Triunfo hispano y del fútbol moderno

Domingo sin clásico, razón obligada para concentrar la atención y las ganas alrededor de una suculenta parrilla con los amigos, para ver la final de esta eurocopa que mas allá de darnos mas de una sorpresa, ha dejado una estela de nuevos aires para el fútbol actual, donde los equipos y los resultados han dejado de ser demasiado predecibles y las distancias se hayan hecho muy cortas.

El carbón ya esta en su punto y los equipos a la cancha. Los comentarios preliminares son de rigor, esta Alemania no tiene cara de disputar una final y es que siempre arma equipos para ganar partidos y campeonatos, mas que para brindar un buen juego, lo suyo es el resultado, a desmedro que a veces sus jugadores parezcan témpanos de hielo y el equipo en si parezca una aplanadora intimidante. España por historia nunca ha tenido el toque sudamericano ni la técnica brasilera, mas bien siempre se caracterizó por atropellar su furia incontenible en sus intentos por buscar el resultado, porque no encontraba el equilibrio entre la fuerza y la habilidad, pero en su torneo están los mejores exponentes de esta parte del continente y ello debe haber sido una buena forma de aprender la lección.

La realidad le dio el cachetazo oportuno y percibió que es un país europeo, pero de idioma distinto y como hace siglos, zarpó en su barca de las encrucijadas para buscar nuevos aires futbolísticos, hoy muestra un juego mas bien vistoso, uniendo el talento y la destreza de sus jugadores, acomodando un estilo que asemeja esa sangre latina que alimenta y comparte su entorno, hoy en que el fútbol moderno predomina el estado físico superlativo y la disciplina táctica como dogma para lograr buenos resultados, el hecho de jugar bien y como consecuencia lograr el triunfo, viene a ser una buena causa para apostar por el uso de la inteligencia y el buen fútbol.

Alemania empezó ajustando, España se fue acomodando y copando la cancha, manejando los tiempos y apoderándose del balón, para ello su mediocampo fue fundamental, Iniesta, de gran labor, pero especialmente, Marco Senna –la sangre sudamericana y el primer brasileño en ganar la Eurocopa- unidos a ellos estaba Fábregas –que remplazaba al lesionado Villa- delante de ellos el Xavi Hernández y Silva, atrevidos para el desplante hacia Ballack y Cia. Tocando y rotando para evitar la marca teutona, dejando arriba al “Niño” Torres para el desequilibrio en avanzada. Era momento de acompañar la carne en el asador con un buen vino.

Aquel testarazo de Torres que pegó en el poste, fue la clarinada de alerta, pues a los 33’ el Xavi Hernández habilita magistralmente al atacante del Liverpool, cuando parecía que Phillipe Lahm tenía controlada la jugada, el español da tres trancos y gana la posición, cuando sale Lehmann se va muy rápido al suelo y el 9 define a lo torero, con un puntillazo preciso y sutil que fue a clavarse en el corazón acelerado de una Alemania, hasta ese momento muy errática. El “niño” Torres celebra a plaza llena y se empezaba a escribir esta historia que ya llevaba 44 años sin escribirse una línea.

El carbón se fue extinguiendo, como esta Alemania, que no encontraba espacios libres y entonces España asumió el control del juego. Ante la ausencia de ideas el partido se fue haciendo de un solo lado y el marcador resultaba insuficiente para describir lo que pasaba en el verde. Así llegó el final y el triunfo de gran magnitud para esta España que apostó por el fútbol bien jugado, un poco asemejando ese toque sudamericano, la fuerza europea y creando esa ilusión eterna que también se puede ganar con una dosis de alegría.

Esta eurocopa nos ha dejado muchos nombres en deuda, también que en el fútbol moderno prima un estado físico superlativo y una disciplina táctica exigente, el objetivo es el resultado a desmedro que vaya en contra del hincha que en la tribuna pide espectáculo. Para los amantes del buen fútbol, quizás resulte romántico o hasta cursi que en el nombre de la modernidad, el fútbol y algunos equipos se parezcan a un juego de Play Statión, donde los técnicos se convierten en titiriteros virtuales de sus jugadores y las habilidades individuales de estos, estén supeditadas a la destreza del manejo de un control de mando electrónico. En ese juego me siento como el bisoño oponente, que solo quiere divertirse un poco mas de la cuenta.

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