De corazón manso

Déjame que te cuente victoriano. Déjame que diga la gloria, aquella que evoca la memoria, del fútbol, la quimba, la sandunga y el salero. Aquellos recuerdos benditos de tantas horas de fútbol, de alegrías y tristezas enlutadas, que hoy resquebrajan tu pecho carbón, por una noche de copa, una noche loca, que nuevamente te deja parado en la tribuna, pidiéndole al cielo alguna explicación, por este nuevo desengaño. Una noche que pintaba tan íntima, tan tuya y que hacía explosionar la caldera de entusiasmo y que como tu propia ilusión, se fue perdiendo como arena entre tus dedos.

Déjame que te cuente, íntimo de corazón. Que la razón de esta amargura, no se encuentra en la gente bendita, el hincha fiel que llenó una vez más Matute. No está en sus jugadores que se entregan y se funden en el esfuerzo. Tampoco en ese afán de querer y no poder. De intentar y chocar con los argumentos de siempre, en la desilusión de siempre. La razón de esta tortura puede ser que se encuentre detrás del escritorio, allí donde se esconden esos farsantes de cuello y corbata. Esos que te hicieron creer que era suficiente con el “cebo de culebra” o la “magia del Cuy”, esos que te vendieron un equipo renovado y que al final te dieron más de lo mismo, pero a mayor precio.

Y permíteme hacer una interrogante. Como un emblema del fútbol peruano, se puede contentar –y acá Costitas es también responsable- repatriando a un Junior de Viza vencida, traerlo como “salvador” y estrella rutilante, apostar por un “Pato” añejo, insistir en un limitado como Villamarín o un desfasado De la Haza y traer un 9 como Pierone que su mayor fama es hacer las difíciles y fallar las claritas. Para ponerle cereza en la torta, darse el lujo de poner en el frezzer a un jugador seleccionable y valioso como Joel Sanchez. Acaso si el fútbol es un buen negocio, también tiene sus riesgos de inversión. Pero Alianza, merece tener por lo menos un 10 de categoría y un 9 de renombre. Lo demás es una farsa.

Jaguares, no es de los mejores que se haya tenido al frente, pero hizo la simple, a velocidad y mucha precisión, jugando con la desesperación del rival. Con un jugador distinto como Manso y un todoterreno como el “capo” Rodriguez. Alianza, con un rival adicional: La presión de su hinchada, de su gente, que apretujaba las ansias, glorificaba la esperanza de tener una noche de ritmo, color y sabor. Pero se fue aceptando que los de Chiapas, dominaron y fueron lejos, muy superiores en lo técnico, táctico y sobre todo en lo físico. Los grones recién están asentando las piernas, los mexicanos ya están en nivel de competencia. Cosas de organización y estructura en las cuales ni la FPF, ni los clubes, tienen una idea profesional al respecto.

Déjame que te cuente íntimo de corazón, que aunque te quede una flamita de esperanza, hay una espina que anoche se te ha quedado clavada en el corazón. Ese corazón que siempre te ayudó a remontar lo imposible, pero que ha quedado flagelado y magullado, que si alguna vez fue tan grande como la euforia de la caldera, anoche fue de palpitar manso y de pulso apacible.

Déjame que te diga victoriano, que para seguir soñando con la copa, más que un corazón de grandeza indomable, más que una actitud distinta o buenas intenciones, necesitas mejores argumentos y buenas razones para demostrar de que estás hecho. Aunque no está demás, una dosis de realidad, que también te hace mucha falta.