UM BELO HORIZONTE

Los clásicos no se juegan, se ganan. Brasil y Argentina en una final adelantada. El Maracaná se vestirá de fiesta este domingo, pero solo repartió dos tarjetas de invitación, una ya la tiene Brasil en su bolsillo. Argentina en su mejor partido de la Copa América, hizo lo correctamente posible pero no le alcanzó para doblegar a un equipo carioca superado por momentos, pero que puso la eficacia como estandarte. Gabriel Jesús en su mejor momento fue vital para su equipo y disputará la final mientras Messi, una vez más se fue con las manos en el rostro, secándose las lágrimas de impotencia, como no queriendo mirar de frente a este eclipse total del corazón argentino.


Duelo de potencias mundiales. Brasil intentando manejar el partido con determinación, orden y equilibrio entre sus líneas, imponiendo la fricción y presión alta en la salida rival para la recuperación inmediata del balón. Casemiro encima de Messi y Arthur con Coutinho dando una mano conociendo a la perfección los movimientos de Leo. Argentina resuelta, intensa en la marca, pasándose de vueltas, ocupando espacios para evitar filtraciones. Scaloni referenció a Evertón y basculó la presión por los costados descuidando el medio. Plantea bien el inicio, pero después Brasil abre la cancha y lo fue llevando a la confusión sin saber dónde cubrir. Soportaba bien los sacudones, pero la “canarinha” con espacios es tremendamente letal.

La diferencia en el marcador se da por la virtud eficaz de Firmino como primer referente de marca de la salida rival y de Gabriel Jesús, transformado por Guardiola en un jugador más completo y no solo un 9 de área. Además de ello la jerarquía de Dani Alves que a los 36 años demuestra velocidad de pensamiento, sabiduría y habilidad innata. Como el vino añejo, más agradable de sabor, más embriagador. El primero, Dani exquisito desparramando rivales habilitando a Firmino y Gabriel Jesús letal. El segundo que liquida a una Argentina corajuda, un arranque de locomotora terrible que devuelve la gracia a Firmino que firma a placer. El futbol se justiprecia en el juego, pero se mide en goles, siempre que se habla de justicia se cae en crueldad con el equipo que hizo merecimientos, pero termina vapuleado por la virtud de la contundencia.

Mientras Brasil tiene la ventaja de validar 4 años forjando su nueva identidad y cuenta un saldo de números positivos, Argentina parece ser una eterna obra de arte, que se empieza a escribir todos los días con muchos borradores estrujados tirados al tacho de basura. Tuvo que batallar demasiado para equiparar las capacidades técnicas individuales de un Brasil más consolidado y que brinda opciones de riesgo por la versatilidad de sus hombres. Tité ya es un profesor forjado y Scaloni el alumno aplicado que desea sorprender al maestro.

El mejor partido de Argentina y el de Messi tantas veces reclamado. Apareció en los momentos cruciales con entrega y actitud. La gente lo quiere ver siempre desparramando rivales y haciendo goles increíbles, caso contrario sus detractores lo descalifican gratuitamente. Pocos entienden el tema táctico y estratégico de una selección que se encuentra en proceso de consolidación. En este torneo cuando no se ha podido, Leo ha priorizado ponerse el overol y ser uno mas para depender todos del equipo y no que el equipo dependa exclusivamente de él. 

No es argumento de justificación el triunfo del “Scratch” por la actuación del árbitro cuestionado por cobros en ambos lados. Pero dos jugadas de penal no se quisieron revisar. Arthur a Otamendi que incluso pudo ser expulsión del brasileño y Alves al Kun Agüero antes del segundo gol de Brasil. En otros partidos por menos, se hicieron consultas a la tecnología. Son detalles que cambian radicalmente la historia de un partido. La aplicación selectiva no es garantía de reducción de injusticias. En esta ocasión al parecer el VAR no fue utilizado, porque estuvo de permiso o salió de juerga y se perdió en un BAR.

Esta selección argentina en la derrota ha encontrado algunas respuestas que de pronto pudieron maquillarse en el júbilo oportunista de los resultados embusteros. Brasil en cambio pudo vencer incluso a los temores mediáticos de la sombra por malos recuerdos de una cancha donde sufrió su peor pesadilla. 

Hoy Brasil ha despertado con el rostro pintado de color esperanza de ganar una Copa América, en su casa, con su gente y en camino a recuperar su hegemonía mundial. Hoy Brasil observa desde la ventana, esperando tranquilo a su rival de la gran final con la seguridad de ver um Belo Horizonte.



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