Y ya lo ve, es Messi y su ballet

Que difícil se hace el no querer sonar a exagerado. Pero después de ver otra vez a este Barcelona de Messi, de Xavi, Iniesta, de Guardiola, que en tres años ha terminado besando otra copa y una historia brillante. No se puede uno quedar inconmovible ante tanta belleza junta desparramada en el césped, si son los equipos como este Barsa los que te hacen sentir que el fútbol es el deporte más lindo del mundo.

Si uno rememora esta final de Champions, no puede dejar de admitir que fue un baile, con orquesta incluida. Hubo un cachito de tiempo al inicio que hizo pensar que el Manchester iba hacer sentir una supremacía. Pero al igual que la rosa en el ojal que llevaba Fergusón, se fue marchitando conforme el Barsa se adueñaba del balón, lo escondía, lo jugueteaba y lo movía a su regalado antojo. Un primer tiempo donde el gol rondaba el área de Van der Sar y los intentos ingleses solo eran pelotazos para un “Chicharrito” que se quedó dormido en el camarín y fue un opaco participante.

Fue la magia de Xavi la que mandaba en el Barsa. Un portento de jugador que se inventa la jugada a imagen y semejanza antes que reciba el balón. El que ve lo que otros no ven. Era el maestro de ceremonias que tomaba la batuta, para mostrarse siempre, para despertar de la modorra a Iniesta y hacerle un guiño a Messi, y empezar con la sinfonía. El 1-0 vino con una asistencia monumental de Xavi, que dejó cara al gol a Pedro. Creció el Barsa y se achicó el Manchester. Cuando se venía el segundo, bastó un descuido, para que el Manchester acertara dos pases y Giggs (ligeramente adelantado) dejara a Rooney para que defina con calidad el empate. Fue un cachetazo que sacudió al Barsa y le dio un envión al equipo inglés. Pero, en la práctica, pareció que sólo fue para estirar un poco más el suspenso.

Esta historia terminó en el segundo tiempo. Después de tanto merodear el área de Van der Sar, sin poder acertar el tiro de gracia, el toqueteo plural se fue haciendo singular para hacer aparecer a Lionel Messi en su máxima dimensión. Al filo de los 20 minutos enfiló un zurdazo furibundo y rabioso, desde afuera del área y la estirada, tardía, del holandés no alcanzó para nada. Allí se empezaba a escribir las letras del campeón con tinta color azulgrana, que ya empezaba a soñar con el paseo por la rambla con la Orejona en las manos. El tercero empezó en una corrida fenomenal de Messi, que desbordó por derecha. Tumulto en el área, balón para el “Guaje” mara…Villa, que fulmina con una parábola espectacular. Fin de la historia. Lo demás fue un baile donde la propia gente del Manchester quería su boleto para no perderse una pieza.

Y se vienen a la mente las odiosas comparaciones. Será este Barsa el mejor equipo de todos los tiempos?. Resulta fácil testificarlo hoy, aunque un poco discutible aseverarlo, pero es una dulce tentación decirlo. Hubo tantos equipos fabulosos. Pero alguno habrá sido tan excitante ante la vista como este Barcelona?. No sé si habrá existido otro equipo que se mostrara tan seguro e inquebrantable, que hace ver al rival más renombrado como un equipo maniatado y sin recursos. No es que hoy el Manchester de Ferguson haya sido menos, lo que pasa es que el Barsa de Guardiola, fue tan artístico y exquisito que resulto viéndose demasiado grande. Y es que no hay forma de pararlo. Si lo esperas, con paciencia y toqueteo diabólico te mata. Si lo buscas, dejas espacios y te mata igual. Puedes intentar asemejarlo, pero igual sabes que vas a morir.

Hoy Messi fue determinante. Monstruoso para la gambeta corta, para driblear en velocidad, para definir, para ser vertical y agresivo con la pelota pegada al botín. Este Barsa de toque primoroso, combina la dinámica y belleza con Xavi e Iniesta por los costados, como los dos cerebros que con talento, técnica e inteligencia, potencian al Lio para que sea más estrella de lo que ya es. No es normal que exista una coincidencia respecto a un equipo que se esfuerza en arrullar el balón al ras del piso y que se defiende con la pelota en los pies. Un equipo, que se da el lujo de bailar a un rival en una final de Champions como si estuviera en una pichanga con los amigos. Y lo hace en un fútbol muy distinto al de otras épocas, donde se marcaba y corría menos, Pero hoy, donde se trata de no dejar jugar, este equipo de Messi y su ballet, siempre juega y juega bien.

Dicen los seguidores de Mourinho, que es el único que ha podido parar a este equipo de ensueño, aún a costa de su propia identidad. Que al no estar en competencia, Ferguson solo ha sido una víctima más de su toqueteo diabólico. Allá ellos que quieran hacer prevalecer los números y estadísticas en lugar de un balón de fútbol. Nosotros, los que sentimos el fútbol en las venas, nos vamos a sentir felices cada vez que Messi y su ballet artístico, pisen una cancha. No sé cuanto dure este sueño, pero mientras exista nos hace demasiado felices. Déjenme vibrar con el toque exquisito, el regate elegante y los goles de antología, aparten de mi ese cáliz infame de los números y resultados, El fútbol es para disfrutarlo con el corazón y no para hacerle conflictos a la razón.

Gracias Dios, por el fútbol, por este Barcelona de fantasía y por el Lio Messi, el mejor del mundo