Una gran WADA

Camilo acomoda su indumentaria deportiva que lo acompaña en estos días de efervescencia mundialista. Ata sus gastadas zapatillas, se amolda el short a su cuerpo delgado y acerca la camiseta de la selección a su rostro. La suspira hondamente, sintiendo ese olor a limpio que su madre Carmen le ha infundido. La extiende sobre su cama, pasa su mano por la banda roja y observa con ternura el dorsal, dejando que sus dedos jugueteen por el número 9 y por cada letra del nombre grabado de GUERRERO. A sus casi 7 años siente que el fútbol, es su pasión y que su mayor sueño es llegar a ser como el goleador. Vivir enamorado de la red y gozar de esa sensación extraña que le causa ver explotar la tribuna.
 
José tiene 6 años y está en el Aeropuerto recibiendo a su ídolo. No entiende mucho lo que escucha y dicen por la TV o lo que manifiesta la gente que arremolinada en el Jorge Chávez, hace canticos alusivos a la inocencia de Paolo, a la injusticia y al respaldo que le ofrecen. Apeado en los hombros de su padre, intenta distinguir la figura del héroe a lo lejos, sintiendo para sus adentros, que el máximo placer que se le antoja, es solo poder verlo y tocarlo. Ello lo llenaría de mucha más alegría, que todos los pedidos que grita la gente.
 
Mario celebró su cumpleaños 8 con una torta del mundial. Le cuesta entender, como el sueño de ir al mundial de Paolo Guerrero, se pudo tropezar con el infortunio. Una negligencia involuntaria, pero negligencia al fin y al cabo, que sacudió las entrañas y la frustración de un país entero, que lo ha sentido como una patada artera en la boca del estómago. Aún es muy chico para comprender cuan severos pueden resultar los reglamentos antidopaje de la FIFA, en su afán de evitar que en el fútbol se actúe de forma fraudulenta y se intente sacar ventaja competitiva.
 
La Agencia Mundial Antidopaje (WADA), es el organismo que en su impositivo objetivo de control, aleja el principio de la presunción de inocencia, para hacer primar el de culpabilidad. Su actuar draconiano resulta lesivo contra los derechos fundamentales de los deportistas, que ante todo son seres humanos y no merecen ser tratados como escorias, por el simple hecho de asumir una inconducta. Muy por el contrario, en esa situación, requieren coexistir en su entorno. Con el caso de Paolo -lastimosamente será el chivo expiatorio- se refuerza la reivindicación mundial, para que se evalúen las formas de valoración del acto doloso, así como la proporcionalidad de las sanciones.
 
Paolo Guerrero, hoy no es solo el mayor referente futbolístico para los peruanos. El fajarse con los respetables apellidos, Godin, Otamendi o Funes Mori y anotar goles colosales en la gesta mundialista, le dieron el prestigio de goleador beatificado. Ante su inminente ausencia del mundial, tiene paralizado a un país entero, en un rezo magnánimo y al mundo del fútbol compungido y solidarizado. Paolo ya es un tótem. Un emblema de la bandera que los peruanos sienten arrebatada. Es el héroe, el capitán que pierde su selección, como sostén de personalidad, para fortalecer su temperamento. Algo que costó conseguir un país entero y por lo que se luchó demasiado. Tantas veces dijimos, que sería de Perú el día que ya no tengamos a Paolo. Será un antes y un después. Pero jamás, imaginamos que tendría que ser de esta forma, tan fatídica, pero sobre todo tan injusta. Porque si alguien tenía un lugar asegurado en el sitio de los héroes peruanos en el mundial, ese era Paolo Guerrero.
 
Pero el hincha peruano, llevado por el apasionamiento, alborota sus banderas y en su deseo infinito de ver a Paolo en el mundial, cae en un estado de negación. No acepta que es justa y necesaria una autocrítica. Empezando por el mismo Paolo y su entorno familiar. La presencia mediática de su Madre, que desde todo punto de vista es abnegación pura y sentida, pero muchas de sus idas y venidas, como la toma de decisiones, para decir o hacer algo trascendente, han partido del seno maternal.
 
Debe aceptarse que las reglas por muy extremistas o lesivas, son las que están vigentes y rigen los procesos antidopaje, teniendo claro que las instituciones prevalecen por sobre las personas. No dejando de lado hacer un mea culpa, por el mal manejo como se llevó el proceso de defensa, dejando abiertas distintas posibles formas de contaminación, que incluyeron el bendito té y la sombría tetera, el escurridizo mozo, la inexpugnable zona FPF del venerable Hotel, que jamás iba a desprestigiar su renombre internacional, para inmiscuirse en una defensa a ultranza del jugador.
 
La búsqueda desesperada de ruptura de la realidad, ha llevado a Paolo por la reconciliación con la FPF y a su propia solicitud, una visita a la FIFA, para trasladar el clamor de un pueblo y el pedido de clemencia mundial a través de FITPRO. Infantino solo ha accedido a un acto de cortesía, zanjando el tema y derivándolo al TAS y al Tribunal Suizo, que es adonde pertenece jurisdiccionalmente y donde deberá decidirse, si resulta procedente quemar el último cartucho.
 
Camilo, José y Mario no se conocen y quizás nunca lo hagan. Ellos viven un sueño distinto en forma de balón, ligado a esta fiebre mundialista. A sus edades solo respiran el fútbol en su esencia pura, en su contexto primigenio de satisfacción. Acaso y no sepan ni les importe cómo funciona el TAS y menos lo que presume la FIFA. Ellos como todos lamentamos la ausencia injusta de Paolo Guerrero, pero es hora de pasar la página y poner la atención en los otros 23 héroes que se preparan para ir a Rusia. Es hora de recomponer el optimismo y potenciar la mentalidad. A partir de ello, los rezagos que queden de los temas reglamentarios y procesales, resultarán siendo una gran WADA.
 

 
 

TU AMOR ME HACE BIEN

Tu amor me hace bien, pero necesito saber cómo reaccionaré, cuando te sienta ausente, cuando los momentos felices sean escasos y mis sentimientos se pongan a prueba. Tu amor me hace bien, pero necesito experimentar y aprender de los errores. Solo así sabré cuán grande es lo que siento y cuanto debo mejorar para recompensar ese amor, que me hace tanto bien.
 
Otro triunfo y otra demostración que se va por el camino correcto. Otra oportunidad para revalidar la pasión del peruano que vive un estado de gracia y sumido en la embriaguez mundialista. Ese hincha que hoy embandera su pecho con orgullo y camina por la calle con su camiseta bicolor o se vuelca en muchedumbre al estadio en cualquier parte del mundo. Ese hincha que se ve reflejado en su selección, que solo le regala ocasiones para tener una sonrisa imperecedera. Ese hincha que hoy saborea su presente y mira con optimismo el futuro mundialista, sintiendo confianza y credibilidad en ese grupo que representa a su patria.
 
Islandia fue el rival aparente para mostrar cuan fuertes estamos de la cabeza –literalmente- por ese encadenado trance que pasamos cada vez que un equipo de juego frontal, con jugadores de físico superior, cimienta su juego en meter bombazos al área, donde siempre hemos pasado zozobra y mas expuestos a errores nos mostramos. Además resulta exigente al ser extremadamente ordenado defensivamente en el repliegue, formando una cortina de hierro infranqueable, obligando a la inventiva para penetrar el muro, con paciencia y movimientos adecuados, llevando el balón a zonas específicas de la cancha, buscando la oportunidad de profundizar y generar riesgo. Es cuando se debe ensayar en pleno partido, la rotación de puestos, los cambios de ritmo y variantes para equilibrar las acciones, acomodando el juego a nuestro antojo y conveniencia.
 
Rendimientos para resaltar: Tapia más sólido que nunca y Flores de buen “partner”. Cueva con mejor panorama por el medio. Carrillo sobresaliente en ese atrevido perfil que se necesita para romper esquemas y un Jefferson Agustin Farfán, en toda la expresión de CRACK, solidario, eficiente y eficaz, con un despliegue encomiable en bien del colectivo. En la dificultad encajamos un gol en pelota parada y aún falta ser más prolija la determinación para vincularse con el balón, buscando el control del juego. Un PT áspero y equilibrado, se corrigió en el segundo sin ejercer presión alta. A un equipo rustico, sin buen manejo del balón en salida, es mejor darle espacios que venga y triangular para salir desde el fondo sin rifarla.
 
Han quedado reflexiones y también algunas dudas, quizás solo de nombres, pues el funcionamiento que requiere el equipo para que se potencien, hace sinergia con la idea de Gareca, que en líneas generales, apuesta por un ESTILO DE JUEGO, no tenemos porque ser rústicos ni mecánicos, nuestra esencia es ese toque fino, la triangulación, la filigrana, a ello debe adicionarse la potencia, el musculo, la velocidad y precisión, requisitos ineludibles del futbol de estos tiempos.
 
Los partidos de ensayo son valiosos, cuando más allá del resultado se justiprecia la forma como se ha conseguido. Gareca viene apostando por lograr un modo de juego, una identidad que predica ejercerla de acuerdo al rival con quien se enfrenta y que prime el juego colectivo por encima de la individualidad. Este partido fue especial por la similitud del rival con Dinamarca y Australia, que permitió hacer ese juego en bloque vertical y al ras el piso, buscando la profundidad para desarmar un esquema defensivo a ultranza. En ambos partidos se hizo notorio ser uno mismo e imponerse al rival en base a una capacidad propia, no negociable.
 
Hay un balance positivo y existe una sintonía agradable en este amor de música ligera que genera en el hincha, pero requiere hacerse fuerte desde el aprendizaje de los errores, no hay que cegarse por un presente auspicioso, hay que ser permeable para aceptar que en la dimensión como se piensa afrontar el futuro en Rusia, debe existir mucho de raciocinio y sentido común, el ensayo es el mejor método para discernir las dificultades y superarlas, no solo con el marcador a favor, sino con un rendimiento que sea soporte de la confianza. Aunque falte aún parte del tramo experimental, de cara a la justa mundialista, se ha consolidado el amor filial entre el hincha y su selección, se ha esperado tantos años, pero hay que ir con calma, seguir experimentando de los errores y las falencias para fortalecer las virtudes y este amor por la blanquiroja siga creciendo y haciéndonos tanto bien.
 

 
 

EL INICIO DEL CAMINO

Si hay un hincha que hoy tiene el orgullo inflado en el pecho, como un globo de gas, ese es el peruano. Quizás se deba a ese kilométrico periodo de anonimato mundialista, la forma vibrante y excitante de la clasificación a Rusia o simplemente se trata de un estado emocional de desfogue, producto de una coyuntura política y social de un país éticamente destartalado, que encuentra en el fútbol ese bálsamo que permite calmar su decepción. Es la única explicación para lo que se vivió en el Hard Rock Stadium de Miami, que pareció el Nacional de Lima, con banderas y gente de rostros felices, comparsas y el aliento desgañitado del hincha, que ya no solo sigue a su selección a todas partes, ahora cree en ella y apuesta la camisa. Un marco impresionante que conmovió a todos por TV, una experiencia inmortal para los que cantaron el himno con lágrimas en los ojos y una daga de nostalgia en el corazón.
 
Estos partidos de preparación, antes de la justa mundialista, son tubos de ensayo, sondeos que hacen los técnicos, para evaluar el terreno que pisan y hacer las pruebas de sus equipos, sus sistemas y el funcionamiento colectivo más allá de una evaluación de rendimiento individual. Para Gareca fue precisa la ocasión, Croacia un rival con nombres descollantes y con similitudes a Dinamarca, primer rival a vencer en Rusia, el primer y más importante escollo a salvar.
 
Se hizo un buen primer tiempo, con el posible once titular y un 4-4-2 con variantes y cambios posicionales en los hombres de avanzada, con Farfán y Carrillo en buen nivel competitivo, Cueva y Flores más laboriosos que lucidos, solidarios para la oportuna presión alta, reduciendo espacios a una Croacia que no está aún en su pico de rendimiento, pero que tiene a un excelente jugador como Modric, al que Tapia anuló con marca posicional, siendo baluarte en la recuperación y el equilibrio con Yotun para la salida prolija. En defensa, un nombre para ponerle atención al rezo de contar con alternativas de titularidad permanente: Anderson Santamaría.
 
Hacer un partido con un buen resultado como este 2-0 ante Croacia apagando estrellas de la talla de Modric, Rakittic, Perisic, Kalinic y Mandzukik, tiene su valor agregado, desde la premisa de acostumbrarnos a esta sana costumbre de saborear la victoria, tuteando a cualquier rival y sus emblemas, jugando sin complejos y con mucha actitud. La templanza de un jugador, justamente parte por creer primero en sí mismo, en su capacidad física y técnica, para luego medirlo ante el rival. El primer gol de Carrillo, fue producto de provocar el error pujando y porfiando bien arriba, sin miramientos a los galones. El segundo fue una conclusión de imponer un estilo, una forma de juego autentica, del toqueteo y la sorpresa vertical, como alternativa valida y plausible de llegar a la red.
 
Gareca sigue encontrando esas variantes que requiere para el ensamble, basado en la versatilidad de sus jugadores, no es bueno hacerse predecible y que los rivales nos encuentren muy fácil la tuerca. El balón al piso, siendo muy ordenados para pararnos defensivamente, mucha movilidad cuando se recupera el balón y profundidad cuando se busca la verticalidad en ataque. Precisión para enlazarnos mejor con el balón y edificar el juego desde el fondo. Una idea de juego que se intenta fortalecer, jugando bien, que no necesariamente tiene que ver con lo estético, pero muy tácticos, para los relevos, el retroceso y copamiento de los espacios. En todo ello hay un porcentaje de riesgo que debe asumirse en cada partido y en ello se ve una buena disposición para encarar el reto con una buena cuota de valentía.
 
Era una oportunidad para ver a Benavente, aunque pisó el verde en un momento complicado, cuando los técnicos hacen las variantes. El hincha calenturiento desea ver al “Chaval” eludiendo rivales y anotando o que Beto da Silva sea el nuevo Paolo, No razona que con los cambios los rivales corren y meten, haciendo un partido más peleado que jugado. Lo importante en estos partidos es que con los reemplazos no se pierda la posición y el juego no decaiga, que se priorice el funcionamiento colectivo antes que el individual, apuntar a un plantel y no solo a un equipo. Este resultado es importante, pero solo es anécdota, hay muchas conclusiones que tendrá Gareca, el hincha por su parte celebra y tiene la sonrisa limpia, eso está bien, pero tranquilos, esto simplemente es un ensayo y solo es el inicio del camino.
 

CORAZÓN PARA COMPETIR

La premisa de no celebrar los empates es una acción forzada en el fútbol. Pero cuando se tiene un rival de categoría como Boca, hay de por medio un respeto extremo por la historia y delante se tienen figuras que destacan en el firmamento internacional, se valora mucho una paridad, mas allá del juego, es por la actitud, por el temple y por los huevos que se pusieron para emparejar rendimientos colectivos y dejar sentado en el marcador que así como se pudo perder, también se pudo ganar. Jugar partidos de copa son muy distintos al torneo domestico, las referencias de cotejos anteriores quedan de lado, pues se afronta un duelo con el orgullo del país en la espalda primero y con la capacidad individual y colectiva después. Alianza hizo su debut y no hay nada reprochable en la intención de hacerse competitivo.
Un partido intenso, con un Boca intencionado a llevarse el juego de arranque y un Alianza que le costó ir llevando el trámite a su objetivo de neutralizar en su campo desde un 4-5-1 muy marcado, alejando a Hohberg del resto y posicionando en medio a Costa como primer volante y emparejando a Velarde y Ramirez en el retroceso con Jara y Fabra. Por otro lado Lemos y Cruzado tomaban a Buffarini y Reynoso, en una idea de aislar a Tévez, que ya no será el “Apache” que resolvía partidos, pero sigue teniendo en su movilidad su mejor arma de desequilibrio. Boca en un 4-3-3 fijo con mucha rotación de sus interiores, buscando las espaldas de los centrales y abriendo la cancha para hacer daño por bandas.
El Boca de todas las semanas tiene en Cristian Pavón su mejor jugador es el eje donde Guillermo fija el rendimiento del equipo. Como cualquier jugador, tuvo una noche oscura, en parte por la desidia y también la marca celosa de Costa y Lemos. La responsabilidad recayó entonces en Cardona, jugador de físico descuidado, pero que es un crack en cada kilo demás que lleva en el cuerpo, maneja con inteligencia y decide los cambios de ritmo oportunos, sumando categoría al ataque en sociedad con su compatriota Fabra por banda izquierda. Alianza controlaba el juego, Boca los tiempos. Una posición pacifista de ambos para no presionarse muy arriba y descuidar las espaldas. Pero fue Boca el de las más claras, Butrón con desgarro y todo salvó hasta dos seguidas Tevéz dejó una en el poste y a Lemos por Alianza le faltó centímetros al cuello para abrir el marcador antes de darse ánimos para la segunda parte.
El segundo fue otro partido, con más intensidad, más riesgos que asumía Alianza y más profundidad que le imponía Boca. Tévez asumió la conducción por fuera para verticalizar sus ataques y Cardona sumaba más protagonismo al juego. Creció Cruzado en Alianza, mandando, marcando y dejando que ese buen pie otorgue una salida prolija desde el fondo. El ingreso de Ascues, aun sin estar físicamente diez puntos, fue positivo para darle movilidad al ataque. Buen partido de Godoy atrás, Costa ganando siempre el segundo balón y un renglón aparte para Hohberg. Tenía el 8 en la espalda pero debajo llevaba ese 9 de guerrero solitario, le corrió a todas las pelotas divididas en un derroche de energías encomiable, un despliegue de ganas y pundonor que resultó conmovedor. Pudo salir como héroe del Nacional si le bajaba un cambio en ese rush final que lo suele desequilibrar. Hoy se hablaría más del pase a “Cachito” que de la propia culminación de la jugada. El hincha llevado por la emoción pide selección, resulta comprensible, pero con ojos de Gareca aparte de dispersar carácter y energías, le exigirá un cachito de eficacia y orden táctico, ojalá siga en ese nivel ascendente, porque el corazón, a veces y solo a veces, también juega.
El empate para Alianza reconforta desde el dolor de Leao para dejar un puesto clave en manos inexpertas, pero que cumplieron su cometido. Desde la inexperiencia de Garro y Duclós para enfrentar con valentía a los duetos Cardona-Fabra y Pavón-Jara, nada menos. Desde el kilometraje de Cruzado y “Cachito” para verse respaldados por el carácter de Costa, Lemos y Godoy, aunados a la solvencia de Araujo y el desprendimiento vibrante de su propia existencia de Hohberg. Mucho sacrificio para frenar a un Boca diminuido, pero con un plantel rico, que puede echar mano del banco para cada puesto. Alianza debió asumir un talante distinto, mirando de frente a los ojos al rival, neutralizarlo y proponer ganarlo, como ese bombazo de Cruzado que se fue diciéndole algo al poste, ese mismo poste que le negó dos veces a Boca y que en algo contribuyeron a que el “Xeneize” se lleve el trago amargo a Buenos Aires. Como decía el buen Daniel Peredo “Los palos son así, a veces juegan para los porteros …”
En el inicio de copa, el resultado no es malo para Alianza, aunque lo que viene será tan igual o más de complicado y en ello Bengoechea debe hilar fino, no siempre los postes podrán salvarlo y en el juego quedan dudas de funcionamiento, no siempre la pasión y la entrega resultarán suficientes, Por ahora sirve para apaciguar el ímpetu, antes del partido se veía a Boca como un monstruo de siete cabezas, con sus figuras rutilantes y un presente victorioso, pero que en la cancha del Nacional, Alianza para igualar capacidades, tuvo que hacerse competitivo, mostrando raza, mucha actitud y dejando una parte de su corazón en la tribuna y otra muy significativa –y muy necesaria- en la cancha.

CLASICO ES RECORDARTE

Era ahora Daniel, era hoy, justamente en un clásico, esos donde últimamente de futbol se hablaba poco y se peleaba más. Era ahora Daniel, para que esa gente vestida de blanquiazul se hermanara con la que poblaba su casa, el Monumental, izando banderas merengues y se fundieran en un aplauso intenso, sincero e interminable, como una loa a tu recuerdo, porque debías estar ahí, en la cabina, de 9 o de 10, jugando tu partido de cada semana, transmitiendo emociones como lo decías, como lo sentías. Y ese aplauso fue la muestra del reconocimiento para que nunca permita apagar la voz de quien seguirá presente, cada vez que empiece a rodar el balón y la emoción intente desbordarse.
 
En el verde un nuevo clásico, Universitario mermado de nombres, más comprometido por no perder el orgullo y tratando de suplir las carencias, pugnando por logar un funcionamiento adecuado a la mixtura de temperamentos. Alianza en cambio, de fisonomía distinta, con el título anterior bajo el brazo, buscando apuntalar en el juego, sus nuevos nombres a los ya conocidos que aportan el kilo demás en la balanza de la experiencia, tan vital y necesaria para este tipo de rigor de partidos. Pedro y Pablo en el banco, cada uno exponiendo su trabajo, buscando superar el déficit funcional natural que se genera en el inicio de temporada y que demandan un tiempo prudencial. Pero el hincha que no entiende de sistemas tácticos, ni de funcionamientos colectivos y menos de problemas internos, solo exige resultados y en ello, por ahora no le bastan las explicaciones. “No saben si es justo, solo saben que es cierto”.
 
Un primer tiempo donde la U domina con mucha intensidad, un 4-3-3 con posicionamiento defensivo para achicar espacios, marca agresiva y presión alta, neutralizando al rival lejos de su campo, hiriendo por bandas, donde Alianza sigue siendo endeble. Una defensa a ultranza ante el empuje de la juventud crema. Troglio tiró a Osorio jugándose el cuello y el chico no lo defraudó, desmarcándose siempre, buscando la asociación, cambia el 30 por el 9 en el dorsal y hace el primero, culminando un gran centro del “Chiquitin” Quintero -Aún le faltan horas de vuelo para recuperar su nivel de avión- y tuvo el segundo que el parante le niega para hacer una noche redonda. “Los palos son así, a veces juegan para el delantero y otras para el portero”.
 
Alianza recupera el aliento desde la habilidad de Quevedo y la constancia de Hohberg, falla en el retroceso crema, Schuler queda desairado y el de Alianza culmina en el testarazo que se cuela debajo del poste de Fernández. Una igualdad oportuna pues era el mejor momento de la U que no supo liquidarlo cuando tuvo el control del juego, primero por apresuramiento y otras por las benditas manos de “San Leao” que hicieron que los cremas se fueran al descanso rumiando su ineficacia. “Goles que no haces, goles que te hacen”.
 
El segundo fue distinto. Alianza replantea variantes posicionales para cortar la asociación en medio. Su 4-3-2-1 se hace funcional a un 4-3-3 con mejor rotación del balón, Bengoechea echa mano a su mejor plantel para contrarrestar la dinámica merengue. Hohberg empieza a ser pesadilla para la defensa crema y la figura del partido. Busca la personal y se cuela en el área, Schuler queda sin frenos y se lleva su humanidad. Penal indiscutible que la pegada de Cruzado, deja marcado en la red el desequilibrio íntimo. Pablo encuentra mejores variantes en el banco que Troglio. Primero Costa y después Velarde, le dan respiro a Cruzado que crece en el juego. La U se va quedando sin gasolina y es Vargas que intenta, hacer la del gladiador en solitario, corriendo la banda y lanzado balones espoleados. Pero a estas alturas para la U ya no le bastan solo el pundonor y los huevos de Vargas, hay que jugar bien y ello, sin piernas se hace casi imposible. El tercero cae más por error propio que virtud de un cuestionado Posito, que corre a Balbin y anota de remate mordido.
 
Alianza se lleva el triunfo, pero la sinceridad de Bengoechea, afirma que el marcador resultó demasiado premio. La U pudo asegurar el partido cuando mejor hacía lo trabajado en casa. Pero así como los clásicos no solo hay que jugarlos, sino ganarlos, esta vez el mayor kilometraje íntimo y su replanteamiento apoyado en mejor banca le paso la factura a la juventud merengue, que no supo controlar el vértigo y pago demasiado caro sus errores en defensa. Para Alianza de cara a su trascendental partido de copa ante Boca Juniors, este triunfo le entona el semblante y apuntala en el ánimo. Será otra historia totalmente distinta, con un rival de otro nivel y jerarquía, otra oportunidad para que un equipo peruano demuestre de que está hecho.
 
Quedará en el recuerdo, ese aplauso intenso, vibrante, por la memoria de un amante del futbol, un transmisor de emociones y caballero del análisis acertado. Quedará en la memoria el recuerdo de ese aplauso conmovedor despidiendo a la voz que nos llevó al mundial y que retumbaba en las cuatro tribunas del Monumental. Quedará en las retinas el mensaje de las camisetas blancas que portaban los jugadores de la U y Alianza “Hasta siempre Daniel. Gloria a ti en las alturas".
 

PERÚ de talla Mundial

Largo tiempo el hincha peruano oprimido, la ominosa cadena de la frustración arrastró, condenado a una cruel servidumbre de fracasos por largo tiempo en silencio gimió. Mas apenas el grito sagrado una noche en sus costas se oyó. La indolencia del destino cruel ya no sacude y la humillada cerviz por 36 años sin ir al mundial por fin levantó. Y fue en una noche mítica e inolvidable, una noche que nos va durar una eternidad en el corazón y en el sentimiento. Es el abrazo de todos por esta larga espera y por esta alegría infinita, por esta victoria que se ha hecho una gratitud para este grupo de guerreros que logró desmitificar la ingrata estrofa de nuestro Himno Nacional.

Se pasaron tan rápido los años y vaya que hemos sufrido demasiado. Pero estamos hechos para esto, para sufrir, para superar las adversidades, soportar los embates emocionales con firmeza y levantarnos de los escombros de las dificultades más abruptas. Nos diferenciamos de los demás seres de la tierra, porque podemos pasar del llanto de una tragedia por embates de la naturaleza, a la euforia infinita e incontenible que regala el fútbol. Y aunque nunca encontramos una razón entendible para seguir amando nuestra camiseta, nos dejamos llevar siempre por la PASION, esa de la que está hecha el fútbol y que por ello se hace sufrimiento. Cada partido, siempre es una nueva oportunidad de lograr ser felices y poder apaciguar esa angustia. Ir al mundial después de 36 años, para cada peruano significa hoy, haberse sacudido de una injusta maldición y aborrecible resignación que se había hecho una odiosa costumbre malsana.

Instante supremo e inmortal. El balón sacado del fondo por Trauco surca los aires buscando la humanidad de Cueva, quien lustra la lámpara de “Aladino” para hacer un control perfecto, monumental y de nivel A1, para encarar con atrevimiento y desparpajo a Reid, el central neozelandés que le lleva más de tres cabezas de ventaja. Tú tan alto yo tan bajo, tú tan rudimentario yo tan diestro. Lo mueve, lo desestabiliza con maña, con habilidad, lo mira a los ojos y ensaya el pase del desprecio, para dejarle el balón a la “Foquita” Farfán que atropella, como una tromba, descargando toda la euforia en un zapatazo que rompe el arco de Marinovic, que hace estallar la alegría de un país entero. GOLAZO de Jefferson, un jugador que fue resistido y que se jugó el partido de su vida. Por eso lo gritó con alma, corazón y vida.

Lo que vino después fue el conmovedor tributo al amigo, al compadre, al Capitán de todos, el que puso a Perú en esta repesca y al que se le debía un boleto en primera clase a Rusia. Era para ti, por ti PAOLO GUERRERO el gran ausente, una recompensa, un respaldo emocional de todo el pueblo peruano que en este gol enarboló su nombre. Una vibrante e inolvidable celebración. La imagen de Farfán con la camiseta #9, cubriendo su rostro perlado y soterrándolo después en el verde para ocultar su llanto desconsolado, rompe cualquier esquema sensitivo y estremece el alma hasta del más fuerte. Difícilmente se podrán olvidar esas escenas llenas de éxtasis consumado, con un estadio desaforado, entregado a la emoción del gol y la exaltación del hincha que confundía la alegría y sus sonrisas con sus lágrimas.

Era el comienzo de un final increíblemente fantástico, emocionante y grosero con el corazón, que calaba en lo más profundo de nuestra endeble tranquilidad, que hasta ese momento se tocaba de nervios y necesitaba ese bálsamo de sosiego, una emocionante luz de esperanza, para afianzar la ilusión. Christian Ramos, le dicen “sombra” pero tiene luz, es de esos jugadores que según Gareca, puede marcar un día a Suarez y al siguiente a CR7 sin siquiera notar la diferencia. Centro de Cueva que pasa entre las dudas y limitaciones de la defensa “Kiwi”, para que la “sombra” se haga parte de la historia con el segundo gol justo y determinante.

El sueño se hizo posible, pero pasaron cosas antes. El futbol es de momentos y este era el que nos tocaba. Desde aquel cabezazo de Godín en el madero en la victoria histórica ante Uruguay. Desde ese remate al cielo que hizo Justiniano en el epílogo y Bolivia no nos deje sin piernas. Tres puntos benditos de escritorio que cayeron como maná del cielo. El triunfazo con baile en Asunción haciendo pedazos a una durísima Paraguay. El bombazo del “oreja” Flores que pasa entre las piernas y después Hurtado haciendo sutil lo que parecía inexpugnable, rompiendo paradigmas en las puertas del cielo de Quito. El cero en la mítica “bombonera” ante una Argentina que no pudo vencer a Gallese que se puso el traje de superhéroe. Para cerrar las señales, Paolo se jugó la historia de un país enderezando la orden del Árbitro y la mano cómplice de Ospina que nos puso en la repesca. Era ahora, no había otra oportunidad, cuerpo que pueda soportarlo y menos un corazón que pueda resistirlo más.

Cuesta aún asumir la realidad. La resaca de la celebración se va a prolongar unos cuantos días más. Es lo justo para estos alegres corazones que hoy se han dado un gran abrazo de gol, un abrazo del alma, el abrazo de un país, el abrazo de todos los peruanos. Es la hora de desfogar esta emoción contenida tanto tiempo, es la hora de soltar estas lágrimas, que se escapan por nuestras mejillas y humedecen esos rostros desencajados por el llanto descarnado y sincero. Esas lágrimas que antes fueron de tristeza y desengaño, que hoy son de alegría infinita, de recompensada satisfacción.

Gracias Dios, gracias futbol, gracias muchachos por este júbilo inmortal, por esta locura que nos va a durar una eternidad a todos los peruanos. Gracias Gareca por jugarte los pantalones y decidir con buenos cojones, el cambio de la hoja de ruta. Gracias al “ciego” Oblitas y su “visión” para registrar el #modoselección que entendieron los hinchas. Gracias blanquirroja, por haber logrado unirnos a los peruanos en la fe y la confianza. Gracias a la vida porque nos brinda la oportunidad de ver después de larga ausencia a nuestra selección en una justa mundialista. Las valijas ya están listas y los boletos confirmados para Rusia. Perú, el equipo de todos, que ha ganado el aprecio continental y mundial. Nuestra selección ya es de talla mundial.

ARRIBA PERÚ CARAJO!!!





Resultado futbolistico adverso

En tiempos de conflicto para tragar una realidad tan infausta como la de Paolo Guerrero, resulta mucho más difícil consentir la calma, ante un resultado en blanco que deja una ausencia para reconfortar la confianza, quizás porque nuestras expectativas siguen siendo demasiado inmoderadas y la confianza de superar a un rival que resultó demasiado modesto, se fue perdiendo como agua entre los dedos, a medida que se buscaba ser el mismo equipo de siempre, pero sin encontrar el rendimiento adecuado, quizás porque en el afán de querer superar a un rival con limitaciones técnicas, que apelaba al atropello, priorizando neutralizar en el medio, se fue viciando en el mismo afán y terminó enmarañado, confundido y tremendamente limitado para generar juego y ser prolijo en el manejo del balón, en la contundencia ofensiva y lograr la eficacia de cara al gol.
 
No se pudo jugar peor, así sea por desidia del rival y su actitud para esperar atrás o porque no le alcance para proponer mayor juego, pero se vio un equipo peruano, sin atrevimiento para ser osado y ejercer una presión alta, en momentos puntuales del partido, siempre hubo la ausencia de precisión en el último pase. A un equipo que hace de la fricción su modus operandi y que resulta limitado tácticamente, había que plantearle jugarle por bandas, abiertos y agresivos en el desborde. Ni Carrillo ni Flores, fueron los de siempre, tampoco Cueva lustró la lámpara y Yotun junto a Tapia, tuvieron siempre en la salida más de un hombre de blanco obstruyendo, rozando y no jugando pero tampoco dejando que Perú lo haga.
 
Era un partido para jugarlo con un gol de ventaja, para evitar que el agrupamiento a veces desordenado del rival, acorte los espacios y se genere más presión al equipo peruano que perdió claridad. Se tuvo el control del balón pero nos faltó el control del juego, ser más audaces para poder llevar la superioridad al marcador. El que Rodríguez haya sido el mejor jugador peruano, nos da un preocupante indicador del trámite final del juego, pero cada partido es totalmente distinto de otro, es una nueva historia.
 
El equipo de Gareca, tiene una deuda en el juego, que se hicieron notorios en los últimos partidos, más allá que los resultados maquillaron el desbalance en el funcionamiento colectivo, los encuentros ante Argentina y Colombia, nos hicieron ver limitados, fuimos presionados en campo propio sobre la salida y las cabezas pensantes, anulándose los automatismos en zonas específicas, característica de este Perú, que supo pararse bien en cualquier cancha. Luchamos más de lo que jugamos. Ante Nueva Zelanda -guardando las distancias- volvimos a vernos restringidos, la habilidad se mostró lejos del área, se hizo bien la horizontalidad, pero fuimos demasiado imprecisos en la profundidad y nos hicimos neutros ante un bosque de piernas. En la valija se llevaron buenas dosis de gambeta, talento, ilusión y esperanza, pero se dejaron olvidados en Lima los cartuchos de pólvora para los bombazos de fuera del área.
 
La ausencia de Paolo, es como sacarle un órgano vital al cuerpo, el reemplazo puede proporcionarle seguir con vida, pero nunca funcionará del mismo modo. Farfán de 9 era la opción de sustitución para este juego, pero no para chocar y jugar de espaldas aguantando, sino para ganar las espaldas de los centrales, haciendo las diagonales y ser el receptor del último pase. Jefferson tiene un estilo diferente, puede ir en el puesto de Guerrero, pero jamás será el Paolo que encara y se faja solo, que tiene la capacidad de tomar la espada y la capa, para asumir ese papel de titán que lo ha elevado a la figura de superhéroe de todos los peruanos. Si bien es cierto en el fútbol nadie resulta insustituible, para este Perú donde elegimos ser incondicionales, Paolo Guerrero, más que una pieza irremplazable, resulta siendo un emblema nacional.
 
Queda la última instancia para resolver esta duda que debe solventarse en la superioridad mostrada en la ida, es una obligatoriedad para la blanquirroja, un cambio radical en la esencia del juego, que cuando se cierren las puertas por ese agrupamiento restrictivo de hombres, aparezcan los nombres, la individualidades que rompan líneas, que generen valor en las divididas, que encaren su habilidad de forma vertical. La actitud, las ganas y la alegría siempre serán condimentos pero no una condición. El resultado siempre será una consecuencia de jugar bien, que no es lo mismo a jugar bonito, jugar bien es plasmar lo técnico y táctico al juego, con adecuados usos de la dinámica y los cambios de ritmo, lo estético es meramente complementario.
 
La esperanza se da un abrazo con la ilusión, en la espera nerviosa de estos últimos 90 minutos de tensión, de electrizante emoción que nos va a tener la vida pendiendo en un hilo, a pesar que se haya tenido por ahora un resultado futbolístico adverso, el hincha vuelca toda su confianza y su respaldo para este grupo que ha entregado demasiado. Vamos a necesitar de esa rebeldía, de ese atrevimiento del equipo de todos, que garanticen asegurar ese resultado positivo que esperan gritar las 30 millones de gargantas, ese grito final acumulado de 36 años que pueda llenar de felicidad cada hogar y cada corazón peruano que hoy late más fuerte que nunca.
VAMOS PERU CARAJO!!!!