Perú, al fondo hay sitio

Marcelo Bielsa debe ser uno de los técnicos mas obsesivos del mundo. Respira, come y sueña fútbol. Se acuesta abrazado a un balón y despierta dándole un puntapié que rebota una y otra vez la ventana sellada de su cuarto, para evitar el asedio de la prensa. Nunca sonríe, es de poco hablar y cuando lo hace, no te mira a los ojos, como escondiendo alguna timidez extraña o divagante, rezagos de su adolescencia, un semblante que normalmente tienen los genios precoces y deviene en una manía nerviosa a los adultos, que algunos lo califican de extraño y otros solo le asumen, un toque de delirio fugaz.

Cuando Chile tocó fondo en la Copa América, decidió meter la mano para revolver las entrañas de su presente futbolístico. Puso como objetivo, hacer una revolución seria. En ello estaba su creciente apego a la ley de Sociedades Anónimas Deportivas que hiciera a sus equipos fuertes y competitivos. Para su selección, necesitaban el cambio de sus pausados entrenadores, por alguien acorde a sus necesidades. Eligieron a Marcelo Bielsa, en un contrato millonario y con la consigna de clasificar al mundial. La prensa -al igual que acá- cuestionó todo, el país futbolero se dividió en dos y se volvieron pro y anti Bielsa. Pero el "loco" fiel a su estilo, cerró las persianas y dictaminó las reglas de juego, en ello estaban involucrados los jugadores y sobre todo los Dirigentes. El dinero era algo secundario, primero había que obtener resultados. Armó su búnker, cerró las puertas a la prensa y empezó un trabajo exigente, de mucha organización y estudio de sus rivales. La obsesión fue su alimento y la tenacidad, su almohada.

La prédica de Bielsa, ha sido una sola "El tren pasa una sola vez, el que quiere llegar al mundial, que se suba". Entrenar tres veces al día, empezando a las 7:00 am, estar concentrados con visitas restringidas, cercos eléctricos, sin celulares, que fomenten la distracción del objetivo, es difícil, sobre todo para jugadores que ya pisan terrenos de ligas mayores. Bielsa apostó por un contingente joven que no pasa los 25 años, edad más moldeable a las exigencias de su carácter y su filosofía de mirar y sentir el fútbol. El trabajo tuvo tropiezos, pero los resultados hoy han puesto a Chile varios escalones arriba, sin figuras rutilantes, con rendimiento colectivo, mirando el mundial, con los ojos abiertos.

Para los peruanos, los partidos contra Chile no se juegan, se ganan. Y ello pasa más por una cuestión de identidad, de nacionalismo coyuntural, que incide mas en un terreno político que una cancha de fútbol. La previa lo marcó con declaraciones más revanchistas que futbolísticas, que solo avivó el interés para que los hinchas llenen el estadio. Más que los tres puntos se jugaba por la dignidad y el honor. Al menos ese era el mensaje.

Bielsa, antes de venir a Lima, sabía lo que conseguiría. Por eso se acordó y recién pasó por el banco y cobró parte de su millón de dólares. Le bastó revisar la formación peruana y se creó una consigna: Aburrir a Vargas, sacarlo de sus casillas y en ello, un "loco" sabe tanto o más que otro "loco". Por ello lanzó al verde los dados a ganador, con cuatro atacantes y un solo recuperador. Darle trabajo de correr a Solano, para que pierda precisión, era la otra premisa. Lo demás pasaba por dejar que sus jóvenes se coman la cancha y sus puntas hagan el ida y vuelta. Alexis Sánchez -tremendo jugador- temprano nos echó agua helada desde el balcón y cuando el reloj marcaba media hora de juego, jugando al límite y un penal con olor a impotencia, daban el aviso que el "loco" Vargas, nuestro emblema, nuestro héroe de otros sucesos, ya estaba fuera del partido. Bielsa había conseguido su objetivo.


Uno miraba a Fano fajarse contra todos y pelear hasta el último cartucho y sentía un orgullo con dolor en el pecho. Más aún cuando un inoperante Chavez o un dubitativo Ramirez, eran figuras decorativas y un descontrolado Zambrano pegándole a todo lo que se mueve y que debió irse con Vargas. Uno miraba a Bielsa, pasearse nervioso, viviendo el partido, increpando a sus jugadores, por no aumentar el marcador en el minuto 90. Uno miraba al "Chemo", lejos de su pasado en la trinchera, vestido de gala, con el bronceado eterno de sus días de playa, sentado, impávido, indolente y entonces, aquello del honor y el orgullo parecía una joda mas, del "Especial del humor". Dos distintas realidades, sin duda, dos distintos entrenadores, con diferente discurso, pero también con diferente futuro.

No es hora de mencionar nombres, ni buscar soluciones es hora de aceptar la verdad, de hacernos fuertes y mirar la vereda de enfrente y aprender del ejemplo. Lo que pase en Brasil solo será parte de la historia, ya no jugaremos por nada, porque hasta el orgullo y el honor, se encuentran maltrechos, seguimos rezagados en la tabla y ello quizás no cambie màs adelante. Uno esperará que esto cambie de verdad, pero es más seguro, que quienes dirigen nuestro fútbol, solo van a apretujar la vergüenza en lo que resta de esta eliminatoria y nos van a seguir susurrando al oído, como un consuelo barato y hasta cursi, que donde entran dos entran cuatro, que avancen, porque al fondo hay sitio.


Amigos y compadres en la Victoria

Los amigos se encuentran fuera del estadio. Se conocen del trabajo y han compartido muchas cosas en común, con sus familias, con sus hijos que también son amigos y los une un sentimiento de amistad entrañable. Pero esta vez es diferente. Es día de clásico y unos han pintado su cuerpo y su alma de crema y los otros tienen el pecho blanquiazul. En la puerta se saludan y se despiden al mismo tiempo. Es hora de entrar a Matute, que ya revienta su aforo y cada uno intente buscar su lugar, aglutinar sus emociones junto a sus correligionarios y prepararse a romper la garganta. Esta vez hay una barrera de sentimientos que los distancia y los pone frente a frente, cada quien con su propia insignia. Durante 90 minutos, serán rivales.

El pitazo da inicio a la contienda y en la tribuna los amigos se divisan a lo lejos. Los de crema se persignan junto a sus hijos y los blanquiazules imploran al cielo una oración piadosa. Es un inicio intenso, con mucho vértigo, Montaño intenta liderar a este Alianza que se le nota con mas vitalidad, mientras Solano ya ha despachado hasta tres pases seguidos con prolija exactitud, es un partido de media cancha y sin profundidad. Un ida y vuelta timorato que no inquieta las vallas, esta U se ve cansada, después del inicio vertiginoso, ha comenzado a decaer y sus flancos se ven rebasados continuamente. Alianza intenta, la U aguarda, Alianza embiste y la U resiste. Es un inicio de rostros inquietos para los amigos blanquiazules y medio temerosos para los cremas, el periplo mexicano puede pasar factura, piensan.

El fútbol es una cuestión de oportunidades y se derivan de aprovechar los errores del rival, si no lo haces, juegan en tu contra. Montaño apila rivales y soporta la marca, el moreno disimula su humanidad con esa picardía propia que posee, amaga uno hasta dos pases y de espaldas al arco, suelta un taconazo, brutal, espléndido que le hace el "caño" a Quina y llega limpio a los pies del "Zorrito" Aguirre, para que defina. El aliancista remata y Fernández en una acción felina, ataja el disparo. Aquí hacemos una pausa al reproductor y lo ponemos en cámara lenta. Resulta increíble y hasta grosero, que un delantero, de selección, venido de Europa, falle tan clamorosamente -y no es la primera vez- justamente en un clásico. Pero así es el fútbol, pueden decir algunos, hasta los mas famosos fallan, podrían decir otros, aunque ello suene a una disculpa estúpida. Los amigos en la tribuna, tienen distintas reacciones, los íntimos lo putean y los de crema solo sonríen nerviosos.


Por la trascendencia de este clásico, pudieron haber otras oportunidades y otra actitud, pero la historia, marca un antes y después de esta jugada, crucial para el resultado. Quizás se hubiera escrito de manera diferente. A la U le hubiera costado mas que Alianza remontar el resultado, porque ya venia disminuido físicamente. Este primer tiempo se esfuma con intervenciones determinantes del "gato" Fernández, que antes de irse al descanso, ya tenía el cartel de figura de la cancha. Señal que Alianza atacaba, pero sin contundencia.

Si alguien llegó a Matute, con un pasado perdido y un presente venturoso, ese era Juan Reynoso. Vestido para la ocasión, se puso de negro, como para enterrar sus recuerdos y vivir con intensidad su momento. Aquella pelota parada de Ñol que fue a parar a la cabeza de Galliquio, es una jugada calcada de cuando él jugaba, justamente por este Alianza y también por esta U que lo cobija. Juan habrá recordado cuando sus compañeros, arremolinados le hacían cortina, para que pegue el testarazo justo, casi sin esforzarse y anotar en ese mismo arco, donde ayer lo hizo celebrar como antes. Por eso "Tyson" fue a brindarle al "Cabezón" el resultado de la lección aprendida.

Los amigos van aflojando su entusiasmo, los cremas saltan embelesados y los íntimos ya tiraron la toalla. El pitazo final los coge en las gradas, unos masticando su bronca y los otros solo dibujando una regocijante tranquilidad, el partido ya ha perdido intensidad y abajo, el "Negro" Galvan, junto a Revoredo y Fernández, se hicieron fuertes en la angustia y sopesaron el ímpetu, las ganas y hasta el desorden aliancista, basado solo en eso que está escrito con letras rojas, Garra Crema, que le llaman.

Pude golearte, dice el aliancista. Ya está, dice el merengue, la garra crema se impuso de nuevo. La próxima te gano amenaza otro aliancista. En cualquier estadio nunca podrán, la U es la U, responde el pequeño vestido con la camiseta de Ñol. Unos felices y otros tristes, son las caras de este clásico que fue pobre de talentos, pero vibrante porque el hincha así lo quiso. Los amigos salen del estadio y se desprenden de sus camisetas y nuevamente se abrazan, esta vez el abrazo es sincero porque es de amigo, pero unos se van dolidos y muy fuerte en el orgullo, mientras los otros sonríen complacidos. Y es que se podrá perder contra cualquiera, menos contra el compadre, contra el clásico rival. Por muy amigos que sean, estas derrotas duelen más.


La devoción por San Norberto

Cuando "Ñol" Solano llegó a la "U" algunos hinchas cremas -incluidos todos los peruanos- se alegraron más de la cuenta, porque el buen "Ñol" con su presencia le daría lustre a un torneo con descrédito dilatado por varios años seguidos. Mas de uno -incluidos todos los peruanos- dejaron que su irracional devoción por la crema los haga pensar que había llegado el salvador, más aún que empezó el torneo marcando goles y contra San Lorenzo, jugó un primer tiempo para 10 puntos, teniendo que pisar indefectiblemente ese terreno minado del endiosamiento mediático, que ya es parte de nuestra idiosincrasia futbolística.

Acaso algún iluso, ni siquiera se puso a pensar en ese instante, que estaban creándole al "Ñol" demasiada carga, para sus años y su arresto físico, y con ello al equipo en pleno también le estaban estableciendo una total y devota dependencia. Acaso y si hubieron algunos sensatos que pensaron que este equipo crema, es parte de un proceso y que debe manejarse con pasos lentos pero seguros, acaso y no todo debería estar dependiendo del fabuloso pie derecho del "Ñol". Acaso y sea cierto que las auto dependencias no son buenas en el fútbol y se hacen mucho más visibles, cuando no hay buenos resultados.

Quizás esta dirigencia crema, mas se distinga por haber contratado mal, pues con Solano en la cancha, lo más sesudo, resulte siendo que tenga arriba, delanteros de fuste y con nivel de competencia. Se dejaron llevar por el corazón y trajeron a Orejuela y Alva, lucharon por un impetuoso Calheira, pero ninguno aprende aún a leerle el pensamiento al "Ñol". Para este presente crema, el fútbol pasa por hacer que la magia de Solano, sea transformada en besos a la red. Así de simple. Anoche contra San Luis, se hizo más notorio que nunca, la falta de ese delantero de jerarquía, que un equipo como universitario se merece. Dicen que aún hay tiempo, ojalá sea cierto.

La otra noche, Solano solo regaló pinceladas y el equipo no pasó de ser un dechado de energías desparramadas por doquier, Alva volvió a ser el carrito chocón de siempre y Calheira, solo una tenue insinuación sin efectividad. Habrá pensado Solano, disfrazándose de cheff "Para que voy a preparar platos tan sofisticados, si los comensales no conocen de buena comida" o "Para que les voy a servir tanto, si estos chicos no tienen demasiada hambre". Por eso se fue a las duchas y dejó al equipo tan igual como al principio. Con mucho vértigo y ganas, pero poca efectividad al frente.

Un equipo como el San Luis -Que no es gran cosa- tuvo la virtud de saber robarle la pelota a la U y esconderla bien, meterla en el congelador y desesperar al rival, pero también a los hinchas en el Monumental, que exigían encontrar más sobre el verde, pero al mismo tiempo la realidad les decía que no había mucho con que afrontarlo. Incluso la visita pudo dar el batacazo, pero el "Negro" Galván y Fernández estuvieron en una noche feliz. Así se ha generado un resultado ácido, que no marca aún nada en esta copa, todo está como al principio.

La mayor preocupación de Reynoso, quizás ya no se encuentre en buscarle el mejor estado físico y la oportunidad a Solano, sino por el contrario, estará centrada en encontrar la forma mágica, para que el equipo corte el cordón umbilical con el "Ñol" y sus delanteros entiendan que el fútbol se juega con la cabeza y se ejecuta con los pies, pero es importante, o quizás lo más importante, que la tienen que meter y lo demás caerá por su propio peso.

Que no se apague la lámpara de Ñol

Atrás ha quedado la noche en que el Monumental, se llenó de color y emociones compartidas, desde muy temprano por esos hinchas con el pecho pintado de crema, que alistaban la garganta con sus cánticos y odas tribuneras, haciendo notar su grito abierto para que ese jugador adicional que lleva el número 12, se hiciera más notorio que nunca, en una partido de copa. Al frente estaba el hincha mas “cuervo” y famoso de la TV argentina, el “Cabezòn” Marcelo Tinelli, que inquieto jugueteaba con su llavero, observando cómo el estadio, se coloreaba de una humareda amarillenta, para recibir a esta U que quiere ser diferente y que había vendido los boletos de la ilusión con marcada preferencia.


Abajo en el verde, el otro “cabezón”: Reynoso, hizo las cosas perfectas y aquel pedido de paciencia a la tribuna y entusiasmo a la prensa, tiene fundamento en su prédica mediática de recuperar la mística de antaño y que la U recupere el pergamino de equipo copero. Contra San Lorenzo, un equipo que vino a jugar con el libro de historia bajo el brazo, se vieron 45 minutos jugados con mucho vértigo, osados desde el arranque, atrevidos en el ataque y muy seguros en el fondo. El pressing al rival pareciera ser una nueva virtud de esta nueva crema, se hace notoria la agresividad de Rainer Torres, el despliegue del mexicano Espinoza, las ganas a veces inoportuna de Alva y el trajin generoso de Miguel Torres, fundamentados en el talento de un hombre que hoy es vital en el equipo: Nolberto Solano.

Y es que uno lo ve caminar y pareciera que tuviera las rodillas defectuosas, su trote cansino, trasmite la imagen como si tuviera un agotamiento prematuro. Pero basta que el balón le llegue a ese fantástico pié derecho, para que se ilumine como una lámpara mágica, que empieza a lanzar humaredas de fantasía. Basta que se genere los espacios para sacar su wincha de ingeniero y lanzar esos fantásticos pases cruzados, con milimétrica precisión y que siempre tienen buen destino. Al buen Ñol, hoy a los 34 años le basta caminar en la cancha y sean los demás, los que corran por él y dejen que su talento haga el resto. En los primeros 45, puso enésimos pases certeros, así llegó el penal a Calheira, que el mismo Ñol ejecutó con maestría, haciendo explotar el estadio que ya lo hizo ídolo.
Lástima que el buen momento de la U, solo durara 45 minutos, porque San Lorenzo puso la diferencia en el arresto físico, e incluso con un hombre menos, estuvo a punto de poner la igualdad. Los hinchas están contentos con mucha ilusión, pero no satisfechos, tienen una alegría en el alma, pero hay una escondida preocupación, que prefieren tragársela como bocado insípido, y tiene que ver con el fuelle que le quede al equipo de aquí en adelante, para afrontar el futuro inmediato que se le avecina en la copa.

Solano fue la figura de la cancha, hoy es la portada de prensa y el ídolo mimado de la hinchada que se rinde ante su talento. Pero terminó el partido aguantando el aliento y fue a parar a la clínica víctima del sobreesfuerzo físico y su adaptación a nuestro entorno. En la retina se nos ha quedado ese fantástico primer tiempo y la lámpara mágica de su pié derecho, aunque después del partido, algunas lenguas viperinas y mala leche hayan deslizado ese tufillo maloliente que el buen Ñol, tendrá muchos problemas para terminar los partidos, que tiene serias complicaciones físicas o que está roto para el fútbol, de todo corazón y con nuestra mejor plegaria, esperamos que esto último, solo sea una desagradable, como inoportuna, joda para Tinelli.


Devaneos insensatos de fútbol

-Lo que mal comienza mal acaba- Dice la sensatez.
-Se ha cosechado, lo que se ha sembrado- dice malhumorado el sentimiento.
-Esto es consecuencia de los malos dirigentes y el DT- Grita desaforada la pasión golpeando la pared con furia.
-No podíamos esperar menos, es un grupo mas de perdedores- agrega la desilusión tomándose el rostro con las manos.
-Será para la próxima, tenemos buenos jugadores y solo falta un buen DT, además ya estamos acostumbrados- culmina el conformismo, tratando de calmar los ánimos, a este grupo de emociones que se mira a la cara, sin encontrar ninguna explicación a otro papelón, otro fracaso y otro dolor para su pueblo futbolero.

Otra Sub-20, que ha hecho trizas los sueños de millones de peruanos que creyeron encontrar en unos nombres juveniles, esa utopía bobalicona de ir a otro mundial con la nueva sangre tan necesitada para resarcir nuestro anémico fútbol, que cada día ve acercarse más su triste final.

Un grupo de quisquillosos jovenzuelos que creen haber encontrado el tesoro escondido y que solo guardan en los bolsillos demasiados centavos que alimentan su enervado ego. Un jugador que elevaron a mega estrella y que hoy se siente dueño de los sueños ajenos, que a punta de prepotencia hizo lo que vino en gana y se pasó el torneo construyendo su propia vida de acciones desquiciadas y decisiones rematadas, que ha construido su castillo de naipes con los halagos tempraneros y que ha desposado a la modelo, para desdecir sus propios conceptos errados de lo que es la responsabilidad. Un DT que le pusieron el traje de bombero con casco y botas rojas incluidas, que solo apagará el incendio que le quema la conciencia.
Mientras, el balón descansa su fatiga, disfrazando su pesar con una pálida sonrisa.

Los compadres, realizan un baile por separado, cada uno en su propia casa, cada uno con sus propios motivos para celebrar. Uno presentando la cara lavada con nueva imagen y nuevos sueños, el otro tratando de limpiar toda la mala vibra que le dejó la angustia de verse comprometidos con la desgracia. El merengue suena por el coloso de Ate, mientras que una mano siniestra les baja la palanca de la luz para dejarlos en tinieblas, danzantes y bailarines han tenido que marcharse demasiado temprano de la celebración. Al íntimo la luz se le apagaron a punta de fútbol, el amigo colombiano vino de visita y se llevó a la chica más linda de la fiesta. Mientras, el balón sonríe a medias, aunque se siente a gusto, le atormentan las dudas, presiente que este año lo tratarán con mucha dureza, a pesar que ha llegado un “Maestrito” que siempre lo trató con cariño.

En tienda rimense hay alegría, porque no tuvieron fiesta de inauguración y sin embargo se fueron de frente a celebrar al bar, hay tres razones para hacerlo, hay tres razones para alimentar la esperanza, aunque en la red no quedaron demasiadas diferencias, vale el buen inicio. El tiempo será quien le brinde el espaldarazo o el cachetazo que lo vuelva a la realidad. Mientras, el balón descansa tranquilo, esta vez se ha quedado aletargado de tanto grito en la tribuna, en un rincón del camarín se ha quedado dormidito esperando que mañana lo despierten temprano para que vuelva a sonreír.

Todos empiezan a olvidarse de los jóvenes y su fracaso, de los dirigentes y sus yerros continuos, nuevamente todos empiezan a llenarse la boca de sus colores preferidos y a pintarse las insignias en el pecho. Los gritos ya no son de abucheo y han cambiado sus estrofas, Todos empiezan por agitar banderas desiguales con una sola consigna. Esta vez,
la lucha es por sus propias ideologías y su propia camiseta.

-Ojalá y esta vez sí se hagan las cosas en serio- Dice la sensatez.
-Es hora de olvidar el pasado- dice optimista el sentimiento.
-Esta vez seremos campeones- Grita con euforia la Pasión.
-Solo queda seguir apostando por lo que tenemos- agrega la ilusión apretando el puño.

Mientras el balón espera acurrucadito a que suene le pitazo inicial para volar nuevamente por los aires, tratando de ser feliz en su diario devenir que lo hace ser parte importante de estos devaneos insensatos de fútbol.

Demasiado jovenes para morir

La selección Sub-20 ha perdido ante Ecuador y los peruanos vemos aparecer nuevamente esa niebla que nos viene empañando la visión desde hace tiempo. Pero aun y así, antes de empezar el partido, olvidando sin quererlo o casi sin intentarlo siquiera, cada hincha ha dejado de lado los recuerdos mezquinos y se ha sentado frente a la TV con la esperanza de gritar un triunfo que aminore tanta desazón que le está agujereando la paciencia. Nuevamente, ese corazón Peruano se ha aferrado a esa utopía insensata, que resulta seguir creyendo que la actuación de esta selección juvenil, tiene que ver con algún futuro venturoso que aguarda para nuestro fútbol. Y nuevamente sus ilusiones se han estrellado contra la pared, ya son tantas veces, pero le siguen sobrando ganas de seguir apostando por la confianza.

Debe existir un sentimiento masoquista, dentro de cada pecho blanquirrojo, porque nuevamente nos entusiasmamos, con Zambrano y sus minutos valiosos en la selección adulta, con Manco apuntalado por su periplo europeo y algún rasgo valioso de su pasado mundialista. Por la expectativa de lo que puedan aportar Ismodes, Anderson Cueto y Trujillo, amen de los Sanchez, Corzo, Hernandez, Zela, Saco Vertiz o el mismo Hermoza en los tres maderos, por mencionar nombres, incluso algunos con un mundial a cuestas.

Pero uno empieza a ver el partido contra Ecuador y aquel temor que los entretelones de la desafiliación y las broncas internas, jugarían en contra, se van haciendo reales. No han pasado ni tres minutos y ya nos encajaron el primero, la típica jugada aérea que siempre nos rompe los esquemas y con los defensores pegados al piso como estacas. Viene el segundo y no aparecen las figuras, tampoco se hace evidente un sistema de juego, pereciera mas bien que este puñado de uniformes rojos, han salido en manada a ver que sucede y solo atina a caer en los mismos errores de siempre, en la misma inoperancia y desorden, y en la misma displicencia consagrada, de nuestros jugadores mayores.

Mas allá de otro resultado desfavorable, se nota un aire distinto en esta Sub-20, demasiados jugadores “extranjeros” que han llegado con una disposición prepotente hacia el resto, como si el simple hecho de estar en un club de Europa les diera el derecho para sentirse “consagrados” en el triunfo. Y la razón estaría en la formación infantil que cada uno de ellos ha recibido, chicos que demasiado temprano manejan excesivo dinero, trastocan sus conductas y se hacen muy superficiales, porque nadie los preparó para afrontar este papel y a su edad más que jugadores de fútbol, ni siquiera han madurado como seres humanos.

En el Perú, ningún club se preocupa en darles una calidad formativa a los niños de sus canteras. Los ojos dirigenciales, son como cajas registradoras que solo marcan el signo de dólares y su mayor preocupación es que un chico de condiciones, se pueda formar futbolísticamente para venderlo pronto. El resultado es que ese chico, llega a la adolescencia, mirando su entorno que es peor que el suyo propio, donde el dinero juega un papel principal. Jamás recibió ninguna charla informativa sobre liderazgo, sobre conducta, drogas, sexo o algún curso de redacción u oratoria, menos es aficionado a la lectura. Entonces el vil metal es su mejor vitamina, que vigoriza el más extravagante de sus caprichos, y que solo logran saciar su sed de victoria mediática o en el mejor de los casos, maquilla sus más escondidos temores y angustias.

La noche se ha hecho densa y el sueño me toca el hombro. No sé si esta Sub-20 haga eco de la gitanería futbolera y clasifique mas tarde, tampoco me ilusiona pensarlo. Solo estoy seguro que cada peruano, olvidará un poco su entorno y se sentará frente a la TV para volver a ilusionarse con gritar un triunfo, a sabiendas que puede mutilar sus deseos y después deba volver a golpear la puerta de la esperanza, para susurrarle bajito al oído, que esto recién comienza y que aún tenemos posibilidades de clasificar. Mientras yo, me he quedado dormido, pensando en lo que dijo mi amigo Hernán, que no cambiará la historia, que esto puede ser mas de lo mismo, pero con diferentes protagonistas. Antes de despertar quisiera haberme equivocado.

Al Maestrito con cariño

Lejanos son los días, cuando aquel jovenzuelo de esmirriado físico pero de pegada prodigiosa, hacía sus pininos en el fútbol, primero pisando la cancha de Matute y después allá en la Florida, donde Cristal lo cobijó muy joven. Alguna vez cuando pudimos compartir una charla casual, nos dejó la impresión de ser un chico de una humildad marcada, pero a pesar de su corta edad tenía muy centrados sus objetivos. Al no tener cabida en el plantel principal, decidieron prestarlo al Muni (mi equipo querido) y vaya que le sirvió de trampolín, esa temporada con la casaca edil fue memorable, realmente la rompió, lo que le valió que regrese de titular indiscutible a la tienda rimense y posteriormente ponerse la blanquirroja.

Norberto Solano, el Ñol para los amigos, fue afianzándose con Cristal hasta aquella inolvidable campaña rimense que lo llevó a disputar la Copa Libertadores con Cruzeiro de Brasil. Solano no ganó la copa, pero sus buenas actuaciones le valieron para firmar contrato con el Boca Juniors argentino. Para su buena estrella, estaba en el equipo Diego Maradona, que al margen que daba sus últimos puntillazos en el fútbol y tenía la cabeza mas puesta en la adrenalina del desenfreno, que en jugar para el equipo, era Maradona, el Dios midas que hacía brillar todo lo que tocaba. Ñol tuvo el espaldarazo mundial cuando el D10s lo nombró como un “Maestrito”, apelativo que etiquetó la destreza de su buen pié y técnica depurada, dejando una huella que caló muy hondo en el exigente jugador doce de la “Bombonera”. A pesar que Ñol cruzó el charco y se instaló con éxito en la competitiva liga inglesa, cada vez que pisó Argentina, desde la tribuna bajó el cántico nostálgico de su apellido, que le hace recordar que tiene guardado un lugar, en el corazón de la hinchada boquense.

Hoy Norberto Solano, nuestro entrañable “Ñol”, ha decidido pegar la vuelta y lo hace inteligentemente, como cuando hamaca la cadera y hecha el cuerpo adelante para que su cerebro irradie energía a su botín derecho y le haga una caricia sutil al balón, que solo atina a cerrar los ojos y se deja llevar mansamente por los aires para posarse de manera precisa entre las redecillas del gol. Nuestro Ñol llega con mucha convicción de que le queda poco tiempo en el fútbol activo, pero tiene tanto por enseñar todavía. Llega a la “U” que lo recibe quizás en el epílogo de una carrera brillante, mantenerse mas de 10 años como titular en la Premier Ligue no es cualquier cosa, el “Maestrito” ha calado su nombre y el prodigio de su buena pegada, en los anales de la competitiva liga inglesa y también del fútbol mundial.

Y le hace bien a nuestro fútbol su llegada, es verdad, llega a la U en el inicio de un ciclo estudiantil distinto y ha sido determinante en su retorno, que en el banco esté Juan Reynoso, quien ha sopesado las horas y los días cimentados en la amistad, por encima del interés económico, porque a estas alturas de su carrera el buen Ñol, ya tiene definido su futuro, que hasta se puede pensar irracionalmente, que tranquilamente le alcanza para como pasarse el resto de su vida, tocando la trompeta en el balcón de su casa.

La hinchada crema lo ha recibido con gran expectativa y eso crea interés en el equipo. Ñol será el dueño de la pelota parada y el generador de fútbol, aunque ello pueda poner en duda la convivencia con la figura excluyente que resultaba Donny Neyra, ahora que ya no estaba Candelo y que tenía el camino libre para recuperar el tiempo perdido. De alguna manera, la presencia de Ñol, maltrecha los ímpetus de esté buen, como díscolo jugador. Tarea para el “Cabezón” Reynoso, quien ya puso el parche, argumentando que no le temblará la mano para sentar a Solano, ello mas allá que una prédica vana y bizantina, tendrá que ser un mandamiento de fiel cumplimiento a la hora de la verdad, porque la respuesta de Solano, ha sido que le molestaría mucho ser suplente. Antes de entrar a la cancha, como que hay algunas cosas por resolver en el vestuario crema.

El tiempo será quien dicte la sentencia final, el Ñol ha decidido regresar y esta vez no lo hace de visita, ha venido con todas sus maletas listas y sus ilusiones prendidas como velas de esperanza, ojalá y la mediocridad en la que anda sumido nuestro fútbol no lo terminen por aburrir y decida colgar ese prodigioso botín derecho demasiado pronto. Ojalá que la hinchada lo entienda si no camnina el equipo, porque tremendo currículum que nos ha llenado de orgullo tantas veces, merecen un respetable cariño y consideración. Es lo menos que se merece el “Maestrito”.