CORAZÓN PARA COMPETIR

La premisa de no celebrar los empates es una acción forzada en el fútbol. Pero cuando se tiene un rival de categoría como Boca, hay de por medio un respeto extremo por la historia y delante se tienen figuras que destacan en el firmamento internacional, se valora mucho una paridad, mas allá del juego, es por la actitud, por el temple y por los huevos que se pusieron para emparejar rendimientos colectivos y dejar sentado en el marcador que así como se pudo perder, también se pudo ganar. Jugar partidos de copa son muy distintos al torneo domestico, las referencias de cotejos anteriores quedan de lado, pues se afronta un duelo con el orgullo del país en la espalda primero y con la capacidad individual y colectiva después. Alianza hizo su debut y no hay nada reprochable en la intención de hacerse competitivo.
Un partido intenso, con un Boca intencionado a llevarse el juego de arranque y un Alianza que le costó ir llevando el trámite a su objetivo de neutralizar en su campo desde un 4-5-1 muy marcado, alejando a Hohberg del resto y posicionando en medio a Costa como primer volante y emparejando a Velarde y Ramirez en el retroceso con Jara y Fabra. Por otro lado Lemos y Cruzado tomaban a Buffarini y Reynoso, en una idea de aislar a Tévez, que ya no será el “Apache” que resolvía partidos, pero sigue teniendo en su movilidad su mejor arma de desequilibrio. Boca en un 4-3-3 fijo con mucha rotación de sus interiores, buscando las espaldas de los centrales y abriendo la cancha para hacer daño por bandas.
El Boca de todas las semanas tiene en Cristian Pavón su mejor jugador es el eje donde Guillermo fija el rendimiento del equipo. Como cualquier jugador, tuvo una noche oscura, en parte por la desidia y también la marca celosa de Costa y Lemos. La responsabilidad recayó entonces en Cardona, jugador de físico descuidado, pero que es un crack en cada kilo demás que lleva en el cuerpo, maneja con inteligencia y decide los cambios de ritmo oportunos, sumando categoría al ataque en sociedad con su compatriota Fabra por banda izquierda. Alianza controlaba el juego, Boca los tiempos. Una posición pacifista de ambos para no presionarse muy arriba y descuidar las espaldas. Pero fue Boca el de las más claras, Butrón con desgarro y todo salvó hasta dos seguidas Tevéz dejó una en el poste y a Lemos por Alianza le faltó centímetros al cuello para abrir el marcador antes de darse ánimos para la segunda parte.
El segundo fue otro partido, con más intensidad, más riesgos que asumía Alianza y más profundidad que le imponía Boca. Tévez asumió la conducción por fuera para verticalizar sus ataques y Cardona sumaba más protagonismo al juego. Creció Cruzado en Alianza, mandando, marcando y dejando que ese buen pie otorgue una salida prolija desde el fondo. El ingreso de Ascues, aun sin estar físicamente diez puntos, fue positivo para darle movilidad al ataque. Buen partido de Godoy atrás, Costa ganando siempre el segundo balón y un renglón aparte para Hohberg. Tenía el 8 en la espalda pero debajo llevaba ese 9 de guerrero solitario, le corrió a todas las pelotas divididas en un derroche de energías encomiable, un despliegue de ganas y pundonor que resultó conmovedor. Pudo salir como héroe del Nacional si le bajaba un cambio en ese rush final que lo suele desequilibrar. Hoy se hablaría más del pase a “Cachito” que de la propia culminación de la jugada. El hincha llevado por la emoción pide selección, resulta comprensible, pero con ojos de Gareca aparte de dispersar carácter y energías, le exigirá un cachito de eficacia y orden táctico, ojalá siga en ese nivel ascendente, porque el corazón, a veces y solo a veces, también juega.
El empate para Alianza reconforta desde el dolor de Leao para dejar un puesto clave en manos inexpertas, pero que cumplieron su cometido. Desde la inexperiencia de Garro y Duclós para enfrentar con valentía a los duetos Cardona-Fabra y Pavón-Jara, nada menos. Desde el kilometraje de Cruzado y “Cachito” para verse respaldados por el carácter de Costa, Lemos y Godoy, aunados a la solvencia de Araujo y el desprendimiento vibrante de su propia existencia de Hohberg. Mucho sacrificio para frenar a un Boca diminuido, pero con un plantel rico, que puede echar mano del banco para cada puesto. Alianza debió asumir un talante distinto, mirando de frente a los ojos al rival, neutralizarlo y proponer ganarlo, como ese bombazo de Cruzado que se fue diciéndole algo al poste, ese mismo poste que le negó dos veces a Boca y que en algo contribuyeron a que el “Xeneize” se lleve el trago amargo a Buenos Aires. Como decía el buen Daniel Peredo “Los palos son así, a veces juegan para los porteros …”
En el inicio de copa, el resultado no es malo para Alianza, aunque lo que viene será tan igual o más de complicado y en ello Bengoechea debe hilar fino, no siempre los postes podrán salvarlo y en el juego quedan dudas de funcionamiento, no siempre la pasión y la entrega resultarán suficientes, Por ahora sirve para apaciguar el ímpetu, antes del partido se veía a Boca como un monstruo de siete cabezas, con sus figuras rutilantes y un presente victorioso, pero que en la cancha del Nacional, Alianza para igualar capacidades, tuvo que hacerse competitivo, mostrando raza, mucha actitud y dejando una parte de su corazón en la tribuna y otra muy significativa –y muy necesaria- en la cancha.

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