PERÚ de talla Mundial

Largo tiempo el hincha peruano oprimido, la ominosa cadena de la frustración arrastró, condenado a una cruel servidumbre de fracasos por largo tiempo en silencio gimió. Mas apenas el grito sagrado una noche en sus costas se oyó. La indolencia del destino cruel ya no sacude y la humillada cerviz por 36 años sin ir al mundial por fin levantó. Y fue en una noche mítica e inolvidable, una noche que nos va durar una eternidad en el corazón y en el sentimiento. Es el abrazo de todos por esta larga espera y por esta alegría infinita, por esta victoria que se ha hecho una gratitud para este grupo de guerreros que logró desmitificar la ingrata estrofa de nuestro Himno Nacional.

Se pasaron tan rápido los años y vaya que hemos sufrido demasiado. Pero estamos hechos para esto, para sufrir, para superar las adversidades, soportar los embates emocionales con firmeza y levantarnos de los escombros de las dificultades más abruptas. Nos diferenciamos de los demás seres de la tierra, porque podemos pasar del llanto de una tragedia por embates de la naturaleza, a la euforia infinita e incontenible que regala el fútbol. Y aunque nunca encontramos una razón entendible para seguir amando nuestra camiseta, nos dejamos llevar siempre por la PASION, esa de la que está hecha el fútbol y que por ello se hace sufrimiento. Cada partido, siempre es una nueva oportunidad de lograr ser felices y poder apaciguar esa angustia. Ir al mundial después de 36 años, para cada peruano significa hoy, haberse sacudido de una injusta maldición y aborrecible resignación que se había hecho una odiosa costumbre malsana.

Instante supremo e inmortal. El balón sacado del fondo por Trauco surca los aires buscando la humanidad de Cueva, quien lustra la lámpara de “Aladino” para hacer un control perfecto, monumental y de nivel A1, para encarar con atrevimiento y desparpajo a Reid, el central neozelandés que le lleva más de tres cabezas de ventaja. Tú tan alto yo tan bajo, tú tan rudimentario yo tan diestro. Lo mueve, lo desestabiliza con maña, con habilidad, lo mira a los ojos y ensaya el pase del desprecio, para dejarle el balón a la “Foquita” Farfán que atropella, como una tromba, descargando toda la euforia en un zapatazo que rompe el arco de Marinovic, que hace estallar la alegría de un país entero. GOLAZO de Jefferson, un jugador que fue resistido y que se jugó el partido de su vida. Por eso lo gritó con alma, corazón y vida.

Lo que vino después fue el conmovedor tributo al amigo, al compadre, al Capitán de todos, el que puso a Perú en esta repesca y al que se le debía un boleto en primera clase a Rusia. Era para ti, por ti PAOLO GUERRERO el gran ausente, una recompensa, un respaldo emocional de todo el pueblo peruano que en este gol enarboló su nombre. Una vibrante e inolvidable celebración. La imagen de Farfán con la camiseta #9, cubriendo su rostro perlado y soterrándolo después en el verde para ocultar su llanto desconsolado, rompe cualquier esquema sensitivo y estremece el alma hasta del más fuerte. Difícilmente se podrán olvidar esas escenas llenas de éxtasis consumado, con un estadio desaforado, entregado a la emoción del gol y la exaltación del hincha que confundía la alegría y sus sonrisas con sus lágrimas.

Era el comienzo de un final increíblemente fantástico, emocionante y grosero con el corazón, que calaba en lo más profundo de nuestra endeble tranquilidad, que hasta ese momento se tocaba de nervios y necesitaba ese bálsamo de sosiego, una emocionante luz de esperanza, para afianzar la ilusión. Christian Ramos, le dicen “sombra” pero tiene luz, es de esos jugadores que según Gareca, puede marcar un día a Suarez y al siguiente a CR7 sin siquiera notar la diferencia. Centro de Cueva que pasa entre las dudas y limitaciones de la defensa “Kiwi”, para que la “sombra” se haga parte de la historia con el segundo gol justo y determinante.

El sueño se hizo posible, pero pasaron cosas antes. El futbol es de momentos y este era el que nos tocaba. Desde aquel cabezazo de Godín en el madero en la victoria histórica ante Uruguay. Desde ese remate al cielo que hizo Justiniano en el epílogo y Bolivia no nos deje sin piernas. Tres puntos benditos de escritorio que cayeron como maná del cielo. El triunfazo con baile en Asunción haciendo pedazos a una durísima Paraguay. El bombazo del “oreja” Flores que pasa entre las piernas y después Hurtado haciendo sutil lo que parecía inexpugnable, rompiendo paradigmas en las puertas del cielo de Quito. El cero en la mítica “bombonera” ante una Argentina que no pudo vencer a Gallese que se puso el traje de superhéroe. Para cerrar las señales, Paolo se jugó la historia de un país enderezando la orden del Árbitro y la mano cómplice de Ospina que nos puso en la repesca. Era ahora, no había otra oportunidad, cuerpo que pueda soportarlo y menos un corazón que pueda resistirlo más.

Cuesta aún asumir la realidad. La resaca de la celebración se va a prolongar unos cuantos días más. Es lo justo para estos alegres corazones que hoy se han dado un gran abrazo de gol, un abrazo del alma, el abrazo de un país, el abrazo de todos los peruanos. Es la hora de desfogar esta emoción contenida tanto tiempo, es la hora de soltar estas lágrimas, que se escapan por nuestras mejillas y humedecen esos rostros desencajados por el llanto descarnado y sincero. Esas lágrimas que antes fueron de tristeza y desengaño, que hoy son de alegría infinita, de recompensada satisfacción.

Gracias Dios, gracias futbol, gracias muchachos por este júbilo inmortal, por esta locura que nos va a durar una eternidad a todos los peruanos. Gracias Gareca por jugarte los pantalones y decidir con buenos cojones, el cambio de la hoja de ruta. Gracias al “ciego” Oblitas y su “visión” para registrar el #modoselección que entendieron los hinchas. Gracias blanquirroja, por haber logrado unirnos a los peruanos en la fe y la confianza. Gracias a la vida porque nos brinda la oportunidad de ver después de larga ausencia a nuestra selección en una justa mundialista. Las valijas ya están listas y los boletos confirmados para Rusia. Perú, el equipo de todos, que ha ganado el aprecio continental y mundial. Nuestra selección ya es de talla mundial.

ARRIBA PERÚ CARAJO!!!





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