

El tiempo se pasó muy rápido y ya se programaron los partidos de la Libertadores. El Bolo tendrá que luchar con lo poco que tiene de jerarquía y lo mucho de sapiencia, contra el America de Mexico, el Nacional uruguayo y el River Plate argentino. San Martin, no se queda atrás y se va derecho a la iglesia porque su grupo también es para ponerse a rezar, le tocan el Nacional Colombiano, el Colo Colo Chileno y un brasileño nada desconocido, el Gremio de Porto Alegre. Ambos equipos se han puesto el ánimo en las espaldas, pero el hincha, no de esos equipos, si no el peruano en general, ya se va preparando para una nueva catástrofe, una de las tantas muertes anunciadas que nos viene acompañando en estos torneos continentales.
En la Copa Sudamericana, a los equipos peruanos les toca llaves que parecen una pesadilla de noche de terror o bromas de muy mal gusto. La “U” debe ir a Chile y Argentina, mientras el Ancash, debe subir a Bolivia, bajar a Uruguay y pasear por Brasil, Alianza Atlético tiene una llave mas que dura, debe revalidar con el díficil Independiente argentino, un cupo para seguir avanzando y como quien no quieren la cosa, los tres -junto a los hinchas- van haciendo sus maletas, pero han colocado un santo rosario, por si las dudas.

Si por un instante cerramos los ojos y dejamos que la ilusión óptica nos envuelva, podríamos volar en esa alfombra mágica de nuestra imaginación, abrazados a nuestro balón, podríamos permitirle al fútbol que se recueste a nuestro lado y quien sabe, soñemos juntos. No hay porque sorprenderse, este es nuestro fútbol señores y cualquier cosa puede suceder. Dios nos coja confesados.
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