
Con la norma que obliga a los equipos profesionales, a incluir jóvenes Sub-20 en una “bolsa de minutos”, se crea el compromiso que deben asumir los clubes para con el futuro de nuestro fútbol. Esto en teoría, suena como campanadas de alegoría, por fin se ha pensado en serio en la sangre joven, que de una vez por todas se le brinda su real dimensión y existe la apuesta para jugársela por los bisoños aspirantes a cracks, sin que tengan obstáculos en su camino. Pero claro eso es la teoría pura, en la práctica el hacer jugar a un Sub-20 por tácita “obligación” no garantiza ninguna ayuda y tampoco que mejore de nivel, pues quien determina su inclusión es el DT, que tiene mas interés en conservar su puesto, originando una rotación desmedida, que puede generar que muchos de ellos solo jueguen algunos minutos en primera, esto mas allá de la foto y el corte de pelo, no dejará marcada ninguna experiencia mayor o válida para su crecimiento futbolístico.
El mismo hecho que cada club tiene la libertad de poner a los jugadores que desee, ya crea vacíos en la regla, pues solo se exige llegar al tope de 1,170 minutos, no importa como ni cuando, tampoco quien o como, solo se trata de pasarle franela a la disposición y al final resulta un saludo a la bandera. La forma en que actuó Cristal estaba dentro de lo previsible, -lo sabían todos- pero causa sorpresa que siendo el club abanderado en materia de promoción de jóvenes haya forzado el espíritu de esta norma, que nació con la debilidad de su imprecisión y con el argumento del beneficio del largo plazo para el fútbol peruano. Esto crea el ambiente propicio para que los demás clubes imiten el gesto, pues ellos, mas que comprometidos se encuentran apremiados para cumplir con la exigencia.

Lógicamente que hay mucho por decir y proyectar sueños locos, pero pisando suelo firme, es posible hacerlo, una disposición generada detrás del escritorio, no basta si primero no se ponen las bases de este andamiaje organizacional del que adolece nuestro fútbol, quizás sean las personas que deban cambiar, o talvez solo sean sus posturas o ideas sólidas y también comprometidas, pero si no hay una apuesta seria por los menores, cualquier disposición, será letra muerta y no ayudará en nada, en la regeneración de nuestro fútbol y seguiremos viendo como se marchita nuestro futuro en forma de balón.
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