La cabeza del hincha crema

Dicen que el fútbol es la expresión más sincera que tiene el hincha para demostrar el sentimiento del amor. Porque a una camiseta no se le puede ser infiel, no se le puede mentir y tampoco ilusionar con palabritas coquetas que endulcen el momento y dejen que la basurita se esconda en la alfombra. Ese amor es dogmático, incondicional y eterno. Cualquier cosa que se interponga entre ese sentimiento, es una traición, burda e insensata. Cualquiera que se digne de ser amante del fútbol, sabe que entre el hincha y una camiseta hay un pacto de amor indestructible. Podrán pasar los hombres y los nombres, pero ese amor, seguirá incólume hasta que el destino toque la puerta y determine que sea la hora de enrumbar el camino hacia el infinito.

Ese hincha crema, que paga su entrada, que se faja en la tribuna, que desgañita su garganta en la grada cada vez que su equipo salta a la cancha y que desvela sus sueños para alentar sus colores, puede que no conozca mucho de movimientos tácticos, despliegue físico o de rotación de jugadores, pero sabe distinguir cuando algún técnico “revolucionario”, intenta hacer apología de su ego y se da cuenta de ello cuando escucha que algunos interesados de cuello y corbata o líderes de opinión, le pasan la mano, ensalzando su innovador método defensivo, sacrificando la esencia del fútbol y defendiendo en aras de la modernidad, el concepto futurista de que los hombres deben correr más que el balón y cuando no se encuentran maneras, de encarar y mirar el arco contrario, es válido tirarla al costado o lo que es peor, meterla como sea al área rival y que pase lo que Dios quiera.

El fútbol es una cuestión de momentos. Y es cierto que hoy mandan los resultados y se viven tiempos donde domina la disciplina táctica y la estrategia para buscar el éxito. Pero todo depende de la realidad que se viva. Esta U de Reynoso tenía el crédito de los resultados que le daban un cheque en blanco, pero parece que ya se quedó sin fondos. De ser un equipo de esencia aguerrida, donde todos eran obreros, que fulminaban en ataque, se ha quedado con la mística defensiva, pero sin ideas para generar fútbol y hacerle daño al rival. Se han ido perdiendo, como la valía de los propios hombres por los cuales apostó Juan. Se habló mucho de un cambio en nuestro fútbol, pero de a pocos la realidad nos ha devuelto el cachetazo. Desde el clásico hasta anoche, la U sigue siendo la misma. Defiende bien. Rota bien. Triangula bien. Pero de acciones atrevidas arriba, muy poco, casi nada. Sin una cabeza pensante, se ha hecho largo y precipitado, que no es lo mismo que ser veloz. La dinámica de grupo debe ir acompañado de la inventiva, de la sorpresa y de la fantasía que le puede dar el desequilibrio individual. Esta U de Reynoso, tiene obreros que dejan la piel, pero le falta el diferente. Ese que lleve el estandarte de líder y conductor. Ese que antes de soltar un pase, respire tres segundos para hacer la pausa.

Reynoso dice que está tranquilo. Le importan dos centavos lo que digan los próceres de la derrota. El asume que tendrá más valor clasificar en tierra ajena. El fútbol da tantas sorpresas que puede suceder que se salga con la suya. Pero el hincha crema, ya le dijo lo que piensa. Porque no acepta que Rabanal y Carmona no puedan tirar un centro decoroso. Que Ramirez sea una muñeca bailarina que no moja la camiseta y que su equipo sin argumentos, parezca un loco desesperado que tira piedras, como un acto agresivo, pero que en el fondo, oculta sus miedos, ante el acecho de algo que le infunde temor.

Ese hincha crema, sigue aferrado a que su sueño de clasificar, se parezca a esa novia fugitiva que se enamoró de un argentino y que él, cual novio fiel, tenga que irse en busca de ella, hasta el mismísimo Lanús o Buenos Aires. Tanto es su amor que lo deja todo y entrega todo. Intentará recuperarla y decirle al oído que recapacite, que a partir de mañana volverá a ser el mismo de quien se enamoró. Aquel muchacho atrevido que conseguía todo a punta de garra y pundonor. Que era respetado y admirado por su coraje y que estuvo equivocado todo este tiempo. El se irá en busca de la mujer de su vida por lares argentinos, sin importarle siquiera que en esa aventura, pueda ser que se quede sin novia y sin dinero para el regreso.

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