UNA CORONA PARA LA REINA

Perder un partido de mundial que no permite acceder a instancias de cuartos de final, duele mucho más que en octavos, tanto como los de etapa de grupos. Al margen que perder de manera injusta, siempre trae un malestar y un sinsabor ineludible. Y es que en esta etapa definitoria, se generan más expectativas, los sueños se fortalecen y el anhelo del hincha se deja llevar como hoja al viento. Ese hincha amante de la futurología, empieza a jugar con las posibilidades y a imaginar los cruces de manera artificiosa. Es por ello que una derrota tira abajo su castillo de ilusiones y se siente más destrozado en su orgullo, si ese revés no se define en el tiempo reglamentario y debe someterse a ese sufrimiento insano, de la pena máxima, la fatídica definición de los penales.
 
Inglaterra embelesó solo a medias en la etapa de clasificación previa. Su mejor expresión radica en el ritmo que le impone a su juego y la pelota parada. El esquema inglés, plantea tres en el fondo, que se hace flexible y está muy bien trabajado. Walker y Trippier son los aviones que suben por los costados, hacen bien los relevos,  Dele Alli es el que genera el juego asociado y Sterling el que rompe líneas cuando Kane –la figura estelar- está ocupado tratando de zafar la marca que ejercen sobre su humanidad y buscan minimizar ese olfato de gol permanente que posee.
 
Colombia hizo un partido muy táctico. Peckerman recurrió a la clásica pizarra. Tira un 4-3-2-1 con Barrios, Sánchez y Lerma, tres volantes de corte defensivo, para bloquear el juego ingles desde el medio, Aislando a Kane que tenía a Mina adivinándole los pensamientos. Achicar los espacios y marcas implacables, a riesgo de un desgaste peligroso Cuadrado lejos de su hábitat pegado a la banda y turnando el apoyo a Falcao con Quintero, que cuando enciende sus luces es un “verraco” de temer. Colombia necesitaba llevar el partido a su ritmo, bajarle la velocidad inglesa, interrumpir la conexión entre líneas. Pero cada vez que los ingleses le imprimían rapidez y potencia, sufrieron demasiado. Allí extrañó a James, para tenerla y una distribución más idónea.
 
Peckerman lo planteó con un pensamiento demasiado conservador, hasta mezquino, limitando el riesgo a los errores del contrario antes que la verticalidad. La misión era la tenencia del balón. Falcao mas entregado a luchar que a jugar y Cuadrado sin ser una figura de desequilibrio. El peso ingles ocasiona la diferencia en el marcador desde los doce pasos. Bombazos seguidos al área traen como consecuencia que la “roca” Sánchez haga una falta extraña y enredada a Kane. El mismo lo cobra y hace la ventaja en un mal momento para los cafeteros. 
 
El reloj se puso la camiseta de la rubia Albión y fue el enemigo adicional para Colombia. El sistema de Peckerman se fue desmejorando y ya no daba para más. Tuvo que echar mano del banco. Los ingresos un poco tardíos de Uribe, Bacca y Muriel, buscan equiparar y definir un partido que ya se extinguía. Falcao es el 9 de área, pero el goleador colombiano es su defensa central. Yerry Mina. Por tercer partido consecutivo se hizo héroe en el mundial. Había salvado Jordan Pickford un remate venenoso, pero en el cobro del corner, Mina se eleva en todo su tamaño y alcanza un testarazo milagroso que pica contra el travesaño y devuelve el alma al cuerpo.
 
El tiempo extra encuentra a una Inglaterra desacomodado y a Colombia, rearmado. Pero con el desgaste en la boca y la angustia de que se acabe de una vez. Inglaterra había realizado su labor según su capacidad, sin mostrar una superioridad. Pero Colombia más precavido que intrépido, acabó abrazado al estoicismo. Escuchar el pitazo final les dejaba una definición sufrida sí, pero los penales, abren la posibilidad de ganar o perder en una instancia distinta, donde el yerro es más disimulable. Se puede asumir a la mala suerte o a la diosa fortuna. Según el cristal con que se le mire.
 
Fue un partido repartido en competencia y en situaciones, también en emociones. La ingrata definición de los doce pasos, puso a prueba a los arqueros. Ospina ilusionó a todos, pero fue Pickford el que hizo despertar del sueño a los colombianos. El mundial sigue para Inglaterra y se ha revitalizado, para ir en busca de una corona para la Reina. (A Crown for the Queen)
 
 

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