El futuro del futbol en una bolsa

El día que Cristal fue con un equipo bisoño al Cusco y le encajaron una goleada, los ojos voltearon al banco donde estaba Oblitas para preguntarle con la mirada esta desproporcionada decisión. Un momentito -habrá dicho el “ciego”- a mi no me miren, se ha tomado una medida drástica y discutible, pero para con los intereses del club (por el cual le pagan) solo ha sido cumplir lo que la Ley indica o en todo caso lo que no nos prohíbe. Esto es un principio jurídico, legal e indiscutible. Si los dedos acusadores, no encuentran culpables en el verde, es fácil deducir que se encuentran mas allá, detrás del escritorio, de cuello y corbata, en la Videna, allí donde firmaron un manual de buenas intenciones, pero que en la práctica, será un libro de fábulas u otra mera forma de seguirle la cuerda al famoso dicho "Hecha la ley, hecha la trampa".

Con la norma que obliga a los equipos profesionales, a incluir jóvenes Sub-20 en una “bolsa de minutos”, se crea el compromiso que deben asumir los clubes para con el futuro de nuestro fútbol. Esto en teoría, suena como campanadas de alegoría, por fin se ha pensado en serio en la sangre joven, que de una vez por todas se le brinda su real dimensión y existe la apuesta para jugársela por los bisoños aspirantes a cracks, sin que tengan obstáculos en su camino. Pero claro eso es la teoría pura, en la práctica el hacer jugar a un Sub-20 por tácita “obligación” no garantiza ninguna ayuda y tampoco que mejore de nivel, pues quien determina su inclusión es el DT, que tiene mas interés en conservar su puesto, originando una rotación desmedida, que puede generar que muchos de ellos solo jueguen algunos minutos en primera, esto mas allá de la foto y el corte de pelo, no dejará marcada ninguna experiencia mayor o válida para su crecimiento futbolístico.

El mismo hecho que cada club tiene la libertad de poner a los jugadores que desee, ya crea vacíos en la regla, pues solo se exige llegar al tope de 1,170 minutos, no importa como ni cuando, tampoco quien o como, solo se trata de pasarle franela a la disposición y al final resulta un saludo a la bandera. La forma en que actuó Cristal estaba dentro de lo previsible, -lo sabían todos- pero causa sorpresa que siendo el club abanderado en materia de promoción de jóvenes haya forzado el espíritu de esta norma, que nació con la debilidad de su imprecisión y con el argumento del beneficio del largo plazo para el fútbol peruano. Esto crea el ambiente propicio para que los demás clubes imiten el gesto, pues ellos, mas que comprometidos se encuentran apremiados para cumplir con la exigencia.

Es cierto que esta intención, tiene visión de futuro, resulta sugerente como apuesta, pero la realidad nos golpea la cara, cuando miramos a los clubes de provincias y en la poca inversión que hacen para la formación de menores, sus presupuestos se hacen agua, contratando jugadores trajinados para lograr mantenerse en primera. De inversión en infraestructura, de apuesta seria, hay muy poco. Quizás mas que imponer poner jugadores jóvenes en una “bolsa de minutos”, sea mas productiva la exigencia mayor, como requisito ineludible, que todo equipo profesional, presente equipos de categoría menores desde Sub-15 hasta Sub-20 y estos sean puestos a prueba en torneos paralelos bien organizados por la FPF y el apoyo de la entidad privada. Que los minutos que puedan enfrentar un chico de 13 o 18 años sea en preliminares de los partidos de primera, mejor si es a estadio lleno, así se va haciendo a punta de experiencia; En lugar de estar en la tribuna, es mejor que comparta los vestuarios, con los llamados consagrados y su kilometraje se vaya incrementando con la práctica y no solo de teoría.

Lógicamente que hay mucho por decir y proyectar sueños locos, pero pisando suelo firme, es posible hacerlo, una disposición generada detrás del escritorio, no basta si primero no se ponen las bases de este andamiaje organizacional del que adolece nuestro fútbol, quizás sean las personas que deban cambiar, o talvez solo sean sus posturas o ideas sólidas y también comprometidas, pero si no hay una apuesta seria por los menores, cualquier disposición, será letra muerta y no ayudará en nada, en la regeneración de nuestro fútbol y seguiremos viendo como se marchita nuestro futuro en forma de balón.

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