Sentencia crema con apelación pendiente

Está probado. que lo mejor que tiene el fútbol peruano, son sus hinchas y que a pesar de que a veces el infortunio se hace concubino de nuestras congojas y aunque la realidad nos golpea el alma, siempre hay un espacio para la sonrisa. Si está probado.

Está probado que la U tiene en sus hinchas, ese jugador adicional y que es quien a punta de romperse la garganta en la tribuna, le brinda el aliento y la fuerza necesaria para revertir sus dificultades y que sin importarle dos centavos, que la crisis esté al acecho, que hayan una seguidilla de eventos artísticos que desvalijan los bolsillos y encima haya tenido que sufrir en esas mismas gradas la congoja de ver morir a su selección, sigue fiel a sus colores, entregando su vida, pasión y gloria, alentando y llenando su estadio para reventarlo de tanta euforia. Si está probado.

Está probado que este Universitario, es diferente, porque Reynoso trabaja para conseguir un equipo, donde todos sean importantes y todos sean laboriosos. Que aunque le cuesta bastante, de a pocos se va destetando de la dependencia de Solano y están naciendo otras figuras y están creciendo otros nombres. Está probado que la garra no es una leyenda urbana y que ese sueño de Reynoso de poder devolverle a esta U la hegemonía internacional de antaño, se va haciendo realidad en cada partido y en cada ocasión que el hincha sale del Monumental con la sonrisa abierta y el corazón inflado de tanta alegría. Si está probado.

Está probado, que este Libertad es uno de los equipos mas parejos que haya pisado suelo Limeño y que para vencerlo, haya costado primero sentir en la espalda, la puñalada de Ximenez y que el equipo intente la paridad con demasiado desorden y poca claridad. Que hayamos podido percibir que Solano se haga intrascendente, porque delante tuvo a un Vladimir Marín, ese Colombiano que juega con el motor fuera de borda y que defendía con propiedad y que fue el gestor de tantas ocasiones peligrosas en área crema y que estuvo a punto de ser la figura paraguaya y la tristeza merengue. Si está probado

Está probado que la U no revertiría el resultado por efecto de contundencia individual, sino de conjunto, que necesitaba la unión de pensamientos y la pasión de corazones para cambiar la historia. Que requería que un “Chino” Calderón dejara de llamarse “Jotita” y se pusiera los pantalones largos. Que Rainer y Miguel Torres, corrieran como si fuera la última vuelta de sus vidas y que el “Fito” Espinoza, sea el jugador dúctil y efectivo en toda la cancha. Que era necesario también que arriba Calheira se acercará al menos un cachito a su pasado que hasta hoy parece un espejismo y marcara el empate, no importa si de casualidad. Pero sobre todo necesitaba que ese hincha vestido de crema llamado Piero Alva y que jugaba un partido para 5 puntos, se contagiara de la euforia de la tribuna y haga ese arranque descomunal en el área y a punta de garra y pasión, descerrajara el bombazo para romper las redes paraguayas, en esa definición monumental que hizo explosionar los corazones cremas. Si está probado. Que Calhiera demostrara al final de forma grosera, que aún no encuentra la talla exacta con la camiseta crema. Si también está probado.

Está probado que a veces, en el fútbol dependemos de nosotros mismos y que nos hacernos mas fuertes en la unión y no en la búsqueda para encontrar culpables y soluciones mediáticas. Que hay razones para estar alegre, mas allá que tengamos tatuado al pecho la U o acaso seamos los vecinos de enfrente. Está probado que cuando los peruanos se unen, pueden llenar el Monumental cien veces y destrozar sus gargantas otras cien veces mas. Es que está probado, que lo mejor que tenemos está en la tribuna y que solo es cuestión de infundirles esa misma pasión a los que están en el verde, aunque ello a veces no alcance. Si está probado.

Está probado que los hinchas cremas tienen razones para estar mas que contentos y que todos los peruanos de alguna u otra manera encontraron una manera de seguir haciendo flamear la bandera de la esperanza. Que un triunfo de esta envergadura, ante un duro rival, de jerarquía y en instancias de un partido de copa, quizás no repare nuestra realidad, pero si remienda y deja presentable nuestro ropaje raído y la cara lavada. Si está probado

Se ha dado la sentencia crema : Con este triunfo, sean los acusados de perder la Libertad, San Luis y San Lorenzo y que sea su duelo de santas angustias las que definan la continuidad de esta sonrisa. Que se ha sentenciado un presente inmediato, pero queda pendiente la apelación de estos santos protagonistas, para que en unas horas, minutos o segundos, tengan una condena inapelable. Recién allí se podrá respirar con tranquilidad
.

Noche de fútbol, una noche loca

La "pichanga" semanal ha terminado y con los buenos amigos, nos sentamos a departir unos tragos y comentar la humillante goleada de Bolivia 6-1 a la Argentina del Diego. Aquel equipo que ante Venezuela, fue un dechado de virtudes y con un Messi mas cerca de ser el sucesor del D10s. Pero esta vez, mordió el polvo de la derrota, en una versión real, de cómo se debe jugar un partido de local, aprovechando todo lo que se tiene a la mano. Bolivia perdió en Colombia, pero guardó a varios titulares, incluidos sus dos goleadores Martins y Botero, porque el objetivo mayor, era ganarle a Argentina. Su disposición, fue ir desde el saque a presionarle la garganta al rival, quitarle el aire y dejar que su cuerpo acostumbrado al oxígeno limpio y puro dejara de circular por sus pulmones y avasallarlo con su fútbol de ataque constante. Lentamente Argentina se fue adormeciendo y escuchaba la cuenta final, hasta quedar noqueado, inerte y a merced de los golpes bolivianos. La cuenta no llegó a 10, porque cuando iban 6, ya había dejado de respirar.

En la TV pasan el Chile-Uruguay. Mas por la vanidad inflamada que por el orgullo mancillado, todos hinchamos por Uruguay, que estuvo a punto de "vengar" nuestra honra, pero el partido se acabó y el cero en los arcos nos dejó con algunos tragos demás y con esa agridulce sensación de que le pudo ir mejor a los platenses. Al final ambos siguen en la pelea de llegar al mundial y cuando todos juntamos nuestros vasos, para el brindis de rigor, nos disponemos a ver a nuestra desahuciada selección, el equipo de todos y el de unos cuantos, según sean las circunstancias.

Perú llegó en un ataúd a Brasil, sin ambiciones, ni responsabilidades y sin ninguna presión, mas que el tan mentado orgullo y el manoseado honor, que solo ha servido de paliativo para digerir el discurso del 'Chemo'. Pero todos quisieron jugar ese partido, solo para estar en el escenario y codearse ante tanta estrella junta, era un lujo que ninguno de nuestros jugadores podían despreciar. Y Brasil salió a divertirse, a regodearse de sus virtudes técnicas y a dar espectáculo para su gente que hacía un carnaval en la tribuna. Perú solo fue una comparsa, un convidado de piedra a este recital de fútbol Brasileño. Mis amigos y yo ya no sufrimos como antes, esta vez no hay nada que perder y solo el temor de avecinar alguna catástrofe de efectos mayores.

Un buen amigo hace una visión empresarial de nuestra realidad y asemeja a Del Solar, con un gerente que se nombra en una compañía, previa evaluación del perfil y al que se le mide su labor en base a resultados y que es el responsable directo, si no hizo las previsiones, para contar con su recurso humano o por aceptar el cargo si no estaba preparado. Muy válido, decimos todos. Solo atino a pensar, que esa analogía podría darse, pero en otro escenario y en otra realidad. En una sociedad como la nuestra, de dirigentes de valores escasos, de clubes informales y formación paupérrima de sus futbolistas, el verdadero motor y motivo que mueve el fútbol, es el dinero. Nadie se hace futbolista, entrenador o se muere por ser dirigente, por el honor, la gloria o por el tan venido a menos "amor a la camiseta". Todos buscan vivir por y para el fútbol. Los Pizarros, Farfan o Guerreros, de tanto convivir en un nivel superlativo, se olvidan sus raíces y miran por encima del hombro a su propio país, porque manejan demasiado dinero y desde niños, jamás les inculcaron esa materia innata llamada IDENTIDAD, a querer su tierra y a defenderla con lo mejor que saben hacer en la vida: Darle a un balón. Por lo pronto hay una buena razón, por la cual el "Chemo" y los dirigentes no renuncien.

Mañana se va Del Solar y viene ¿quien? Oblitas, Rivera, Markarían, Bianchi o Bielsa. Igual se van a encontrar con esta misma realidad, no vale de nada cambiar de nombres, si no se mete la mano hasta el fondo y se hace una reorganización desde las raíces. Mientras nuestro fútbol no anhele y trabaje para lograr verdaderas Sociedades Anónimas Deportivas, con buena infraestructura y solvencia económica, con bases sólidas de formación de sus futbolistas y logren equipos fuertes y competitivos, será difícil que primero, mejore nuestro torneo doméstico y por ende tengamos jugadores de élite a nivel internacional y será difícil que tengamos una selección de competencia. Si buscamos la mas fácil, seguro será el nombre de algún culpable, pero sin un cambio radical, todo lo que hagamos o digamos, no será mas que seguir escondiendo la basura debajo de la alfombra.


El marcador indica 3-0 y los tragos van haciendo efecto, todos miran sus relojes, para que acabe de una vez esta amargura. Mis amigos y yo, hacemos "oles" cuando Perú podía hacer mas de cuatro pases seguidos, en una forma irónica, hiriente quizás, para esconder la vergüenza y rezongar por un presente infausto, pero tan real al fin y al cabo. Cuando suena el pitazo final, todos agradecemos que hayamos salvado el papelón y también que Brasil haya jugado solo para divertirse. Mis amigos y yo apagamos la TV y decidimos escuchar música, un rock de estridencia brutal que nos eleva la pasión, nivela las emociones, nos calienta el espíritu y nos aumenta la efervescencia, de esta noche que va llegando a su fin.

Cuando nos despedimos, cada uno enrumba su camino, todos han prendido sus radios para seguir adormeciendo sus oídos y seguir escuchando buen rock. Todos recuerdan lo divertido que la pasamos, lo agradable que disfrutamos una noche de "pichanga" y tragos. Por hoy, y solo por hoy, nadie quiere seguir pensando, ni hablando de fútbol. Mañana se reinicia el campeonato y fieles a nuestra costumbre, nos olvidaremos rápido de estos momentos desabridos y volveremos a esa misma tribuna, a entonar nuevos cánticos y defender otros colores. Como tantas veces, volveremos a esa misma tribuna, donde un día, nuestra ilusión por la blanquirroja, se quedó colgada y abandonada, como una banderola rasgada y con las letras despintadas.


Perú, al fondo hay sitio

Marcelo Bielsa debe ser uno de los técnicos mas obsesivos del mundo. Respira, come y sueña fútbol. Se acuesta abrazado a un balón y despierta dándole un puntapié que rebota una y otra vez la ventana sellada de su cuarto, para evitar el asedio de la prensa. Nunca sonríe, es de poco hablar y cuando lo hace, no te mira a los ojos, como escondiendo alguna timidez extraña o divagante, rezagos de su adolescencia, un semblante que normalmente tienen los genios precoces y deviene en una manía nerviosa a los adultos, que algunos lo califican de extraño y otros solo le asumen, un toque de delirio fugaz.

Cuando Chile tocó fondo en la Copa América, decidió meter la mano para revolver las entrañas de su presente futbolístico. Puso como objetivo, hacer una revolución seria. En ello estaba su creciente apego a la ley de Sociedades Anónimas Deportivas que hiciera a sus equipos fuertes y competitivos. Para su selección, necesitaban el cambio de sus pausados entrenadores, por alguien acorde a sus necesidades. Eligieron a Marcelo Bielsa, en un contrato millonario y con la consigna de clasificar al mundial. La prensa -al igual que acá- cuestionó todo, el país futbolero se dividió en dos y se volvieron pro y anti Bielsa. Pero el "loco" fiel a su estilo, cerró las persianas y dictaminó las reglas de juego, en ello estaban involucrados los jugadores y sobre todo los Dirigentes. El dinero era algo secundario, primero había que obtener resultados. Armó su búnker, cerró las puertas a la prensa y empezó un trabajo exigente, de mucha organización y estudio de sus rivales. La obsesión fue su alimento y la tenacidad, su almohada.

La prédica de Bielsa, ha sido una sola "El tren pasa una sola vez, el que quiere llegar al mundial, que se suba". Entrenar tres veces al día, empezando a las 7:00 am, estar concentrados con visitas restringidas, cercos eléctricos, sin celulares, que fomenten la distracción del objetivo, es difícil, sobre todo para jugadores que ya pisan terrenos de ligas mayores. Bielsa apostó por un contingente joven que no pasa los 25 años, edad más moldeable a las exigencias de su carácter y su filosofía de mirar y sentir el fútbol. El trabajo tuvo tropiezos, pero los resultados hoy han puesto a Chile varios escalones arriba, sin figuras rutilantes, con rendimiento colectivo, mirando el mundial, con los ojos abiertos.

Para los peruanos, los partidos contra Chile no se juegan, se ganan. Y ello pasa más por una cuestión de identidad, de nacionalismo coyuntural, que incide mas en un terreno político que una cancha de fútbol. La previa lo marcó con declaraciones más revanchistas que futbolísticas, que solo avivó el interés para que los hinchas llenen el estadio. Más que los tres puntos se jugaba por la dignidad y el honor. Al menos ese era el mensaje.

Bielsa, antes de venir a Lima, sabía lo que conseguiría. Por eso se acordó y recién pasó por el banco y cobró parte de su millón de dólares. Le bastó revisar la formación peruana y se creó una consigna: Aburrir a Vargas, sacarlo de sus casillas y en ello, un "loco" sabe tanto o más que otro "loco". Por ello lanzó al verde los dados a ganador, con cuatro atacantes y un solo recuperador. Darle trabajo de correr a Solano, para que pierda precisión, era la otra premisa. Lo demás pasaba por dejar que sus jóvenes se coman la cancha y sus puntas hagan el ida y vuelta. Alexis Sánchez -tremendo jugador- temprano nos echó agua helada desde el balcón y cuando el reloj marcaba media hora de juego, jugando al límite y un penal con olor a impotencia, daban el aviso que el "loco" Vargas, nuestro emblema, nuestro héroe de otros sucesos, ya estaba fuera del partido. Bielsa había conseguido su objetivo.


Uno miraba a Fano fajarse contra todos y pelear hasta el último cartucho y sentía un orgullo con dolor en el pecho. Más aún cuando un inoperante Chavez o un dubitativo Ramirez, eran figuras decorativas y un descontrolado Zambrano pegándole a todo lo que se mueve y que debió irse con Vargas. Uno miraba a Bielsa, pasearse nervioso, viviendo el partido, increpando a sus jugadores, por no aumentar el marcador en el minuto 90. Uno miraba al "Chemo", lejos de su pasado en la trinchera, vestido de gala, con el bronceado eterno de sus días de playa, sentado, impávido, indolente y entonces, aquello del honor y el orgullo parecía una joda mas, del "Especial del humor". Dos distintas realidades, sin duda, dos distintos entrenadores, con diferente discurso, pero también con diferente futuro.

No es hora de mencionar nombres, ni buscar soluciones es hora de aceptar la verdad, de hacernos fuertes y mirar la vereda de enfrente y aprender del ejemplo. Lo que pase en Brasil solo será parte de la historia, ya no jugaremos por nada, porque hasta el orgullo y el honor, se encuentran maltrechos, seguimos rezagados en la tabla y ello quizás no cambie màs adelante. Uno esperará que esto cambie de verdad, pero es más seguro, que quienes dirigen nuestro fútbol, solo van a apretujar la vergüenza en lo que resta de esta eliminatoria y nos van a seguir susurrando al oído, como un consuelo barato y hasta cursi, que donde entran dos entran cuatro, que avancen, porque al fondo hay sitio.


Amigos y compadres en la Victoria

Los amigos se encuentran fuera del estadio. Se conocen del trabajo y han compartido muchas cosas en común, con sus familias, con sus hijos que también son amigos y los une un sentimiento de amistad entrañable. Pero esta vez es diferente. Es día de clásico y unos han pintado su cuerpo y su alma de crema y los otros tienen el pecho blanquiazul. En la puerta se saludan y se despiden al mismo tiempo. Es hora de entrar a Matute, que ya revienta su aforo y cada uno intente buscar su lugar, aglutinar sus emociones junto a sus correligionarios y prepararse a romper la garganta. Esta vez hay una barrera de sentimientos que los distancia y los pone frente a frente, cada quien con su propia insignia. Durante 90 minutos, serán rivales.

El pitazo da inicio a la contienda y en la tribuna los amigos se divisan a lo lejos. Los de crema se persignan junto a sus hijos y los blanquiazules imploran al cielo una oración piadosa. Es un inicio intenso, con mucho vértigo, Montaño intenta liderar a este Alianza que se le nota con mas vitalidad, mientras Solano ya ha despachado hasta tres pases seguidos con prolija exactitud, es un partido de media cancha y sin profundidad. Un ida y vuelta timorato que no inquieta las vallas, esta U se ve cansada, después del inicio vertiginoso, ha comenzado a decaer y sus flancos se ven rebasados continuamente. Alianza intenta, la U aguarda, Alianza embiste y la U resiste. Es un inicio de rostros inquietos para los amigos blanquiazules y medio temerosos para los cremas, el periplo mexicano puede pasar factura, piensan.

El fútbol es una cuestión de oportunidades y se derivan de aprovechar los errores del rival, si no lo haces, juegan en tu contra. Montaño apila rivales y soporta la marca, el moreno disimula su humanidad con esa picardía propia que posee, amaga uno hasta dos pases y de espaldas al arco, suelta un taconazo, brutal, espléndido que le hace el "caño" a Quina y llega limpio a los pies del "Zorrito" Aguirre, para que defina. El aliancista remata y Fernández en una acción felina, ataja el disparo. Aquí hacemos una pausa al reproductor y lo ponemos en cámara lenta. Resulta increíble y hasta grosero, que un delantero, de selección, venido de Europa, falle tan clamorosamente -y no es la primera vez- justamente en un clásico. Pero así es el fútbol, pueden decir algunos, hasta los mas famosos fallan, podrían decir otros, aunque ello suene a una disculpa estúpida. Los amigos en la tribuna, tienen distintas reacciones, los íntimos lo putean y los de crema solo sonríen nerviosos.


Por la trascendencia de este clásico, pudieron haber otras oportunidades y otra actitud, pero la historia, marca un antes y después de esta jugada, crucial para el resultado. Quizás se hubiera escrito de manera diferente. A la U le hubiera costado mas que Alianza remontar el resultado, porque ya venia disminuido físicamente. Este primer tiempo se esfuma con intervenciones determinantes del "gato" Fernández, que antes de irse al descanso, ya tenía el cartel de figura de la cancha. Señal que Alianza atacaba, pero sin contundencia.

Si alguien llegó a Matute, con un pasado perdido y un presente venturoso, ese era Juan Reynoso. Vestido para la ocasión, se puso de negro, como para enterrar sus recuerdos y vivir con intensidad su momento. Aquella pelota parada de Ñol que fue a parar a la cabeza de Galliquio, es una jugada calcada de cuando él jugaba, justamente por este Alianza y también por esta U que lo cobija. Juan habrá recordado cuando sus compañeros, arremolinados le hacían cortina, para que pegue el testarazo justo, casi sin esforzarse y anotar en ese mismo arco, donde ayer lo hizo celebrar como antes. Por eso "Tyson" fue a brindarle al "Cabezón" el resultado de la lección aprendida.

Los amigos van aflojando su entusiasmo, los cremas saltan embelesados y los íntimos ya tiraron la toalla. El pitazo final los coge en las gradas, unos masticando su bronca y los otros solo dibujando una regocijante tranquilidad, el partido ya ha perdido intensidad y abajo, el "Negro" Galvan, junto a Revoredo y Fernández, se hicieron fuertes en la angustia y sopesaron el ímpetu, las ganas y hasta el desorden aliancista, basado solo en eso que está escrito con letras rojas, Garra Crema, que le llaman.

Pude golearte, dice el aliancista. Ya está, dice el merengue, la garra crema se impuso de nuevo. La próxima te gano amenaza otro aliancista. En cualquier estadio nunca podrán, la U es la U, responde el pequeño vestido con la camiseta de Ñol. Unos felices y otros tristes, son las caras de este clásico que fue pobre de talentos, pero vibrante porque el hincha así lo quiso. Los amigos salen del estadio y se desprenden de sus camisetas y nuevamente se abrazan, esta vez el abrazo es sincero porque es de amigo, pero unos se van dolidos y muy fuerte en el orgullo, mientras los otros sonríen complacidos. Y es que se podrá perder contra cualquiera, menos contra el compadre, contra el clásico rival. Por muy amigos que sean, estas derrotas duelen más.


La devoción por San Norberto

Cuando "Ñol" Solano llegó a la "U" algunos hinchas cremas -incluidos todos los peruanos- se alegraron más de la cuenta, porque el buen "Ñol" con su presencia le daría lustre a un torneo con descrédito dilatado por varios años seguidos. Mas de uno -incluidos todos los peruanos- dejaron que su irracional devoción por la crema los haga pensar que había llegado el salvador, más aún que empezó el torneo marcando goles y contra San Lorenzo, jugó un primer tiempo para 10 puntos, teniendo que pisar indefectiblemente ese terreno minado del endiosamiento mediático, que ya es parte de nuestra idiosincrasia futbolística.

Acaso algún iluso, ni siquiera se puso a pensar en ese instante, que estaban creándole al "Ñol" demasiada carga, para sus años y su arresto físico, y con ello al equipo en pleno también le estaban estableciendo una total y devota dependencia. Acaso y si hubieron algunos sensatos que pensaron que este equipo crema, es parte de un proceso y que debe manejarse con pasos lentos pero seguros, acaso y no todo debería estar dependiendo del fabuloso pie derecho del "Ñol". Acaso y sea cierto que las auto dependencias no son buenas en el fútbol y se hacen mucho más visibles, cuando no hay buenos resultados.

Quizás esta dirigencia crema, mas se distinga por haber contratado mal, pues con Solano en la cancha, lo más sesudo, resulte siendo que tenga arriba, delanteros de fuste y con nivel de competencia. Se dejaron llevar por el corazón y trajeron a Orejuela y Alva, lucharon por un impetuoso Calheira, pero ninguno aprende aún a leerle el pensamiento al "Ñol". Para este presente crema, el fútbol pasa por hacer que la magia de Solano, sea transformada en besos a la red. Así de simple. Anoche contra San Luis, se hizo más notorio que nunca, la falta de ese delantero de jerarquía, que un equipo como universitario se merece. Dicen que aún hay tiempo, ojalá sea cierto.

La otra noche, Solano solo regaló pinceladas y el equipo no pasó de ser un dechado de energías desparramadas por doquier, Alva volvió a ser el carrito chocón de siempre y Calheira, solo una tenue insinuación sin efectividad. Habrá pensado Solano, disfrazándose de cheff "Para que voy a preparar platos tan sofisticados, si los comensales no conocen de buena comida" o "Para que les voy a servir tanto, si estos chicos no tienen demasiada hambre". Por eso se fue a las duchas y dejó al equipo tan igual como al principio. Con mucho vértigo y ganas, pero poca efectividad al frente.

Un equipo como el San Luis -Que no es gran cosa- tuvo la virtud de saber robarle la pelota a la U y esconderla bien, meterla en el congelador y desesperar al rival, pero también a los hinchas en el Monumental, que exigían encontrar más sobre el verde, pero al mismo tiempo la realidad les decía que no había mucho con que afrontarlo. Incluso la visita pudo dar el batacazo, pero el "Negro" Galván y Fernández estuvieron en una noche feliz. Así se ha generado un resultado ácido, que no marca aún nada en esta copa, todo está como al principio.

La mayor preocupación de Reynoso, quizás ya no se encuentre en buscarle el mejor estado físico y la oportunidad a Solano, sino por el contrario, estará centrada en encontrar la forma mágica, para que el equipo corte el cordón umbilical con el "Ñol" y sus delanteros entiendan que el fútbol se juega con la cabeza y se ejecuta con los pies, pero es importante, o quizás lo más importante, que la tienen que meter y lo demás caerá por su propio peso.

Que no se apague la lámpara de Ñol

Atrás ha quedado la noche en que el Monumental, se llenó de color y emociones compartidas, desde muy temprano por esos hinchas con el pecho pintado de crema, que alistaban la garganta con sus cánticos y odas tribuneras, haciendo notar su grito abierto para que ese jugador adicional que lleva el número 12, se hiciera más notorio que nunca, en una partido de copa. Al frente estaba el hincha mas “cuervo” y famoso de la TV argentina, el “Cabezòn” Marcelo Tinelli, que inquieto jugueteaba con su llavero, observando cómo el estadio, se coloreaba de una humareda amarillenta, para recibir a esta U que quiere ser diferente y que había vendido los boletos de la ilusión con marcada preferencia.


Abajo en el verde, el otro “cabezón”: Reynoso, hizo las cosas perfectas y aquel pedido de paciencia a la tribuna y entusiasmo a la prensa, tiene fundamento en su prédica mediática de recuperar la mística de antaño y que la U recupere el pergamino de equipo copero. Contra San Lorenzo, un equipo que vino a jugar con el libro de historia bajo el brazo, se vieron 45 minutos jugados con mucho vértigo, osados desde el arranque, atrevidos en el ataque y muy seguros en el fondo. El pressing al rival pareciera ser una nueva virtud de esta nueva crema, se hace notoria la agresividad de Rainer Torres, el despliegue del mexicano Espinoza, las ganas a veces inoportuna de Alva y el trajin generoso de Miguel Torres, fundamentados en el talento de un hombre que hoy es vital en el equipo: Nolberto Solano.

Y es que uno lo ve caminar y pareciera que tuviera las rodillas defectuosas, su trote cansino, trasmite la imagen como si tuviera un agotamiento prematuro. Pero basta que el balón le llegue a ese fantástico pié derecho, para que se ilumine como una lámpara mágica, que empieza a lanzar humaredas de fantasía. Basta que se genere los espacios para sacar su wincha de ingeniero y lanzar esos fantásticos pases cruzados, con milimétrica precisión y que siempre tienen buen destino. Al buen Ñol, hoy a los 34 años le basta caminar en la cancha y sean los demás, los que corran por él y dejen que su talento haga el resto. En los primeros 45, puso enésimos pases certeros, así llegó el penal a Calheira, que el mismo Ñol ejecutó con maestría, haciendo explotar el estadio que ya lo hizo ídolo.
Lástima que el buen momento de la U, solo durara 45 minutos, porque San Lorenzo puso la diferencia en el arresto físico, e incluso con un hombre menos, estuvo a punto de poner la igualdad. Los hinchas están contentos con mucha ilusión, pero no satisfechos, tienen una alegría en el alma, pero hay una escondida preocupación, que prefieren tragársela como bocado insípido, y tiene que ver con el fuelle que le quede al equipo de aquí en adelante, para afrontar el futuro inmediato que se le avecina en la copa.

Solano fue la figura de la cancha, hoy es la portada de prensa y el ídolo mimado de la hinchada que se rinde ante su talento. Pero terminó el partido aguantando el aliento y fue a parar a la clínica víctima del sobreesfuerzo físico y su adaptación a nuestro entorno. En la retina se nos ha quedado ese fantástico primer tiempo y la lámpara mágica de su pié derecho, aunque después del partido, algunas lenguas viperinas y mala leche hayan deslizado ese tufillo maloliente que el buen Ñol, tendrá muchos problemas para terminar los partidos, que tiene serias complicaciones físicas o que está roto para el fútbol, de todo corazón y con nuestra mejor plegaria, esperamos que esto último, solo sea una desagradable, como inoportuna, joda para Tinelli.


Devaneos insensatos de fútbol

-Lo que mal comienza mal acaba- Dice la sensatez.
-Se ha cosechado, lo que se ha sembrado- dice malhumorado el sentimiento.
-Esto es consecuencia de los malos dirigentes y el DT- Grita desaforada la pasión golpeando la pared con furia.
-No podíamos esperar menos, es un grupo mas de perdedores- agrega la desilusión tomándose el rostro con las manos.
-Será para la próxima, tenemos buenos jugadores y solo falta un buen DT, además ya estamos acostumbrados- culmina el conformismo, tratando de calmar los ánimos, a este grupo de emociones que se mira a la cara, sin encontrar ninguna explicación a otro papelón, otro fracaso y otro dolor para su pueblo futbolero.

Otra Sub-20, que ha hecho trizas los sueños de millones de peruanos que creyeron encontrar en unos nombres juveniles, esa utopía bobalicona de ir a otro mundial con la nueva sangre tan necesitada para resarcir nuestro anémico fútbol, que cada día ve acercarse más su triste final.

Un grupo de quisquillosos jovenzuelos que creen haber encontrado el tesoro escondido y que solo guardan en los bolsillos demasiados centavos que alimentan su enervado ego. Un jugador que elevaron a mega estrella y que hoy se siente dueño de los sueños ajenos, que a punta de prepotencia hizo lo que vino en gana y se pasó el torneo construyendo su propia vida de acciones desquiciadas y decisiones rematadas, que ha construido su castillo de naipes con los halagos tempraneros y que ha desposado a la modelo, para desdecir sus propios conceptos errados de lo que es la responsabilidad. Un DT que le pusieron el traje de bombero con casco y botas rojas incluidas, que solo apagará el incendio que le quema la conciencia.
Mientras, el balón descansa su fatiga, disfrazando su pesar con una pálida sonrisa.

Los compadres, realizan un baile por separado, cada uno en su propia casa, cada uno con sus propios motivos para celebrar. Uno presentando la cara lavada con nueva imagen y nuevos sueños, el otro tratando de limpiar toda la mala vibra que le dejó la angustia de verse comprometidos con la desgracia. El merengue suena por el coloso de Ate, mientras que una mano siniestra les baja la palanca de la luz para dejarlos en tinieblas, danzantes y bailarines han tenido que marcharse demasiado temprano de la celebración. Al íntimo la luz se le apagaron a punta de fútbol, el amigo colombiano vino de visita y se llevó a la chica más linda de la fiesta. Mientras, el balón sonríe a medias, aunque se siente a gusto, le atormentan las dudas, presiente que este año lo tratarán con mucha dureza, a pesar que ha llegado un “Maestrito” que siempre lo trató con cariño.

En tienda rimense hay alegría, porque no tuvieron fiesta de inauguración y sin embargo se fueron de frente a celebrar al bar, hay tres razones para hacerlo, hay tres razones para alimentar la esperanza, aunque en la red no quedaron demasiadas diferencias, vale el buen inicio. El tiempo será quien le brinde el espaldarazo o el cachetazo que lo vuelva a la realidad. Mientras, el balón descansa tranquilo, esta vez se ha quedado aletargado de tanto grito en la tribuna, en un rincón del camarín se ha quedado dormidito esperando que mañana lo despierten temprano para que vuelva a sonreír.

Todos empiezan a olvidarse de los jóvenes y su fracaso, de los dirigentes y sus yerros continuos, nuevamente todos empiezan a llenarse la boca de sus colores preferidos y a pintarse las insignias en el pecho. Los gritos ya no son de abucheo y han cambiado sus estrofas, Todos empiezan por agitar banderas desiguales con una sola consigna. Esta vez,
la lucha es por sus propias ideologías y su propia camiseta.

-Ojalá y esta vez sí se hagan las cosas en serio- Dice la sensatez.
-Es hora de olvidar el pasado- dice optimista el sentimiento.
-Esta vez seremos campeones- Grita con euforia la Pasión.
-Solo queda seguir apostando por lo que tenemos- agrega la ilusión apretando el puño.

Mientras el balón espera acurrucadito a que suene le pitazo inicial para volar nuevamente por los aires, tratando de ser feliz en su diario devenir que lo hace ser parte importante de estos devaneos insensatos de fútbol.