En el fútbol los triunfos se valoran mucho
más cuando al frente tienes a un grande. Cuando le ganas a un equipo como
Brasil, el “Scratch” de siempre, el equipo de la “canarinha” que por más
disminuido y de mal momento futbolístico que se encuentre, siempre es el
gigante que da temor, el cerro corcovado que siempre miramos desde abajo, el
Goliat que enfrentamos con una honda y el temible león al que hay que atreverse
a jalarle la cola a sabiendas que podemos salir rasguñados si tenemos suerte,
si es que no perdemos la vida en el intento. Puede que el triunfo sea polémico,
discutido y hasta degradado por la forma, pero prevalece el fondo y finalmente
lo real que manda el marcador final.
TRIUNFAZO HISTÓRICO, por la categoría
mundial del rival y por cómo se dio en el tramo final. Un triunfo relevante por
lo laborioso como difícil que se preveía con un Brasil tan distinto y extraño a
otros equipos brasileros. Este equipo de Dunga juega bajo su pensamiento, más
defensivo, ordenado y prevaleciendo la marca zonal para la recuperación del
balón y a partir de ello abrir la cancha con mucha movilidad de sus hombres de
avanzada. Los cambios de ritmo y rotación del balón, imponían una dinámica que
impedía que Perú se logre parar bien en la cancha, haciendo un primer tiempo
peruano insípido y desacomodado. La pasamos mal, no se podía efectuar tres
pases seguidos, el nerviosismo y la imprecisión peruana convirtió a Gallese en
el mejor de la cancha con dos manos espectaculares que dejaron el cero en arco
propio para cerrar el primer acto.
Gareca tuvo una lectura inicial del juego
que minimizó las falencias del equipo, cerrando las puertas de las bandas. Polo
fue relevante con la baja actuación de Filipe Luis, apoyando a Corzo que tuvo
buena disposición para la marca y Flores con Trauco para quitarle espacios en
las subidas de Dani Alves y William con su desequilibrio recostándose por ese
lado. Balbin cumpliendo como tapón bien complementado por un Vilches cada vez
más productivo. Se extrañó la pierna justa y la salida segura que otorga Tapia
y Cueva con Paolo eran controlados en base a un gran despliegue brasileño para
anticipar siempre y ganar las divididas. Brasil fue superior en posesión al
100% y aunque Perú tácticamente estaba correcto, se vio necesitado de una dosis
de fútbol para clarificar las ideas.
El segundo tiempo tuvo otra cara para Perú.
Con Yotún mas experimentado para recibir y generar mejor salida del fondo. La
actitud era otra y el rostro pasmado del primer tiempo se cambió por una cara
de perro para sacar el barrio, la palomillada y esa sandunga que estaba
apretujada por la impotencia. Vilchez inmenso recuperando y corriendo a cuanto
adversario veía, Atrás el “mudo” Rodriguez, hablaba con esa diferencia que le
dan los años, para ser otra vez lo mejor de la defensa. Paolo aguantando con
disfuerzos pero luchando siempre y Cueva sin trascender demasiado, buscando
romper líneas en base a la individualidad, algo del control que el espera en el
torneo brasileño. Perú no era superior pero tampoco dejaba que la distancia sea
abrumadora. Se hizo Una lucha de poderíos injusta, por la diferencia de
jerarquía. Brasil con casi todo su equipo en ligas mayores y Perú con 9
jugadores que solo marcan distancias en el torneo doméstico. El sacrificio no
encontraba recompensa.
Con un Brasil siempre en lo suyo, Perú tuvo
más protagonismo, pero fue en base a mucho amor propio y momentos de rebeldía
que hacían injusta la paridad. Se defendía con lo que se podía y se atacaba con
lo mucho que había en la actitud y algo del resto de ganas que quedaba en los
bolsillos. Ruidiaz ingresa para ser parte de la historia, sin saberlo siquiera
y vaya de que manera. Con pocos minutos en la cancha le genera esa velocidad
mental que se requería para seguir bregando e insistiendo adelante para encontrar
la gloria. Tapando la salida de los centrales brasileños.
Y viene la jugada trascendental cuando se
iba el partido. Rechazo pifiado que recoge Polo y combina con Guerrero que se
la devuelve de lujo y el delantero hace una corrida monumental dominándole el
tranco a Filipe Luis, gana la raya y saca un centro con efecto venenoso, letal
que la “pulga” añade en la puerta de arco. GOLAZO!!!... Apoteósico, grandioso,
en el momento justo y extraordinario del partido. Un instante de duda arbitral
hace q el corazón se paralice unos minutos, un lapso de tiempo que duró toda
una vida. El árbitro consultó hasta el mismo cielo y validó el gol. La “pulga”
Ruidiaz con el envión que llevaba y el efecto del balón la introdujo con el
muslo pero a simpe vista pareciera que también con el antebrazo. Se dice y se
habla de un gol mal habido, anti ético, fuera de contexto y de los códigos de
legalidad del fútbol, pero gol validado al fin y al cabo, gol de un triunfo
peruano histórico como polémico. Después vino la mejor expresión de un Perú
incentivado, motivado e inyectado de ánimo, siguió haciendo marca en campo
ajeno, no se tiró atrás, siguió apostando a luchar, a meter y sacar la raza,
pero sin renunciar a seguir jugando, a seguir generando juego, a seguir creando
fútbol.
El gol del triunfo tuvo y tendrá diversos
apuntes y discusiones. La suerte del hincha es que podemos ver miles de veces
por la TV y tendremos mil puntos de vista más. Podremos ver desde todos los
ángulos las repeticiones y siempre saldrán disímiles conceptos técnicos
objetivos, ecuánimes, divergentes y hasta zalameros. La polémica durará toda
una vida y se verá desde el cristal que se quiera mirar. Pero nadie se ha
puesto en los zapatos del árbitro que tuvo los huevos de mantener su cobro
inicial, una situación para nada envidiable. Y el pueblo peruano y del futbol
mundial, hoy hace mofa del momento y se ha creído el triunfo minimizando el
disgusto brasileño. Acaso y esto no sea otra cosa que una simple recompensa que
haga el fútbol para resarcir ese gol anulado a Ecuador al inicio de esta Copa
América Centenario o por si alguna vez le tocó al mismo Brasil, pasar
favorablemente por esta circunstancia.
En desmedro a tanta discordia, diremos a
manera de joda que el fútbol se ha modernizado demasiado y para validar este
gol triunfal peruano se ha usado la tecnología, pero aún así ésta exista y haya
sido materia de consulta arbitral, no hay ninguna técnica conocida en este
mundo globalizado, que pueda demostrar fehacientemente como es la mano de una pulga.
Porque si de manos hablamos, las de Gallese fueron más serias y decisivas, para
resolver hasta en el instante final del partido que sea Brasil el que se
regrese a casa y Perú siga en este camino. Esta vez nos tocó la parte feliz y
se viene lo más difícil, demostrar la falta de credibilidad del resto. El
bochorno lo llevaremos siempre, se hablará muchos años de las circunstancias,
pero la alegría y el desborde de satisfacción no nos la quita nadie. Ante tanta
complacencia, por ahora solo nos queda agradecerle al fútbol por samaquear
nuestras emociones que nos dejaron una sonrisa y retribuirle nuestra gratitud a
esas polémicas y benditas manos.