Un chino con mejor cabeza

Aquella vez que le preguntaron al “Chino” Rivera a que equipo le gustaría dirigir, él muy seguro y suelto de huesos respondió “A Municipal, porque soy hincha a muerte y porqué no, a la selección”. Aquella vez no era el DT exitoso que llevó a la San Martín a dos Copas Libertadores, tampoco pasaba por su imaginación que a puertas de una eliminatoria mundialista, la gente, los hinchas y hasta los dirigentes oportunistas, le plantearan tomar el buzo de la blanquirroja para salvar su prestigio deformado.

Víctor Rivera siempre fue un tipo callado, humilde y sencillo, cuyo único defecto, quien sabe sea, esa obsesiva forma de trabajar en los entrenamientos y un estudioso de las últimas tendencias del fútbol moderno. Algún día todo ello le tendría que rendir sus frutos. Cristal le puso la valla y el “Chino” aceptó el reto. Y cuando todos hablaban de las contrataciones para este 2010, él nunca puso la queja en la mesa y por el contrario, se puso a trabajar desde el estudio de las fortalezas de su plantel, antes que en los nombres que le sugerían. Siempre con su carácter calmo, la sonrisa a flor de labios y su pizarra imaginaria, donde dibuja su equipo ideal.

Este “Chino” Rivera, ya se muestra con aplomo. Anoche contra la U demostró que lo de la San Martín no fue producto de la casualidad. Que sabe replantear un partido -factor de éxito para un DT- y que su lectura tiene comprensión veloz y su actuar deviene de ello. Recibió un cachetazo con ese bombazo de Vásquez que le dijo a Delgado “al fondo hay sitio”. Perdió a Villarreal y se quedó con diez hombres, soportando el remolino, la avalancha crema que pintaba que la U liquidaba en cualquier momento. Era una insinuación, porque esta U era superior pero no concretaba. Vino la corrida memorable de Danny Sánchez, con un físico de diez puntos, llegó al final y sacó la puñalada mortal que asestó Lobatón para lograr la paridad, injusta hasta ese momento, pero tan real como el mismo silencio crema. Y todo ello finalizando el primer tiempo.

Para Rivera y Cristal, era la hora de reinventarse en desventaja, proponer el toque corto, para evitar que la U agrande la cancha, sellar los costados y proponer ser mas atrevidos arriba. Al frente estaba un avinagrado Reynoso, que tiene a los hombres para correr y meter, para asfixiar la garganta del rival, pero que duda demasiado cuando se encuentra con una contingencia de envergadura. Allí, suele recurrir a la moneda corriente, a lo que proponga la providencia o que una estrella del cielo ilumine a un protegido suyo. Puso a Ramírez, pensando generar fútbol, pero estuvo mas medroso que nunca. Luego sacó a “Toñito” Gonzales –que era figura- y metió a un Piriz, para liquidar por arriba, pero el 9 del “cabezón” está partido y se le nota hasta cuando camina. Un capricho mas de Reynoso?... algún interés adicional?.. quien sabe.

El replanteo de Rivera tiene mas peso, porque pierde a Lobatón y Sanchez, nada menos. No intenta jugarle de igual a la U, pero lo abrió por los costados como filete. Puso a trabajar a Valverde –tremendo partido- y apuesta por Yoshimar Yotún, un talentoso volante improvisado a veces de marcador, que tiene esa conchudez para meterle tres tacazos seguidos al “Fito” Espinoza y comerse la banda izquierda a punta de alegres desenganches. Y si le faltaba un hombre, eso no se notaba porque logró abrir la cancha y que la U se haga largo y partido a la mitad. Hasta que vino esa jugada polémica, pero que se tuvo que decidir en un segundo. Salida fatal de Fernandez, pelota picando, Ximenez la acomoda con el antebrazo y Yotún le mete el sablazo que tiene festejando hasta ahora al extremo celeste.

Esta U se ha quedado sin puntos en el arranque del torneo, pero tiene crédito por su paso copero. Pero al margen que se diga que hubo mano, gol anulado, que fue injusto o cualquier justificación, el resultado ya quedó grabado en la tabla y eso es lo que importa. Es verdad que recién empieza esto, pero de cara al futuro, como que va quedando un hilillo de duda entre la hinchada crema que ayer le enrostró a Reynoso, sus dudas y vacilaciones. Rivera en cambio ha dejado un aire de seguridad, la hinchada celeste respalda este comienzo de números perfectos, pero es prematuro ir haciendo abanicos de victoria.

El fútbol es de momentos y este de Rivera, nos devuelve un DT con temple y que sabe hacer su trabajo. Solo el tiempo dirá, si esa sonrisa que hoy tiene el “chino” se transforme en un galardón mas a su historia. Reynoso tiene la cabeza caliente, Rivera los ojos chinitos de alegría. Los dos se juegan enteros, uno con su propuesta del fútbol total y obsesivo, el otro con ese toque de inteligencia que siempre viene bien. Total, dicen que el fútbol se juega con la cabeza, pero se ejecuta con los pies.

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