Apremios por uniformes de fulbito

Era muy corto el tiempo para cumplir. En que bendita hora, acepté ser el encargado de comprar los uniformes para nuestro campeonato de fulbito. El equipo debía desfilar el sábado temprano, y era un día de miércoles. Buscaba en mi agenda, direcciones y teléfonos de proveedores, sin resultados. Decidí hacer la mejor jugada, no me quedaba otra. Fue entonces que ingresando a Internet, accedí a la versión de las Páginas Amarillas On Line. Encontré muchas alternativas. Por supuesto que pude conseguir los uniformes a tiempo, hasta un banderín deportivo, que hoy descansa junto a la copa de Campeón del torneo.

Corazón de león para triunfar

El tiro de esquina se iba a ejecutar. En el área se arremolinaban los jugadores del Milan para defender y los del Catania para intentar meterla al arco de Kalac. Todos esperaban el centro punzante, a media altura buscando el testarazo letal. Mascara decidió tirarla mas a la aventura, fuera del área, en lugar de hacerlo donde todos se emparejaban. El balón vino desde lo alto, casi como haciendo una parábola, el ‘loquito’ Vargas se fue haciendo visible, la fue midiendo con centellante precisión, antes que tocara el piso y sin miramientos, el peruano, le pega seco, furibundo y el balón fue despedido con una fuerza brutal, que se metió debajo del primer palo, haciendo estéril el esfuerzo del arquero. Un soberbio golazo, que levantó la tribuna y hoy ha gestado que los principales medios que cubren el ‘calcio’ italiano, se rindan ante este corajudo Vargas, con títulos de ‘salvador’, que tiene siete pulmones y un corazón tan grande como la camiseta 'rossazzurra'. El peruano corre, se apodera de la banda de la izquierda y recupera sin problemas", añaden.

Que el presente del ‘loco’ es espléndido, no hay duda. Su futuro le pinta una acuarela promisoria, y aquel tiempo –de aquí a junio- que le queda en el Catania, mas allá de perjudicarlo, es una forma de hacerlo mas pretendido y por ende la cotización en euros crece de manera vertiginosa, como los deseos de los grandes equipos por tenerlo en sus filas. Resulta orgulloso para los peruanos, que un jugador de estas características, se sume al grupo de los privilegiados futbolistas que triunfan en Europa.

Atrás se quedaron, esos ingratos recuerdos, cuando era jugador de la “U” en épocas de reinado del inefable Alfredo Gonzales, cuando nadie le daba un peso a su valía y este ladino personaje, lo echó del equipo aduciendo que no tenía razón de hacerle un contrato profesional. Tiempos en que el ‘loco’sin equipo se ‘recurseaba’ jugando fulbito en el Terrazas, a 30 soles por partido. Tenia que entrenarse por su cuenta, con el ‘cuto’ Guadalupe, corriendo toda la costa verde, bajando desde San Miguel. Aquellos tiempos cuando en el Terrazas, le hizo un par de ‘caños’ a ‘chalaca’ Gonzales, faltándole el respeto, lo que posteriormente le valió para que el mismo entrenador, lo convenza de regresar al fútbol y hoy sea de alguna manera su mentor. Fue el mismo DT, quien le puso el apelativo de “chucky”, por la cicatriz que tiene en la frente.

El buen ‘loquito’ no la paso nada bien. Llegar a donde está ahora, ha sido a puro dolor, a punta de empuje y un corazón indomable. Su periplo por tierras argentinas, tuvieron altibajos, pero en cada obstáculo ha sabido hacerse fuerte y solo retroceder para dar el salto mas grande. Dueño de una pegada temible, fue en tierras gauchas, donde un par de goles al mismísimo Boca Juniors, lo que le valieron que emigre al calcio italiano. El ir a un club chico, ya era un gran reto, en una liga de nivel superlativo, hubiera sido normal que pase desapercibido.

Pero hoy Juan Vargas, o el “chucky”, vive horas felices, los mejores equipos del calcio italiano ya le pusieron el ojo, solo es cuestión de tiempo, para que un peruano logre estar en la élite de los consagrados. A él le ha costado llegar y seguro que será mucho mas difícil el poder mantenerse, pero estamos seguros que lo va a lograr, porque este ‘loco’ tiene mucha fibra para jugar y un indomable corazón de león para triunfar.

Los pecados ajenos de un futbolista

Miguel es un padre abnegado. Está desempleado y hace esporádicos trabajos de albañilería. En el barrio lo llaman “Miguelón”. De sus hijos, Eduardo, es el engreído, porque se parece mucho a él y aunque Ángela -su hija menor- tiene la carita dulce, el hijo hombre, de alguna manera, lo hace verse reflejado. Miguel es un apasionado del fútbol y tiene entre sus frustraciones, el no haber llegado a ser futbolista profesional. Cualidades no le faltaron, su porte de moreno alto y bullidor le dieron en su momento la posibilidad de ser un centro delantero de renombre. Un accidente lo dejó con una cojera permanente y la visión borrosa.

Eduardo, juega alegre con sus amigos y muestra a sus cortos nueve años, muchas condiciones para el fútbol. Entre los amigos de “Miguelón, comentan la cantidad de dinero, que ganan hoy en día los futbolistas. Los que han visto a Eduardo, le auguran un futuro promisorio. El mozalbete, aún no percibe que su padre lo ve como la posible solución a todos sus problemas y la vía más rápida para salir de la pobreza. En ello anda preocupado y confía ciegamente, que del Alianza Lima –donde está jugando su chico- dé el paso hacia la consagración y pueda ser un nuevo ídolo del fútbol peruano y algún día jugar en Europa.


Michael, es un muchacho de clase media, que desde muy pequeño apuntaba a ser figura en el fútbol, sus padres siempre le dieron su apoyo incondicional. El ser de familia acomodada, le brindó un plus adicional, que no tenían otros chicos de su edad y era común que lo lleven a entrenar a la Florida, en el Rímac, donde siempre llegaba en la camioneta de su padre. Fue jugador desde infantil y pasó por los niveles juveniles, hasta que lo pasaron a integrar el primer equipo, donde hoy se erige como uno de los mejores delanteros del Cristal. Su porte y velocidad lo hacen diferente a los demás y a sus cortos 18 años ya lleva un mundial Sub-17 a cuestas. Es muy posible que el próximo año se vaya a jugar a Europa, su padre –quien es su apoderado- ha declarado a la prensa que hay un 90% de posibilidades de concretar el traspaso, ello prácticamente garantizará el futuro económico de Michael y también, como no, el de su propia familia.


Adrián tiene 23 años, pero ya es un jugador consagrado. Juega en uno de los mejores equipos del calcio italiano. A despecho de su juventud, ha sido seleccionado varias veces. A nivel internacional ya es muy respetado. Su cotización ya bordea los 10 millones de euros y existen muchos clubes que están interesados en sus servicios. Un tema de negada paternidad, le acarreo problemas judiciales que han sabido solucionar, los consejeros de su entorno. Acaba de anunciar que va a tener su segundo hijo y saborea con deleite los privilegios que le brinda el fútbol. Asesorado por sus representantes, ha comprado propiedades en Lima y, ha sabido invertir bien su dinero en la bolsa europea. Prácticamente ha definido su futuro económico a tan corta edad. Cuando le toca vestir la casaquilla nacional, la afición cifra en él sus esperanzas, pero aún no ha podido revertir con creces a esa confianza. Algunos lo acusan de no dar todo de sí, otros lo defienden a ultranza. Adrián no se hace problemas y siempre tiene una buena excusa para respaldar, porqué destaca en su equipo y no en la selección.

Braulio y Alberto, son dos jugadores recorridos y triunfan también en Europa. Juegan en equipos de países distintos, pero se conocen de siempre. Han hecho su vida lejos de su patria, en un entorno diferente, lleno de comodidades y lujos propios de sus equipos de renombre que, continuamente luchan ligas de nivel superlativo. Braulio –el más exitoso- ha hecho una carrera al lado de jugadores de élite y en el firmamento internacional tiene un nombre bien ganado a punta de goles. Alberto, tuvo un paso previo por Argentina y de allí hasta la Liga Premier, en Inglaterra, donde ha sabido mantenerse, en base a calidad y su buen pié para jugar al fútbol. Ellos al igual que otros jugadores que militan en clubes europeos, han adquirido un nivel económico respetable y en nada se asemeja a lo que humildemente vivieron en su niñez, en su barrio y en su país. Aunque su edad, cercana a los 30 años, sea una desventaja, han sabido amasar una gran fortuna y hoy pueden avizorar un futuro favorable y cuando dejen el fútbol, podrán llevar una vida holgada.

Cuando Walter cumplía los 18 años, nadie tenía dudas que estábamos ante la mayor promesa del fútbol peruano. Su promedio de goles era insuperable y era el jugador de moda. Hoy a los 32 años, Walter es un jugador acabado, que ansía culminar su ciclo en el Alianza Lima, equipo que lo vio nacer. La vida alegre, libertina y desenfrenada, le pasó la factura en el fulgor de su éxito, cuando se creyó dueño del mundo, despilfarró dinero y también gran parte de su juventud, sin remediar el daño que se hacía. Nunca escuchó las voces amigas y la de su propia familia. Aquella promesa del fútbol, se quedó perdida en el tiempo y sus escándalos fuera del verde, fueron carne de cañón y portada de los pasquines y programas faranduleros de la TV. Hoy, Walter solo es un recuerdo marchito de aquellos buenos tiempos y lleva a cuestas un legado de arrepentimientos inútiles, que solo apaciguan sus cansados días que le quedan en el fútbol.

Huber Solis fue un prodigio del balón y nacido para el fútbol. Su nombre cruzó fronteras y hoy es recordado en Europa con mucho cariño. En el apogeo de su carrera, jugó en el Barcelona de España y dejó un grato recuerdo, que el hincha azulgrana guarda hasta hoy presente. Cuando le tocó vivir los buenos tiempos, su apego a la vida nocturna y el derroche de dinero, fueron un común denominador que acompañaba sus días difíciles. Nunca estuvo preparado para administrar el buen dinero que ganaba, gracias a su extraordinaria gambeta. Hoy cada vez que mira su foto y las figuras con quienes alternó, deja escapar una lágrima escondida, por todo lo que no supo aquilatar, en su momento de gloria. Su hijo Jordan –nombre en honor a un extraordinario jugador Holandés- que tiene su mismo estilo de juego, ha seguido su huella y hoy a sus 27 años, deambula en equipos sin nombre, solo para sobrevivir. Cuando todos lo tildaban de sucesor de su padre, llegó a militar en la U y el Alianza. El dinero que ganó, fue en mucho, gracias al nombre de su padre, pero lo dilapidó, tan igual o peor que su propio progenitor. Hoy ambos, no pueden mirarse al rostro sinceramente, por una cuestión de vergüenzas mutuas, falsos paradigmas y un orgullo maltrecho.

El fútbol deja muchas historias, algunas placenteras y otras afligidas, unas sobresalientes y otras patéticas. Personajes que una noche vivieron las penurias de la pobreza y al siguiente día, pululan los lugares prohibidos de la lujuria y la ostentación. Hombres que fueron niños nobles y se hicieron esclavos del derroche, de un dinero fácil de obtener, pero a veces tan peliagudo de administrar. Dinero que corrompe conciencias y conductas, que terminan por fragmentar sus propias responsabilidades. Dinero que pervierte integridades y hace que el sentimiento sea una simple forma de ganar adeptos. El fútbol hoy en día, es un negocio rentable, una industria. El futbolista ha dejado de ser un atleta, que demuestra su talento y encandila los ojos de los hinchas y defiende a muerte los colores que representa. Hoy en día, el futbolista, es un producto que se vende al mejor postor, una mercancía que se ofrece en vitrina y alimenta los bolsillos de ladinos personajes, quienes giran en su entorno.

El tiempo se irá llevando muchas tardes de fútbol, muchas alegrías y lágrimas que se desparraman en una tribuna. Los días se irán pasando como ráfagas de viento por el césped de una cancha de fútbol y cada mañana cuando el sol aparezca entre las cumbres de la indigencia, un niño, aprisionando su balón saldrá a divertirse, pensando emular a sus ídolos del fútbol. Quizás logre llegar muy alto o quien sabe termine, como tantos niños y jóvenes que desperdician su talento, perdidos en el anonimato de las drogas o el alocado desmadre de la delincuencia juvenil.

Mientras tanto Eduardo, podrá estar jugando ya en primera o quizás emigrando a Europa, en tanto “Miguelón”, pasará a ser, el favorecido padre del futbolista famoso y millonario; Ahora podrá operarse de su cojera y mejorar su visión. Michael, ya consagrado, le hará compañía a notables virtuosos del balón en Alemania, consolidando lo que fue su origen y su suerte para con la vida misma. Quizás al mismo tiempo, Adrián, Braulio y Alberto, a pesar de ser estrellas del balompié mundial, estén tratando de limpiar sus nombres, junto a otros compañeros, por un escándalo de alcohol, mujeres y lujuria, suscitado en un hotel capitalino, después de defender –con honor, según ellos- las sedas de la selección nacional. Lujos impropios –dicen algunas voces- que se suelen dar, cuando se tiene el dinero fácil y el raciocinio escaso.

Talvez Walter, haya logrado que Alianza lo contrate para terminar su carrera futbolística y así evitar la deplorable situación, de seguir avivando sus miserias. Quizás Huber Solís, se haya reconciliado con su hijo Jordan y entre la tertulia de unas cervezas sobre la mesa, charlen de lo distinto que pudo ser su destino, si hubieran sabido aprovechar su oportunidad. Al mismo tiempo recapacitarán que el fútbol, es una profesión de fácil acceso, pero de poca vigencia. Que puede traer mucha bonanza y un futuro privilegiado, pero que así, como brinda mucho dinero y puede crear jóvenes millonarios y transmutar familias, también engendra muchos pecados. Algunos son visibles, pero otros -la gran mayoría- suelen ser intangibles, y resultan ajenos a su propia vivencia, aquella que empieza, desde que se aprende a patear un balón y se arrulla, el añorado sueño de llegar a ser algún día, un gran futbolista.

PD:
Cualquier parecido o semejanza con la realidad, es pura casualidad y una cándida coincidencia.

Que dificil se hace hablar de fútbol

Que difícil se hace hablar de fútbol, ese que nos endulza el alma, que nos apasiona y que cada semana nos roba el reloj para ir a la cancha o para sentarnos con unas cervezas, frente a la TV, para refrescar las exaltaciones desinhibidas que guardamos en nuestros corazones. Que difícil se hace mirar y hablar de nuestro fútbol, en estas horas de resaca por un campeonato anodino de un final inverosímil, pero tan real como nuestra propia idiosincrasia.

Que difícil se hace hablar de fútbol, cuando aún está en nuestras retinas esas risitas nerviosas del “Chemo”, cuando el equipo de todos era vapuleado de la manera mas degradante en Quito y como corolario de aquella debacle, explotó el escándalo, de la francachela llena de licor y lujuria, del Hotel donde supuestamente se concentraba, vivida como diría Del Solar “bajo la piel”. Cuesta creer que en menos de lo que se pensaba, tengamos cuatro jugadores referentes sancionados y otros a la espera de la sentencia. Aunque el pueblo ya dio su veredicto y los mandó a la horca, sin juicio de por medio.

Cuesta hablar de fútbol, cuando las voces que fueron el dedo acusador, en el escándalo del hotel, hoy muestren su disposición para silbar bajito y mirar para otro lado y se esté mascullando entre dientes, una “última revisión”, para de alguna forma darle la palmotada en la espalda al “Chemo”, en su arrogante posición de hacer todas las investigaciones, por cuenta propia y guardarse los resultados en el diván de su cuarto, vaya uno a saber si es el del mismo hotel de marras. Está claro que tonto no puede ser Del Solar, pero que sigue pensando como jugador, es más que visible, aunque vale la pena recordar que los miles de dólares que incluyen la rescisión de su contrato, avivan el raciocinio hasta al más distraído de los mortales.

Cuesta hablar de fútbol, cuando mientras unos quieren justicia, Burga se sigue zurrando en las leyes y enfrenta hoy a los clubes que han determinado que se juegue con 14 equipos y quieren darle el mensaje directo a la FPF para que no les digite como deben jugar su propio campeonato. La asamblea que aglutina a los equipos de la ADFP quiere lograr que el 2008 se juegue con 14 equipos y que el decimocuarto salga de un partido entre el Águila y el Minero. Hasta allí todo parece normal y resulta lo más ecuánime. Pero en esta disyuntiva, aparece la voz en cuello del Muni, mas aún con el patético respaldo que recibe de su nefasto presidente, ahora que recuesta la cabeza en el saco de Burga. Si el partido entre Águila y Minero no estaba estipulado en las bases, no existe razón para negar que el Muni sea parte del triangular de la disputa, argumento dejado de lado justamente, porque no estaba contemplado en las bases. Pero si de cumplir el reglamento se trata, el Muni debería estar preparando su equipo para afrontar la segunda en el 2008, aunque ello rompa los corazones y las esperanzas de los hinchas de corazón edil.

Cuesta hablar bien de nuestro fútbol, cuando miramos la tabla de posiciones del clausura. El Bolognesi y San Martín, preparan armar equipos competitivos y afrontar la copa Libertadores. El premio a las administraciones serias, responsables y modernas, los ha dejado en la antesala de representar lo mejor del fútbol peruano, los llamados grandes han quedado relegados a mirar el horizonte de la resurrección. Pero los refuerzos no garantizan un buen equipo, más bien vayan alimentando los ojos de codicia, de ladinos empresarios que miran la copa, como un ansiado botín y esperen repartijas que solo saciarán apetitos voraces, personales, pero de participación digna y representatividad honrada, nada de nada. Por lo pronto los rivales obtenidos por sorteo, ya se frotan las manos, para enfrentar a los equipos más débiles, accesibles, según el panorama internacional que arrojan las estadísticas. Duele decirlo, pero es la verdad pura.

En el comienzo de este 2008, cuesta aún hablar de fútbol. Esperemos que los resultados, los buenos claro está, sean deseos consumados y nos brinden algún refresco a esta resaca de malos momentos, que han resquebrajado nuestra ilusión, de seguir esperanzados a que nuestro futuro en forma de balón, tenga un mejor destino.

Hora de partir por distintos caminos

YA ES HORA DE PARTIR
Reimond Manco se ató los pasadores de su calzado y se dispuso a pisar el verde de Matute, debía reemplazar a Mauricio Mendoza, un feliz mortal que aunque juegue como para deportarlo, igual tiene su lugar en este Alianza que se aferra al sueño de llegar a la cima, con pasos de dificultad pero con la mirada puesta en la meta, aunque le quede poco respiro para el camino. La gente en la tribuna se entusiasma cada vez que el “pelusa” hace su ingreso, es de aquellos jugadores que encandilan, que tienen la luz de la magia siempre prendida y aunque en su descargo tenga una juvenil apariencia frágil y menuda.

Arrué mas allá de hacerle caso a su conciencia, escuchó alguna voz que bajó de la tribuna y que le puso música a sus oídos, Manco entraría para buscar el desequilibrio que no dio Mendoza –una vez mas- y tenía en el pensamiento que el chiquilin de juego alegre, sea el jugador diferente, el que marque el paso para su Alianza que estaba 2-0 abajo en el marcador. Entonces se vio un Alianza envalentonado y con alegría, así pudo emparejar el partido y así pensaron los hinchas de pecho blanquiazul que llegaría el epílogo, muy lejos de sus deseos.

Entonces del cielo bajaron los ángeles y el verde pálido de Matute, se fue haciendo de color esperanza. Reimond se la encuentra en mitad de cancha y la aprisiona a su botín, amaga al primero y sale por el lado contrario, al segundo lo dejó sembrado, sin despegarse del balón, sigue su rumbo fresco y alegre, a pura cintura se encuentra con el perfil cambiado y hace la de los grandes, enganche hacia adentro, defensas para el otro y cuando salía Penny, le lanza el dardo envenenado que se fue adentro.

Una joyita de gol que convirtió el estadio en un loquerío blanquiazul. Fue el primero que hizo en esta, su corta aventura profesional, pero que ya nos dio el campanazo y la voz de alerta, que estamos ante un jugador de calidad de exportación. Como que ya se hace hora que decidan de una vez, que el próximo año Reimond Manco, en lugar de estar rompiendo cinturas domésticas, ya debería estar en el camarín de un club europeo de primer nivel. Dicen que la oferta del PSV holandés está en pie, ojala que se haga realidad, porque sinceramente para él y en buena hora para nuestro fútbol, ya le llegó la hora de partir.

SENTENCIADO A MORIR DESANGRADO

Muni de mi vida, el camino a primera fue espinoso, sufrido y demasiado valioso, como para resignarse a morir de esta manera, pero todo está consumado, así lo ha dictado el destino. Nuestro último alegato ha sido demostrarles a todos de que estamos hechos y cuanto valen los corazones ediles, pero también para deslindar culpas, aquellas que hoy pagamos los inocentes hinchas, los abnegados jugadores e incluso hasta el desacreditado técnico.

Si hubieran querido -con justo derecho- estos jugadores se quedaban en casa y el final hubiera sido peor. Quisieron salir a gritar su enojo y vaya que lo escuchamos todos, la banda había llenado el San Martín, con toda su euforia y su escondida melancolía, a sabiendas que podíamos salir de allí con el corazón destrozado. Pero así somos los de pecho edil, incondicionales e incomprendidos, esta religión lo ha conseguido.

No entiendo como tengas que devolver tus credenciales de profesional, para retomar otra vez tu vestido de humildad, si hasta casi el final de este latido, estabas haciendo historia y nos pusiste el cartel del “si se puede”, acaso y sea injusto y porque la justicia no existe en el fútbol, que por culpa de unos ineptos aprovechados, hayamos tenido que venir a mendigar milagros para nuestra historia. Acaso y si de justicia se trate, mañana se termine diciendo que ya no existe descenso y que seguiremos viviendo entre los grandes. Acaso y esto resulte siendo mas injusto que nos empaten, cuando nuestros corazones estaban encendidos al máximo.

Muni de mi vida, empiezo a recoger mis banderas de ilusiones y me dispongo a vestirme de negro, ayer era Cristal quien agonizaba en su cama de las desilusiones, hoy eres tú quien está tendido, con tu franja manchada de sangre, por el abuso infame, de esos embusteros que se vaciaron las cuentas. Hoy te veo moribundo y sentenciado a morir desangrado, quisiera que exista la justicia de las horas eternas, pero ya no quiero pensar en que faltan dos fechas para culminar este tormento, ya no tengo fuerzas, ya no tengo ganas, porque, te confieso que yo también tengo rasgado el corazón y quebrada las ilusiones. Creo que ha llegado la hora de partir, al mismo lugar en donde vivimos horas felices, también ingratas, pero inolvidables.

Los compadres clandestinos del fútbol

Las cosas que tiene el fútbol. Quien lo diría, hace unos días estábamos maldiciendo nuestra suerte y soltábamos censuras unidas a oscuras predicciones, cuando nuestra selección fue abofeteada con alevosía y ventaja, sin que siquiera hagamos una mueca de defensa. Sin embargo, no tuvo que pasar mucha agua bajo el puente, para que volvamos a vestirnos de euforia, porque si algo bueno tiene el fútbol nuestro de cada día, son sus hinchas, su gente, que se evangeliza en hinchada fiel y deja de lado el pasado que lo acongoja, para llenar la tribuna y conceder sus pasiones a la justa causa de sus colores.

Un nuevo clásico, que dejó un resultado emparejado y tuvo como beneficiados a terceros, en la recta final de este clausura que amenaza con sorpresas arriba y abajo, pero también en la mesa de la FPF, que ya empezó a lanzar el tufillo de desagrado, para decidir por ejemplo, que el torneo del 2008 sea con 14 equipos. Bueno mas allá de producir arcadas, sabiendo como se maneja Burga y sus correlogionarios, eso no será ninguna sorpresa.


Hoy que nuestro fútbol vive horas de sabor desagradable, ha sido meritorio lo que se vio en la tribuna, gente vestida de esperanza para ver buen fútbol, que se fue tranquila, porque abajo en el verde, los compadres se enfrascaron en una riña que tuvo un tiempo para cada uno pero que mas allá de quien pudo haberse llevado el triunfo, nos ha dejado algunos signos de interrogación:

El “café” Mendoza, es un colombiano privilegiado y no por sus primores de buen futbolista, sino por esas horrorosas deficiencias técnicas de cara al gol, que tuvo y tiene a menudo, pero sin embargo, para su buena estrella, puede darse el lujo que en su hoja de servicios, figure haber jugado por Alianza y la “U”, encima de todo fue pugnado por ambos clubes, como si se tratase de tremenda figura. Cabe la pregunta ¿Quién se beneficia realmente con esta clase de fichajes?. Acaso la respuesta sea que el único tamiz que existe, es manejado de manera exclusiva, por ladinos dirigentes y vivazos empresarios.

Alianza siempre ha sido cuna de nuevos valores e incluso generó toda una vorágine de expectativas, para esperar la aparición de los nuevos “potrillos” que apacigüen la tan necesitada regeneración de nuestro fútbol. Pero, su hoy técnico Arrue, aún no se atreve a soltar a Reimond Manco desde el inicio e insiste en los nombres de reventados gladiadores íntimos. Acaso la aparición de nuevas figuras, dependa solo del técnico y no de un adecuado trabajo de divisiones menores, cabe preguntarse entonces, si es mas importante, apostar por la renovación progresiva o por la desidia de cuidar los resultados inmediatos, al margen de que estos últimos, incluso puedan ser negativos.

Un técnico de mediano cartel, como Careca, ha llegado a la “U” como muchos, a llenar el currículum y experimentar técnicas y estrategias. Pero lo mejor de todo no es el resultado de su aplicada disposición, sino los hombres que ha escogido para ello, resaltando de sobremanera los jóvenes, Fernández en el arco, Duarte, Balta y Rabanal, que por lo pronto, ya pisaron el suelo, en un partido de exigencia, ello al margen de sus actuaciones individuales, va marcando su kilometraje. Esta medida le está dando la razón, la que incluso puede generar que arregle extender su contrato por un par de años. Suerte la de Careca, o personalidad para asumir los retos, algo que no se encuentra muy a menudo en nuestro medio, a veces ello es la clave del éxito mediático, aunque tratándose de la "U" esta historia ya ha sido escrita hace tiempo, con otros protagonistas, pero con los mismos resultados.

Este fin de semana los compadres, cada uno por su lado van a enfrentar realidades que apuntan a un bien común, que es despertar la ilusión de un pueblo golpeado. Sus hinchas, serán nuevamente protagonistas de esa turbulencia que los aprisiona y los hace olvidar pasados tormentosos. Alianza y la “U” son los equipos de mayor hinchada, nunca se sabrá quien tenga mas simpatizantes o verdaderos hinchas, pero está claro que han logrado tapar con un dedo, el presente desagradable. Quien sabe si el clásico no se hubiera jugado tan pronto después del desastre de Quito, nuestro ánimo no hubiera curado tan rápido. Pero de una cosa si estamos seguros, que estos compadres, se odian como enemigos, pero sin siquiera ellos proponérselo, unieron a los amantes del fútbol, el fútbol nuestro de cada día.

El alto precio de la improvisación

En la tranquilidad que brindan las horas de sosiego, resulta mejor replantear ideas que no sean conceptos en caliente, ante una vergonzosa presentación en la mitad del mundo, de este equipo peruano, timorato, sin alma y tan diferente al de hace unos días, que fue un bálsamo en las horas de ansiedad. Miro un cartel donde el “Chemo” publicita un analgésico con la expresión limpia y recreo su contraparte a la sonrisita nerviosa, ante lo inexplicable que reflejaron los cinco cachetazos ecuatorianos. El gran arranque de Farfán, para el gol de Mendoza, que dejó en el aire la idea, que se pudo hacer algo más y que resquebraja la embustera plusvalía de nuestros jugadores de cartel. Mirando mas allá de un equipo remendado y una actitud vergonzante, la única respuesta con la que tropiezo es esa IMPROVISACIÓN, con la cual se alimenta el fútbol nuestro de cada día.

Improvisación en el verso del “Chemo” de que no tendremos una generación como esta en 50 años, y apela al reciclaje de jugadores añejos, de pronto porque no hay de donde escoger o quizás porque no hay muchas ganas de generar riesgo. Pensando en Ecuador llama a hombres sin nivel de competencia del Cienciano, a sabiendas que, quien digita los nombres es Juvenal Silva, inefable dirigente que hace prevalecer sus propios intereses, antes que los del propio país. Cuando dice que cualquier jugador del extranjero está por encima de los del torneo doméstico, como si el simple hecho de irse fuera, a un campeonato anónimo, brinde alguna sustentación para calificar la jerarquía de un jugador.

Disponer el ensayo a cinco en el Cusco, para después tenerlos un día y medio en Lima, descompensando su aclimatación. Programar un viaje a Quito, una noche antes del partido, provocando los efectos de la altura en mas de un jugador, siendo Rodríguez el que paga las consecuencias. Acarrear problemas por denuncias de programas de TV faranduleros y tener un plantel desconcentrado y peleando por sus intereses monetarios, antes que alerta para la competencia de rigor, muestra un manejo de grupo, que prioriza la voluntad del jugador antes que la autoridad del entrenador. Armar un equipo nuevo en dos días, sin preparación y que se juntan en el camarín, habla por si misma de una marcada improvisación, que no solo le atañe al DT porque finalmente él, solo resulte siendo el fusible –uno mas de la lista- que permita cuando lo echen, que los verdaderos causantes de esta desorganización, sigan perpetuados al poder.

Quizás el Chemo tenga tan buena intención de querer cambiar esto, como todos los peruanos, aunque como entrenador, siga pensando como jugador. Pero cualquiera que se ponga el buzo, se va a encontrar con una realidad dura, tan nefasta como nuestra y que tiene orígenes de tipo formativo. Ahora que se habla de intervención del gobierno, acaso y no sea importante que el proceso inicial de un futbolista, involucre de sobremanera la parte social y emocional, para mas allá de tener un buen deportista, se logre una buena persona, con valores y principios. Es imprescindible generar camadas de nuevos jugadores y darles el roce internacional inmediato, para tener alternativas de nivel. Así podríamos evitarnos por ejemplo, las insolencias y el soberbio proceder de los mal llamados “extranjeros”.

Hoy tenemos mas jugadores jugando fuera, es verdad, pero para afrontar el fuste de una eliminatoria solo son rescatables seis o siete y paramos de contar. Ante Ecuador quedaron fuera Vargas, Guerrero y Rodríguez, Solano quema sus últimos cartuchos. Detrás de ellos no se cuenta con gente que garantice armar un equipo de jerarquía. El reciclaje es solo un calmante y a veces nos hace perder ecuanimidad. Queremos que el “Chorri” siga corriendo como hace diez años y que Bazalar sea prolijo, cuando la edad le jala la camiseta. Mientras los rivales apuran a sus nuevas caras e inyectan sus equipos con sangre joven, nosotros seguimos esperando que los años se hagan eternos. Aún es desorbitado lanzar a Manco o Duarte como soluciones, pero les haría mucho bien (por ejemplo) el que vayan haciendo el kilometraje futbolístico, compartiendo con los consagrados los avatares de una eliminatoria, en lugar de esos nombres gastados que nunca han marcado (ni marcarán) la diferencia y solo llenan una lista de convocados.

En el fútbol actual, los jugadores dejaron de ser súbditos ordenados a su DT y solo obedecen a comportamientos desviados por el nivel social de donde provienen –normalmente muy pobre- y el cambio radical que le encuentran a sus vidas. Hoy en día los futbolistas mas allá de ser netos deportistas de competencia, son buscadores de fortunas y todos sin excepción están unidos a un solo motivo: el vil dinero. El dinero termina por corromper conciencias, trastocar personalidades y sustituir hasta su propia identidad.

Hoy los jugadores se agrupan por afinidades y categorías, por el nivel donde juegan o el entorno en el que se mueven. Tienen el poder para moverse dentro y fuera de la cancha, de acuerdo a sus conveniencias, asumen posturas y arrogancias, que a menudo somos los mismos hinchas quienes lo propiciamos y después terminamos por lapidarlos cuando los resultados son ajenos o a veces catastróficos como este. Pero siempre tienen un trasfondo, que incluso va mas allá de lo netamente deportivo. Los jugadores pueden derrocar un técnico, cuando no va con sus intereses. Pueden hacer cambiar la historia cuando les viene en gana y también pueden echarse para atrás, cuando de por medio esté en juego su razón de ser y su mejor incentivo: el vil dinero.

Mucho de lo que vamos a seguir reprochando, nos va a terminar agujereando las ganas, pero el fútbol en esencia, no dejará de ser siempre un juego, un retozo y diversión, pero con niveles de competencia y dificultades, que exige estar preparado para afrontarlas. Pero es muy cierto que el fútbol dejó de ser deporte, hoy es un imperio, un negocio, un mercado de prodigios del balón, que ha convertido a sus protagonistas, los jugadores, en dioses omnipotentes, capaces de generar alegrías y tristezas, cimentar el orgullo o la inferioridad de una nación, supeditados a su propia voluntad de intereses pecuniarios, porque el amor por la camiseta y hasta por propio el país, ha pasado a ser un simple argumento de corte nacionalista, mas usado y sentido por el pueblo, que por ellos mismos.

Dependiendo del matiz que le queramos dar, el fútbol puede ser un juego, un conflicto bélico, una batalla, o una simple competencia. En una eliminatoria se asume que la selección nacional es la que representa lo mejor de nuestro balompié, pero acaso quien los elige, no sean los mismos integrantes de la nación, sino alguien que obedezca a intereses ajenos, de ladinos personajes que viven del fútbol. La objetividad es sinónimo de moderación y en ese sentido, nos debe hacer realistas, esto es lo que tenemos y esto es lo que somos. Aunque el fútbol y la política vayan de la mano y sus resultados tiendan a estar regidos por los que llevan sus riendas, no es muy cierto que un país se vaya al descalabro económico, su gente mejore en identidad o acreciente sus complejos de inferioridad, si es que se clasifica o no al mundial. El resultado de un partido solo cambia nuestro ánimo. El fútbol es una cuestión de momentos y oportunidades, por eso nos apasiona tanto.

Hoy maldecimos nuestra suerte, pero mas temprano que tarde, volveremos a sentir que podemos alegrarnos e ilusionarnos y que seguimos teniendo un motivo encendido para que todos los que lo llevamos dentro, sigamos hablando de fútbol.