que su rapidez mental centellea para ejecutar buenas asistencias y el desequilibrio que genera, cuando suele iniciar el arranque individual. El colombiano tiene una visión panorámica privilegiada del juego. El aporte de Aguirre le cambió la cara a este Alianza carente de fuerza arriba, su rapidez fue un arma letal para meterse entre defensores celestes y crear dudas, la dupla funcionó perfecta he hizo daño muy temprano.

El hincha de pecho blanquiazul, empezó a sentir que se venía una tarde inolvidable, abajo, su Alianza desperdiciaba ocasiones para un marcador abultado y solo esperaba que la luz de Montaño no se apague y la velocidad de Aguirre no decaiga. Pero la segunda parte fue otra historia y se vino la noche. Apagada la magia, Cristal haciendo caso omiso a las voces que lo pintan de “pecho frío”, arremetió con todo y con todos sus argumentos, fue apretando, mordiendo y jaloneando sus ganas. La vehemencia le dio el premio, para irse del nacional, cantando un empate con sabor a proeza, por lo duro y remoto que resultaba y también porque le puso eso que tanto le reclaman.

En el fútbol a veces se debe actuar como en el boxeo, si al rival lo tienes contra las cuerdas, indefenso e inoperante, tienes que noquearlo y liquidar la pelea, porque si no lo haces, puede tomar un segundo aire, recuperar el aliento y en un acto de coraje indomable, te voltee la pelea y termines con la cara contra el piso. Alianza pudo escribir una página distinta y un marcador inimaginable, pero los pies de Aguirre y Montaño se enredaron con su ímpetu, talvéz confiados en que la luz de su magia seguiría encendida, pero no contaron que este Cristal se va haciendo mas fuerte con los impactos y va demostrando que a veces no siempre se jugará bien, pero si se deja el corazón en la cancha, los resultados pueden acompañar y quien sabe sea el punto de partida para que empiece a dejar en el olvido la campaña anterior. Aun falta mucho, por ello esto recién empieza como para ponerles carteles de favoritos a nadie.

El futuro del futbol en una bolsa

El día que Cristal fue con un equipo bisoño al Cusco y le encajaron una goleada, los ojos voltearon al banco donde estaba Oblitas para preguntarle con la mirada esta desproporcionada decisión. Un momentito -habrá dicho el “ciego”- a mi no me miren, se ha tomado una medida drástica y discutible, pero para con los intereses del club (por el cual le pagan) solo ha sido cumplir lo que la Ley indica o en todo caso lo que no nos prohíbe. Esto es un principio jurídico, legal e indiscutible. Si los dedos acusadores, no encuentran culpables en el verde, es fácil deducir que se encuentran mas allá, detrás del escritorio, de cuello y corbata, en la Videna, allí donde firmaron un manual de buenas intenciones, pero que en la práctica, será un libro de fábulas u otra mera forma de seguirle la cuerda al famoso dicho "Hecha la ley, hecha la trampa".

Con la norma que obliga a los equipos profesionales, a incluir jóvenes Sub-20 en una “bolsa de minutos”, se crea el compromiso que deben asumir los clubes para con el futuro de nuestro fútbol. Esto en teoría, suena como campanadas de alegoría, por fin se ha pensado en serio en la sangre joven, que de una vez por todas se le brinda su real dimensión y existe la apuesta para jugársela por los bisoños aspirantes a cracks, sin que tengan obstáculos en su camino. Pero claro eso es la teoría pura, en la práctica el hacer jugar a un Sub-20 por tácita “obligación” no garantiza ninguna ayuda y tampoco que mejore de nivel, pues quien determina su inclusión es el DT, que tiene mas interés en conservar su puesto, originando una rotación desmedida, que puede generar que muchos de ellos solo jueguen algunos minutos en primera, esto mas allá de la foto y el corte de pelo, no dejará marcada ninguna experiencia mayor o válida para su crecimiento futbolístico.

El mismo hecho que cada club tiene la libertad de poner a los jugadores que desee, ya crea vacíos en la regla, pues solo se exige llegar al tope de 1,170 minutos, no importa como ni cuando, tampoco quien o como, solo se trata de pasarle franela a la disposición y al final resulta un saludo a la bandera. La forma en que actuó Cristal estaba dentro de lo previsible, -lo sabían todos- pero causa sorpresa que siendo el club abanderado en materia de promoción de jóvenes haya forzado el espíritu de esta norma, que nació con la debilidad de su imprecisión y con el argumento del beneficio del largo plazo para el fútbol peruano. Esto crea el ambiente propicio para que los demás clubes imiten el gesto, pues ellos, mas que comprometidos se encuentran apremiados para cumplir con la exigencia.

Es cierto que esta intención, tiene visión de futuro, resulta sugerente como apuesta, pero la realidad nos golpea la cara, cuando miramos a los clubes de provincias y en la poca inversión que hacen para la formación de menores, sus presupuestos se hacen agua, contratando jugadores trajinados para lograr mantenerse en primera. De inversión en infraestructura, de apuesta seria, hay muy poco. Quizás mas que imponer poner jugadores jóvenes en una “bolsa de minutos”, sea mas productiva la exigencia mayor, como requisito ineludible, que todo equipo profesional, presente equipos de categoría menores desde Sub-15 hasta Sub-20 y estos sean puestos a prueba en torneos paralelos bien organizados por la FPF y el apoyo de la entidad privada. Que los minutos que puedan enfrentar un chico de 13 o 18 años sea en preliminares de los partidos de primera, mejor si es a estadio lleno, así se va haciendo a punta de experiencia; En lugar de estar en la tribuna, es mejor que comparta los vestuarios, con los llamados consagrados y su kilometraje se vaya incrementando con la práctica y no solo de teoría.

Lógicamente que hay mucho por decir y proyectar sueños locos, pero pisando suelo firme, es posible hacerlo, una disposición generada detrás del escritorio, no basta si primero no se ponen las bases de este andamiaje organizacional del que adolece nuestro fútbol, quizás sean las personas que deban cambiar, o talvez solo sean sus posturas o ideas sólidas y también comprometidas, pero si no hay una apuesta seria por los menores, cualquier disposición, será letra muerta y no ayudará en nada, en la regeneración de nuestro fútbol y seguiremos viendo como se marchita nuestro futuro en forma de balón.

El fatídico minuto noventa

Nuevamente el fatídico minuto 90, nuevamente la tan trillada desconcentración; Otra vez la historia repetida de perder cuando no es el momento y de ceder puntos cuando se debe ser mas fuerte. Cienciano (esta vez de azul) salió al maracaná, con la conciencia limpia, con el impulso propio de querer hacer historia, y vaya si estuvo apunto de lograrlo. Pero como siempre, le viene pasando a los equipos peruanos, esos últimos minutos finales, son escalofriantes, fatales y pareciera que requerimos urgentemente que se acorte el tiempo reglamentario a solo 85 minutos.

Las tribunas del maracaná, con su gente saltando y gritando por doquier, eran un jolgorio de emociones. Los fuegos artificiales que deslumbraban en la noche y las enormes banderolas que flameaban sin cesar, acompañaban un rugido ensordecedor que bajaba a la cancha para ponerla a hervir. El ambiente era sencillamente fabuloso y espectacular, como para meterle miedo a cualquiera que visita el milenario estadio brasileño. El solo hecho de estar en este escenario, marcaba un hecho trascendental para el Cienciano, mas aún con el rival enfrente: Flamengo y su historial a cuestas y líder del campeonato brasileño. Aunque hasta el momento, ha dado muestras de basar su funcionamiento, mas en la calidad individual de sus hombres que en su disposición táctica. Cienciano solo aparenta que recién va tomando cuerpo. Por ello fue acertado el pressing, que cortó los circuitos y desmembró las ideas de un Flamengo que se fue quedando sin espacios claros, que se encontraba al frente al equipo cuzqueño, ordenado para defender y vertiginoso para el contragolpe. Marengo y Solis empezaban a ser figuras atrás y Sawa intentaba el desequilibrio arriba. Pero alguien que los brasileños no pensaron y ni se dieron cuenta cuando salieron a la cancha, fue su peor pesadilla: William Chiroque. Es de esos jugadores que tienen sus noches grises y a veces iluminadas, felizmente, la de ayer fue de las últimas y fue desequilibrante en ataque.

Pero si el orden es una máxima en el fútbol, hay un mal endémico que sufren los jugadores peruanos: La falta de concentración. Justamente cuando mejor ordenados estaban un “ollazo” los cogió fuera de foco y Flamengo apertura la cuenta, con Souza ante la débil resistencia de Flores, que pudo haber hecho mas. Cienciano respondió con Chiroque en el desequilibrio (otra vez), sacando un buen centro que Vasallo (en buena racha) decreta de cabeza la paridad, cuando era justo el momento de ir a repensar las ideas en el descanso.

En el complemento, Cienciano le puso paños fríos al embate carioca, defendiendo con pundonor, pero entregados siempre al orden de sus líneas. Vasallo aprieta el acelerador y exige a Bruno. Mas tarde el mismo Vasallo, culmina un taco de Sawa y concreta lo que pudo ser, el tanto que marcaría un triunfo histórico y memorable. Pero sin ninguna explicación coherente, el árbitro decidió anularlo. Ricardo Grance se llama y es Paraguayo de nacimiento, aunque por un instante, la indignada barra peruana y los millones de Peruanos, hayan maldecido su existencia. Era el 2-1 que pudo asegurar el resultado y el que escribiría la historia con tinta indeleble de repercusión trascendental. Pero para esos son los de negro, para tomar decisiones en el momento, a veces erradas y a veces injustas, como esta. La lucha se hizo pareja y el tiempo fue siendo el peor enemigo para ambos conjuntos.

El reloj apretaba los pensamientos y el equipo cusqueño se sacudía de los ataques cariocas. El tiempo acercaba la agonía de un partido memorable y el rugido del maracaná se hacía más estruendoso, en la tribuna las gargantas dejaban el último soplo y el aliento fue creciendo como la furia de un huracán. Todo parecía consumado y Cienciano se traía un punto de Brasil. Entonces vino otra vez, ese instante fatídico, doloroso y tantas veces repetido. Ese minuto fatal donde un Flamengo inmovilizado, sin ideas, se hizo un espacio para el centro milagroso, que encontró entre la maraña de hombres a Marcinho, puso el 2-1 final, que hizo explotar el coloso brasileño y una vez mas dejó a un equipo peruano ensimismado en ese karma, que se ha convertido el estar cerca de la gloria, pero a la vez tan cerca del fatídico minuto noventa.