Triunfo de la U al rayar el Alva

Los partidos de copa tienen ese sabor distinto y tan especial que siempre causa un éxtasis contagiante en el hincha. No son los partidos normales en que basta encender la chimenea del entusiasmo o prenderle velas al santuario de las ilusiones. Los partidos de copa se juegan con raza, con fibra y mucho sudor, con prolijas muestras de fútbol, pero también con una alta dosis de inteligencia. Los ganadores de la Libertadores han sido equipos que han cumplido al pie de la letra estos conceptos y vaya uno a revisar la galería de triunfadores y sus campañas, para darnos cuenta de que para llegar a besar la copa, mas que un equipo rendidor, debe existir un grupo con mentalidad ganadora y un plantel que en la cancha, tenga esa marca registrada llamada jerarquía.

Es cierto que nos viene bien ganar en casa. Sea la U, Alianza o Aurich, que les toca representar a nuestro fútbol en el firmamento internacional, mas aún en estos partidos de copa. Anoche le tocó a la U enfrentar a un Lanus que sufre ese síndrome de ausencia que últimamente viven los equipos argentinos, para quienes el fútbol es un negocio rentable y todos los años deben vender jugadores, desmembrando a sus equipos, que deben tener un nuevo amanecer, con nuevos planteles y que acusan un lógico tiempo de demora en cuajar.

Si miramos el resultado podríamos decir que la U está en el camino correcto y que tiene la primera chance de clasificar, pero si nos quitamos la camiseta y analizamos el partido, diríamos que este equipo de Reynoso es mezquino para con el fútbol, pero ha logrado la automatización de sus hombres que no avanzan mas de lo que indica el control remoto. Anoche se vio un equipo solidario para cuidar el balón, que corre y muerde para recuperarlo, que es dúctil para generar el vértigo, pero muy escaso de claridad arriba y carece de un definidor. Esta U de Reynoso puede que sea un equipo que ilusione al hincha crema, pero no lo subyuga y no logra hacerle un guiño a la esperanza de soñar despiertos. Este es un equipo desabrido por momentos, pero que mantiene el orden y la paciencia, los resultados lo avalan y en el fútbol moderno eso, borra cualquier perplejidad o algún pensamiento insensato.

Piero Alva, es de esos jugadores distintos. No es un goleador, ni un virtuoso con el balón, tampoco se le puede pedir que encandile al hincha o sea fino para devolver una pared. Pero a desmedro de tantas cosas que se le pueda reclamar, el “zorrito” tiene la misma camiseta y el mismo orgullo, de aquel que toca el bombo en la trinchera. Por eso hay veces en que se inventa jugadas, hace goles espectaculares y tiene actuaciones destacadas –como la de anoche- pero cuando las luces se apagan, sale por la misma puerta de los hinchas y se confunde como uno mas de ellos, cuando elevan un cántico de triunfo o quizás, cuando putean una derrota denigrante. Piero, quizás no tenga jamás un sitio entre las figuras emblemáticas de esta U que lo acoge hoy y que hace felices con sus goles, pero donde si tendrá lugar fijo es en la tribuna, allí a donde pertenece y con la cual mantiene un romance de amor y odio.

Esta U de Reynoso, quizás no luce y genera dudas, cada vez que inicia un partido. Pero los resultados mandan, es un código del fútbol. Eso le garantiza credibilidad, eso afianza la ilusión del hincha. Eso genera expectativas y es hora entonces que se siga vislumbrando la confianza, que el hincha empiece a creer que se puede ir mas lejos, que se siga creyendo en un “Zorrito” Alva siempre inspirado, un Rainer Torres que funciona como motorcito recién ensamblado, un “Fito” Espinoza, prolijo para el pase preciso, un Galván, con los años y los galones, bien puestos y un Fernández que ya se hizo grande a punta de traviesas actuaciones descollantes. Esta U de Reynoso, que no genera satisfacción en sus hinchas, se alimenta de su fe y de esa ilusión que cada día tiene nuevas pruebas de lealtad. Si no depende del fútbol que le falta, dependerá entonces exclusivamente de los resultados.

Pero también es cierto que hay que guardar la calma. Esto recién comienza, los partidos de Copa son a veces impredecibles. No basta ganar un partido para sentirse mas grandes o seguros. El rigor de competencia va a demostrar en el camino que tan fuerte se ha consolidado el grupo y cuanto de maduro se ha hecho como equipo. Dejemos que el de pecho crema respire tranquilo, su equipo sigue ratificando su vigencia en el plano internacional, aún es prematuro discernir sobre posibilidades concretas de clasificación. Los partidos hay que jugarlos, no meditarlos, mientras, hay una pausa para la alegría, ya vendrán las pruebas para que esta U de Reynoso, demuestre realmente de que está hecho. Anoche el Monumental lució vacío para un partido de copa, si hay que prenderse de la ilusión, para el hincha crema, por lo menos ya tiene una deuda pendiente en la grada.

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