El balon hace una pausa

Mientras en la Videna, los encopetados representantes de los clubes, se reúnen entre bocaditos y sorbos de líquidos efervescentes, para el sorteo del fixture de nuestro torneo doméstico, el balón ha quedado adormitado después de su cansado viaje desde la ciudad heroica. Le toca hacer la siesta después de digerirse un atracón de partidos que tiene confundidos a los hinchas, que no le encuentran pies ni cabeza a un torneo, difuso, enmarañado y hasta cierto punto impreciso.

Se han despejado los cielos de las incertidumbres y ya los equipos tienen un panorama mas claro de lo que les toca de aquí en adelante. Ya se definieron los grupos pares e impares (no sé de donde salió esta idea) que agrupa a los equipos según su puntaje, en una suerte de “chocolateo” para sacar el boleto de la pareja de baile. Lo que queda claro es que no habrá clásico, por lo menso en esta liguilla. Pero los siempre llamados candidatos, la tienen harto complicada, pues el sorteo, mas allá de brindarles los rivales de turno, también les adjuntan su lugar de residencia y donde su condición de visitante, va a pesar en demasía.

Juan Aurich, ha sido el campeón de la regularidad (no ha existido otro premio oficial) y lidera la serie impar junto a Cristal y Alianza como sus rivales a vencer y a quienes como mayor dificultad les toca jugar en campo sintético, donde los íntimos han tenido mejor perfomance que los cerveceros, pero todos van a tener que subir a dos ciudades de altura: Recuay y Ayacucho, menudo problema antes de empezar a subir la cuesta, en el tramo previo al “play off”.

El grupo de pares, lo encabeza la U, aunque va a tener que jugar en Huancayo, Cusco y Arequipa, no tiene la dificultad de los campos sintéticos y además lleva seis puntos de ventaja sobre el Huancayo, un rival temible en su casa y que cuidará a muerte. Cienciano viene siendo irregular desde su fundo dirigencial y Melgar puede que se convierta, en el “patito feo” que no gane puntos, pero tampoco deje que se los lleven otros.

La novedad es que van a poder estar en cancha. Cuatro extranjeros, poniendo como condición que se debe haber acumulado mas del 70% del total de la bolsa de minutos, cuyo total es de 2,420. Esto beneficia solo algunos equipos, dentro de los cuales están la U, Alianza, Cristal, Aurich, Huancayo, Ancash, A. Atletico, entre otros, pero deja fuera de juego a la San Martin, Vallejo, Galvez y Cienciano. En teoría esto es una ventaja pero solo de manera individual. La efectiva franquicia que pueden tener lo equipos son sus puntajes acumulados hasta el momento y que serán sus mayores armas con las que afrontarán el resto.

Así está pintado el panorama del fútbol local, el hincha peruano hace una pausa y se alista a otra jornada de eliminatoria mundialista, que la digiere con aroma desabrido, melancólico y hasta con desidia. El balón del fútbol nuestro, hace una pausa y desparrama su cansancio en un rincón de la casa, después del descanso, saldrá de nuevo a rodar por las canchas, acompañando nuestra a veces insana pasión por el fútbol, pero que nos llena la vida cada fin de semana.

Cumpleaños con sabor a merengue

Yo era aún pequeñuelo, cuando empezaba a sentir el fútbol en la piel. Eran los tiempos en que mis amigos eran hinchas de la U o de Alianza. Tiempos en que aún no se percibía la parafernalia que hoy envuelve al fútbol, con su publicidad mediática, que puede influenciar a un niño, con solo presionar el botón de su computadora. Tiempos en que decidías por uno de los dos, a veces mas por convencimiento amical, que por algún sentimiento interno o normalmente, porque nuestro viejo, nos infundía la pasión desde pequeños, en cada relato de sus vivencias juveniles.

Mi padre era un confeso hincha del Cristal, porque trabajaba en la cervecería y se hizo seguidor, desde que se llamaba Sporting Tabaco. Me contaba que Rafael Asca descolgaba el balón con una mano, pero admiraba a Valeriano López, porque entraba como una tromba al área y su cabezazo era una patada mortal. -Era de temer el negro- Me decía. En cada relato, siempre encontraba una anécdota distinta, pero tenía una especial devoción, cuando recordaba al gran “Lolo” Fernández, había en sus ojos un brillo especial cuando hablaba del goleador. A veces, cuando me contaba que podía hacer 5 goles en un solo partido, pensaba que exageraba y mas de una vez, puse en duda que rompía redes y que incluso en algún partido se tiró abajo un arco o que lograba meter goles con todo y arquero. Aquella leyenda la comentábamos entre los amigos, que aún éramos unos mocosuelos imberbes que dábamos rienda suelta a nuestra alegría, corriendo cándidamente detrás de un balón y “Lolo”, era una especie de héroe mitológico que solo conocíamos por narraciones, pero que ya era un referente en nuestras aún nacientes memorias.

Nunca fui crema, porque aquella vez en el estadio, cuando mi viejo me llevó a ver a su Cristal, vi al “Cholo” Sotil y desde ese día sentí, que mi franja me acompañaría por toda la vida. Pero vaya que he sentido una envidia ajena para con la U y su linaje aguerrido, todo pundonor y garra que le llamaban. Desde chico fue el rival a vencer, al que siempre respetamos y el que tenía mas hinchada (se disputaban la otra mitad con Alianza). Tremendos partidos que vieron mis ojos. Por la memoria desfilan tantos y buenos jugadores que se pusieron su camiseta. Aunque nunca pude ver a “Lolo” Fernandez, si vi a un Roberto Challe, aquel maestro que parecía jugaba con una computadora en el cerebro. A Lucho Cruzado y Nicolás Fuentes con su elegancia y al legendario zaguero, llamado Héctor Chumpitaz (lo subrayo por respeto). A un goleador por excelencia como “Cachito” Ramirez. Un emblemático “Trucha” Rojas, un extraordinario wing, como Juan Carlos Oblitas o un avión hecho futbolista como JJ Muñante. Recuerdo con nostalgia como un emblema edil y dechado de virtudes futbolísticas, llamado Germán Leguia, salvó de la baja a mi franja y se fue a vestir de crema, porque ese era su destino, su legado y su vida entera. Mas cercana a la memoria, la leyenda de “Lolo” se reencarnó con el “Puma” Carranza, con toda la efervescencia de la trinchera norte, se hizo pasión con Roberto Martínez y la devoción crema creció con ese hincha que se bajó al verde, llamado “Chemo del Solar (jugador por si acaso). Tantos símbolos y nombres ilustres que la memoria se va quedando corta. Sería mezquino dejar de lado a los buenos entrenadores, desde Marcos Calderón, Scarone, hasta el mismo Ángel Cappa, hoy confeso hincha crema. Los extranjeros memorables desde Techera, Ballesteros, Silva, hasta Jorge Amado Nunez

Hoy que la U cumple 85 años, se hace mas lejano, aquel sueño juvenil de José Rubio y Luis Málaga, en las aulas de la UNMSM, que se fue haciendo realidad y junto a los Plácido Galindo y los Quiroz, De las Casas y Astengo, para fundar la Federación Universitaria de Fútbol, lo que después se convirtió en Universitario de Deportes. Aquel sueño, que ha sido compartido por cada corazón crema, ha permanecido altivo en el paso del tiempo. Cuando se hizo el primer campeón del torneo descentralizado y el primer equipo peruano, en participar en una Copa Libertadores, disputando la final. Y vaya que hay muchas hojas por leer en el libro de historia crema en estos torneos. Denominado el equipo “Copero”, nos dejó un recuerdo imborrable, allá por el 72’ cuando, prendidos al radio transistor, “Pocho” Rospigliosi nos hacia vibrar con “Ovación” desde el mismo Avellaneda y recuerdo haber sentido rabia, cuando nos daba el resultado final que dejaba a la U sub-campeón de América. Ese día no me sentí crema, pero si muy peruano.

Tengo muchos amigos, acérrimos hinchas cremas. Pero hoy recuerdo a Javier –un crema a muerte y amigo entrañable- siempre nos unió la misma pasión por el fútbol, pero nos dividía los colores de camiseta. Pero tan fuerte, es nuestra amistad, que recuerdo con nostalgia aquel día, cuando estuvimos juntos en la tribuna oriente, partido de Copa Libertadores, el estadio era un jolgorio. Estábamos abrazados, él lloraba emocionado y yo gritaba desaforado. En ese momento era un hincha más de la convulsión merengue en toda la tribuna. El “Cenizo” Nunez había hecho el segundo gol, el del triunfo crema, que yo compartí con mi buen amigo. Ese día no me sentí crema, pero si un amigo de verdad.

Dicen que la U, tiene lo que al fútbol peruano le falta: La garra. El laureado Mario Vargas Llosa: describe que la U tiene pundonor, locura y corazón a la hora de salir a la cancha. Un factor emotivo y pasional. Angel Cappa dice que la U es especial, porque lo hizo feliz cuando tenía todo para no serlo y no quiere regresar, para no borrar, los buenos recuerdos que ha dejado. Sus emblemáticos jugadores, dicen que la U tiene esa esencia especial que baña el espíritu y contagia de raza al que se pone la camiseta, que logra hacerlos más que jugadores en fanáticos. Dicen sus hinchas, que esa camiseta crema tiene un no sé qué, una especial forma de encandilarte, acaso sin importarle dos centavos, que su color original, haya sido blanco y que se hizo crema, por error de lavandería y que hoy sea una de las tantas anécdotas, de sabor merengue. O como rezan los dichos de la Trinchera Norte, el bastión crema que tiene como lema: Morir de pie para no vivir eternamente arrodillados.

Como sea que cada hincha crema sienta su devoción, hoy tiene una buena razón para inflar el pecho con orgullo. El tiempo lo ha hecho fuerte y aprendió que la esencia del hincha es saber soportar los momentos difíciles, que su aliento jamás debe decaer y que aún en la derrota o en los problemas, se puede ser más grande. Porque en el fútbol, existen los triunfos y las derrotas, pero que es más valiosa la dignidad y que por muy difícil que resulte un partido, cada fin de semana siempre habrá oportunidad para la revancha.

FELIZ CUMPLE CON SABOR A MERENGUE, para todos mis amigos de corazón crema
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Con la fuerza de un León

"Si ve una bruja montada en una escoba, ese es Verón, Verón, Verón que está de moda".

Era el grito que bajaba de la tribuna, allá en finales de los 60, en la Argentina y en toda América. Eran las gargantas de esa afición que deliraba en cada partido del Estudiantes de La Plata, aquel equipo del extraordinario Juan Ramón Verón y del exuberante Osvaldo Zubeldía, que hizo historia en las Copa Libertadores del 68, 69, y 70. Eran los tiempos del fútbol aguerrido, pero vistoso, ese fútbol de mística enteramente ganadora que podía pararse en el emblemático Old Trafford y ganarle la Copa Intercontinental al poderoso Manchester United, solo por citar un marcado detalle. Aquel equipo de espíritu cojonudo, fue creando esa mística para una nueva generación.

El equipo "pincharrata" fue haciendo su propia historia. Juan Ramón Verón o la "Bruja", fue uno de sus máximos referentes y es toda una institución para Estudiantes. Tuvo una carrera exitosa, disputó cuatro finales de Libertadores y tuvo un paso triunfante por el fútbol europeo. El día que nació su hijo, Juan Sebastián, él estaba disputando un clásico argentino y su entrenador era nada menos que Salvador Bilardo, un "pincha" emblemático, quien haciendo gala de sus artimañas, le ocultó la noticia hasta que finalizó el partido. Aquel día la "Bruja" definió con un golazo y una buena nueva lo esperaba en casa, para darle vuelta al ciclo de vigencia de su ilustre apellido.

Hoy la "Bruja" tiene 65 años y a casi 40 años de la última conquista de la Libertadores, ve con alegría, como el equipo de su corazón, ha vuelto a escribir su nombre, en la placa sacrosanta que solo tiene destinado un lugar para los grandes. Esta vez, su alegría es mayor, pues en la cancha, hay una parte suya que llora y se abraza con todos, que corre como niño y solo atina a desfogar su inmenso júbilo que le desbordan los sentimientos. Es su hijo, Juan Sebastián, o la "Brujita" como más lo conocen. Un jugador de temple, quizás diferente a su padre, pero con la misma personalidad para pararse en una cancha de aquí, de allá, de local o de visitante.

Y vaya si es importante Verón, en este nuevo Estudiantes. Si empezar perdiendo una final es difícil, mucho mas si es ante un rival Brasileño, como Cruzeiro y en Belo Horizonte, ante 70,000 almas, ya es bastante decir. Pero allí se vio esa mística "pincha" de sus antecesores. Remontar con coraje un marcador para superar el batucazo de Henrique que sorprendió a todos, menos a Verón, que mantuvo la calma y generó fútbol y jugó con la fuerza de un león, poniendo el corazón en cada pelota. Así vino su desplante para dejar habilitado en pase estupendo a Cellay, quien la mandó al núcleo brasileño, para que la "Gata" Fernandez la pueda añadir con clase. Después cobra un corner, con un efecto hacia fuera que Boselli, gana en el mano a mano y desata la euforia argentina. Después un tiro libre, paso silbando el vértice, que si entraba, cerraban el Mineirao y nos íbamos todos a casa.

Es la importancia de un jugador para un equipo. No tendrá el desplazamiento veloz, ni tampoco las virtudes de un habilidoso imitador maradoniano, pero a despecho que los años castigan su permanencia en el fútbol, pareciera que sus 34 años, se hicieran nada, cuando hace gala de su talento para leer un partido, jugar en primera o ejecutar su potente pegada.

Verón, es el distinto de este "pincha" que se ha convertido en campeón de América. Los nuevos "pinchas" que han seguido la huella que le dejaron los padres y los abuelos, tan hinchas como el mismo Juan Sebastián, que cual "hijo pródigo" después de pasear su clase por la Sampdoria, Parma, Lazio, Internacional, Manchester United y Chelsea, ha vuelto para cerrar un ciclo virtuoso, que se ha coronado con esta vuelta olímpica, que quizás sea la mas importante en su vida, pero también la última.

Dos cabezas piensan mejor que una

Cuánta razón tienen los que saben, cuando dicen que el fútbol es un cúmulo de afinidades y desavenencias, que solo se gana un partido cuando se sabe sacar provecho del yerro del rival, cuando se impone la inteligencia sobre la fuerza, el talento ante la vehemencia y se riega sobre el césped, eso que a veces cuesta tanto en un partido de sangre caliente: La Paciencia.

Un clásico que presentaba un marco espectacular, pintaba para ser un partido trabado desde el vamos, que marcaba distancias individuales, pero solo para la estadística. Un clásico como tantos otros, solo que esta vez, el escenario se había vestido de crema y no dejaba espacio para una sola banderola blanquiazul.

Costas, frente a Reynoso asemejando estar en un juego de estrategia detrás de sus controles remotos, frente al TV de 50" que mostraba un campo de batalla virtual a punto de empezar. El rioplatense, precavido a guardar el orden atrás y descargando su confianza a su tridente amenazador, con Montaño, Sánchez y Fernández, para apretar desde el inicio. El "Cabezón" apelaba a una suerte de guerreros sin nombre, casi todos del mismo tamaño y con la esperanza de encontrar la red penetrando diagonalmente, con Espinoza y "Toñito" Gonzales, zurciendo los pasos que perdería Solano, ante una marca predecible, pero confiado al toque y desmarque de Labarthe y la arremetida punzante de Orejuela.

Es en estos partidos, donde las figuras individuales toman cuerpo y se hacen importantes, en la medida que trascienden para el desarrollo del juego y son los referentes a ponerse el equipo a las espaldas. Montaño, pudo ganarse la roja infantilmente, muy temprano, pero siguió en juego, para empujar, hacer la pausa y generar peligro con un pase gol o una falta. Solano no estaba en el partido, tapada su visión con Jayo y Ciurlizza, era Toñito Gonzales, el que sobresalía en una U que jugaba como visitante. Por eso muy rápido el marcador de abrió, como consecuencia de una jugada vistosa del tridente blanquiazul. Sanchez que remata y Bazán se estira al máximo, dejando regados, el balón para que Fernández la anide y su hombro, que se fraccionó como la defensa crema que se quedó perdida en la sorpresa.

A veces, los cambios intempestivos hacen tanto bien, como los goles tempraneros o pueden ser tan fatales, como las propias ausencias o el manejo de un resultado. Llontop, atajó su primera pelota y desde allí se hizo dueño de su posición. Alianza perdió a Montaño, era un solo jugador aliancista, pero en la cancha parecía que le faltaban como tres. El duelo de estrategias, llegaba a su punto crítico, mientras Reynoso, cambiaba muy suelto de huesos a su mejor hombre -hasta ese momento Toñito Gonzales- buscando profundidad. Por el otro lado, Costas no encontró mejor manera de hacerse un autogol, con una lectura tergiversada, mandó a Trujillo, renunciando al fútbol de Quinteros y después terminó de desarmar su tridente, para dejarle espacios a Solano que cobró protagonismo.

Es un mal endémico de nuestro fútbol. La bendita pelota parada, que se origina de faltas a veces creíbles, otras necesarias o simplemente las que resultan estúpidas, como infantiles, por decir lo menos. A Solano lo pueden guardar en el camarín 80 minutos y como en el básquet, solo sacarlo los últimos 10' para que le pegue en una falta. Y es que el Ñol, no patea, acaricia con un guante el balón y la pone donde quiere. Para despecho aliancista, esta vez la puso primero en la cabeza de Labarthe, que hizo lo que manda el código, cuerpo arqueado, giro de cabeza y adentro. Luego a Piero Alva, que ganó la posición a Uribe q se dejó estar y se llenó la boca de gol. Un gol que lo gritó la mitad del país y el "Zorro" lo celebró como el mismo lo siente, como hincha crema que es.

Se puede decir que este clásico no tuvo fútbol, pero si mucha fibra. Reynoso, se encontró con el infortunio de Costas que deambuló en las ideas concretas y careció de un plan de contingencia ante la ausencia de Montaño. La U no podía pasar el cerco aliancista, pero fue paciente para esperar el momento oportuno, pudo no haber ocurrido, pero cuando se habla de la garra crema, hay ocasiones en que no debería sonar a leyenda, porque los cremas le pusieron vértigo en la parte final y digamos que el resultado, fue un premio a su constancia, aunque el banco aliancista, le dio un cheque en blanco y se quedó sin fondos.

Hoy hay caras felices, ante un triunfo valioso, traído desde los escombros y otros compungidos ante la fatalidad y la precaria suma de argumentos para asegurar, lo que hasta el minuto 80 era una alabanza al orden colectivo. Dicen los que saben, que el fútbol tiene sus caprichos y que los clásicos no solo se juegan, se ganan y para ello, ya no hay tiempo para aprendizajes. Se puede perder con cualquiera, menos con el eterno rival. Son las derrotas que duelen mas, que tardan en olvidarse y se hacen visibles en el tiempo. En el fútbol de hoy, si no puedes encontrar la red con los pies, se hace necesario tener paciencia y pensar, aunque para ello se deba aceptar que dos cabezas, piensan mejor que una, o por lo que se vio en el clásico, dos cabezazos, que pudieron cambiar toda una historia casi concebida.

La trilogía mágica del fútbol

Hugo “Cholo” Sotil es una leyenda de nuestro fútbol. Un predestinado que hacía diabluras en una cancha de fútbol, capaz de darle un baile a sus rivales, en un metro cuadrado, siempre sonriente y divertido. Aunque por sus venas corra sangre aliancista, en su pasado glorioso se puso la franja de mi Muni querido y la selección nacional. Pero su mayor logro, fue allá en la madre patria, aquella tierra que nos trajo hijos paridos para conquistar y que con su gambeta endemoniada, logró resarcir el orgullo peruano. Fue ese sortilegio calzando botines, el que encandiló a un pueblo azulgrana, logrando que se rinda a sus pies y lo adore para siempre.

Hoy a sus 62 años, el “Cholo”, reposa en su sofá, toda la adrenalina vertida, después de haber visto como su Barza se ha llevado la Champions de una manera fabulosa. Tratando de esconder algún suspiro asolapado, ha dejado que los recuerdos vivitos le adormiten la mente. Fueron tantos momentos gratos, tardes gloriosas con la camiseta azulgrana y sobre todo aquella inolvidable Liga española de 1974, por la cual hasta el día de hoy, le guardan un agradecimiento demasiado especial.

De alguna manera, los peruanos nos hicimos hinchas del Barza, a partir de nuestro “Cholo” Sotil. Fue nuestro distintivo insertado en las páginas del libro de historia del Barcelona, un grande que ha visto pasar por sus filas fenómenos del balón, que marcaron épocas tan gloriosas algunas y tan desabridas otras tantas. Sotil y Cruyff antaño, la triple “R” brasileña, encumbrada con Romario, Ronaldo y Ronaldinho. Fue la cuna que recibió al D10s Maradona, a quien lo llenó de lisonjas por doquier, sin saber que empezaría entre sus brazos, esa terrible adicción a lo prohibido. De alguna manera siempre hubo una razón para sentirse admirador de este equipo catalán, que ni siquiera su archí enemigo el Real Madrid, con todos sus “galácticos” pudo destronarlo en simpatía.

Somos privilegiados observadores del Barcelona de estos tiempos, un equipo fantástico, que ha logrado el trébol de tres hojas, la Liga, la Copa nacional y finalmente la Champions de una manera encandiladora. Es una hazaña mítica que lo encumbra como una leyenda. Este Barza es un agradable deleite para la vista, un bálsamo para la pasión, cada vez que hace una oda al fútbol bello, produciendo sensaciones de placer que llegan al éxtasis. Este Barza, tiene todo lo que otros quieren y no le falta nada, de lo que otros tienen, le sobra eso que seduce al hincha, que vibra con ese toqueteo que trastorna al rival, lo saca de quicio y lo lleva por los caminos prohibidos de la seducción, hasta hacerlo su vasallo, un simple plebeyo que doblega sus fuerzas, ante tanta perfección que se desparrama en cada centímetro del terreno de juego.

No fue suficiente el arranque fantástico y agresivo de los hijos de la Reyna, tampoco aquel espíritu guerrero de un “apache” ni tampoco el pergamino de algún Cristiano ilustre. En Roma se ha consolidado la trilogía mágica MIX (Messi, Iniesta y Xavi) para hacer del Barza, el equipo del fútbol total, con ráfagas de preciosismo que pregona Xavi, el cerebro que se puso botines, el abanderado del pie fino, a veces tan perfecto y letal como un beso apasionado lleno de veneno. Iniesta, el genio con overol que trajina la cancha, doblegando las marcas y haciéndose espacios para generar la pared y el pase exacto, como alguna lección de geometría, y Messi, el cada vez más cercano sucesor del D10s, el sabio que se hizo futbolista, el pequeño gigante venido de alguna galaxia lejana, donde viven los dioses del balón. El mejor del mundo, que vino a Roma para llevarse la Champion y el balón de oro, en un solo paquete.

El primero fue una puñalada de Iniesta al área y Eto’o se llevó de paseo a Vilic para ejecutar con rabia y dejarla en la red, en un instante del partido que fue fundamental para su trámite. El segundo, fue otro pase de Iniesta que surcando los aires, fue buscando destino. El Lio Messi, se eleva como un pajarillo doblegado por el viento y le pone la cabeza, como si fuera su propia zurda bendita. El balón, fue a dar al fondo, quedó sonriente, allí donde se esconden las ánimas y se producen las más grandes sensaciones de alegría. Fue suficiente para sentenciar un partido espectacular e inolvidable, que marcó el compás para esta danza de figuras dentro del Estadio Olímpico de Roma

El Pep Guardiola debe sentirse orgulloso hoy más que nunca, su sueño de estrellitas y duendes, se ha hecho realidad y ha entrado a la posteridad. Como el mejor técnico debutante de la historia. Ha logrado que su equipo, sea la fantasía acariciada de todos. La precisión y el pressing asfixiante, es su norma para jugar. Una tenaz lucha para recuperar el balón y echarse a jugar bonito cuando lo tienes consigo. Ese es el estilo de este Barcelona que ha roto el viejo paradigma, que los equipos bellos no ganan y tampoco saben ser campeones.

Hoy se han prendido las luces multicolores del Camp Nou, para albergar a sus hinchas, que reciben a sus héroes embriagados de gloria y los pasean por ese mítico escenario, que hoy es un coloso vestido de magia y regocijo eterno, nadie está sentado, todos están de pie, para ver pasar coronado a su nuevo rey, el que hoy es la mejor expresión del fútbol en el mundo y que se asemeja a la perfección divina de una trilogía fantástica y exquisita. Solo queda aplaudir, porque el fútbol bello y total si existe, que nunca se muera. Que Viva el Rey.


Futbol de sentimientos encontrados

Es Sábado al mediodía y llega a casa mi amigo Juan con su esposa. Compartiremos el almuerzo. Juancito, como lo llamamos, es Aliancista a muerte y hoy es su cumpleaños, ha dejado que su hijo menor se vaya al estadio con unos amigos del colegio y los padres de éstos, tan Aliancistas como su vástago. Después del almuerzo, Juancito quiere ver en la TV a su Alianza, yo le digo que hoy golea y que el CNI está fácil, que mejor veamos una película, él me insiste y me responde que debe ganar, pero que por su cumpleaños, quiere que por lo menos juegue bien, que guste y que vuelva a ser el Alianza que siempre admira y recuerda. Su deseo solo se cumplió a medias.

Montaño ha ensayado tres asistencias seguidas y no está fino, falla demasiado y Alianza no asume su papel de local, se va dejando llevar por la inercia. Velásquez enredado con sus arrebatos y De la Haza, luce desordenado y Jayo mas intrascendente que nunca. Pero está escrito que en el fútbol, la genialidad y la habilidad son valores agregados, que pocos jugadores pueden jactarse. Montaño, empieza a sacar de la galera esa picardía, innata que suele contagiar a Alexander Sanchez y entonces todo pasa por lo que ellos puedan hacer. Primero un remate rasante que abre el arco y luego una asistencia de tres dedos, mortífera a Velásquez, después dos remates que pudieron ser golazos y varias habilitaciones destacadas que hicieron al colombiano, la figura de la cancha. De la Haza, con un fierrazo, le pone la cereza a la torta, que degustamos con mi buen amigo, Aliancista de corazón y tan íntimo como nuestra extrema confianza.

Es una fiebre de sábado en el Callo. Acaso y para los que pueden ver en la TV tanta gente en el Miguel Grau, parezca otro partido de primera, tan importante como una final de campeonato. Es el primer partido del Boys en segunda división, pero eso, no les parece importar a sus hinchas, que han reventado las tribunas, llenándolas de banderolas, alegría y vibración al máximo, brindando un espectáculo impresionante de fervor rosado. Resulta paradójico, que mientras al lado, en el cementerio, algunos chalacos, recen en silencio por sus muertos, a unos metros de allí, muchas gargantas están haciendo eco a un grito de aliento incesante, por las once vidas que están en el verde, se desgarran, en cánticos y alabanzas que hacen un panorama apoteósico y conmovedor. Quizás el resultado final, solo sea una anécdota, porque después de ver este frenesí chalaco, mas de un hincha de otro equipo de primera, haya sentido una envidia ajena y asolapada, cuando ha mirado el espejo de su propia tribuna.


Ya es casi medianoche y en el teléfono mi amigo Edwin, tiene la voz entrecortada. Él ha estado en el estadio y no puede terminar de contarme lo vivido, porque alguna lágrima de emoción, le corta las palabras. Ha podido estar junto a su hijo, sentado en la tribuna y el único gol del partido, el del triunfo lo ha gritado abrazado a su vástago, ha reventado la garganta y se ha sentido feliz de tener puesta la rosada en el alma. Nadie quizás entienda su irracional pasión por sus colores y tampoco nadie pueda entender como un equipo que juega en segunda, con jugadores que tienen el DNI vencido, pueda lograr convocar tanta gente y tanta pasión loca en un mismo lugar. Eso, solo puede lograrlo un equipo de tradición, tan arraigada como el mismo amor que siente Edwin por su, tierra, su barrio, su gente o su propia familia. A veces esas cosas no se entienden, solo se viven, a veces intensamente, a veces tan irracionalmente, pero es parte del fútbol.

Es Domingo, hora del almuerzo y Javier sale de su casa rumbo al estadio. Él es Trujillano, noble habitante de Ascope, tierra bendita de la buena gente y exquisita comida. Esta vez tiene los sentimientos encontrados, el equipo que defiende su tierra, bajo el membrete de la Universidad Cesar Vallejo, debe afrontar su encuentro ante lo que representa el amor de toda la vida, Universitario. Es difícil la elección, es difícil el compromiso, pero ha optado porque hoy su corazón, sea quien lleve las riendas de sus sentimientos y espera vivir las emociones al máximo dejando que sea su entusiasmo, el que acompañe esta tarde trujillana que se torna placentera.

La U ha adelantado en el marcador, pero ha perdido a su arquero Fernández. Javier está tranquilo, pero hay un mal presentimiento que va tomando forma de fantasma. El marcador se va moviendo, según el “Pompo” Cordero –un ex hijo crema- va sacando del sombrero nuevas suertes, que sus compañeros aprovechan dos veces seguidas y ya dieron vuelta al marcador. Javier tiene una desazón en el pecho y espera la igualdad para sentirse tranquilo. Pero dicen que los hijos que se van de la casa, siempre te darán dolores de cabeza. Arremetida merengue, contragolpe trujillano y es el hijo pródigo, el que se fue un día, el que le dicen “Pompo” por su cara de niño travieso, el que asesta la puñalada feroz y mortal, que matan las alegrías cremas. Javier abandona el estadio, su hija mayor está con ella, ambos sonríen, esta vez no hay dolor, tampoco resignación, cualquiera de los dos habría podido alegrarles el corazón, trujillano de nacimiento, pero crema por devoción.

En la sala, está el Rafo, junto a sus hijas, miran la TV donde está jugando su Cristal y recrean su vista en la mirada perdida de Oblitas. Se oyen los gritos despiadados de los hinchas huancaínos que esperan “ver” por última vez al “Ciego”. Su cántico es cruel y no entiende de consideraciones dirigenciales ni procesos a largo plazo. Su herencia es guerrera y espera aniquilar al rival no importando las consecuencias ajenas. El Rafo, tiene confianza, ha visto que el equipo no gana pero amaga jugar bien y por entrega no hay quejas. El inicio del partido, lo hace tener arcadas, hay un mal presagio en su pensamiento, que tiene una pelea con el optimismo de su corazón. El Huancayo ha arremetido con todo y solo espera que su rival decaiga en cansancio. Pero si hasta ayer no había tenido seguridad en defensa, esta vez Carvallo, se estaba convirtiendo en héroe. Señal de que nuevamente hay amenazas para que este Cristal vuelva a romperse.

Oblitas, firmaba el empate y el Rafo, frente a la TV, había puesto su mano en la Biblia. La misma que usa el "Vagón" Hurtado, la única que podía echar a mano Cristal, la única forma y medio por el cual Oblitas podía lanzar una plegaria y pedir algún milagro. El cielo huancaíno se abrió de par en par, como el arco de su equipo. Hurtado define cuando faltaban doce para el final y lo celebró todo el Rímac. Ataque frontal, contragolpe letal. El "Chorri" asoma en su último aire y asiste al "Vagón" que logra anotar, casi pidiendo permiso, casi como una invocación, una oración, para que este Cristal no termine hecho añicos. Su gente que confiaba tanto, no se merecía tan pesada cruz. Pareciera que en ese abrazo final de todos los jugadores rimenses con Oblitas, hubiera un pacto de solidaridad, que han asumido con entereza. Pudo haber sido el final del "ciego" y quien sabe nadie lo asegure, este Domingo, haya significado demasiado para todos los rimenses, que han sentido que la tormenta ha calmado parcialmente las angustias. Lo que si es seguro, que Oblitas, después de varios días ha podido regresar a Lima, mas tranquilo y en casa, abrazado a su almohada color celeste, ha podido dormir plácidamente.

Ha sido una semana, cargada de sentimientos encontrados, de alegrías y tristezas, pero de esto está hecho el fútbol, es su esencia, su razón de ser y por eso nos entusiasma tanto, por eso nos llena los ojos de fervor y el corazón de una pasión descontrolada, pero que siempre nos regala un motivo para disfrutarlo tanto.


El fùtbol verdadero si existe

Pocas veces un partido de fútbol, puede terminar llevándonos por un mundo de fantasías y emociones, hasta el límite de nuestras agitaciones y dejarnos sumidos al éxtasis infinito. Pocas veces un equipo de fútbol, puede dejarnos en la boca, ese dulce sabor a complacencia por tanta magia y efectividad junta. Pocas veces, un partido entre Barcelona y Real Madrid, nos ha dejado el disfrute en el pensamiento y que cada vez que se repasa en el recuerdo, resulta mas agradable y mas seductor, como cada jugada y cada minuto de juego concebido.

Y es que resulta difícil, olvidarse tan rápido de un partido tan memorable como exquisito. Este Barcelona que ha conseguido cristianizar el fútbol con su evangelio sacro, de jugar demasiado bien al fútbol, de ser soberbio en avanzada y prolijo en la salvaguardia de los ofensivas rivales. Con una exactitud de movimientos que raya en lo perfecto y con un talento puro en esencia al servicio de la táctica, que transforma su juego en poesía, logrando un inspirado concierto, capaz de recitarse en el mismísimo santuario de su eterno rival, el Real Madrid, nada menos.

Este Real Madrid, aún con el karma de súper poderoso y ese vano intento por querer lograr que los nombres notables funcionen juntos y borrar ese estigma de "galácticos" que tiene adherido al pecho, es un equipo que se ha hecho mas veloz que sus pensamientos, pero es un barco que zozobra cuando lo atacan por los estribores y se hace vulnerable cuando acelera los motores y sale a buscar un resultado, sin siquiera sentirse seguro de la tormenta en su propia guarida. Este Madrid que en la previa ha tenido a su tradición como mejor aliado, jamás pensó que en medio de la fiesta le tocaría bailar con la mas fea, tampoco que en su libro de historia, debería escribir una página con tinta de sangre, con lágrimas de tormento y rabia de impotencia.

El Pep Guardiola no tendrá los años y el kilometraje de un técnico consagrado, pero tiene la facultad de haber sido un crack en la cancha y hace entender la idea de juego colectivo y entonces solo saca la varita mágica y desparrama los ases para que entreguen su talento al servicio del fútbol exquisito, ese que nos encandila, nos subyuga y nos hacer reventar de fervor en cada minuto feliz que el balón besa la red. Ese fútbol de ensueño que este Barza ha sabido cristalizar en cada fecha de esta liga, que ya tiene su nombre propio, desde el primer día que decidieron jugar como los mismos dioses.

Lio Messi, es hoy el mejor exponente del fútbol explosivo y vistoso, como letal en tres cuartos de área enemiga. Desde que usa la 10, pareciera haber heredado los poderes del D10s del fútbol y siempre que toma el balón, nadie sabe lo que va hacer o hacia donde vaya a salir, aunque todos esperan siempre, un desenlace feliz. Henry, ha conseguido el punto de equilibrio entre la exquisitez y la potencia, ahora es dúctil y generoso para el colectivo, la exactitud en el pase y el desmarque continuo, hacen que cada intervención suya, sea una versallesca oda al glamour en un campo de juego. Samuel E’too, aunque no estuvo presente en el marcador, tiene su lugar privilegiado, ese que está adornado por albores de energía y epílogos de efectividad consumada en el romance eterno con la red. Pero si hay un jugador que pueda calificársele de exento de errores y escribir su nombre con letras mayúsculas, ese es el enorme Xavi y su virtud para jugar bien y pasar desapercibido, es un gigante que se complementa con otro casi infalible como Iniesta y que al final hacen que este Barza funcione como una máquina de fútbol y con motor de lujo.

No sabemos que ocurra mas tarde cuando este Barcelona de endiosado fútbol, visite Londres y se mire a los ojos con el poderoso Chelsea de Drogba. No sabemos si logre repetir otra actuación igual o si el resultado sea un complemento de lo que hoy por hoy nos regala este Barza, solo sabemos que será otro partidazo y aunque le toque algún sabor amargo, solo queremos quedarnos con el lindo recuerdo de un sábado de fútbol que a pesar de los días transcurridos (creo que pasarán muchos mas) aún permanece en nuestra mente. Es que cuando uno ama con pasión el fútbol, este tipo de partidos, hacen que nuestro sentimiento se fortalezca y se agigante nuestro amor por este deporte bendito. Gracias a Dios por darnos fútbol y gracias Barcelona, por este imborrable recuerdo. Nos has demostrado que el fútbol verdadero si existe, ojalá y pudiera durar para siempre.