El fùtbol verdadero si existe

Pocas veces un partido de fútbol, puede terminar llevándonos por un mundo de fantasías y emociones, hasta el límite de nuestras agitaciones y dejarnos sumidos al éxtasis infinito. Pocas veces un equipo de fútbol, puede dejarnos en la boca, ese dulce sabor a complacencia por tanta magia y efectividad junta. Pocas veces, un partido entre Barcelona y Real Madrid, nos ha dejado el disfrute en el pensamiento y que cada vez que se repasa en el recuerdo, resulta mas agradable y mas seductor, como cada jugada y cada minuto de juego concebido.

Y es que resulta difícil, olvidarse tan rápido de un partido tan memorable como exquisito. Este Barcelona que ha conseguido cristianizar el fútbol con su evangelio sacro, de jugar demasiado bien al fútbol, de ser soberbio en avanzada y prolijo en la salvaguardia de los ofensivas rivales. Con una exactitud de movimientos que raya en lo perfecto y con un talento puro en esencia al servicio de la táctica, que transforma su juego en poesía, logrando un inspirado concierto, capaz de recitarse en el mismísimo santuario de su eterno rival, el Real Madrid, nada menos.

Este Real Madrid, aún con el karma de súper poderoso y ese vano intento por querer lograr que los nombres notables funcionen juntos y borrar ese estigma de "galácticos" que tiene adherido al pecho, es un equipo que se ha hecho mas veloz que sus pensamientos, pero es un barco que zozobra cuando lo atacan por los estribores y se hace vulnerable cuando acelera los motores y sale a buscar un resultado, sin siquiera sentirse seguro de la tormenta en su propia guarida. Este Madrid que en la previa ha tenido a su tradición como mejor aliado, jamás pensó que en medio de la fiesta le tocaría bailar con la mas fea, tampoco que en su libro de historia, debería escribir una página con tinta de sangre, con lágrimas de tormento y rabia de impotencia.

El Pep Guardiola no tendrá los años y el kilometraje de un técnico consagrado, pero tiene la facultad de haber sido un crack en la cancha y hace entender la idea de juego colectivo y entonces solo saca la varita mágica y desparrama los ases para que entreguen su talento al servicio del fútbol exquisito, ese que nos encandila, nos subyuga y nos hacer reventar de fervor en cada minuto feliz que el balón besa la red. Ese fútbol de ensueño que este Barza ha sabido cristalizar en cada fecha de esta liga, que ya tiene su nombre propio, desde el primer día que decidieron jugar como los mismos dioses.

Lio Messi, es hoy el mejor exponente del fútbol explosivo y vistoso, como letal en tres cuartos de área enemiga. Desde que usa la 10, pareciera haber heredado los poderes del D10s del fútbol y siempre que toma el balón, nadie sabe lo que va hacer o hacia donde vaya a salir, aunque todos esperan siempre, un desenlace feliz. Henry, ha conseguido el punto de equilibrio entre la exquisitez y la potencia, ahora es dúctil y generoso para el colectivo, la exactitud en el pase y el desmarque continuo, hacen que cada intervención suya, sea una versallesca oda al glamour en un campo de juego. Samuel E’too, aunque no estuvo presente en el marcador, tiene su lugar privilegiado, ese que está adornado por albores de energía y epílogos de efectividad consumada en el romance eterno con la red. Pero si hay un jugador que pueda calificársele de exento de errores y escribir su nombre con letras mayúsculas, ese es el enorme Xavi y su virtud para jugar bien y pasar desapercibido, es un gigante que se complementa con otro casi infalible como Iniesta y que al final hacen que este Barza funcione como una máquina de fútbol y con motor de lujo.

No sabemos que ocurra mas tarde cuando este Barcelona de endiosado fútbol, visite Londres y se mire a los ojos con el poderoso Chelsea de Drogba. No sabemos si logre repetir otra actuación igual o si el resultado sea un complemento de lo que hoy por hoy nos regala este Barza, solo sabemos que será otro partidazo y aunque le toque algún sabor amargo, solo queremos quedarnos con el lindo recuerdo de un sábado de fútbol que a pesar de los días transcurridos (creo que pasarán muchos mas) aún permanece en nuestra mente. Es que cuando uno ama con pasión el fútbol, este tipo de partidos, hacen que nuestro sentimiento se fortalezca y se agigante nuestro amor por este deporte bendito. Gracias a Dios por darnos fútbol y gracias Barcelona, por este imborrable recuerdo. Nos has demostrado que el fútbol verdadero si existe, ojalá y pudiera durar para siempre.

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