PERÚ ALEGRE Y FINALISTA

PORTO ALEGRE ciudad de la alegría peruana, la que hoy se discurre por todo el cuerpo y se destila como nuestro pisco por cada rincón del país. El regocijo de cada corazón peruano que late más acelerado que nunca. El júbilo que estalla como fuegos artificiales y dibuja en el firmamento todas las emociones encendidas. Perú después de 44 años es finalista de una Copa América y como la clasificación al mundial, sentimos hoy que la espera vale la pena porque se disfruta con algarabía contenida. La resaca del triunfazo nos va a durar varios días, quizás toda una vida, porque noches como esta nos dejan con los ánimos inflamados y nuestros sueños en forma de balón tienden a ser más placenteros y celestiales.

Ganarle a Chile tiene un sabor distinto, por todo lo que encierra como clásico y rivalidad que suele traspasar las fronteras del tiempo y del fútbol mismo. Hacerlo de la forma tan contundente y en la instancia que se ha brindado adquiere un valor histórico. Un 3-0 lapidario, en un partido de un Perú dinámico con mucha personalidad, inteligente y solidario, superándose a sí mismo en una actuación redonda e inolvidable. 

Para doblegar a Chile era necesario neutralizar el origen de su juego, cortar muy arriba y desconectar a Vidal, Aranguiz y Pulgar, aislando el vínculo con Alexis y Vargas. Tarea demandante de mucho sacrificio y desgaste físico. Gareca plantea el 4-2-3-1 con variantes de 4-4-2 recogiéndose para presionar en cada sector, ocupar los espacios con relevos oportunos y ser vertical con disposición estratégica para llevar a Chile al desconcierto, convertirlo en la antítesis del equipo compacto y que caiga en un cúmulo de inseguridades. Chile fue asfixiante al inicio de los dos tiempos, pero se pegó un portazo con la eficacia peruana. Siempre que quiso generar, sus intenciones se cayeron como castillo de naipes.

Una noche soñada que empezó bien y se fue haciendo portentosa. Yotun nuevamente siendo el protagonista del juego junto a un Tapia gigante que terminó devorándose hasta el pensamiento de sus rivales. Zambrano en toda la dimensión de un Kayser, firme con carácter y autoridad y un silencioso pero efectivo Abram que es su mejor complemento. Sociedad en las bandas de Advíncula y Trauco con un Carrillo muy voluntarioso y Flores mordaz y efectivo. Cueva sin llegar a ese nivel de desequilibrio, sumado a la tarea del voluntariado y arriba un Paolo Guerrero en toda la plenitud de capitán de barco. Con toda la madurez que le brindan los años y la sapiencia de su kilometraje futbolístico. En subrayado y negrita está Gallese invulnerable, reivindicado y haciendo que cada atajada fuera como un gol celebrado. Mientras Perú fue una fuerza asociada, Chile apeló al brillo de alguna estrella solitaria. 

El primer grito nace de un centro que Carrillo no alcanza a cabecear y se la encuentra el “Orejas” Flores que mete la estocada para abrir el partido. La insistencia chilena genera espacios y de contra Zambrano lanza largo para Carrillo que saca al arquero. El centro de la “culebra” cae en el pecho de Yotun y con precisión de cirujano hace el segundo. En media hora pintaba para debacle chilena y gloria peruana. El mismo “Yoshi” se devora el tercero que hubiera sido lapidario. Pero estaba escrito que Paolo debía escribir su nombre. Tapia redondea la faena y pone una delicia. El “Depredador” se saca el overol y se pone el smoking, con autoridad elimina al arquero para definir al estilo callejero. Un CRACK de élite. En el epilogo Gallese ataja el penal a Vargas en un mensaje subliminal de que no hay nada que cambie cuando la luna decide alumbrar para un solo lado.

El futbol es cambiante como las personas y la vida misma. Perú enderezó el barco que andaba vacilante en su ruta mientras Chile que asomaba como sólido, vio pulverizada sus intenciones. En esta victoria, el factor mental fue muy importante, no se trata de incluir ningún chip de actitud y tampoco alguna sesión matinal de charla motivacional. El factor psicológico ya tiene base cierta desde antes del Mundial, hoy se trabaja en recuperar la capacidad individual, haciendo consciente aquello que el subconsciente genera como un factor limitante. Superarse a sí mismo anexiona el aporte al colectivo y fortifica el compromiso.

El solo hecho de pensar que Perú estará en el mítico Maracaná ante Brasil en la final de la Copa América, estremece las emociones. Una revancha después del papelón solo deja la alternativa de revertir el pasado haciendo un partido inteligente, de seguro con el doble del esfuerzo desplegado pero confiados en haber recuperado la memoria. Dejar los miedos afuera, seguir fortaleciendo la confianza y asumir que para que pueda surgir lo posible, debe intentarse muchas veces aquello que nos parece imposible. Pase lo que pase tenemos contento el corazón y sublime la confianza. Hoy somos un Perú alegre y finalista.

VAMOS PERU!!



No hay comentarios:

Publicar un comentario