El Vasco medio vacìo

Bastaba mirar el rostro del “Chemo” cuando terminaba el partido, esa mueca de indiferencia ante lo que indicaba el marcador y la indolencia ante lo que gritaba la tribuna, contrastaba con esa sonrisa de palomilla del “Puma” Carranza, nunca tan desenfadado, orgulloso y hasta pendenciero. Quizás porque en el fondo se sentía ufano de que su famosa y popular frase de “La U es la U” se hacía más célebre e importante que nunca y aquello que es más grande que sus problemas, parecía un proverbio bíblico. Y es que no es necesario ser hincha consumado de la U para sentirse contento, porque la alegría no tiene color de camiseta cuando de ganar en la justa internacional se trata, más aún si un equipo peruano es el que se faja en la cancha ante un rival de fuste como este Vasco Da Gama, tan necesitado de gloria como este Universitario tan necesitado de dinero.

El nuevo Estadio Nacional es otra cosa, se hace un escenario de lujo como para irse triste. Su majestuosidad impone que la gente se contagie de fervor y su acústica hace eco de todas las voces para hacerlo un solo grito que se incrusta en el alma del más imperturbable hincha. Resulta imposible estar en la grada sin sentir la adrenalina que produce este nuevo templo del fútbol que enorgullece a todos los peruanos. Por eso, el sufrido hincha crema, echó al olvido sus angustias y se vistió de color esperanza, se puso el traje de la ilusión y un pañuelo blanco en el ojal. Quiso olvidar sus penas con una copa, en esta Copa Sudamericana, que ni siquiera en su sorbo triunfal le encuentra solución a sus problemas, pero le alivia en algo este tormento de ver agonizar lentamente a su institución, por obra y gracia de sus propios hinchas distinguidos, convertidos en dirigentes y que la han sumido en una crisis económica terrible, con un balance en rojo y deudas que le han puesto precio hasta a su propia insignia.

 TRIUNFAZO. No hay otra definición para este 2-0 final que en los primeros 10 minutos ya tenía a Ruidiaz y a Vitti perdiendo las opciones más claras y en los 20’ a Fano que le sacaban de la raya un cabezazo con etiqueta de gol. “Toñito” Gonzales y Rainer Torres no llegan a medir el 1.70 mts pero se agrandaron para taponar el medio sector, el punto neurálgico donde el Vasco se hace peligroso cuando es pensante. Rainer volvió a ser el motorcito hasta que se le acabó el combustible. Toñito lo que no tuvo de tamaño lo tuvo de aguante. Más allá de un trío de ausencias, Vasco vino con lo que juega el Brasileirao y lo de reservistas, solo resultó siendo una chanza, que solo haría mal en desmerecer esta victoria crema que se fue logrando desde la actitud. Primero para encimar al rival, desde el arranque, para la recuperación del balón y buscar la contra confiados a un Ruidiaz inspirado y un Fano que aguantaba con energía. Desde esa buena disposición para salir por las bandas y agrupar bien para no dejar espacios, en el desborde hubo un jugador que destacó por encima del resto: Edinson Flores. Qué manera de correr de este chico, de comerse el flanco izquierdo y someter a jugadores de cartel a recurrir a todos sus recursos para frenar sus impetuosos 17 abriles, pareciera no tener techo y se sintió un consagrado que pide la cancha grande. Markarían, consejo de pata, dale un cachito.


Un penal de ejecución perfecta de la “Pulga” y una definición fina del “Gavilán”, pusieron cifras a un partido que tranquilamente pudo ser holgado en el marcador y no por una cuestión de superioridad sobre el rival, sino por esas ganas de no dejarse vencer, de esa actitud de ir más allá de las propias fuerzas y de jugar con lo que sale de adentro, con ese amor propio, tan consabido en los que se enfundan la camiseta crema, garra que le llaman, tan propio y tan auténtico como su propia historia. En el verde un puñado de hombres han demostrado cuan valiosa es la gloria y cuanto valor tiene el orgullo, sobre todo cuando se lucha contra la adversidad y se duerme con el enemigo. Esta U no tendrá dinero pero tiene garra, no puede jactarse de tener un buen presidente pero tiene decencia para enrostrarle sus pecados en la cancha. Son ausentes sus impresentables dirigentes, pero le sobra esa actitud de hacer la historia desde donde nace su propia forma de ser. Lo que le hace falta afuera lo encuentra dentro de sí mismo y no solo es cuestión de camiseta, si no de convicción. Acaso y el dinero sea importante, pero mucho más importante resulte siendo defender su propia dignidad.

Es verdad que el fútbol se vive de momentos y se saborea por instantes, porque no existe la felicidad constante. Es verdad que las victorias deben festejarse con nobleza, sin perder de vista la realidad. Es cierto también que la vuelta en Brasil va a ser muy dura, dificultosa, pero queda un espacio para celebrar este medio pasaje conseguido. Cuan necesario era este triunfo, cuanta falta nos hacía, no solo para los hinchas cremas, si no para todos los peruanos, porque en una coyuntura de escándalos políticos y desapariciones misteriosas, requerimos llenar los bolsillos de confianza, para creer en nosotros mismos, para ver ese vaso medio vacío, como un vaso medio lleno. Para aceptar con beneplácito y respeto, muy al margen del color de una camiseta, que con ganas se puede vencer lo adverso, porque esta U nos enseñó una noche de fútbol, que uno mismo puede ser más grande que sus propios problemas.

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