La fábula del Rei y el burrito Ascoy

Érase una vez un Rey, que nació con su corona puesta y envuelto en una manta blanquiazul. Era muy joven –demasiado inexperto- decían los sabios, para que ejerza un mandato, porque temían que los vecinos de la comarca, podrían vejarlo en su candidez. Peligraba su futuro en forma de balón y el de un pueblo de pecho carbón, que ya empezaba a idolatrarlo. Nadie osaría a estropearle la vida al soberano hacedor de goles y jugadas fantásticas. que sobre esa nación de íntimos de corazón, empezaba a crecer y hacerse hombre demasiado pronto.

Era el Rey, de apellido Manco, de piernas ágiles y compositor de fantasías. Un Rey que crecía muy rápido, pero no se apuraba por madurar. El entorno lo fue haciendo egoísta y roñoso. Sus consejeros, eran amigos del enemigo y sus verdaderos amigos, se fueron haciendo sus cómplices, su servidumbre y oportunistas del poder. No había crecido aún lo suficiente y ya se creía un Dios, su ego fue engordando tanto como su riqueza material, mas su espíritu era pobre y se envilecía con la lujuria que encontraba en su imperio de fantasía. Fue perdiendo a sus consejeros y sabios, hasta que el escándalo marcó la ira del pueblo. Un buen día, fue desterrado hacia tierras lejanas.

Fue el tiempo y la distancia, los que aconsejaron a Reimond Manco, que debía retornar, con su pueblo y con su gente, para demostrar que había cambiado. Ya no podía regresar a su palacio blanquiazul, porque otros habían ocupado su lugar. Decidió irse por lares norteños. Fue a calar entre gente buena y comida exquisita, un lugar apacible para poder demostrar de que estaba hecho y cuanto había meditado. El pueblo de Chiclayo y el Juan Aurich lo cobijó y Suárez lo hizo su protegido. Conoció a un alegre burrito, llamado Ascoy. Quien también tenía el mismo pasado blanquiazul. El mismo carácter irreverente y hasta la similitud en el juego. Solo que este burrito, era mas adulto, había pasado por varios gobiernos y nunca fue protagonista. Fue una revelación y un prospecto de príncipe, pero fue mas borrico que soberano en sus acciones y se quedó en el tiempo, congelado a su suerte.

Reimond Manco, es un jugador de virtudes brillantes, pero escaso de sabiduría. Acostumbrado a la adulación extrema, tiene el ego mas inflado que sus bolsillos y la vanidad, mas que un defecto, es parte de su vida misma. Cada vez que se echó a jugar, siempre dejó una estela fulgurante de crack en potencia. Pero lo que hacía con sus piernas prodigiosas, las borraba con su lengua ligera y su voluntad frágil. Su paso por Europa, de pronto le puede haber dado potencia muscular y su cuerpo pintarrajeado de tatuajes, le pueden fijar un físico distinto, pero no cambia esa pelea interna contra los que se atrevan a siquiera cuestionar algún error o deficiencia suya. Su majestuosidad no lo permite y parece que nunca conocerá, el significado de la palabra humildad.

Pero el fútbol, es el deporte que nos une y nos divide al mismo tiempo, incluso le da un espacio a la revancha. Manco fue parte de la escuadra roja que debía ir a pelear con su antiguo reino, un lugar en esta Libertadores que se ha puesto caliente. En Matute lo recibieron con silbidos y escupitajos. Mojaron con agua sucia su estima e hicieron de su recuerdo una descalabrada muestra del olvido. Aquella vez, estuvo en la cancha poco tiempo y sintió que su pueblo lo había olvidado por completo. Pero vino el partido de la revancha, en su nueva casa. Y el Rei salió distinto, en su cabeza solo estaban las ganas de vengar su estima y callar las voces a punta de fútbol. Cosa que él sabe hacer muy bien y así se empezó a escribir esta historia.

Los partido de copa, son diferentes y grones y chiclayanos así lo entendieron. El estadio pintado de rojo y Aurich que ponía toda la carne en el asador. Con una defensa mas adelantada para frenar el arranque de Aguirre y devolver la moneda de Matute. Presionar las bandas y buscar el desborde. Pero fue Alianza el que rompió el encanto. El “Zorrito” desborda, mete la puñalada y Sánchez empalma su furia. Muy temprano se abrían las sonrisas blanquiazules. Un ida y vuelta con vértigo por ambos lados. El Rei y el “burrito” Ascoy, se van haciendo importantes. Ciciliano mas libre que nunca y Tejada teniendo a mal traer a Solis y Cia. Alianza entraba al juego, a su estilo y a su forma. Pero ni Sánchez ni Tragodara tenían espacios. Opacado Quinteros, el “negro” Gonzales quedaba siempre desairado. Era el tiempo para que el Rei, se vista de soberano. Primero con una jugada excelente para habilitar a Guizazola que le mete tres dedos y empata el partido. Luego un cachetazo soberbio que dejó otra vez a Guizazola libre para el centro que calzó Tejada y se fue besando el poste. Fernández la pierde en la cara de Morales y se esfuma la chance grone. Otro pase magistral del Rei, hace ganar el corner, que deviene en el frentazo de Tejada que daba vuelta al marcador. Encuentro de trajín intenso y fuerzas parejas. El Rei Manco, ya es figura. Fin del primer acto. Partidazo.

El Rei esperaba su hora. La hora del desagravio personal. Balón bien jugado por Ascoy y Ciciliano la deja para que Manco haga lo que debe y el Rei rencoroso, la clava arriba y explota su ira contenida, increpándole a su pueblo que lo olvidó, su revancha, olvidándose por un instante de su cuna, de su gente y sus recuerdos. Era hora de sentarse y reflexionar que no es buena la ira y menos hace bien la venganza. El Rei se va de la cancha y recibe el saludo del respetable. Ha quedado solo el “Burrito” Ascoy. Alianza ha descontado el marcador con un “Buffalo”, pero nadie lo repara.

Minuto final, Es el epílogo. El “Burrito” Ascoy, ha tomado el balón y no pretende dárselo a nadie. Los defensas aliancistas, van quedando como postes, se interna al área cual cazador intrépido y sigue dejando aplanados a sus cancerberos, que no atinan a frenarlo. Ha llegado a la zona de fuego, donde el enemigo era inexpugnable y suelta el sablazo, que se va a colar allá arriba, donde descansan las angustias de color rojo y la tensa calma del fundo aliancista. Una maravilla de gol y un broche de oro para una noche fantástica. Este Aurich ha dejado huella. Ha sido protagonista con esa forma simple de ser efectivo. Arrollando con lo que tienes y defendiendo hasta con lo que solo te imaginas.

Ha terminado el encuentro y el Rei, suelta un tardío arrepentimiento por celebrar afiebradamente su gol, ante su recordado pueblo. Dijo muchas cosas, pero vale mas lo que sintió cuando marcó en la valla que antes defendía. Esta vez fue sin mayor remordimiento, pero convencido que era lo justo. Mientras el “Burrito” Ascoy, secándose el sudor, empieza a darse cuenta de la tremenda joya que dejó en la cancha. Alianza no ha jugado mal, Aurich jugó demasiado bien. Quien lo diría, Guizasola también tiene un pasado aliancista y anoche también fue figura. De alguna manera, forma parte de esta fábula de aquel Rey Manco y el “Burrito” Ascoy, que tuvieron que esperar una noche de cuento, para sentirse un poco saneados en su estima, un poco recompensados en su orgullo y algo tranquilos del corazón.

MORALEJA
A veces mas recordamos a los hijos, por lo que nos hacen sufrir por ingratos, que por lo que nos puedan alegrar por orgullo o recuerdos gratos.

Corazón de la Victoria

Que tiene este Alianza, para verse compacto, sólido y efectivo. Para sentirse ganador y haberle cambiado la mística y ser distinto al del año pasado. Que tiene este Alianza, que al corazón que le pide su hinchada, hoy le brinde fútbol, arrojo y contundencia. A esa falta de jerarquía que adolecía ante lo adverso, hoy se pinta entero como dueño de su propia capacidad, como un equipo que deja la seguridad, que puede caminar e ir mas lejos.

Será acaso esta nueva camiseta, que emula las cruzadas y sus jugadores se hayan sentido tocados por esa fuerza épica de los tiempos de Reyes y Príncipes. Será quizás esa gente, su gente, la que empuja desde la grada y que lleva a Matute el sabor y la sandunga de un pueblo futbolero o quien sabe que en el fragor de la brega, cuando los equipos pugnaban por agenciarse de los jugadores mas nombrados, Costas se puso al hombro la mochila del discernimiento y tuvo mejor ojo para llevar agua para su molino. Este Alianza es distinto desde que se marchó por tierras gauchas y cortó el hilo telefónico a sus jugadores, los enclaustró en el recinto de la responsabilidad y les dio de beber el agua del compromiso. El regreso los ha devuelto, diferentes, en mentalidad, con un envión distinto, con una energía positiva y avasalladora. Este Alianza, es diferente desde que su propia gente empezó a creer en su propias fortalezas.

Este Alianza, se ha hecho distinto, desde que apostó por la renovación de sus hombres. Dejó de lado la Montaño-dependencia y se hizo mas veloz con Joel Sanchez por izquierda y Tragodara por derecha, dos todo terrenos, que muerden, corren todas las pelotas y tienen fútbol del bueno. Devolvió a un “Zorrito” Aguirre, mas fuerte de la cabeza y mas veloz de pensamiento, con un cambio de ritmo fulminante en los últimos metros y letal cuando encara en el contragolpe. Un Fernández mas entero y con presencia en el área, mas 9 que nunca y amigo del gol. Se fue por el chaco y se trajo al paraguayo Edgar Gonzáles, un paraguayo que juega con cara de perro, que aprieta y descarga con buen panorama. Tremendo jugador y mejor contratación, porque el paragua trasciende, siendo un hombre de marca, de marca registrada, para este nuevo Alianza 2010.

Y la diferencia se vio nuevamente ante Aurich, que venía peligroso, positivo y arrebatado. En la cancha se vio un Alianza que quiso liquidar desde el saque, punzando la espalda de Tejada, con un Quinteros muy cómodo en su nueva ubicación y con un Gonzales prodigioso, maniatando a Ciciliano para no dejarlo pensar. Sin Manco, el desborde no era el fuerte. Sin fuerza arriba, el mediocampo grone fue creciendo y copando la cancha. La tribuna rugía reclamando explotar, en el verde todo parecía que era cuestión de tiempo. Y fue “Zlatan” Fernández, el 9 que apareció en el momento exacto para bajar su humanidad y darle un giro al cuello perfecto, para dejar que el balón bese el parante y el clímax se apodere del comando sur.

El segundo, fue la culminación de lo que anunciaba el “zorrito” Aguirre. Varios arranques desairando a Alvares y Araujo, daban las campanadas. La potencia y el cambio de ritmo de Aguirre se vio en su total dimensión. Llegó hasta el fondo y sacó el centro perfecto que calzó en la volea de Tragodara, cuando el empate estaba más cerca, que esta segunda alegría íntima, que prácticamente liquidaba antes de tiempo el arresto norteño. Manco en ese mismo afán de alimentar su ego a punta de gestos y actitudes, muy lejos de lo que realmente debiera dejar su paso por Europa.

Que tiene este Alianza, el de los números perfectos, el que ha hecho de este arranque copero el sueño hecho realidad, para sentirse más fuerte y sincero con su propia identidad. Hoy juega, corre, gusta y gana. Este Alianza que antes jugaba con el corazón y se quedaba si aire y sin esperanzas, antes de tiempo. Este Alianza, que se encuentra en la palestra internacional, dando que hablar y sintiéndose feliz con su gente y con su identidad, ha pasado por lograr un buen grupo humano, ha tomado en serio su papel y ha dado muestras de ser un buen equipo. Solo el tiempo dirá que no se exageraban los elogios y no se escondía la razón. Solo el tiempo dirá, si este Alianza, es solo una emoción momentánea del corazón. Ese corazón que vibra y se siente feliz, porque es un corazón de la victoria.

Un chino con mejor cabeza

Aquella vez que le preguntaron al “Chino” Rivera a que equipo le gustaría dirigir, él muy seguro y suelto de huesos respondió “A Municipal, porque soy hincha a muerte y porqué no, a la selección”. Aquella vez no era el DT exitoso que llevó a la San Martín a dos Copas Libertadores, tampoco pasaba por su imaginación que a puertas de una eliminatoria mundialista, la gente, los hinchas y hasta los dirigentes oportunistas, le plantearan tomar el buzo de la blanquirroja para salvar su prestigio deformado.

Víctor Rivera siempre fue un tipo callado, humilde y sencillo, cuyo único defecto, quien sabe sea, esa obsesiva forma de trabajar en los entrenamientos y un estudioso de las últimas tendencias del fútbol moderno. Algún día todo ello le tendría que rendir sus frutos. Cristal le puso la valla y el “Chino” aceptó el reto. Y cuando todos hablaban de las contrataciones para este 2010, él nunca puso la queja en la mesa y por el contrario, se puso a trabajar desde el estudio de las fortalezas de su plantel, antes que en los nombres que le sugerían. Siempre con su carácter calmo, la sonrisa a flor de labios y su pizarra imaginaria, donde dibuja su equipo ideal.

Este “Chino” Rivera, ya se muestra con aplomo. Anoche contra la U demostró que lo de la San Martín no fue producto de la casualidad. Que sabe replantear un partido -factor de éxito para un DT- y que su lectura tiene comprensión veloz y su actuar deviene de ello. Recibió un cachetazo con ese bombazo de Vásquez que le dijo a Delgado “al fondo hay sitio”. Perdió a Villarreal y se quedó con diez hombres, soportando el remolino, la avalancha crema que pintaba que la U liquidaba en cualquier momento. Era una insinuación, porque esta U era superior pero no concretaba. Vino la corrida memorable de Danny Sánchez, con un físico de diez puntos, llegó al final y sacó la puñalada mortal que asestó Lobatón para lograr la paridad, injusta hasta ese momento, pero tan real como el mismo silencio crema. Y todo ello finalizando el primer tiempo.

Para Rivera y Cristal, era la hora de reinventarse en desventaja, proponer el toque corto, para evitar que la U agrande la cancha, sellar los costados y proponer ser mas atrevidos arriba. Al frente estaba un avinagrado Reynoso, que tiene a los hombres para correr y meter, para asfixiar la garganta del rival, pero que duda demasiado cuando se encuentra con una contingencia de envergadura. Allí, suele recurrir a la moneda corriente, a lo que proponga la providencia o que una estrella del cielo ilumine a un protegido suyo. Puso a Ramírez, pensando generar fútbol, pero estuvo mas medroso que nunca. Luego sacó a “Toñito” Gonzales –que era figura- y metió a un Piriz, para liquidar por arriba, pero el 9 del “cabezón” está partido y se le nota hasta cuando camina. Un capricho mas de Reynoso?... algún interés adicional?.. quien sabe.

El replanteo de Rivera tiene mas peso, porque pierde a Lobatón y Sanchez, nada menos. No intenta jugarle de igual a la U, pero lo abrió por los costados como filete. Puso a trabajar a Valverde –tremendo partido- y apuesta por Yoshimar Yotún, un talentoso volante improvisado a veces de marcador, que tiene esa conchudez para meterle tres tacazos seguidos al “Fito” Espinoza y comerse la banda izquierda a punta de alegres desenganches. Y si le faltaba un hombre, eso no se notaba porque logró abrir la cancha y que la U se haga largo y partido a la mitad. Hasta que vino esa jugada polémica, pero que se tuvo que decidir en un segundo. Salida fatal de Fernandez, pelota picando, Ximenez la acomoda con el antebrazo y Yotún le mete el sablazo que tiene festejando hasta ahora al extremo celeste.

Esta U se ha quedado sin puntos en el arranque del torneo, pero tiene crédito por su paso copero. Pero al margen que se diga que hubo mano, gol anulado, que fue injusto o cualquier justificación, el resultado ya quedó grabado en la tabla y eso es lo que importa. Es verdad que recién empieza esto, pero de cara al futuro, como que va quedando un hilillo de duda entre la hinchada crema que ayer le enrostró a Reynoso, sus dudas y vacilaciones. Rivera en cambio ha dejado un aire de seguridad, la hinchada celeste respalda este comienzo de números perfectos, pero es prematuro ir haciendo abanicos de victoria.

El fútbol es de momentos y este de Rivera, nos devuelve un DT con temple y que sabe hacer su trabajo. Solo el tiempo dirá, si esa sonrisa que hoy tiene el “chino” se transforme en un galardón mas a su historia. Reynoso tiene la cabeza caliente, Rivera los ojos chinitos de alegría. Los dos se juegan enteros, uno con su propuesta del fútbol total y obsesivo, el otro con ese toque de inteligencia que siempre viene bien. Total, dicen que el fútbol se juega con la cabeza, pero se ejecuta con los pies.

La caldera de la Victoria

Pase usted señor Niembro con toda su gente de Fox Sports y sea bienvenido a esta tierra bendita y futbolera como su natal Argentina, pero de historias y destinos diferentes. Tome asiento y prepare su mejor verso, porque va empezar un partido difícil para este Alianza, que ha salido con mucha fe en sí mismo y con el corazón en la mano. El silbato ha marcado un minuto de silencio y se adormitan las emociones. El libreto grone, marca un primer toque y lanzar el balón al área enemiga, como una bombarda, que le enrostre al “Pincha” lo que le espera esta noche. No hemos acabado de sentarnos y Sosa se ha robado el balón, ante una grosería de la zaga aliancista, enrumba y define con clase. Antes del minuto de juego, el león se abraza feliz en el verde y la tribuna se ha quedado anonadada, taciturna y conmocionada. Solo queda echar el resto, para que no se venga la noche. Pero al frente está el campeón de la Libertadores y número dos del mundo -nada menos- con su emblema disfrazado de “Brujita” que viene con escoba y todo para barrer y hechizar a la tribuna. Está redifícil, complicado, pero hay algo en el ambiente que tiene música celestial. Volvamos a tomar asiento.

Que cuando se jodió nuestro fútbol, pregunta usted señor Niembro. Fue cuando los que lo gobiernan, dejaron de lado a los hijos virtuosos del balón que parió nuestra patria, para darle cabida a los conformistas que se congracian, con el auto nuevo y la vedette de moda. Fue cuando nos acostumbramos al fracaso y los peruanos consentimos que perder, es una forma de aprender y morir jugando. Mire a esa gente que ruge en la tribuna con su rabia contenida. Mire como sigue alentando y vibrando con ahínco, es porque quiere despertar de una vez por todas. Mire a este estadio, que hoy parece una caldera de emociones, que empuja con su fuerza y alienta sin desmayo. Es por esta, nuestra gente, que no podemos dejarnos vencer por la adversidad nuevamente.

Ayer fue uno vestido de crema, hoy ha querido el destino, que este “zorrito” de traje blanquiazul, sea el elegido. Usted ya lo marcaba en su comentario, señor Niembro, que se cuide el “pincha” de Aguirre. Y es que ha venido transformado de Argentina. La pretemporada ha devuelto un plantel entero y el “zorrito” pareciera que le han agregado un motor con turbo adicional. La única manera de poder revertir el resultado ante un Estudiantes que sabe jugar estos partidos, era metiendo todo y mojar la camiseta, dejar el corazón en cada jugada y respirarle la nuca a los emblemáticos “pinchas”. Que satisfactorio ver a un Joel Sánchez agrandado, un Tragodara, cumplidor y efectivo. Un Fernández peleando solo con su espada y un Quinteros exquisito y fino para generar fútbol. Nadie extrañaba a Montaño y solo era cuestión de meterle carbón a la caldera y dejar que el “zorrito” Aguirre encienda los motores. Pisar al fondo el acelerador y dejar que el bólido, arrolle todo lo que encuentre a su paso.

El empate viene en ese arranque espectacular de Aguirre, que encuentra a contrapié a Desábato y Cellay. Rompe el cerco y define con rabia, en un zapatazo que hizo explotar Matute. Tengan cuidado con él, advierte usted señor Niembro. Y no se equivoca para nada. Cuando el “pincha” busca la diferencia, el rechazo largo del paragua Gonzáles –notable actuación- deja frente a frente al “zorrito” y sus cancerberos –otra vez- y a punta de fuerza y velocidad, los deja rezagados y define a un costado en una corrida notable, una jugada y un gol de otro partido. Que es un jugador formidable y que es espectacular, dice usted señor Niembro. Quizás no conoce a nuestro “zorrito”. Las canas verdes que le ha sacado a los hinchas grones. Pero hoy, se le ve mucho mas veloz, fuerte y macizo, señal de madurez dicen algunos. Es la versión recargada de la “Foquita” Farfán dicen otros. Todos aliancistas por supuesto.

Vamos al descanso y el complemento nos debe traer nuevas cosas. Tómese un mate señor Niembro. Yo voy por una cerveza. Costas no apuesta por Montaño. Necesita gente que se faje y el colocho no tiene el perfil. Será para la próxima porque hoy es la noche del “Zorro” y sus amigos. Si algo tuvo este Alianza, fue que se sintió capaz, se sintió superior y dejó de lado viejos complejos. La mejor manera de respetar a un rival es ganándole o intentar hacerlo con lo mejor que tienes, tu talento y tu entrega. Estudiantes no encontraba la brújula. Ni Verón, ni Braña ni Boselli acertaban en el enganche. Alianza se hizo dueño de la situación. Viene otro pelotazo para Aguirre. El hincha peruano se emociona, el argentino tiembla. Esta vez cambia de perfil, desaira a Desábato –otra vez- y enfila un zurdazo, punzante, rabioso y letal. El balón se incrusta abajo del madero, que es una cruz, para este “pincha” que ve como este Alianza lo supera con fútbol, con quimba y alegría. Fernández puso el cuarto, como corolario a este vendaval íntimo. Una definición soberbia, como la actuación de este Alianza renovado.

Dígame usted señor Niembro, como un jugador que el año pasado se fallo los goles mas increíbles. Que fue puteado y escupido por su propia hinchada. Que se jugaba sus últimas cartas en Alianza, que no apareció todo el año y que la final contra la U fue una sombra. Que a nivel de selección nunca fue protagonista. Se ilumine un día y deje desairada a su regalada gana a una defensa, que no hace mucho le estaba parando el macho a Messi, Ibrahimovic Xavi, Henry y compañía. Y es que el fútbol es una cuestión de momentos, de oportunidades, no quisiera ni pensar que esto es un espejismo y que la actuación de Aguirre haya sido tan gitana como nuestro fútbol. Porque usted y yo sabemos que con un par de actuaciones similares, fácil que lo venden por unos millones de euros y otra vez volverá a cruzar el charco. Así se maneja el fútbol de nuestros días.

Un lunes señor Niembro. Un lunes cualquiera. Dese una vuelta por nuestra tierra. Porque si hay algo que siempre identificó a nuestro fútbol y el porqué usted se hizo admirador, es esa quimba, ese salero, sabor y sandunga, que solo se lleva en la sangre, cuando se nace por esta parte del mundo. Este Alianza es del pueblo y es la expresión mas cercana, a ese fútbol de paredes y quiebres endiablados. A esa alegría contagiosa que se vive en esta caldera de la victoria, que hoy enciende las pasiones y enerva las emociones de todos los que tienen el pecho blanquiazul.

Un lunes señor Niembro. Un lunes cualquiera. Lo esperamos nuevamente por estas tierras, para que vea como vibra esta gente de corazón corajudo que sabe superar sus problemas y siente que el fútbol resana sus adversidades. Un lunes señor Niembro. Un lunes cualquiera. Usted puede ser nuevamente testigo, de una noche de fútbol, en que nos acostamos peruanos y amanecimos hermanos.


Triunfo de la U al rayar el Alva

Los partidos de copa tienen ese sabor distinto y tan especial que siempre causa un éxtasis contagiante en el hincha. No son los partidos normales en que basta encender la chimenea del entusiasmo o prenderle velas al santuario de las ilusiones. Los partidos de copa se juegan con raza, con fibra y mucho sudor, con prolijas muestras de fútbol, pero también con una alta dosis de inteligencia. Los ganadores de la Libertadores han sido equipos que han cumplido al pie de la letra estos conceptos y vaya uno a revisar la galería de triunfadores y sus campañas, para darnos cuenta de que para llegar a besar la copa, mas que un equipo rendidor, debe existir un grupo con mentalidad ganadora y un plantel que en la cancha, tenga esa marca registrada llamada jerarquía.

Es cierto que nos viene bien ganar en casa. Sea la U, Alianza o Aurich, que les toca representar a nuestro fútbol en el firmamento internacional, mas aún en estos partidos de copa. Anoche le tocó a la U enfrentar a un Lanus que sufre ese síndrome de ausencia que últimamente viven los equipos argentinos, para quienes el fútbol es un negocio rentable y todos los años deben vender jugadores, desmembrando a sus equipos, que deben tener un nuevo amanecer, con nuevos planteles y que acusan un lógico tiempo de demora en cuajar.

Si miramos el resultado podríamos decir que la U está en el camino correcto y que tiene la primera chance de clasificar, pero si nos quitamos la camiseta y analizamos el partido, diríamos que este equipo de Reynoso es mezquino para con el fútbol, pero ha logrado la automatización de sus hombres que no avanzan mas de lo que indica el control remoto. Anoche se vio un equipo solidario para cuidar el balón, que corre y muerde para recuperarlo, que es dúctil para generar el vértigo, pero muy escaso de claridad arriba y carece de un definidor. Esta U de Reynoso puede que sea un equipo que ilusione al hincha crema, pero no lo subyuga y no logra hacerle un guiño a la esperanza de soñar despiertos. Este es un equipo desabrido por momentos, pero que mantiene el orden y la paciencia, los resultados lo avalan y en el fútbol moderno eso, borra cualquier perplejidad o algún pensamiento insensato.

Piero Alva, es de esos jugadores distintos. No es un goleador, ni un virtuoso con el balón, tampoco se le puede pedir que encandile al hincha o sea fino para devolver una pared. Pero a desmedro de tantas cosas que se le pueda reclamar, el “zorrito” tiene la misma camiseta y el mismo orgullo, de aquel que toca el bombo en la trinchera. Por eso hay veces en que se inventa jugadas, hace goles espectaculares y tiene actuaciones destacadas –como la de anoche- pero cuando las luces se apagan, sale por la misma puerta de los hinchas y se confunde como uno mas de ellos, cuando elevan un cántico de triunfo o quizás, cuando putean una derrota denigrante. Piero, quizás no tenga jamás un sitio entre las figuras emblemáticas de esta U que lo acoge hoy y que hace felices con sus goles, pero donde si tendrá lugar fijo es en la tribuna, allí a donde pertenece y con la cual mantiene un romance de amor y odio.

Esta U de Reynoso, quizás no luce y genera dudas, cada vez que inicia un partido. Pero los resultados mandan, es un código del fútbol. Eso le garantiza credibilidad, eso afianza la ilusión del hincha. Eso genera expectativas y es hora entonces que se siga vislumbrando la confianza, que el hincha empiece a creer que se puede ir mas lejos, que se siga creyendo en un “Zorrito” Alva siempre inspirado, un Rainer Torres que funciona como motorcito recién ensamblado, un “Fito” Espinoza, prolijo para el pase preciso, un Galván, con los años y los galones, bien puestos y un Fernández que ya se hizo grande a punta de traviesas actuaciones descollantes. Esta U de Reynoso, que no genera satisfacción en sus hinchas, se alimenta de su fe y de esa ilusión que cada día tiene nuevas pruebas de lealtad. Si no depende del fútbol que le falta, dependerá entonces exclusivamente de los resultados.

Pero también es cierto que hay que guardar la calma. Esto recién comienza, los partidos de Copa son a veces impredecibles. No basta ganar un partido para sentirse mas grandes o seguros. El rigor de competencia va a demostrar en el camino que tan fuerte se ha consolidado el grupo y cuanto de maduro se ha hecho como equipo. Dejemos que el de pecho crema respire tranquilo, su equipo sigue ratificando su vigencia en el plano internacional, aún es prematuro discernir sobre posibilidades concretas de clasificación. Los partidos hay que jugarlos, no meditarlos, mientras, hay una pausa para la alegría, ya vendrán las pruebas para que esta U de Reynoso, demuestre realmente de que está hecho. Anoche el Monumental lució vacío para un partido de copa, si hay que prenderse de la ilusión, para el hincha crema, por lo menos ya tiene una deuda pendiente en la grada.

El hijo de D10s

El día que nació, era tan pequeño como una pulga y escurridizo como un pez travieso y juguetón. El día que empezó a darle al balón, algún iluminado, miró al cielo para agradecerle, la dicha de tener ante sus ojos al Mesías del fútbol. Aquel que debía ocupar el trono del D10s. Sus primeras pinceladas con el balón, no fueron con los “cebollitas” y tampoco fue Villa Fiorito donde había escogido nacer. Fue la ciudad de Rosario, Santa Fe, suelo tan argentino como el tango, donde un día pegó su primer grito y el soplo de vida le vino al cuerpo en aquella mañana de junio del 87’. Era apenas, un año después que Diego Maradona, había plasmado con letras de oro, su nombre en el mundial de México 86’ y se convirtió en el D10s del fútbol y regresó al olimpo, para señalar el camino donde debía ir la estrella fugaz.

Lionel Messi ha sido galardonado como el mejor jugador mundial de la FIFA, coronando un año 2009 perfecto para el astro argentino, quien con el Barcelona ganó la liga y la copa de España y la Champions League, además de que obtuvo el Balón de Oro al mejor jugador de Europa. Para sellar este año soñado, ganó la primera copa del Mundial de Clubes del Barcelona con un gol suyo en tiempo extra, venciendo a Estudiantes de la Plata. Un cúmulo de galardones que lo hicieron en una especie de Rey Midas del fútbol, al convertir en oro todo lo que tocaba.

Acaso y cuando el Lio recibía su merecido premio, le pasaron muchas cosas por la cabeza. Se habrá acordado de su abuela Celia, la abnegada mujer que llevaba a sus hermanos a entrenarse al potrero y él, pequeñito, con 5 años a cuestas, se colgaba de su brazo y los acompañaba. De aquel día cuando Aparicio, el técnico del club Grandoli, a petición de su abuela, lo alentó a meterlo al equipo de niños mayores que él, porque le faltaba un jugador y cuando agarró la pelota, gambeteó a todos, quedando asombrados de su habilidad. Desde ese día que le pusieron “La Pulga” por su forma de jugar y el tamaño que tenía.

Sus inicios, en el Newell’s Old Boys, siendo líder de aquel mejor equipo de las inferiores, denominada “La Máquina del 87”. Ese momento crucial, a los once años cuando fue rechazado por el River Plate a pesar de haber deslumbrado a los técnicos, cuando le detectaron esa enfermedad hormonal que afectaba su crecimiento y cuyo tratamiento nadie quería asumir. El esfuerzo de su padre Jorge, por sacarlo adelante y la partida a España buscando nuevos horizontes. De aquel día cuando fue a probarse al FC Barcelona, con 13 años y generó una gran impresión en Carles Rexach, pues jugaba con niños dos o tres años mayores que él, y los hizo trizas. Aquel día cuando el club catalán, asumió el tratamiento hormonal y fue el comienzo de una historia de esfuerzo personal y familiar.

Enrique Domínguez, su entrenador de inferiores, dijo alguna vez, que cuando pibe, Messi hacía con la pelota cosas que iban en contra de la física y que al único a quien había visto hacer jugadas parecidas eran a Diego Maradona. Y vaya que ha sido inevitable la comparación con el D10s. Durante toda su trayectoria, se ha convertido en un karma que lo acompaña desde el mismo momento que llegó a este mundo del fútbol, que espera ansioso que ocupe el lugar que dejó Maradona. El destino se ha encargado de pintar algunas señales en el verde, como aquel gol contra Getafe, emulando la portentosa jugada del siglo a los ingleses o incluso la misma “mano de Dios”.

Quien sabe para Lionel Messi le quede como materia pendiente, la consagración con la camiseta de la selección argentina. Talento y clase, le sobran y emergen a borbotones, las oportunidades que tendrá para demostrar su innata destreza con el balón. Hoy en día, es el jugador distinto, el que desequilibra las marcas, el que fascina con su magia que lleva en ese botín zurdo, tan suyo como prodigioso.

El Lio tiene claro, que en cada situación que tenga al frente, va a tener que eludir rivales, dentro y fuera de la cancha, porque lleva sobre su cabeza, un estigma que lo lleva por ser argentino y mas aún que no se hizo profeta en su tierra, pues mucho de su éxito mediático ha sido vistiendo una camiseta ajena a sus raíces. Sus compatriotas le reclaman de las peores formas, que se ponga la aureola de soberano y asuma el trono que ha dejado Maradona. Un papel que ni él mismo está seguro de poder asumir.

Abrazando su trofeo al mejor de todos en el 2009, el Lio escucha la ovación que le brinda el respetable y despierta de súbito para encarar este presente glorioso.

-“Es hermoso lograr un año que posiblemente no pueda ser mejorado” -comenta seguro de si mismo, besando su trofeo.

Hoy el Lio sabe que deberá seguir escribiendo su propia historia, porque el éxtasis de los halagos y los aplausos pueden envilecerlo en demasía y el fracaso puede ser una tumba para sus sueños inmediatos. Maradona fue su ídolo y le agrada que lo comparen con su grandeza, pero cada día que pasa se va convenciendo que tiene lo suyo y que le gente tiene derecho a pensar lo que le parezca. Acaso y para algunos sea el heredero, para otros el “Messias”, o el nuevo Rey del fútbol y quien sabe no resulte un acalorado pensamiento, al decir que es el “hijo de D10s”.





LA FIESTA MONUMENTAL

Me invitaron a una fiesta, pero solo me llegó el parte. Busqué con afán por todos lados, mas no encontré nunca el pase para el baile. Algunos amigos habían conseguido su ticket, para los amigos de sus amigos, para sus sobrinos, sus compinches y hasta para la vecinita del barrio. Pero nadie pensó en mi. Allí estaba yo, nuevamente, con la convidada palabrería de ir a la fiesta monumental, pero sin el bendito boleto en la mano y sin darme cuenta, me estaba corriendo el riesgo de quedar, como dice la canción: Como un burro amarrado en la puerta del baile.

Era hora de echar mano a los buenos amigos. Era sábado y apareció Raúl, sencillo y campechano, pero muy allegado a los anfitriones. Me ofreció un lugar especial, mas le dije que solo quería estar cerca de mis amigos. Yo no quería bailar, no era mi fiesta, pero si deseaba compartirla, desde un rincón y sin molestar. Raúl me trajo la entrada y yo quedé muy agradecido y se fue como llegó, con su rostro risueño y su gentileza espontánea. Para eso están los amigos -me dijo con agrado- ponte tu mejor traje, mañana quiero verte en la fiesta y me dio un abrazo. Seguro que si le respondí, allí estaremos temprano.

El fútbol, tiene el poder de dividir emociones y juntarlas en un solo corazón. A veces suele ser una buena excusa para ir a la cancha, aún y cuando las camisetas no nos pertenezcan y los ardores que se viven en la grada, sean ajenos. Es ese amor al fútbol lo que nos hizo llegar al Monumental, para vivir en carne propia, esta nueva versión de un clásico, entre un Alianza urgido de necesidades y una U que tenía a su gente tranquila y serena. Un estadio que estaba vestido de fiesta, con rostros complacientes y animosos que denotaban confianza, aquella que la habían conquistado una semana atrás y que les permitía adelantar la decoración al coloso de Ate y dejar todo listo para que empiece la fiesta.

Mis amigos son cremas de nacimiento unos y por devoción otros. Cada uno vive a su manera esa efervescencia y pasión febril por la crema, que se palpa entre la gente que desgañita la garganta, aún y cuando la fiesta en el verde todavía ha empezado. Mientras ellos buscaban acomodar sus posiciones, con bastante dificultad, yo me sentí un privilegiado en medio de la muchedumbre. Como no tenía color de camiseta, me ubiqué en la franja que dejó la policía, para separar la barra crema de oriente -que hervía de pasión loca- y un puñado de hinchas aliancistas, que mas parecían rezagos del comando sur. Allí estaba yo, sentado en un lugar favorecido y una vista perfecta del verde, que lucía lindo y las tribunas pobladas que le daban un ambiente de fiesta a este monumental, que reventaba de éxtasis por todos lados. A la salida de los equipos, nuestras ropas quedaron impregnados de un color cobrizo y amarillento que no amilanaron nuestra complacencia. Mis amigos tenían el corazón en la mano y solo esperaban el pitazo inicial.

Se preveía un partido apretado, deslucido en juego pero con la adrenalina en cada jugada. Era un partido para que lo diseñen los DT en el camarín y lo ejecuten los protagonistas en el verde. Mucho le criticaron a Reynoso, la rotación de sus piezas y él fue parco para la respuesta. Costas fue mas romántico y apeló a la sandunga y el donaire de sus hombres. A uno le fue bien como resultado necesario y al otro le hizo bien por momentos pero fue discontinuo en su proceder. La U llegaba mejor. Un marcador favorable le daba un plus que debía aprovechar en base a sapiencia. Alianza estaba urgido de repetir los últimos 20’ de matute, pero conforme pasaban los minutos, la misión empezaba a tener grietas en su diseño y sus hombres fueron tropezando con sus limitaciones.



Reynoso fue inteligente. Mandó cercar a Quinteros y dejar sin socio a Montaño. Entonces, el colombiano no encontraba espacios y buscaba a Gonzáles Vigil o Aguirre y le devolvían un ladrillo. Se fue ofuscando y su impotencia se hizo necedad. Está visto que este Alianza juega según como se levante Montaño y con el desgano en las posaderas del volante, poco o nada había por hacer y solo quedaba jugar al pelotazo. Fue creciendo esta U, en base a la solidaridad de sus hombres, a la unión de esfuerzos para recuperar el balón. A esa presión que le ha impuesto Reynoso y para lo cual se debe tener gente con un estado físico prodigioso y mas que individualidades, marcar la diferencia con hombres dispuestos a correr toda la cancha sin desfallecer.

El Negro Galván, es de esos guardianes de furgón, que cumple su labor y también hace la del resto, sus argumentos pasan por sentir lo que dicta la tribuna y ya se ha ganado un lugar en la trinchera. Calheira nunca tuvo sintonía con el gol y para reivindicarlo, Reynoso le puso el overol. Rui Díaz es una grata aparición, porque lo que le falta de tamaño le sobra de talento (casi hace el gol soñado). Solano, lo que no corre, suple con la asistencia que le permite su prodigioso pie derecho y Rainer Torres, es el todoterreno que devora los espacios. Mención aparte es Raúl Fernández, cada día le demuestra al hincha crema que su arco, tiene un sello de seguridad, inviolable y de garantía, que lleva su nombre.


El partido ha culminado, el marcador quizás haya sido mezquino pero poco importa. Tampoco es intrascendente, que esta U no juegue bien, pero en el fútbol de hoy todo lo que se produzca en bien del resultado es válido. Es urgente conseguir alguien de jerarquía en el área contraria, porque en la Libertadores no tendrá rivales de nivel paupérrimo como el nuestro. Pero si algo se debe reconocer a Reynoso, es que hizo de este grupo de jugadores, un equipo que se faja entero y es solidario. Que presiona al rival desde el camarín y que a despecho de su hosca personalidad, le ha devuelto la mística de equipo luchador y aguerrido. Aunque en desmedro de su trabajo, tenga un equipo carente de fútbol vistoso, hoy es un laborioso trabajador de resultados positivos.


La gente de Alianza se ha marchado de la tribuna sur y el monumental, presenta una herradura llena de gente de corazón merengue y camisetas cremas, que le da una imagen impresionante. Mis amigos se reúnen para hacer un solo grupo y celebrar abrazados este nuevo campeonato que les ha llegado al borde de una década. Sus rostros alegres, denotan una satisfacción y orgullo por sus colores. Todos me abrazan y me hacen sentir parte de esta efervescencia. Abajo los jugadores dan la vuelta olímpica y siento una alegría ajena, pero complaciente.

Hoy, he compartido con mis amigos cremas de esta fiesta de color merengue, donde me llegó la invitación, sin los tickets para la pista de baile. Era en una casa ajena, pero me recibieron con mucho cariño. Aunque voy a ser edil hasta que deje de respirar, me quedará para siempre el recuerdo imborrable de haber estado junto a mis amigos en este campeonato de la U que ha hecho una fiesta monumental. Lo mejor de todo, será saber que a mi no me lo contaron, porque yo lo viví, porque yo estuve allí presente.